Las Iglesias Ortodoxas han resistido a los embates externos ¿pero los embates internos? La lucha de poder hoy en día conduce a las Iglesias Ortodoxas a un sínodo panortodoxo, por un lado El Patriarca Ecuménico de Constantinopla busca que los documentos de Ravena sean discutidos por toda la ortodoxia, y en su momento, aprobados.
Por otra parte aún cuando se pensaba que el patriarca ortodoxo de Moscú, Kiryl, sucesor de Alexi, sería mas afín a Roma, dentro de la ortodoxia se presenta así mismo como un contendiente por el puesto de primacía de honor aún por sobre el patriarca de Constantinopla, cuya raíz apostólica también es motivo de debate dentro de la misma ortodoxia, aún cuando se reconoce como sucesor de San Andrés.
La Ortodoxia en Nueva York está no solo dividida sino confrontada, los ortodoxos siriacos, griegos, rusos, rumanos, búlgaros, no quieren reconocer que acorde al canon que Roma rechazó el 28 de calcedonia, el patriarca de Constantinopla tiene jurisdicción sobre el Hemisferio Occidental, el sur de África, Autralia, como según reclama ilusamente el Patriarcado de Constantinopla, esto trae como consecuencia que todos ls obispos que claman ortodoxia y que trabajan en el hemisferio occidental tendrían que someterse a la directriz del Patriarca de Constantinopla. Sin embargo en el curso de los hechos históricos Dios habla contundentemente, el Hemisferio Occidental es Católico, no Cismático.
La supremacía papal, es evidente en le extracto que le traje del discurso de San Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, buscarle tres pies al gato es una tontería.
Existen referencias claras de que San Juan Crisóstomo refiere la potestad de Pedro en la Iglesia a nivel mundial, no solo de Roma.
San Juan Crisóstomo Padre de la Iglesia Católica y creador de la Liturgia Ortodoxa, Patriarca de Constantinopla. Sobre el Evangelio de San Mateo, Homilía 54, Sección 3, párrafo 4.
Do you see how He, His own self, leads Peter on to high thoughts of Him, and reveals Himself, and implies that He is Son of God by these two promises? For those things which are peculiar to God alone, (both to absolve sins, and to make the church in capable of overthrow in such assailing waves, and to exhibit a man that is a fisher more solid than any rock, while all the world is at war with him), these He promises Himself to give; as the Father, speaking to Jeremiah, said, He would make him as a brazen pillar, and as a wall; Jeremiah 1:18 but him to one nation only, this man in every part of the world.
¿Ven ustedes como Él, Él mismo, conduce a Pedro a los altos pensamientos de Él, y revela así mismo, e implica que Él es Hijo de Dios por estas dos promesas? Para esas cosas que son peculiares de Dios solamente, (ambas, absolver pecados, y hacer la Iglesia capaz de prevalecer en tal asedio de la marea, y exhibe un hombre que es pescador más sólido que cualquier roca, mientras todo el mundo está en guerra con él), esas que Él mismo prometió dar; como el Padre, hablando a Jeremías, dijo, Él lo convertiría como un Pilar de Hierro y como una muralla ; Jeremías 1:18 (pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra.)pero él (Jeremías) en una nación solamente, este hombre (Pedro) en todas las partes del mundo.
El documento de Ravena que acierta en aceptar el hecho de que en el primer milenio Latinos y Griegos tenían en el Papa la figura central de primacía, y en Roma la sede primera en Honor solo es portavoz de lo que los padres Griegos ya reconocían desde el principio, y que algunos patriarcas orientales con el correr de los años quisieron distorsionar y relativizar.
El Filioque es una doctrina perfectamente compatible son la afirmación de los padres griegos respecto a que le Espíritu Santo Procede del Padre por medio del Hijo (Jn 16,7), de cualquier forma los papas ya han recitado el Credo niceno en la versión original griega, que es la forma conciliar y que en nada lesiona la procedencia del Espíritu Santo.
La doctrina del Purgatorio ya lo expusimos puntos atrás:
III LA PURIFICACIÓN FINAL O PURGATORIO
1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente
purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una
purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.
1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es
completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina
de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (Cf. DS 1304) y de
Trento (Cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos
de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:
Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que
afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto
no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas
faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).
1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la
que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio
en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los
primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios
en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856), para que, una vez
purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las
limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:
Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su
Padre (Cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto
consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San
Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).
Las Indulgencias se entienden en el contexto de la Penitencia. La penitencia se entiende en el sentido purificador del sacrificio.
X LAS INDULGENCIAS
1471 La doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están estrechamente ligadas
a los efectos del sacramento de la Penitencia (Pablo VI, const. ap. "Indulgentiarum
doctrina", normas 1-3).
