Re: Los testigos cristianos de Jehovà y las transfusiones de sangre.
Cuando Caín mató a Abel, Jehová le dijo:La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo Génesis 4:10).
Al mencionar Dios la sangre de Abel, se refería a su vida. Caín le había quitado la vida a su hermano y tenía que ser castigado. Era como si la sangre, o la vida, de Abel clamara a Jehová por justicia. La relación entre la vida y la sangre volvió a mostrarse después del Diluvio de Noé. Antes del Diluvio, los seres humanos solo comían frutas, verduras, cereales y frutos secos. Pero después hubo un cambio. Jehová les dijo a Noé y sus hijos:Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes.Sin embargo, Dios añadió esta prohibición: Solo carne con su alma o vida su sangre no deben comer, Génesis 1:29; 9:3,4.
Está claro que, para Jehová, la vida y la sangre están muy relacionadas.
Un modo de mostrar respeto por la sangre es no comiéndola. En la Ley que dio a los israelitas, Jehová mandó:En cuanto a cualquier hombre que al cazar prenda una bestia salvaje o un ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar la sangre de esta y cubrirla con polvo. Porque dije yo a los hijos de Israel: No deben comer la sangre de ninguna clase de carne(Levítico 17:13,14)
La prohibición de comer sangre animal, que Dios ya había dado a Noé unos ochocientos años antes, aún era válida Estaba claro lo que pensaba Jehová:sus siervos podían comer la carne de los animales, pero no la sangre.
Tenían que derramarla en el suelo, lo cual era como devolver a Dios la vida del animal.
A los cristianos se nos ha dado un mandato parecido. En el siglo primero, los apóstoles y otros hombres que dirigían a los discípulos de Jesús se reunieron para decidir qué mandatos debían obedecer todos los cristianos. Esta fue la conclusión a la que llegaron: Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas (animales no desangrados), y de fornicación (Hechos 15:28,29; 21:25).Así que debemos abstenernos de la sangre.
Cordialmente
Cuando Caín mató a Abel, Jehová le dijo:La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo Génesis 4:10).
Al mencionar Dios la sangre de Abel, se refería a su vida. Caín le había quitado la vida a su hermano y tenía que ser castigado. Era como si la sangre, o la vida, de Abel clamara a Jehová por justicia. La relación entre la vida y la sangre volvió a mostrarse después del Diluvio de Noé. Antes del Diluvio, los seres humanos solo comían frutas, verduras, cereales y frutos secos. Pero después hubo un cambio. Jehová les dijo a Noé y sus hijos:Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes.Sin embargo, Dios añadió esta prohibición: Solo carne con su alma o vida su sangre no deben comer, Génesis 1:29; 9:3,4.
Está claro que, para Jehová, la vida y la sangre están muy relacionadas.
Un modo de mostrar respeto por la sangre es no comiéndola. En la Ley que dio a los israelitas, Jehová mandó:En cuanto a cualquier hombre que al cazar prenda una bestia salvaje o un ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar la sangre de esta y cubrirla con polvo. Porque dije yo a los hijos de Israel: No deben comer la sangre de ninguna clase de carne(Levítico 17:13,14)
La prohibición de comer sangre animal, que Dios ya había dado a Noé unos ochocientos años antes, aún era válida Estaba claro lo que pensaba Jehová:sus siervos podían comer la carne de los animales, pero no la sangre.
Tenían que derramarla en el suelo, lo cual era como devolver a Dios la vida del animal.
A los cristianos se nos ha dado un mandato parecido. En el siglo primero, los apóstoles y otros hombres que dirigían a los discípulos de Jesús se reunieron para decidir qué mandatos debían obedecer todos los cristianos. Esta fue la conclusión a la que llegaron: Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas (animales no desangrados), y de fornicación (Hechos 15:28,29; 21:25).Así que debemos abstenernos de la sangre.
Cordialmente