Re: La Sanidad
El príncipe de este mundo, opera en el mundo, con su hijos. ERllos estan bajo el poder del maligno.
Los hijos de Dios que hemos sido engendrados no ce carne ni sangre ni de voluntad de varón, sino de Dios estamos en Su reino, donde hay luz; y las tinieblas del diablo no puedne prevalecer en la luz del reino de Dios.
El príncipe de este mundo ya fue expuesto, juzgado y Jesucristo mismo, el Eterno Hijo de Dios vino en Persona a deshacer las obras del diablo, liberar, sanar, dar apertura de la cárcel, etc; para que en Su reino sea Él quien hace Su voluntad. No el maligno.
Los cristianos podemos reprender, exorcizar en el Nombre de nuestro Señor, echar fuera al diablo en el Nombre de Jesús, echar a quien oprime y enferma y mata a la gente del mundo; pero no así a los hijos de Dios donde el Espíritu de Dios está, vive y reina.
Es enfermizo pretender que a las ovejas del Señor venga el enemigo a matarlas, destruirlas ó enfermarlas. ¿que pastor permitiría que viniera el lobo a hacerle eso a sus ovejas?
¡Ninguno!.
Pues bien. El Señor Jesús, quien es mi Pastor me ha dicho que en y con Él nada me faltara pues soy yo oveja de Su prado y nadie toca uno solo de mis cabellos si no es por la voluntad de Dios.
MI Pastor me pastorea, mi Padre tiene cuidado de mi; el me pule como la plata, soy pámpano de Su Vid, Él poda mis hojas y me ama y me corrige sin que tenga que intervenir el maligno enemigo.
Estoy cansado de escuchar las charlatanerías de los asalariados, obreros fraudulentos, mercaderes del evangelio ligth, de los curanderos neocarismáticos que creen tener en sus manos el control de todo, pretextando que sus herejías son “fe”. Son un averguenza para el evangelio, pára la iglesia y piuedra de tropiezo para pequeñitos e inconversos.
Saludos.
El príncipe de este mundo, opera en el mundo, con su hijos. ERllos estan bajo el poder del maligno.
Los hijos de Dios que hemos sido engendrados no ce carne ni sangre ni de voluntad de varón, sino de Dios estamos en Su reino, donde hay luz; y las tinieblas del diablo no puedne prevalecer en la luz del reino de Dios.
El príncipe de este mundo ya fue expuesto, juzgado y Jesucristo mismo, el Eterno Hijo de Dios vino en Persona a deshacer las obras del diablo, liberar, sanar, dar apertura de la cárcel, etc; para que en Su reino sea Él quien hace Su voluntad. No el maligno.
Los cristianos podemos reprender, exorcizar en el Nombre de nuestro Señor, echar fuera al diablo en el Nombre de Jesús, echar a quien oprime y enferma y mata a la gente del mundo; pero no así a los hijos de Dios donde el Espíritu de Dios está, vive y reina.
Es enfermizo pretender que a las ovejas del Señor venga el enemigo a matarlas, destruirlas ó enfermarlas. ¿que pastor permitiría que viniera el lobo a hacerle eso a sus ovejas?
¡Ninguno!.
Pues bien. El Señor Jesús, quien es mi Pastor me ha dicho que en y con Él nada me faltara pues soy yo oveja de Su prado y nadie toca uno solo de mis cabellos si no es por la voluntad de Dios.
MI Pastor me pastorea, mi Padre tiene cuidado de mi; el me pule como la plata, soy pámpano de Su Vid, Él poda mis hojas y me ama y me corrige sin que tenga que intervenir el maligno enemigo.
Estoy cansado de escuchar las charlatanerías de los asalariados, obreros fraudulentos, mercaderes del evangelio ligth, de los curanderos neocarismáticos que creen tener en sus manos el control de todo, pretextando que sus herejías son “fe”. Son un averguenza para el evangelio, pára la iglesia y piuedra de tropiezo para pequeñitos e inconversos.
Saludos.