Bienvenido al foro.
Ojalá los foristas nuevos lo hiciesen como lo haces tú, con la disposición de aprender y reflexionar.
Permíteme ofrecerte una respuesta desde una perspectiva escatológica dispensacional, basada en la Escritura.
Primero que todo, la expresión primicias no se limita a un solo fruto, sino a una gavilla, como lo establece Levítico 23:10-11 en la Fiesta de las Primicias.
De ahí que esta versión traduce con precisión a Cristo como el primer fruto de las primicias, aquí está:
"(DHH L 1996*) Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar."
Esto indica que Cristo es la primicia principal, el primero en resucitar con cuerpo glorificado e incorruptible.
Los santos que resucitaron después de Él representan la gavilla que acompaña esa primicia, anticipando la cosecha plena en la resurrección futura, aquí está el texto:
-"Mat 27:53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.
EL ORDEN DEBIDO EN LAS RESURRECCIONES
Esta pluralidad de la figura de la gavilla refuerza el orden escatológico de 1 Corintios 15:23:
“Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida.”
Este orden es muy importante por cuanto coloca la resurrección de la Iglesia en el arrebatamiento (1Ts.4:13-18) como prioridad sobre Israel, pues al no estar en Cristo, los santos del AT resucitan al final de la gran tribulación en la semana 70 de la profecía de Daniel _12:2 e Isaías 26:19, también se refiere a lo mismo.
Este orden hace imperativo que la resurrección de la Iglesia y la de Israel sean dos eventos diferentes pero pertenecientes a la primera resurrección para salvación, la cual sería así:
Cristo – como las primicias (1 Cor. 15:20), inaugurando la victoria sobre la muerte.
Las primicias acompañantes – santos que resucitaron después de Él (Mateo 27:53), como la gavilla presentada en Levítico 23.
La Iglesia – resucitada y arrebatada antes de la tribulación (1 Tes. 4:16-17; 1 Cor. 15:52).
Israel espiritual y mártires de la tribulación – resucitados al final de la septuagésima semana (Daniel 12:1-2; Apocalipsis 20:4).
Todos estos forman parte de la primera resurrección, que culmina en el establecimiento del reino milenial, Apocalipsis 20:6 lo confirma:
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre ellos…”
¿Y qué pasó con Abraham, en qué lugar se encuentra su alma?
Según Lucas 16:22, Jesús describe a Abraham en el “seno de Abraham”, una expresión que representa el lugar de consuelo para los justos en el Hades antes de la resurrección de Cristo. Este lugar no era el cielo propiamente dicho, sino una sección separada del Hades donde los santos del AT aguardaban la redención.
Tras la resurrección de Cristo, Efesios 4:8-10 indica que Cristo, al ascender, “llevó cautiva la cautividad”, lo que la Iglesia interpreta como el traslado de los santos del AT al tercer cielo. Así, Abraham estaría ahora en la presencia del Señor, en espíritu, junto con los demás redimidos del AT.
La base bíblica para afirmar este traslado, la hallamos en el cumplimiento de la promesa a Israel:
Isa 49:24 ¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano?
Isa 49:25 Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.
Todas las almas de los santos del AT quedaron cautivas bajo el poder del emperador de la muerte (Heb.2:14), por cuanto la sangre de los sacrificios del AT no podía quitar los pecados (Heb.10:4), pero estando ya presente Cristo, quitó el pecado de la tierra en un día para sus redimidos (Zac.3:9; Jn.1:29; 1P.1:18-20; 1Jn.1:7).
Luego de expirar, su cuerpo quedó vacío de él y él desciende al Hades, no en debilidad, él fue justificado en Espíritu (1Tim.3:16), toda potestad de la cual se había vaciado (Kenosis) le fue devuelta (Mt.28:18) y rescata lo que le pertenecía, el precio de su sangre derramada en la Cruz, había purificado las almas de los santos del AT.
Jesús allí da testimonio a los antediluvianos condenados sobre la veracidad de la predicación de Noé (1P.3:19-20) y rescata a los que son suyos, su pueblo, sometido durante siglos al control del Tirano y traslada la cautividad reunida en el seno de Abraham, al tercer cielo donde estuvo Pablo y que identifica como el Paraíso (2Cor.12:4), si el Señor le abre los ojos espirituales, puede contemplar en esa cautividad que va rumbo al tercer cielo de Ef.4:8 al hombre que recibió de Jesús la promesa:
Luc 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Ese hombre va feliz y gozoso, la fe en Cristo no es en vano.
Considera las Escrituras presentadas y que el Señor te dé entendimiento en todo.