Re: Creer o no creer en Dios, ¿donde está la ventaja?
Entendistes mal.
La salvación es por obras.
Solos los que hagan las cosas bien alcanzarán la recompensa.
Ninguna persona injusta, ni mala, ni asesina podrá salvarse.
Cuando hablamos de Salvación creo que el verdadero interés radica en saber que se debe hacer inequívocamente para ser aprobado por Dios y alcanzar la seguridad de la vida eterna.
Es en esto que existen estás discrepancias. Fe solas, Obras, fe + obras.
Pero también tenemos el agregado de que hay quienes sostiene que esta salvación se pierde y otros sin embargo dicen que no.
¿Entonces como se puede perder y no perder la salvación o ser por fe y a la vez ser por obras?
El acceso al premio final tiene para mi dos partes.
No serían dos salvaciones, sino que estaríamos hablando de una salvación en dos partes.
Ningún hombre nacido de mujer, después de Adán, puede ser salvo por sus obras, porque sus obras ya han sido malas y la única alternativa que tiene es vivir cuanto pueda y después la muerte.
Dios, por amor, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, le da al hombre una nueva oportunidad.
Como el primer Adán la arruinó desobedeciendo a Dios y condenando a toda su descendencia a nacer separados de el y en pecado, Dios prepara un postrer Adán, sin relación alguna con el primero y por ende sin pecado para proporcionarnos en medio de volvernos a la carrera.
La primer parte de esta salvación está en manos de Dios y es absolutamente por gracia.
Mediante este perdón inmerecido, Dios carga el pecado del mundo, sobre su hijo y nos vuelve a la condición de Adán antes de pecar contra Dios.
Esta parte no se pierde jamás.
Es unilateral y no depende en nada de nuestras obras, ya que un muerto no puede volver por si mismo a la vida.
Estando nosotros muertos Dios nos da vida nueva. Nos hace nuevas criaturas.
Cuando Adán pecó ya no estaba en el, poder hacer ninguna obra que restaurará esa relación truncada.
Por fe y solo por fe nos apoderamos de esta posibilidad tremenda que nos da Dios, de volver a competir por el premio mayor.
Sin la muerte de Cristo en nuestro favor, nosotros seguiríamos muertos en nuestros pecados.
Por medio de esa fe, nosotros aceptamos esta chance que Papá nos da y para sellarla, somos sepultados en una suerte de muerte, al nacimiento Adámico y resucitados en Cristo para una vida libre de pecado.
Nos desenganchamos del primer Adán y nos enganchamos al postrer Adán que es Cristo nuestro Señor.
Tenemos que entender que no teníamos posibilidad alguna de volver a empezar.
No teníamos posibilidad alguna de volver a participar del propósito eterno de Dios.
Dios en Cristo Jesús nos salva de esta muerte y nos vuelve a la vida por medio de su hijo Jesús.
Nada tenemos que ver. Nada puede hacer un muerto para resucitar. El que te devuelve a la carrera es Jesús mediante su muerte y nosotros por medio de la fe, creemos que esto es así y disfrutamos el conocimiento de esta verdad, que nos re-posiciona nuevamente, para correr la carrera, para alcanzar la meta propuesta desde el principio por Dios.
Ahora viene la segunda parte que depende en todo de nosotros.
Ahora volvemos por las obras de Jesús y nuestra fe en ellas, al mismo lugar en que estaba Adán en el Huerto del edén.
Ahora corresponde el vete y "no peques mas" y la parte que tiene que ver con nosotros y con hacer su voluntad.
Esta es la parte de las obras nuestras.
Esta es la parte que se puede perder.
Esta es la parte que se obtiene si se persevera sin desmayar y sin mirar atrás.
Para poder empezar esta parte que depende de nuestro andar en Cristo, es necesario que Dios haya provisto esa parte primera mediante la sangre de Jesús.
Por eso decimos que el hombre no puede hacer nada, ningún esfuerzo u obra para ganarse ese derecho de volver a la carrera por la eternidad. Esa posibilidad de volver, esta solo en la manos de Dios y como el no hace acepción de personas, obró en Cristo, para el perdón de los pecados de toda la humanidad.
Está parte de la salvación ya fue consumada. No se puede perder porque ya ha sido hecha. Por medio de ella el hombre vuelve a tener esperanzas.
Cuando una persona entiende esto y lo cree, se bautiza, y comienza su carrera hacia el premio del supremo llamamiento.
Pero si una vez entendido y aceptado, como Adán, desobedecemos a Dios estamos jugando con Dios y pisoteando la sangre del cordero.
De ninguna manera ya podemos practicar el pecado y si pecamos abogado tenemos frente al padre.
Entonces resumiendo, yo creo que mi fe está puesta en que ya no soy esclavo del pecado, en la forma de Adán sino que vuelvo a tener libre albedrío en la forma de Jesús, para poder hacer lo que el Señor me pide.
Es imprescindible que tenga este conocimiento ya que solo la verdad me hace libre.
Debo creerle a Dios.
Creer en los hechos de Cristo.
Entender que fui trasladado del reino de las tinieblas al reino de su amado hijo...
y obrar en consecuencia a esa fe, voluntaria y consciente.
No...A ver, salmo: si fuera cierto que para salvarse basta creer que Jesús murió por salvarnos, va a resultar que una persona que se haya pasado la vida viviendo según la ley de la selva, se va a salvar solo porque creyó que Jesús murió por sus pecados...Y otra que se pasó la vida haciendo el bien, pero no pudo creer ¿se va a ir al infierno? ¿Pero quién se puede creer semejante injusticia? Qué cómodo ¿no? Vivo como me da la gana pero como creo me salvaré.
