Re: los testigos de la watchtower son cristianos???
¿Puedo responder yo también?
Sí, es la salvación misma.
La misma que ser salvo.
Sí.
Romanos 10:9-10
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Recibes el espíritu santo, la simiente de Dios. Es un cambio espiritual.
Tu forma de ser no cambia ni sientes nada ni te tira al suelo ni nada de nada.
Los cambios en tus conductas están en el campo del libre albedrío, así que los haces tú en la medida que aprendes la Palabra de Dios.
Lo que te da el espíritu santo es la capacidad de vivir la nueva vida de Dios zoe, que es la vida en toda su manifestación y amplitud y es una vida de un andar espiritual. Es de otra calidad, donde puedes amar con el amor agape de Dios, andar en la paz de Dios, etc.
Sin nacer de nuevo es imposible.
Romanos 12:2 habla del cambio en la manera de pensar:
Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Ves que tanto el no conformarse como el tranformarse no dice que lo hace Dios, sino que Dios exhorta a que uno lo haga. Obviamente Dios te ayuda, dándote entendimiento, etc. Sino sería un mero acto religioso y no se porduciría entendimiento.
Romanos 6:4
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Esa es la vida zoe.
Para ser hijos de Dios y tener el poder del espíritu santo, ser coherederos con Cristo, tener vida eterna, etc.
Efesios 1:13
13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Saludos.
Hola creyenteX:
Respondes a la primera pregunta, así:
Sí, es la salvación misma.
Aunque no acompañas tu respuesta con alguna cita bíblica que demuestre que es Dios mismo quien opina de ese modo.
Ahora consideremos el pasaje donde Jesús habla de nacer de nuevo: Se encuentra en Juan 3:1-12 (si gustas lo lees); en el versículo 3 expresamente dice lo siguient:"Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios". ¿Te das cuenta?
el nacer de nuevo no es requisito para la salvación, Jesús es muy claro dijo que era requisito para ver o entrar en EL REINO DE DIOS. y auinque para algunos entrar en el reino de Dios es lo mismo que la salvación en realidad no es así exactamente. pregúntate ¿Que es el reino de Dios a donde entra el que nace de nuevo ? La respuesta para nosotros los testigos de Jehová es la siguiente: Puesto que un reino es una forma de gobierno, al hablar del “reino de Dios”, en realidad se está aludiendo a un gobierno establecido por Dios. Según la Biblia, Jesucristo —el “hijo del hombre”— es el Rey de este reino y cuenta con el apoyo de otros gobernantes (Daniel 7:1, 13, 14). Una visión del apóstol Juan revela que estos compañeros de Cristo son personas elegidas de entre “toda tribu y lengua y pueblo y nación” y que “han de reinar sobre la tierra” ( Apocalipsis 5:9, 10; 20:6). La Palabra de Dios también indica que estos reyes constituyen un “rebaño pequeño” formado por 144.000 miembros “comprados de la tierra” (Lucas 12:32; Revelación 14:1, 3).
Pues bien,
¿dónde está la sede del Reino de Dios? El hecho de que al “reino de Dios” también se lo llame “reino de los cielos” indica que Jesús y quienes reinan con él gobiernan desde el cielo .
Por tanto, el Reino de Dios es un gobierno celestial integrado por Jesucristo y por un grupo de discípulos suyos elegidos de la humanidad.
En vista de esto, ¿a qué se refería entonces Jesús cuando dijo que había que volver a nacer para entrar en el Reino de Dios? Aque hay que nacer de nuevo para gobernar con Cristo en el cielo.
En resumen: la función de este nuevo nacimiento es preparar a un grupo limitado de seres humanos para gobernar en el cielo.
Respuesta a segunda pregunta:
DURANTE su conversación con Nicodemo, Jesús destacó que nacer de nuevo era muy importante. dijo: “A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Con las expresiones “a menos que” y “no puede”, Jesús dejó claro que es imprescindible nacer de nuevo. para “ver el reino de Dios”.
Después, como si quisiera eliminar toda sombra de duda, Jesús añadió lo siguiente: “Ustedes tienen que nacer otra vez” (Juan 3:7). Por lo tanto, sus palabras muestran con claridad que nacer de nuevo
es un requisito indispensable para poder “entrar en el reino” (Juan 3:5).
Respuesta a tercera pregunta:
Es decir que el nacer de nuevo depende de cada persona creyente. Pero ¿QUIÉN en verdad causa el nuevo nacimiento? Algunos predicadores que exhortan a sus feligreses a nacer de nuevo citan estas palabras de Jesús: “Ustedes tienen que nacer otra vez” (Juan 3:7). Pero las leen como si fuera un mandato, como si Jesús estuviera diciendo: “¡Nazcan de nuevo!”. Por eso predican que es responsabilidad de cada creyente obedecer a Jesús y dar los pasos necesarios para volver a nacer. Según ellos, nacer de nuevo es una decisión personal. Ahora bien, ¿concuerda eso con lo que Jesús le dijo a Nicodemo?
