Re: ¿Qué hubiera respondido la bienaventurara MARÍA?
Yo no odio a nadie.
Contame cómo calculaste el porcentaje.
No la consideramos una diosa, y creo que el texto que cité, proporciona una muestra comprensible de lo que creemos:
CIC 411 María ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Cc. de Trento: DS 1573)
Chau!
el que llamais texto son las palabras dichas por los tan elodados papas
y no es la palabra de DIOS
son comentarios de humanos llenos de pecados como vos lo que dijo el PAPA
IMPIO IX son solo comentarios de un hombre como vos pecador igual que el
citame la palabra de DIOS PON VUESTRO COMENTARIO APOYADO POR LA BIBLIA
pongamos mas lodazales de vuestra enlodada religion sectarista
EL BEATO PAPA PIO IX
El Beato Papa Pio IX
Fuente: Zenit
Pío IX, en el siglo Giovanni Maria Mastai Ferretti, nació el 13 de mayo de 1792 en Senigallia. Fué elegido pontífice el 16 de junio de 1846, suscitando esperanzas en los ambientes patrióticos liberales y católicos: uno de los primeros actos fue la promulgación de una amnistía para los prisioneros políticos y consintió algunas reformas en el Estado Pontificio. En los primeros dos años del pontificado, se ganó el título de papa liberal, patriótico y reformador.
En abril de 1848, cuando era evidente que la masonería internacional fomentaba atentados, revoluciones y desórdenes contra el Papado y las naciones tradicionalmente católicas, Pío IX tomó distancia de las facciones más radicales de los patriotas italianos. A raiz del desencadenamiento de motines insurreccionales en Roma, se trasladó a Gaeta, mientras que en la ciudad eterna se proclamaba poco después, en 1849, la República Romana por parte de Giuseppe Mazzini, Carlo Armellini e Aurelio Saffi. Las iglesias fueron saqueadas mientras Mazzini se incautaba de obras de arte, propiedad de la Iglesia, para pagar a la masonería británica que había anticipado el dinero necesario para tomar Roma.
Gracias a la intervención de las tropas francesas, la República romana cayó y el Papa pudo volver a la capital en 1850. Desde entonces, el Pontífice puso en marcha una política de intransigencia («Non possumus») hacia las exigencias del poder laico, convirtiéndose en el adversario más acérrimo del ala anticlerical de la masonería.
En 1854, proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción y, en el primer Concilio Vaticano (1869_70), el dogma de la infalibilidad papal. En 1864, promulgó la encíclica «Quanta cura», con el anexo del «Sillabus», una lista de enseñanzas prohibidas, con la que la iglesia condenaba los errores del momento y conceptos liberales e iluministas. Con la llegada de la unidad de Italia, el último papa_rey se vió desposeido de las regiones de la Romaña (1859), Umbría, las Marcas (1860) y, en 1870, la misma Roma, con la conocida toma de Porta Pia, el 20 de septiembre, que marcó el fin del poder temporal de los papas.
me quieres decir que DIOS esta hablando ???
o fue el hombre que con tanto trabajo beatificaron ,
si en verdad los catolicos son muy inteligentes por lo que rezan
Desde entonces, la masonería italiana celebra su propia fiesta anual, justamente el 20 de septiembre, en recuerdo de la victoria contra la Iglesia. Los documentos antimasónicos del Pontificado de Pío IX son unos 124 y se subdividen en 11 encíclicas, 61 cartas breves, 33 discursos y alocuciones y documentos de varios dicasterios eclesiásticos. Según Pío IX, todos los males que se abatieron en aquél tiempo sobre la Iglesia y sobre la sociedad provenían del ateismo y del cientismo del siglo XVII, postulado por la masonería y exaltado por la Revolución Francesa. En la encíclica «Qui pluribus» (9/10/1849), Pio IX habla de «hombres ligados por una unión nefanda» que corrompen las costumbres y combaten la fe en Dios y en Cristo postulando el naturalismo y el racionalismo y, sobre todo, poniendo en marcha el conflicto entre ciencia y fe. Otro error atribuido a este círculo de pensadores es el hablar de progreso como un mito y contraponerlo a la fe.
