Quien hoy dìa crea que la Iglesia Catòlica romana tiene algo que ver con Jesucristo y con el cristianismo que èl fundò, o es muy crèdulo o es muy hipòcrita. Es, ademàs, una blasfemia enorme afirmar tal disparate, pues significa involucrar al Hijo de Dios en todas las corrupciones, espiritual y moral, en todas las guerras crueles y sangrientas que ha promovido, en muchos casos, la alta jerarquìa eclesiàstica; y hasta la fecha, siguen sin rectificar, que es lo màs lamentable.
Como ya dije, la Catòlica romana se diò forma entre los siglos IV/V, cuando se unieron Iglesia y Estado, cuando el emperador romano Constantino actuò como los Papas hoy, al dirigir y clausurar el Concilio de Nicea, donde èl mismo decidiò cuestiones religiosas, un pagano como era Constantino, adorador del dios Sol, impuso sus doctrinas paganas por cuestiones polìtico-militares, para mantener unido el imperio romano; y fuè años despuès, cuando se aplicaron las palabras de Jesùs en Mateo 16:18 al apòstol Pedro, cuando el Papa Leòn I (siglo V) fuè uno de los primeros en apoderarse del tìtulo pagano "màximo pontìfice", que hasta entonces habìan llevado los emperadores romanos; y a partir de ahì, la corrupciòn espiritual y moral fuè a màs, extendièndose como la cizaña, como estaba predicho; sòlo hay que leer, ademàs de la Biblia, buenos libros de Historia.
En cuanto al apòstol Pedro, la Biblia no dice que estuviese en Roma, puesto que èl se dedicò, mas bien, a predicar a los judìos, los circuncisos, mientras que el apostòl Pablo predicaba a los gentiles, a los de las naciones, siendo ambos pilares o columnas de la Iglesia o Congregaciòn cristiana entonces (Gàlatas 2:8,9), y ambos nombraban a obispos y presbìteros en los lugares donde ya habìan iglesias o congregaciones formadas (Tito 1:5-9). Por otro lado, lo que sì menciona la Biblia es que el apòstol Pedro estuvo predicando en Babilonia, donde habìa una comunidad judìa (1ªPedro 5:13), pero no menciona que hubiese estado en Roma, donde sì estuvo el apòstol Pablo, y aunque el apòstol Pedro hubiese estado en Roma, no quiere decir que èl fuese un obispo de Roma, y aunque hubiese sido asì, fuè fiel a Dios hasta su muerte, dejando tras su muerte otros obispos y presbìteros, nombrados por èl o por el apòstol Pablo u otros cristianos maduros, quienes al parecer, despuès de la destrucciòn de Jerusalèn en 70 e.c., trasladaron el centro de reuniòn de los dirigentes de la Iglesia (Congregaciòn) a Roma, la capital del imperio romano (Hechos 15:2,6).
Pero como estaba ya predicho, despuès de la muerte de los apòstoles se metieron apòstatas, que se extendieron como la gangrena, con doctrinas y tradicciones de hombres contrarias a la Palabra inspirada de Dios, la Biblia (Hechos 20:29,30; Colosenses 2:8: 1ªTimoteo 4:1-3; 2ªTimoteo 2:16-18; 4:3,4; etc..), la cual fuè recopilada (el "Nuevo Testamento") por los llamados cristianos entonces, en el siglo IV, quienes aunque ya tenìan doctrinas apòstatas, no estaban tan corruptos como ha estado, y aùn està, la Catòlica romana; por ej., entonces no tenìan ningun tipo de imàgenes o estatuas, ni supuestos "santos" o "vìrgenes" (Exodo 20:3-6; Mateo 4:10; Hechos 17:16,24,29-31, etc..), ni creìan que el obispo de Roma, que empezò a llamarse "papa" en los siglos III y IV, fuese sucesor del apòstol Pedro ni que fuese infalible, etc..., todas esas mentiras religiosas, todas esas corrupciones, se fueron metiendo despuès del siglo IV, cuando se unieron Iglesia y Estado; siendo una de las mayores herejìas el afirmar que los Papas son infalibles (año 1870), lo que equivale decir que estàn inspirados por Dios, ponièndose èllos mismos como profetas y como los escritores de la Biblia, una tremenda blasfemia, teniendo en cuenta el terrible pasado que tiene la alta jerarquìa eclesiàstica y las muchas doctrinas que tienen contrarias a la Biblia; la cual ya se encargò Dios mismo de que llegase hasta nosotros tal y como Èl se lo propuso, usando a los judìos, que ya no eran su pueblo a finales del siglo I, para recopilar el "Antiguo Testamento", y despuès a los llamados cristianos, en el siglo IV, para recopilar el "Nuevo Testamento". Asì que, Dios usò a unos y a otros, tanto a judìos como los llamados cristianos, ambos con apostasìas, para recopilar su Palabra inspirada, de forma similar a cuando usò a Ciro, antes de venir Jesucristo a la Tierra, para reedificar Jerusalèn y el Templo de Dios, en armonìa con los propòsitos de Dios para que se reestableciese la adoraciòn verdadera en Jerusalèn (Esdras 1:1).
Ademàs, de nada les sirve decir a los catòlicos romanos, que tienen muy poco en comùn con los llamados cristianos que recopilaron el "Nuevo Testamento" en el siglo IV, de que un obispo de Roma lo recopilò, con el consenso de otros que tenìan como sagrados los escritos inspirados, ya que, en vez de guiarse por la Biblia inspirada por Dios, que sì es infalible, se basan en doctrinas y tradicciones de hombres contrarias a la misma, lo que fuè una de las formas, en el siglo IV, para decidir què era inspirado y què no, puesto que la Biblia no se puede contradecir, por tanto, todas esas doctrinas y tradicciones que ha cogido la Catòlica romana, fueron desechadas para formar parte del canon bìblico por contradecir los escritos inspirados por Dios (el "Antiguo y Nuevo Testamento"). Y a partir del siglo IV/V, en vez de dejarse guiar por los escritos que ya se sabìa que eran inspirados por Dios (la Biblia), se dejaron guiar por las doctrinas y tradicciones de hombres antibìblicas, por estar màs extendidas y ser màs populares en el antiguo imperio romano, como era por ej. decir que los obispos de Roma eran sucesores del apòstol Pedro, quien fuè una de las "piedras" que se edifican sobre la "Piedra Angular" que es Jesucristo, como èl mismo reconociò, y como tambièn reconociò el mismo apòstol Pedro y Pablo (Mateo 21:42; Efesios 2:19-22; 1ªPedro 2:4-8), y es Jesucristo quien tiene las llaves del infierno (Hades), y por tanto, el poder sobre la muerte (Apocal. 1:18). Ademàs, como dijo el apòstol Pablo, nadie puede poner otro fundamento, que el que està puesto, que es Jesucristo (1ªCorintios 3:11); de hecho, la Cabeza de la Iglesia (Congregaciòn) es Jesucristo, siendo el Cuerpo la misma Iglesia o Congregaciòn cristiana (Colosenses 1:18), y ya que Jesucristo està vivo para siempre, tiene su sacerdocio sin ningùn tipo de sucesor, como asì dice el apòstol Pablo (Hebreos 7:24,25).
Asì que, dèjense de inventos y de tradicciones humanas contrarias a la Palabra de Dios (Marcos 7:7,8,13).
Gàlatas 1:8,9:
"Aùn cuando un àngel del Cielo (o quien sea), os predicase un evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema (maldito)".