Qué son las indulgencias
"La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya
perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas
condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la
redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de
los santos".
"La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los
pecados en parte o totalmente".
"Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las
indulgencias tanto parciales como plenarias" (? CIC, can. 992-994).
Las penas del pecado
1472 Para entender esta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el
pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión con Dios
y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama la "pena eterna"
del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las
criaturas que tienen necesidad de purificación, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en
el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la "pena
temporal" del pecado. Estas dos penas no deben ser concebidas como una especie de
venganza, infligida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza
misma del pecado. Una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la
total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena (Cc. de Trento: DS
1712-13; 1820).
1473 El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión
de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El
cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda
clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una
gracia estas penas temporales del pecado; debe aplicarse, tanto mediante las obras de
misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de penitencia,
a despojarse completamente del "hombre viejo" y a revestirse del "hombre nuevo" (Cf. Ef
4,24).
En la comunión de los santos
1474 El cristiano que quiere purificarse de su pecado y santificarse con ayuda de la gracia
de Dios no se encuentra sólo. "La vida de cada uno de los hijos de Dios está ligada de una
manera admirable, en Cristo y por Cristo, con la vida de todos los otros hermanos
cristianos, en la unidad sobrenatural del Cuerpo místico de Cristo, como en una persona
mística" (Pablo VI, Const. Ap. "Indulgentiarum doctrina", 5).
1475 En la comunión de los santos, por consiguiente, "existe entre los fieles -tanto entre
quienes ya son bienaventurados como entre los que expían en el purgatorio o los que
peregrinan todavía en la tierra - un constante vínculo de amor y un abundante intercambio
de todos los bienes" (Pablo VI, Ibíd.). En este intercambio admirable, la santidad de uno
aprovecha a los otros, más allá del daño que el pecado de uno pudo causar a los demás.
Así, el recurso a la comunión de los santos permite al pecador contrito estar antes y más
eficazmente purificado de las penas del pecado.
1476 Estos bienes espirituales de la comunión de los santos, los llamamos también el
tesoro de la Iglesia, "que no es suma de bienes, como lo son las riquezas materiales
acumuladas en el transcurso de los siglos, sino que es el valor infinito e inagotable que
tienen ante Dios las expiaciones y los méritos de Cristo nuestro Señor, ofrecidos para que la
humanidad quedara libre del pecado y llegase a la comunión con el Padre. Sólo en Cristo,
Redentor nuestro, se encuentran en abundancia las satisfacciones y los méritos de su
redención (Cf. Hb 7,23-25; 9, 11-28)" (Pablo VI, Const. Ap. "Indulgentiarum doctrina",
Ibíd.).
1477 "Pertenecen igualmente a este tesoro el precio verdaderamente inmenso,
inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios las oraciones y las buenas obras de
la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos que se santificaron por la gracia de
Cristo, siguiendo sus pasos, y realizaron una obra agradable al Padre, de manera que,
trabajando en su propia salvación, cooperaron igualmente a la salvación de sus hermanos
en la unidad del Cuerpo místico" (Pablo VI, Ibíd.).
Obtener la indulgencia de Dios por medio de la Iglesia
1478 Las indulgencias se obtienen por la Iglesia que, en virtud del poder de atar y desatar
que le fue concedido por Cristo Jesús, interviene en favor de un cristiano y le abre el tesoro
de los méritos de Cristo y de los santos para obtener del Padre de la misericordia la
remisión de las penas temporales debidas por sus pecados. Por eso la Iglesia no quiere
solamente acudir en ayuda de este cristiano, sino también impulsarlo a hacer a obras de
piedad, de penitencia y de caridad (Cf. Pablo VI, Ibíd. 8; Cc. de Trento: DS 1835).
1479 Puesto que los fieles difuntos en vía de purificación son también miembros de la
misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para
ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus
pecados.
Sobre la Inmaculada Concepción de María, podemos afirmar que Dios preparó en cierta forma , el camino por delante de su Hijo desde antes que él se encarnara para redimir y salvar al hombre. Ese preparar el camino delante del Hijo implica que no haya piedra de tropiezo para su ministerio, ¿Cómo podría nacer el Hijo de Dios de una Criatura en pecado?, Si María estaba en pecado por Adan, ¿Quién podía limpiarla de este pecado sino solo Dios? Si el Pecado de Adán nos es limpiado por el Bautismo, ¿Cómo pudo Bautizarse María antes que naciera San Juan Bautista?, ¿Cómo podía ser bautizada María en el Bautismo de Cristo antes de la ascensión del Señor al Cielo? María no es diosa, ella es la criatura más excelsa por voluntad de Dios, para propósito del Hijo.