Ante estas acusaciones precisas, la Masonería reaccionó con un desdén violento. En primer lugar, convocó un «Anticoncilio masónico, Asamblea de librepensadores» con la idea de liderar un movimiento internacional dedicado a combatir sin tregua al Vaticano. Entre los escritos que se difundieron para esta convocatoria masónica, había uno que decía «El Anticoncilio quiere luz y verdad, quiere ciencia y razón, no fe ciega, no fanatismo, no dogmas, no hogueras. La infalibilidad papal es una herejía. La religión católica romana es una mentira; su reino es un delito».
En esta situación de beligerancia contínua, Pío IX no perdió el ánimo y siguió su trabajo para compactar la Iglesia en torno a un principio de unidad. Atribuyó gran importancia a la espiritualidad popular, a la relación con los santos, especialmente a María a través del reconocimiento de las apariciones de La Salette y de Lourdes. Dió impulso a procesiones, peregrinaciones y todas las formas de piedad popular. En 1870, inauguró un nuevo modo de elección de obispos y prelados, elegidos no ya preferentemente entre los notables sino entre los sacerdotes comunes, allí donde se manifestasen los méritos pastorales. Su popularidad creció enormemente. Fue obstinado en no aceptar ningún arreglo con el Estado italiano. Murió el 7 de febrero de 1878, pero la masonería trató de perseguirlo encarnizadamente incluso tras la muerte. En la noche del 12 al 13 de julio de 1881, su féretro fue trasladado del Vaticano al cementerio del Verano. La masonería organizó una manifestación irreverente, con lanzamiento de piedras, imprecaciones, blasfemias, y canciones vulgares y obscenas, contra el cortejo fúnebre, que a su vez respondía con la recitación del rosario, los salmos, el oficio de difuntos y pías jaculatorias.
El culmen de la agresión tuvo lugar cuando el cortejo fúnebre pasó por el puente Sant'Angelo. Al grito de «¡muerte al Papa, muerte a los curas!», un grupo de desalmados trató de arrojar el cadáver de Pío IX al Tíber. Pero los católicos apretaron las filas en torno a los restos mortales del pontífice y rechazaron el ataque. A la luz de estos acontecimientos, el reconocimiento de la virtud heroica del nuevo beato hace justicia a una persona de gran espesor humano y a un gran Papa.
Pio IX fue beatificado el 30 de Septiembre del 2000.
La causa de beatificación de Pío IX
fue una de las más largas y difíciles de la historia de la Iglesia. Fue puesta en marcha por Pío X, el 11 de febrero de 1907. Relanzada, por Benedicto XV, sin gran éxito, y también Pío XI animó el proyecto. Tras la segunda guerra mundial, la instructoría canónica fue reiniciada por Pío XII, el 7 de diciembre de 1954. Con Pablo VI la causa experimentó importantes avances: se completó la «positio», es decir, la recogida de las actas del proceso canónico, el análisis de la vida del candidato a la santidad, los interrogatorios de los testigos y las evaluaciones de los historiadores y de los teólogos.
El decreto sobre el ejercicio heroico de las virtudes teologales y cardinales fue promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos, el 6 de julio de 1985, y aprobado por Juan Pablo II. Entre las virtudes del Pontífice, figuran el amor sin reservas por la iglesia, la caridad y la gran estima por el sacerdocio y los misioneros. El milagro atribuido a Pío IX, verificado por la Consulta de médicos el 15 de enero de 1986, es la curación inexplicable de una religiosa francesa.