Menos mal que yo no me lo creo. Y si hago el bien que puedo no es por salvarme, es porque me sale del corazón y de la conciencia hacerlo.
Entendistes mal.
La salvación es por obras.
Solos los que hagan las cosas bien alcanzarán la recompensa.
Ninguna persona injusta, ni mala, ni asesina podrá salvarse.
Cuando hablamos de Salvación creo que el verdadero interés radica en saber que se debe hacer inequívocamente para ser aprobado por Dios y alcanzar la seguridad de la vida eterna.
Es en esto que existen estás discrepancias. Fe solas, Obras, fe + obras.
Pero también tenemos el agregado de que hay quienes sostiene que esta salvación se pierde y otros sin embargo dicen que no.
¿Entonces como se puede perder y no perder la salvación o ser por fe y a la vez ser por obras?
El acceso al premio final tiene para mi dos partes.
No serían dos salvaciones, sino que estaríamos hablando de una salvación en dos partes.
Ningún hombre nacido de mujer, después de Adán, puede ser salvo por sus obras, porque sus obras ya han sido malas y la única alternativa que tiene es vivir cuanto pueda y después la muerte.
Dios, por amor, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, le da al hombre una nueva oportunidad.
Como el primer Adán la arruinó desobedeciendo a Dios y condenando a toda su descendencia a nacer separados de el y en pecado, Dios prepara un postrer Adán, sin relación alguna con el primero y por ende sin pecado para proporcionarnos en medio de volvernos a la carrera.
La primer parte de esta salvación está en manos de Dios y es absolutamente por gracia.
Mediante este perdón inmerecido, Dios carga el pecado del mundo, sobre su hijo y nos vuelve a la condición de Adán antes de pecar contra Dios.
Esta parte no se pierde jamás.
Es unilateral y no depende en nada de nuestras obras, ya que un muerto no puede volver por si mismo a la vida.
Estando nosotros muertos Dios nos da vida nueva. Nos hace nuevas criaturas.
Cuando Adán pecó ya no estaba en el, poder hacer ninguna obra que restaurará esa relación truncada.
Por fe y solo por fe nos apoderamos de esta posibilidad tremenda que nos da Dios, de volver a competir por el premio mayor.
Sin la muerte de Cristo en nuestro favor, nosotros seguiríamos muertos en nuestros pecados.
Por medio de esa fe, nosotros aceptamos esta chance que Papá nos da y para sellarla, somos sepultados en una suerte de muerte, al nacimiento Adámico y resucitados en Cristo para una vida libre de pecado.
Nos desenganchamos del primer Adán y nos enganchamos al postrer Adán que es Cristo nuestro Señor.
Tenemos que entender que no teníamos posibilidad alguna de volver a empezar.
No teníamos posibilidad alguna de volver a participar del propósito eterno de Dios.
Dios en Cristo Jesús nos salva de esta muerte y nos vuelve a la vida por medio de su hijo Jesús.
Nada tenemos que ver. Nada puede hacer un muerto para resucitar. El que te devuelve a la carrera es Jesús mediante su muerte y nosotros por medio de la fe, creemos que esto es así y disfrutamos el conocimiento de esta verdad, que nos re-posiciona nuevamente, para correr la carrera, para alcanzar la meta propuesta desde el principio por Dios.
Ahora viene la segunda parte que depende en todo de nosotros.
Ahora volvemos por las obras de Jesús y nuestra fe en ellas, al mismo lugar en que estaba Adán en el Huerto del edén.
Ahora corresponde el vete y "no peques mas" y la parte que tiene que ver con nosotros y con hacer su voluntad.
Esta es la parte de las obras nuestras.
Esta es la parte que se puede perder.
Esta es la parte que se obtiene si se persevera sin desmayar y sin mirar atrás.
Para poder empezar esta parte que depende de nuestro andar en Cristo, es necesario que Dios haya provisto esa parte primera mediante la sangre de Jesús.
Por eso decimos que el hombre no puede hacer nada, ningún esfuerzo u obra para ganarse ese derecho de volver a la carrera por la eternidad. Esa posibilidad de volver, esta solo en la manos de Dios y como el no hace acepción de personas, obró en Cristo, para el perdón de los pecados de toda la humanidad.
Está parte de la salvación ya fue consumada. No se puede perder porque ya ha sido hecha. Por medio de ella el hombre vuelve a tener esperanzas.
Cuando una persona entiende esto y lo cree, se bautiza, y comienza su carrera hacia el premio del supremo llamamiento.
Pero si una vez entendido y aceptado, como Adán, desobedecemos a Dios estamos jugando con Dios y pisoteando la sangre del cordero.
De ninguna manera ya podemos practicar el pecado y si pecamos abogado tenemos frente al padre.
Entonces resumiendo, yo creo que mi fe está puesta en que ya no soy esclavo del pecado, en la forma de Adán sino que vuelvo a tener libre albedrío en la forma de Jesús, para poder hacer lo que el Señor me pide.
Es imprescindible que tenga este conocimiento ya que solo la verdad me hace libre.
Debo creerle a Dios.
Creer en los hechos de Cristo.
Entender que fui trasladado del reino de las tinieblas al reino de su amado hijo...
y obrar en consecuencia a esa fe, voluntaria y consciente.