Amigos OSO y Titan, permítanme compartirles lo que creo como baha'i
Todo baha'i reconoce que es la gracia de Cristo la que confiere vida al hombre. Que su sacrificio nos permite comer de Él para nuestra sanidad. Que la luz de su ejemplo nos permite dejar las tinieblas. Que su sacrificio nos libera de la carne para poder vivir en el espíritu.
Esto está en las Escrituras baha'i. Les presento algunas citas:
"Cristo se sacrificó para que los hombres se libraran de las imperfecciones de la naturaleza física y pudieran poseer las virtudes de la naturaleza espiritual."
"Cristo fue un espíritu vivificador y razón de vida de la humanidad toda."
"La estación de Cristo es la estación de la perfección absoluta. Él hizo brillar sus divinas perfecciones, tal como el sol, sobre las almas creyentes; y la gracia de la luz brilló y resplandeció en la realidad de los hombres. Por eso dice: "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre"... En otras palabras, cuantos participen de esta gracia y reciban estas perfecciones, encontrarán la vida eterna, obtendrán los favores preexistentes y serán iluminados con la luz de su guía."
Pero que yo acepte lo que Cristo hizo por mí no significa rechazar a los otros Enviados de Dios, cada uno con su misión distintiva.
Cuando la Biblia dice que Dios es celoso, se refiere a que no tolera que por un lado abracemos lo bueno y por otro lo malo.
Se refiere a que no tolera que digamos que lo adoramos, pero a la vez no queramos soltar nuestros ídolos (poder, dinero, placeres, popularidad, etc)
Cuando dice Cristo en Apocalipsis que es mejor ser fríos o calientes, y no tibios, se refiere a lo mismo. A que no podemos vacilar entre ser siervos de Dios para el bien, y siervos de Mamón para el mal.
Que Dios sea celoso no tiene nada que ver con prestar atención a uno de sus Mensajeros pero no al otro. No significa aceptar a Pablo pero rechazar a Apolos, ni aceptar el Nuevo Testamento pero rechazar el Antiguo.
Para nosotros los baha'i, la misión de Baháulláh, no tiene que ver con la expiación de pecados, ni con la intercesión de un sacerdote. Esa fue otra misión, la de Jesús. Baháulláh, pues, no compite con Jesús. Al contrario, testifica de su gracia vivificadora.
Para nosotros, la misión de Baháulláh es la de recoger a los creyentes de los cuatro puntos cardinales y reunir a las ovejas en un solo redil bajo un solo pastor. Su misión es la de traer la paz de la que habló Isaías, paz para la que Jesús no había sido enviado. La misión de Baháulláh es dar cumplimiento al anhelo de Unidad Final que Jesús expresó en su oración en el Getsemaní.