Solo por interés, cultural, mi hermano, te comparto un poquito de la teología de mi Fe a este respecto.
Siento que la posición de los baha'i está cercana a la tuya.
Los baha'i creemos también en esas cualidades divinas de Jesús. También creemos que la naturaleza más íntima de Cristo es inescrutable, porque emana del Padre, como tú afirmas.
Lo intentamos "explicar" (si es que esto es "explicable") mediante una analogía que dio Bahá'u'lláh: la analogía del espejo.
Bahá'u'lláh nos pide imaginar un espejo perfectamente pulido que reflejara la luz de sol. Dice que podría ser totalmente correcto afirmar "¡Miren: el sol está en el espejo!", aunque el sol esté a millones de kilómetros de distancia.
Lo que se refleja en el espejo son los rayos (fotones de luz) del sol, que emanan de la naturaleza misma del sol. Desde que el sol es sol, despide esos rayos. Si el sol fuera eterno, diríamos que los rayos son "coeternos con el Sol". Pues bien, esos rayos chocan contra el espejo y llegan a nuestra retina. Comparten las cualidades del sol: por ejemplo, por medio de un espejo podrías prender fuego a un montón de hojas secas, o podrías deslumbrar a una persona, o desencadenar la fotosíntesis de una planta.
Pues bien, para nosotros la naturaleza última de toda Manifestación de Dios es, por una parte, esos rayos de luz que provienen de Dios y que son parte de la misma existencia de Dios (lo que conocemos como el Logos Divino). Y por otra, su cuerpo físico (incluyendo su cerebro, por supuesto) que es como ese objeto físico que llamamos espejo.