Quien lo traicionó fue su hombre de confianza. No lo buscó el Sanhedrín a él, según el Nuevo Testamento.
La persecución del Sanedrín comienza temprano en el Ministerio del Señor, leemos:
Jua_7:1 Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.
La referencia no es al común de la gente, sino a los líderes religiosos de su pueblo:
Jua_7:30 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora
No surgen. Son y están porque D-os ordenó que así sea.
Pero el Sanedrín, no lo ordenó para que hiciesen su propia voluntad, sino la de Cristo, por cuanto el primer indicio que encontramos de su existencia, tiene el sello de la aprobación divina en estos términos:
“Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.”
Números 11:16 y 17
¿Cuál era el Espíritu que estaba en Moisés? Leemos:
1Pe 1:10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
1Pe 1:11 escudriñando qué persona
y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
Precisamente en el tiempo de Jesús, los sacerdotes de turno no correspondían a la orden de D-os, sino a la de Roma, según el Nuevo Testamento.
Roma, de donde surgió el catolicismo del que emanó (por medio de Lutero) lo que hoy profesas.
En el tiempo de Jesús, leemos:
Jua_18:31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley.
Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie;
Históricamente, fueron varias veces esclavos de naciones extranjeras como castigo a su rebeldía. Las cuales les imponían sus propias leyes y los sometían.
De manera que cuando el Señor les dice:
Jua 8:32 y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres.
Jua 8:33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
Jua 8:36 Así que,
si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Jua 8:37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.
En los tiempos del Ministerio del Señor, Roma los tenía sometidos, y el Sanedrín, como representante del pueblo judío ante la autoridad romana, no podía administrar la pena de muerte, conforme a la ley de Moisés, sin el permiso de Roma. Pero si promulgaron nuevas leyes que el mismo Señor denunció, como por ejemplo el Corbán, o que no se podía hacer el bien en un día de reposo.
Esta revelación del mismo Señor, nos ilumina el por qué de la incredulidad de la nación hacia Él como el Mesías Rey de Israel, leemos de nuevo:
Jua 8:37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.