Re: Jesús el Arcángel Miguel y sí que lo es.
Estimado misters. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: "Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe." Daniel 10:21
Miguel. Heb. Mika"el, literalmente "¿quién como Dios?" Aquí se lo describe como "uno de los principales príncipes [Heb. Ñarim]". Posteriormente se lo describe como el protector especial de Israel (cap. 12: 1). No se declara exactamente su identidad aquí, pero una comparación con otros pasajes lo identifica como Cristo. En Jud. 9 se lo llama "el arcángel". Según 1 Tes. 4: 16, se relaciona la "voz de arcángel" con la resurrección de los santos en ocasión de la venida de Jesucristo declaró que los muertos saldrán de sus tumbas cuando oigan la voz del Hijo del Hombre (Juan 5: 28) eso parece claro que Miguel no es otro sino el mismo Señor Jesús.
El nombre Miguel sólo aparece en la Biblia en pasajes apocalípticos (Dan. 10: 13, 21; 12: 1; Jud. 9; Apoc. 12: 7), en casos cuando Cristo está en conflicto directo con Satanás. El nombre hebreo, que significa "¿quién como Dios?", es a la vez una interrogación y un desafío. En vista de que la rebelión de Satanás es esencialmente un intento de usurpar el trono de Dios y ser "semejante al Altísimo" (Isa. 14: 14), el nombre Miguel es sumamente apropiado para aquel que ha emprendido la tarea de vindicar el carácter de Dios y refutar las pretensiones de Satanás.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimado misters. Saludos cordiales.
Tú dices:
Dan 10:1 En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.
Dan 10:2 En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas.
Dan 10:3 No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ung:uento, hasta que se cumplieron las tres semanas.
Dan 10:4 Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
Dan 10:5 Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz.
Dan 10:6 Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.
Dan 10:7 Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron.
Dan 10:8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
Dan 10:9 Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.
Dan 10:10 Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
Dan 10:11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando.
Dan 10:12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
Dan 10:13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.
Dan 10:14 He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.
Dan 10:15 Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
Dan 10:16 Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.
Dan 10:17 ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.
Dan 10:18 Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,
Dan 10:19 y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
Dan 10:20 El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.
Dan 10:21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.
Claramente aquí se aprecia lo siguiente:
La descripción que se hace de aquel que es semejante al hijo del hombre es similar a la que se hace de Jesucristo en Apocalipsis.
Miguel, uno de los principales príncipes viene a ayudar a aquel que es semejante al hijo del hombre... (Jesucristo)
Luego hay una gran diferenciación entre Miguel y el hijo del hombre (Jesucristo)...
Jesucristo no es MIGUEL.
Respondo: "Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe." Daniel 10:21
Miguel. Heb. Mika"el, literalmente "¿quién como Dios?" Aquí se lo describe como "uno de los principales príncipes [Heb. Ñarim]". Posteriormente se lo describe como el protector especial de Israel (cap. 12: 1). No se declara exactamente su identidad aquí, pero una comparación con otros pasajes lo identifica como Cristo. En Jud. 9 se lo llama "el arcángel". Según 1 Tes. 4: 16, se relaciona la "voz de arcángel" con la resurrección de los santos en ocasión de la venida de Jesucristo declaró que los muertos saldrán de sus tumbas cuando oigan la voz del Hijo del Hombre (Juan 5: 28) eso parece claro que Miguel no es otro sino el mismo Señor Jesús.
El nombre Miguel sólo aparece en la Biblia en pasajes apocalípticos (Dan. 10: 13, 21; 12: 1; Jud. 9; Apoc. 12: 7), en casos cuando Cristo está en conflicto directo con Satanás. El nombre hebreo, que significa "¿quién como Dios?", es a la vez una interrogación y un desafío. En vista de que la rebelión de Satanás es esencialmente un intento de usurpar el trono de Dios y ser "semejante al Altísimo" (Isa. 14: 14), el nombre Miguel es sumamente apropiado para aquel que ha emprendido la tarea de vindicar el carácter de Dios y refutar las pretensiones de Satanás.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.