El alma
Además de poseer un espíritu que le permite tener una comunicación íntima con Dios, el hombre también tiene un alma, la consciencia de sí mismo. La operación del alma le hace ser consciente de su existencia. Es la sede de nuestra personalidad. Los elementos que nos hacen humanos pertenecen al alma. El intelecto, los ideales, el amor, la emoción, él discernimiento, la capacidad de elegir, la decisión, etc., no son sino diferentes experiencias del alma. Ya se ha explicado que el espíritu y el cuerpo están fusionados en el alma, la cual, a su vez, forma el órgano de nuestra personalidad. Es por esto que en ocasiones la Biblia llama al hombre «alma», como si el hombre sólo poseyera este elemento. Por ejemplo, Génesis 12:5 habla de las personas como
«almas». Y cuando llevó a toda su familia a Egipto, dice que «todas las almas de la casa de Jacob que entraron en Egipto eran setenta» (Gn. 46:27). En el original de la Biblia hay numerosos casos en los que se usa «alma» en lugar de «hombre». Esto se debe a que la sede y la esencia de la personalidad es el alma. Comprender la personalidad de un hombre es comprender su persona. La existencia, las características y la vida de un hombre se encuentran todas en el alma. En consecuencia la Biblia llama al hombre «un alma».
Lo que constituye la personalidad del hombre son las tres facultades principales de voluntad, pensamiento y emoción. La voluntad es el instrumento de nuestras decisiones y revela nuestro poder de elección. Expresa nuestro consentimiento o nuestra negativa, nuestro «sí» o nuestro «no». Sin él el hombre queda reducido a un autómata. La mente, el instrumento de nuestros pensamientos, manifiesta nuestro poder intelectual. Es la fuente de la sabiduría, el conocimiento y el razonamiento. Su ausencia hace que un hombre sea tonto e inepto. El instrumento de nuestras simpatías y antipatías es la facultad de la emoción. Por medio de ella podemos expresar amor u odio y sentirnos alegres, enojados, tristes o felices. Su escasez hará al hombre insensible como la madera o la piedra.
Un cuidadoso estudio de la Biblia nos llevará a la conclusión de que estas tres facultades básicas de la personalidad pertenecen al alma. Hay demasiados pasajes bíblicos para citarlos todos. De aquí que sólo podemos enumerar una breve selección de los mismos.
A) La facultad de la voluntad del alma
«No me abandones a la voluntad (original, "alma") de mis adversarios» (Sal. 27:12).
«No le abandonas a la voluntad (original, "alma") de sus enemigos» (Sal. 41:2).
«Te entregó a la codicia (original, "alma") de tus enemigos» (Ez. 16:27).
«La dejarás que vaya donde quiera (original, "alma")» (Dt. 21:14).
«Ah, tenemos el deseo de nuestro corazón (original, "alma")» (Sal. 35:25).
«O hace un juramento para atarse él mismo (original, "alma") con una promesa» (Nm. 30:2).
«Ahora disponed vuestra mente y vuestro corazón (original, "alma") para buscar al Señor vuestro Dios» (1 Cr. 22:19).
«Ellos anhelan y alzan su alma por volver a vivir allí» (Jer. 44:14).
«Mi alma se niega a pasar estas aflicciones» (Job 6:7).
«Mi alma prefiere la estrangulación, la muerte, más que mis huesos» (Job 7:15).
Aquí «voluntad» o «corazón» señalan a la voluntad humana. -Disponer el corazón», «alzar su alma», «negarse», «preferir», son, todas, actividades de la voluntad y tienen su origen en el
alma.
B) La facultad del intelecto o la mente del alma
«Y después alzaron su alma sus hijos e hijas» (Ez. 24:25).
«Que un alma sin conocimiento no es bueno» (Pr. 19:2).
«¿Cuánto tiempo debo sufrir la pena (siríaco, hebreo: soportar los consejos^) en mi alma?» (Sal. 13:2). «Tus obras son maravillosas y mi alma las conoce bien»
(Sal. 139:14). «Mi alma piensa en eso constantemente» (Lm. 3:20).
«El conocimiento complacerá a tu alma» (Pr. 2:10).
«Conserva una sana sabiduría y discreción... y serán vida para tu alma» (Pr. 3:21, 22).
«Sepas que la sabiduría es así para tu alma» (Pr. 24:14).
Aquí «conocimiento», «consejo», «alzar», «pensar», etc., existen como actividades del intelecto o la mente del hombre, las cuales la Biblia nos dice que provienen del alma.
C) La facultad de la emoción del alma
1) EMOCIONES DE AFECTO
«El alma de Jonatán se unió al alma de David, y Jonatán le amó como a su propia alma» (1 S. 18:1).
«Tú a quien ama mi alma» (Cnt. 1:7).
«Mi alma engrandece al Señor» (Le. 1:46).
«Su vida detesta el pan, y su alma la comida exquisita» (Job 33:20).
«Los que el alma de David odia» (2 S. 5:8).