Cuando uno investiga este tema un poco más, se da cuenta de que Jesús no estaba enseñando que cada cual decide si va a nacer de nuevo o no. ¿Por qué llegamos a esta conclusión? Porque la expresión griega que se vierte “nazca de nuevo” también se puede traducir “nazca de arriba”. De acuerdo con esto, el nuevo nacimiento viene “de arriba”, o lo que es lo mismo, “desde el cielo” o “del Padre” (Juan 19:11; Santiago 1:17). En otras palabras, depende de Dios (1 Juan 3:9).
Sabiendo esto, no es difícil entender por qué volver a nacer no puede depender de uno mismo. Comparémoslo con el nacimiento de una criatura. ¿Tiene el niño algún poder de decisión en su concepción y nacimiento? Claro que no. Lo cierto es que todos nosotros hemos nacido porque nuestros padres nos engendraron. De la misma manera, solamente podemos volver a nacer si Dios, nuestro Padre celestial, así lo quiere (
Juan 1:13). De ahí que el apóstol Pedro dijera: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque, según su gran misericordia, nos dio un nuevo nacimiento” (
1 Pedro 1:3).
En resumen nacer de nuevo no depende de nosotros sino de Dios.
Respuesta a cuarta pregunta
Romanos 10:9-10
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Respeto tu respuesta, pero ahora escucha a Jesús lo que le dice a Nicodemo en el versículo 5:"De cierto, de cierto te digo, que
el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios".
Nacer del agua significa ser bautizado en agua, ¿verdad? y ¿qué significa ‘nacer del espíritu’? Antes de que Jesús tuviera esta conversación con Nicodemo, Juan el Bautista ya había señalado que el espíritu, y no solo el agua, tendría un importante papel en el bautismo. Él dijo: “Yo los he bautizado con agua, pero él [Jesús] los bautizará con espíritu santo” (Marcos 1:7, 8). Marcos relata en su Evangelio la primera vez que se produjo este tipo de bautismo: “En el transcurso de aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado en el Jordán por Juan. E inmediatamente que subió del agua vio que los cielos se abrían, y que, como paloma, el espíritu descendía sobre él” (Marcos 1:9, 10). Al ser sumergido en el río Jordán, Jesús fue bautizado con agua. Y
cuando recibió espíritu del cielo, fue bautizado con espíritu santo.
Unos tres años después de su bautismo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto” (Hechos 1:5). ¿Cuándo se cumplieron estas palabras? Fue
el día del Pentecostés del año 33 de nuestra era. Estando reunidos unos ciento veinte discípulos de Jesús en Jerusalén, “de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte, y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles [...], y todos se llenaron de espíritu santo” (Hechos 2:1-4). Ese mismo día, el apóstol Pedro habló a una muchedumbre y les exhortó a bautizarse en agua diciendo: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo”. ¿Cómo reaccionó la gente? “Los que abrazaron su palabra de buena gana fueron bautizados, y en aquel día unas tres mil almas fueron añadidas.” (Hechos 2:38, 41.)
¿Qué nos revelan esos bautismos sobre el nuevo nacimiento? Que se trata de un proceso en dos partes. En el caso de Jesús, primero fue bautizado en agua y, luego, recibió el espíritu santo. Lo mismo pasó con sus primeros discípulos: fueron bautizados en agua —algunos por Juan el Bautista— y después recibieron el espíritu (Juan 1:26-36). De igual modo, los 3.000 nuevos discípulos mencionados anteriormente se bautizaron en agua antes de recibir el espíritu santo.
Basándonos en estos ejemplos del Pentecostés, ¿cómo deberíamos esperar que fuera hoy día la experiencia de nacer de nuevo? Igual que la de los apóstoles de Jesús y los demás discípulos. En primer lugar, la persona tiene que arrepentirse de sus pecados, abandonar su mala conducta, dedicar su vida al servicio de Dios y hacerlo público mediante el bautismo en agua.
Solo después, si Jehová selecciona a ese cristiano para gobernar en su Reino, podrá ser ungido con el espíritu santo. A la primera parte del proceso —el bautismo con agua— le da inicio la persona, mientras que a la segunda parte —el bautismo con espíritu— le da inicio Dios. Así, solo cuando la persona ha recibido ambos tipos de bautismo, puede decirse que ha experimentado ese nuevo nacimiento.
Cuando Jesús empleó la expresión ‘nacer del agua y del espíritu’? estaba indicando que quienes fueran bautizados con agua y con espíritu experimentarían un gran cambio.
Respuesta a quinta pregunta:
Recibes el espíritu santo, la simiente de Dios. Es un cambio espiritual.
Tu forma de ser no cambia ni sientes nada ni te tira al suelo ni nada de nada.
Los cambios en tus conductas están en el campo del libre albedrío, así que los haces tú en la medida que aprendes la Palabra de Dios.
Lo que te da el espíritu santo es la capacidad de vivir la nueva vida de Dios zoe, que es la vida en toda su manifestación y amplitud y es una vida de un andar espiritual. Es de otra calidad, donde puedes amar con el amor agape de Dios, andar en la paz de Dios, etc.