Pan azimo:
La institución de la Eucaristía
1337 El Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había
llegado la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una
cena, les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor (Jn 13,1-17). Para dejarles una
prenda de este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su
Pascua, instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a
sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno, "constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo
Testamento" (Cc. de Trento: DS 1740).
1338 Los tres evangelios sinópticos y S. Pablo nos han transmitido el relato de la institución
de la Eucaristía; por su parte, S. Juan relata las palabras de Jesús en la sinagoga de
Cafarnaúm, palabras que preparan la institución de la Eucaristía: Cristo se designa a sí
mismo como el pan de vida, bajado del cielo (Cf. Jn 6).
1339 Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en
Cafarnaúm: dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre:
Llegó el día de los Azimos, en el que se había de inmolar el cordero de Pascua; (Jesús) envió a Pedro y a Juan,
diciendo: `Id y preparadnos la Pascua para que la comamos”...fueron... y prepararon la Pascua. Llegada la hora,
se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: `Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de
padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios”... Y
tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: `Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros;
haced esto en recuerdo mío”. De igual modo, después de cenar, el cáliz, diciendo: `Este cáliz es la Nueva
Alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros” (Lc 22, 7-20; Cf. Mt 26, 17-29; Mc 14, 12-25; 1 Co
11, 23-26).
1340 Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual,
Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por
su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la
Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en
la gloria del Reino.
"Haced esto en memoria mía"
1341 El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras "hasta que venga" (1 Co
11,26), no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración
litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte,
de su resurrección y de su intercesión junto al Padre.
1342 Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor. De la Iglesia de Jerusalén
se dice:
Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, fieles a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las
oraciones... Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las
casas y tomaban el alimento con alegría y con sencillez de corazón (Hch 2, 42.46).
1343 Era sobre todo "el primer día de la semana", es decir, el domingo, el día de la
resurrección de Jesús, cuando los cristianos se reunían para "partir el pan" (Hch 20,7).
Desde entonces hasta nuestros días la celebración de la Eucaristía se ha perpetuado, de
suerte que hoy la encontramos por todas partes en la Iglesia, con la misma estructura
fundamental. Sigue siendo el centro de la vida de la Iglesia.
1344 Así, de celebración en celebración, anunciando el misterio pascual de Jesús "hasta
que venga" (1 Co 11,26), el pueblo de Dios peregrinante "camina por la senda estrecha de
la cruz" (AG 1) hacia el banquete celestial, donde todos los elegidos se sentarán a la mesa
del Reino.
Es interesante pues que la Biblia habla de la fiesta de los Azimos, en memoria de la pascua Judía, y en ningún punto de la sagrada eucaristía se da a entender que Cristo usara un pan distinto al que se estableció en la pascua judía.
Exodo 12, 1 – 12
1 Dijo Yahveh a Moisés y Aarón en el país de Egipto:
2 «Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; será el
primero de los meses del año.
3 Hablad a toda la comunidad de Israel y decid: El día diez de este
mes tomará cada uno para sí una res de ganado menor por familia, una res
de ganado menor por casa.
4 Y si la familia fuese demasiado reducida para una res de ganado
menor, traerá al vecino más cercano a su casa, según el número de
personas y conforme a lo que cada cual pueda comer.
5 El animal será sin defecto, macho, de un año. Lo escogeréis entre los
corderos o los cabritos.
6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la asamblea de
la comunidad de los israelitas lo inmolará entre dos luces.
7 Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de las
casas donde lo coman.
8 En aquella misma noche comerán la carne. La comerán asada al
fuego, con ázimos y con hierbas amargas.
9 Nada de él comeréis crudo ni cocido, sino asado, con su cabeza, sus
patas y sus entrañas.
10 Y no dejaréis nada de él para la mañana; lo que sobre al amanecer
lo quemaréis.
11 Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados
vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es
Pascua de Yahveh.
12 Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los
primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me
tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, Yahveh.
La Cena la celebró Cristo como lo marcaba la ley de Moisés, El cordero de Sacrificio de Moisés es Cristo mismo. La sangre de Cristo es la sangre de la salvación, Igual que la sangre del cordero de moisés es la señal que dio la vida a los judíos en Egipto, La sangre de Cristo es la sangre que nos da la vida autentica la eterna. Los ázimos es el Pan que Cristo bendijo y pasó a sus discípulos, ese pan que ahora se convierte en cuerpo de Cristo.
Por cierto que me parece desagradable la forma de comunión de la iglesia "ortodoxa", con una sola cucharita que pasa por la bocas y las babas de todos los comensales, eso no se refiere en ninguna parte de la Sagrada Escritura. Pero es una tradición particular de esas iglesias y la respeto.
Sobre los sacramentos de iniciación cristiana, hablaré un poco más tarde.