«Mi alma se enojó con ellos» (Zac. 11:8).
«Amarás al Señor tu Dios... con toda tu alma» (Dt. 6:5).
«Mi alma está cansada de la vida» (Job 10:1).
«Su alma detesta toda clase de comida» (Sal. 107:18).
2) EMOCIONES DE DESEO
«Porque todo lo que desee tu alma... o todo lo que te pida tu alma» (Dt. 14:26).
«Lo que pueda decir tu alma» (1 S. 20:4).
«Mi alma anhela, sí, se desmaya por los patios del Señor» (Sal. 84:2).
«El anhelo de tu alma» (Ez. 24:21).
«Tanto te anhela mi alma, oh Dios» (Sal. 42:1).
«Mi alma suspira por ti por la noche» (Is. 26:9).
«Mi alma está contenta» (Mt. 12:18).
3) EMOCIONES DE SENTIMIENTOS Y SENSACIONES
«Además una espada traspasará tu propia alma» (Le. 2:35).
«Todo el pueblo estaba amargado en el alma» (1 S. 30:6).
«Su alma está amargada y atormentada en su interior» (2 R.4:27).
«Su alma estaba apenada por la miseria de Israel» (Jue. 10:16).
«Cuánto tiempo atormentarás mi alma» (Job 19:2).
«Mi alma exultará en mi Dios» (Is. 61:10).
«Alegra el alma de tu siervo» (Sal. 86:4).
«Su alma se desmayó en su interior» (Sal. 107:5).
«Por qué estás abatida, oh alma mía» (Sal. 42:5).
«Vuelve, oh alma mía, a tu descanso» (Sal. 116:7).
«Mi alma se consume de anhelo» (Sal. 119:20).
«Dulzura para el alma» (Pr. 16:24).
«Deja que tu alma se deleite en la gordura» (Is. 55:2).
«Mi alma se desmayó dentro de mí» (Jon. 2:7).
«Mi alma estaba muy apenada» (Mt. 26:38).
«Ahora mi alma está inquieta» (Jn. 12:27).
«Estaba atormentado en su justa alma día tras día» (2 P. 2:8).
En estas observaciones sobre las diversas emociones del hombre podemos descubrir que nuestra alma es capaz de amar y de odiar, de desear y de aspirar, de sentir y de percibir.
De este breve estudio bíblico se hace evidente que el alma del hombre posee la parte conocida como voluntad, la parte conocida como mente o intelecto y la parte conocida como emoción.
W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia
Además de poseer un espíritu que le permite tener una comunicación íntima con Dios, el hombre también tiene un alma, la consciencia de sí mismo. La operación del alma le hace ser consciente de su existencia. Es la sede de nuestra personalidad. Los elementos que nos hacen humanos pertenecen al alma. El intelecto, los ideales, el amor, la emoción, él discernimiento, la capacidad de elegir, la decisión, etc., no son sino diferentes experiencias del alma. Ya se ha explicado que el espíritu y el cuerpo están fusionados en el alma, la cual, a su vez, forma el órgano de nuestra personalidad. Es por esto que en ocasiones la Biblia llama al hombre «alma», como si el hombre sólo poseyera este elemento. Por ejemplo, Génesis 12:5 habla de las personas como
«almas». Y cuando llevó a toda su familia a Egipto, dice que «todas las almas de la casa de Jacob que entraron en Egipto eran setenta» (Gn. 46:27). En el original de la Biblia hay numerosos casos en los que se usa «alma» en lugar de «hombre». Esto se debe a que la sede y la esencia de la personalidad es el alma. Comprender la personalidad de un hombre es comprender su persona. La existencia, las características y la vida de un hombre se encuentran todas en el alma. En consecuencia la Biblia llama al hombre «un alma».
Lo que constituye la personalidad del hombre son las tres facultades principales de voluntad, pensamiento y emoción. La voluntad es el instrumento de nuestras decisiones y revela nuestro poder de elección. Expresa nuestro consentimiento o nuestra negativa, nuestro «sí» o nuestro «no». Sin él el hombre queda reducido a un autómata. La mente, el instrumento de nuestros pensamientos, manifiesta nuestro poder intelectual. Es la fuente de la sabiduría, el conocimiento y el razonamiento. Su ausencia hace que un hombre sea tonto e inepto. El instrumento de nuestras simpatías y antipatías es la facultad de la emoción. Por medio de ella podemos expresar amor u odio y sentirnos alegres, enojados, tristes o felices. Su escasez hará al hombre insensible como la madera o la piedra.
Un cuidadoso estudio de la Biblia nos llevará a la conclusión de que estas tres facultades básicas de la personalidad pertenecen al alma. Hay demasiados pasajes bíblicos para citarlos todos. De aquí que sólo podemos enumerar una breve selección de los mismos.
A) La facultad de la voluntad del alma
«No me abandones a la voluntad (original, "alma") de mis adversarios» (Sal. 27:12).