Sin nacer de nuevo es imposible.
Romanos 12:2 habla del cambio en la manera de pensar:
Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Ves que tanto el no conformarse como el tranformarse no dice que lo hace Dios, sino que Dios exhorta a que uno lo haga. Obviamente Dios te ayuda, dándote entendimiento, etc. Sino sería un mero acto religioso y no se porduciría entendimiento.
Romanos 6:4
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Esa es la vida zoe.
La palabra nacimiento se usa a menudo con el sentido de “comienzo”, como en la frase “el nacimiento de una nación”. De modo parecido, el uso de “nacer” y de “nuevo nacimiento” en este contexto bíblico indica un nuevo comienzo, pues quienes son bautizados con espíritu santo comienzan un nuevo tipo de relación con Dios el apóstol Pablo lo comparó a una adopción. Al explicar cómo Dios prepara a algunos seres humanos para gobernar en los cielos, dijo que estos cristianos experimentan “la adopción [como] hijos” y que Dios, a su vez, actúa con ellos “como con hijos” (Gálatas 4:5; Hebreos 12:7). Esta comparación nos ayuda a entender el nuevo vínculo que se establece entre Dios y la persona que recibe el bautismo con espíritu santo.
Pongamos un ejemplo para entender mejor. Imaginemos una ciudad que cuenta con muchas escuelas, entre ellas una para estudiantes indígenas que viven lejos de la ciudad. Cierto día, cuando un muchacho que no es de ascendencia indígena quiere matricularse, el director del colegio le dice: “Para matricularte, tienes que ser indígena”. el muchacho no podía inscribirse porque no era miembro de la comunidad indígena. Imagínese ahora que el padre de una familia indígena decide adoptarlo. ¿Cambia esto de algún modo su situación?
Claro que sí. Ser legalmente adoptado supone un gran cambio para él, pues es probable que adquiera los derechos que tienen los indígenas, entre ellos, el de poder matricularse en esa escuela.
Algo parecido, aunque a un nivel mucho más trascendental, les pasa a quienes nacen de nuevo. Para que pudiera ocupar una plaza en ese colegio, el joven del ejemplo tenía que cumplir el requisito de ser indígena, pero no había nada que él pudiera hacer para cumplirlo. De igual modo, para ocupar un lugar en el gobierno celestial de Dios, la persona tiene que cumplir el requisito de nacer de nuevo. Sin embargo, ningún ser humano puede cumplir ese requisito por sí mismo,
pues es Dios el que decide quiénes van a nacer de nuevo.
Pues bien, ¿qué fue lo que cambió la situación del muchacho? El hecho de que lo adoptaran. Obviamente, su carácter y naturaleza no ha cambiado tras la adopción: sigue siendo la misma persona. Lo que sí ha cambiado es su estado legal. Una vez que el padre realiza los trámites para adoptarlo, es como si el muchacho naciera —o comenzara— de nuevo, pues se convierte en hijo de un indígena. Y como tal tiene derecho a inscribirse en la escuela y a formar parte de su familia adoptiva.
De forma semejante, Jehová cambió la situación de un grupo de seres humanos imperfectos al iniciar el procedimiento legal de adoptarlos como hijos. El apóstol Pablo, que era miembro de ese grupo, escribió a sus compañeros: "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (Romanos 8:15, 16). Gracias a que habían sido adoptados, esos cristianos se habían convertido en “hijos de Dios” y formaban parte de la familia de Dios (1 Juan 3:1; 2 Corintios 6:18).
Claro, su naturaleza no cambió al ser adoptados, pues seguían siendo imperfectos (1 Juan 1:8). No obstante, como el propio Pablo precisó, la adopción cambia su estado desde un punto de vista legal. El*espíritu santo de Dios también infunde en ellos la plena seguridad de que vivirán con Cristo en el cielo (1 Juan 3:2). Y esta inconfundible convicción les da una nueva perspectiva en la vida (2 Corintios 1:21, 22). Dicho de otra manera, experimentan un nuevo nacimiento, o comienzan de nuevo.
Finalmente La Biblia dice que los hijos adoptados por Dios “serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años” (Revelación 20:6). Al igual que Cristo, ocuparán un lugar en el Reino de Dios como reyes. El apóstol Pedro indicó que ellos recibirían “una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible” que les “está reservada en los cielos” (1 Pedro 1:3, 4).
Respuesta a la sexta pregunta:
Para ser hijos de Dios y tener el poder del espíritu santo, ser coherederos con Cristo, tener vida eterna, etc.
Efesios 1:13
13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Comparto tu respuesta en cuanto a la espectativa de los que nacen de nuevo pero no olvides que
Su función principal es preparar a un grupo de seres humanos para gobernar en el cielo.
Saludos cordiales para tí creyenteX, espero que pueda ayudarte a entender mejor o a ampliar tus conocimientos acerca del nacer de nuevo.
Byeee
A.A.