Fuente: Zenit, ZS99122305
con facilidad deberiamos de poner otro tema
PORQUE DIOS NO HA ESCOGIDO UN PAPA AMERICANO?
uno de chile o de argentina ??
os digo hay que ser muy inteligentes para ser catolicos
Elección Papal
El cónclave de 1846, que siguió a la muerte de Gregorio XVI, tuvo lugar en un momento de ambiente político inestable en Italia. Esto motivó que varios cardenales extranjeros decidiesen no asistir al cónclave. A su comienzo, sólo estaban presentes 46 de los 62 cardenales.
Además, el cónclave de 1846, celebrado en el palacio del Quirinal, fue escenario de una división entre conservadores y liberales. Los conservadores apoyaban al cardenal Luigi Lambruschini, el secretario de Estado de Gregorio XVI. Los liberales, en cambio, apoyaban a dos candidatos: el cardenal Tommaso Pasquale Gizzi y el cardenal Mastai Ferretti. En la primera votación, Mastai Ferretti obtuvo quince votos y los demás votos fueron para Lambruschini y Gizzi. Muchos pensaban que si Lambruschini no resultaba elegido, lo sería Gizzi con toda probabilidad.
Llegado el cónclave a un punto muerto a causa del desacuerdo, los liberales y moderados decidieron votar por Mastai Ferretti - una maniobra que fue contraria al sentir general de buena parte de Europa. El segundo día del cónclave, el 16 de junio de 1846, Mastai Ferretti fue elegido papa con una mayoría de 36 votos, mientras que Lambruschini sólo obtuvo diez; Gizzi no recibió ningún voto. Dado que era de noche, no se realizó ningún anuncio formal aparte de la fumata blanca. Muchos católicos asumieron que Gizzi había sido escogido como sucesor de San Pedro. De hecho, empezó a haber celebraciones en su ciudad natal y sus ayudantes, de acuerdo con una antigua tradición, quemaron sus vestiduras cardenalicias.
A la mañana siguiente, se anunció la elección del cardenal Mastai Ferretti ante lo que debió de ser una sorprendida multitud de católicos. Por supuesto, cuando el nuevo papa apareció en el balcón, el clima fue de júbilo. Mastai Ferretti escogió el nombre de Pío IX en honor de Pío VII. A las pocas horas de su elección llegó a Roma el cardenal Karl Kajetan Gaisruck, arzobispo de Milán, quue llevaba el veto del emperador Fernando I de Austria-Hungría a la elección de Mastai Ferretti, pero los hechos ya se habían consumado.
Pío IX fue coronado el 21 de junio por el cardenal Ludovico Gazzoli, protodiácono de San Eustachio. Inmediatamente nombró a Gizzi secretario de Estado. Los liberales europeos aplaudieron su elección como Sumo Pontífice.
[editar] Papado
Pío IX tenía fama de ser un hombre culto y de ideas liberales. Cuando salió elegido, proclamó amnistía para los presos con delitos políticos e instituyo La Consulta, un órgano deliberativo de representación popular que garantizaba más libertad para los ciudadanos de los Estados Pontificios.
Durante las revoluciones de 1848 en Roma se proclamó la República y el Papa tuvo que huir de Roma a Gaeta, en el reino de las Dos Sicilias, disfrazado de monje. Cuando sus territorios le fueron restituidos por los franceses y volvió animado por propósitos menos liberales.
Los siguientes actos que llevo a cabo, tanto políticos como religiosos fueron encaminados a salvar los Estados Pontificios, amenazados por la unificación de los territorios italianos que estaba llevando a cabo el reino de Piemonte; en particular hay que destacar la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, la convocatoria del Concilio Vaticano I, donde se proclamó la infalibilidad papal.
El esfuerzo de Pío IX fue en vano. En 1870 el ejército piamontés entró en Roma, poniendo fin al poder temporal de los Papas que había durado más de mil años.
Pío IX se negó a reconocer el reino de Italia, a establecer relaciones diplomáticas con él y excomulgó al rey. Los últimos años de su pontificado los vivió en condiciones de aislamiento en los palacios del Vaticano, hasta su muerte en 1878. En 1881 sus restos mortales fueron trasladados a la basílica romana de San Lorenzo fuori le mura.
Fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 2000.