«No le abandonas a la voluntad (original, "alma") de sus enemigos» (Sal. 41:2).
«Te entregó a la codicia (original, "alma") de tus enemigos» (Ez. 16:27).
«La dejarás que vaya donde quiera (original, "alma")» (Dt. 21:14).
«Ah, tenemos el deseo de nuestro corazón (original, "alma")» (Sal. 35:25).
«O hace un juramento para atarse él mismo (original, "alma") con una promesa» (Nm. 30:2).
«Ahora disponed vuestra mente y vuestro corazón (original, "alma") para buscar al Señor vuestro Dios» (1 Cr. 22:19).
«Ellos anhelan y alzan su alma por volver a vivir allí» (Jer. 44:14).
«Mi alma se niega a pasar estas aflicciones» (Job 6:7).
«Mi alma prefiere la estrangulación, la muerte, más que mis huesos» (Job 7:15).
Aquí «voluntad» o «corazón» señalan a la voluntad humana. -Disponer el corazón», «alzar su alma», «negarse», «preferir», son, todas, actividades de la voluntad y tienen su origen en el
alma.
B) La facultad del intelecto o la mente del alma
«Y después alzaron su alma sus hijos e hijas» (Ez. 24:25).
«Que un alma sin conocimiento no es bueno» (Pr. 19:2).
«¿Cuánto tiempo debo sufrir la pena (siríaco, hebreo: soportar los consejos^) en mi alma?» (Sal. 13:2). «Tus obras son maravillosas y mi alma las conoce bien»
(Sal. 139:14). «Mi alma piensa en eso constantemente» (Lm. 3:20).
«El conocimiento complacerá a tu alma» (Pr. 2:10).
«Conserva una sana sabiduría y discreción... y serán vida para tu alma» (Pr. 3:21, 22).
«Sepas que la sabiduría es así para tu alma» (Pr. 24:14).
Aquí «conocimiento», «consejo», «alzar», «pensar», etc., existen como actividades del intelecto o la mente del hombre, las cuales la Biblia nos dice que provienen del alma.
C) La facultad de la emoción del alma
1) EMOCIONES DE AFECTO
«El alma de Jonatán se unió al alma de David, y Jonatán le amó como a su propia alma» (1 S. 18:1).
«Tú a quien ama mi alma» (Cnt. 1:7).
«Mi alma engrandece al Señor» (Le. 1:46).
«Su vida detesta el pan, y su alma la comida exquisita» (Job 33:20).
«Los que el alma de David odia» (2 S. 5:8).
«Mi alma se enojó con ellos» (Zac. 11:8).
«Amarás al Señor tu Dios... con toda tu alma» (Dt. 6:5).
«Mi alma está cansada de la vida» (Job 10:1).
«Su alma detesta toda clase de comida» (Sal. 107:18).
2) EMOCIONES DE DESEO
«Porque todo lo que desee tu alma... o todo lo que te pida tu alma» (Dt. 14:26).
«Lo que pueda decir tu alma» (1 S. 20:4).
«Mi alma anhela, sí, se desmaya por los patios del Señor» (Sal. 84:2).
«El anhelo de tu alma» (Ez. 24:21).
«Tanto te anhela mi alma, oh Dios» (Sal. 42:1).
«Mi alma suspira por ti por la noche» (Is. 26:9).
«Mi alma está contenta» (Mt. 12:18).
3) EMOCIONES DE SENTIMIENTOS Y SENSACIONES
«Además una espada traspasará tu propia alma» (Le. 2:35).
«Todo el pueblo estaba amargado en el alma» (1 S. 30:6).
«Su alma está amargada y atormentada en su interior» (2 R.4:27).
«Su alma estaba apenada por la miseria de Israel» (Jue. 10:16).
«Cuánto tiempo atormentarás mi alma» (Job 19:2).
«Mi alma exultará en mi Dios» (Is. 61:10).
«Alegra el alma de tu siervo» (Sal. 86:4).
«Su alma se desmayó en su interior» (Sal. 107:5).
«Por qué estás abatida, oh alma mía» (Sal. 42:5).
«Vuelve, oh alma mía, a tu descanso» (Sal. 116:7).
«Mi alma se consume de anhelo» (Sal. 119:20).
«Dulzura para el alma» (Pr. 16:24).
«Deja que tu alma se deleite en la gordura» (Is. 55:2).
«Mi alma se desmayó dentro de mí» (Jon. 2:7).
«Mi alma estaba muy apenada» (Mt. 26:38).
«Ahora mi alma está inquieta» (Jn. 12:27).
«Estaba atormentado en su justa alma día tras día» (2 P. 2:8).
En estas observaciones sobre las diversas emociones del hombre podemos descubrir que nuestra alma es capaz de amar y de odiar, de desear y de aspirar, de sentir y de percibir.
De este breve estudio bíblico se hace evidente que el alma del hombre posee la parte conocida como voluntad, la parte conocida como mente o intelecto y la parte conocida como emoción.
W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia