Re: "HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO"
No, no somos inmortales. Claro que morimos, yo ya morí, por cierto ¿y tu?
Ahora bien, no hay tal destrucción ni tal desaparición del espíritu, de lo contrario la palabra "dormimos" será totalmente innecesaria en el texto bíblico.
Cuando "morimos" el cuerpo debe ser destruido por distintos motivos que espero recuerdes; pero no dice la escritura que el espíritu deba ser destruidoa...a menos que seas un enemigo de Dios y ahí si que como dice la escritura, es el fin. Veamos:
"Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno".
Es decir, el alma solo puede ser destruida en el infierno. No en el paraíso.
Pero si niegan el infierno, niegan el paraíso, niegan el seno de Abraham, el Hades, las entrañas de al tierra y todo es reducido a una zanja de 2 m de profundidad; y que, desaparece el alma y el espíritu del creyente en vez de dormir, pues cerramos y nos vamos.
No tendría absolutamente ningún sentido la vida ni la muerte del creyente, todo sería descender al Seol, desaparecer y todo sería vanidad. Toda la obra del Señor Jesucristo habría sido en vano.
Pues bien, de acuerdo a la creencia aniquilacionista el espíritu del creyente desaparece pero no dicen donde, ni porqué, ni como se reinventaría en caso de que para ellos exista la resurrección pues ya aniquilado el espíritu, del alma y el cuerpo pues no se que quede de ese "gusano que no muere", resulta que si que murió, desapareció...se desintegró y todo se olvidó.
Esto deja un futuro incierto, con al menos dos posibilidades igualmente inciertas, lo que constituye una paradoja: Se acabe todo y punto como dice el predicador. No hay más vida, cerramos y nos vamos, "comamos y bebamos que mañana miriremos", al fin que todo fue en vano, incluida la obra salvífica del Señor. La otra posibilidad ante tal desolador panorama, sería que se hiciera otra creación con otros personajes, pero desde luego no con los creyentes que sin esperanza alguna descendieron al seol, se apagó su luz, su vela se apagó, su gusano murió, se extinguieron, no queda más de ellos nada y entonces se reinvente todo y a ver de donde los recuerdos del otrora creyente.
Ese panorama después de la muerte quizás le espera a quien se perfila hacia la muerte segunda, perooo, que si en realidad hubiesen sido aniquilados como Ud proponen, ni siquiera sabrían porque razón están ahí en ese luego de tormento que es el lago de fuego, ni sabrían porqué tendrían que crujir sus dientes. es decir, serían espíritus de reciente creación hechos solo para atormentarlos.
Los aniquilacionistas de un plumazo quieren desaparecer todo el plan de Dios, quieren desentenderse del propósito eterno de Dios que es establecer su Tabernáculo copn el hombre (cuepro, alma, mente, espíritu, sentimientos, recuerdos...) simplemente niegan todo basados en dichos fuera de contexto del diablo, y del predicador.
De la misma manera, los aniquilacionistas quieren desaparecer la obra salvífica del Salvador, quien conforme a las escrituras se afirma que nos dio vida nueva, vida eterna, vida en abundancia.
Señores aniquilacionistas, no están tratando de destruir el alma y espíritu del creyente, sino la obra misma del eterno Hijo de Dios y el propósito eterno de Dios. Por esto les resulta inadmisible que Jesús le dijera a su compañero de martirio que estarían ese mismo día en el Paraíso. No lo pueden entender, ni creer, ni les es permitido que lo crean.
Tienes razón. Dios abolió la muerte. Aquí está el apoyo escritural para este versículo que citas:
1 Corintios 15:55-57
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Este verso es alusivo a lo que dice el verso al que tú tomas como referencia. Mira que te hablo porque eres entendido y sé que entiendes perfectamente que Jesús resucitó y venció la muerte. Por eso puede decir: "Sorbida es la muerte en victoria". Por lo cual entendemos que de lo que se está hablando no es del espíritu; sino del cuerpo que resucitará y la muerte no puede retenerlo, como tampoco pudo retenerlo a él. Cuando venció, tomó las llaves de la muerte; por lo cual es poderoso para que con voz de mando diga: "venid benditos de mi Padre".
El abolir la muerte, debe pues entenderse, que resucitó de los muertos aboliendo la muerte y sacó a luz la vida (de la sepultura) para que prediquemos el evangelio de las buenas nuevas, de que Jesús ha vencido y tienes las llaves de la muerte, la inmortalidad por medio del evangelio,
Es la única enseñanza acerca de la muerte que la escritura nos enseña y es nuestra esperanza, pues dice que nos llamará y resucitaremos, así como él murió y resucito, también así lo haremos.
¿Qué prueba todo esto? Pues que morimos y descansamos, o sea, esperamos nuestro regalo: "la resurrección prometida".
Esto lo enseña claramente Jesús también: Juan 14:3 Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, también ustedes estén.
Esa es una promesa de Jesús. Jesús no enseñó que cuando uno se muere se va con él a un lugar preparado para esperar siendo consciente y gozando de las maravillas del cielo. Jesús dijo que vendrá otra vez y nos llevará con él, para estar en donde él está. Pero Jesús es claro cuando dice: "y si me fuere"; esto no porque lo dude, sino para que los discípulos supieran que su reino no es de este mundo y que entendieran que debía irse y regresar victorioso.
La muerte pues, es así como lo que pasó con Jesús, quien le dijo a María: "no me toques porque todavía no he ido al Padre". Jesús no murió y se fue al Padre. Está clara la palabra de Jesús. La esperanza que nos dio es "no temáis, yo he vencido al mundo.."
Mientras estemos en el mundo sufriremos y moriremos, pero Jesús nos ha prometido que estaremos en donde él está, que vendrá otra vez para llevarnos con él: en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Es bien claro que no somos inmortales, pues perdimos nuestra inmortalidad al no tener acceso al árbol de la vida; sino que morimos; pero tenemos promesa de resurrección, así como Cristo resucitó. "Al que venciere, yo le daré a que coma del árbol de la vida".
No, no somos inmortales. Claro que morimos, yo ya morí, por cierto ¿y tu?
Ahora bien, no hay tal destrucción ni tal desaparición del espíritu, de lo contrario la palabra "dormimos" será totalmente innecesaria en el texto bíblico.
Cuando "morimos" el cuerpo debe ser destruido por distintos motivos que espero recuerdes; pero no dice la escritura que el espíritu deba ser destruidoa...a menos que seas un enemigo de Dios y ahí si que como dice la escritura, es el fin. Veamos:
"Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno".
Es decir, el alma solo puede ser destruida en el infierno. No en el paraíso.
Pero si niegan el infierno, niegan el paraíso, niegan el seno de Abraham, el Hades, las entrañas de al tierra y todo es reducido a una zanja de 2 m de profundidad; y que, desaparece el alma y el espíritu del creyente en vez de dormir, pues cerramos y nos vamos.
No tendría absolutamente ningún sentido la vida ni la muerte del creyente, todo sería descender al Seol, desaparecer y todo sería vanidad. Toda la obra del Señor Jesucristo habría sido en vano.
Pues bien, de acuerdo a la creencia aniquilacionista el espíritu del creyente desaparece pero no dicen donde, ni porqué, ni como se reinventaría en caso de que para ellos exista la resurrección pues ya aniquilado el espíritu, del alma y el cuerpo pues no se que quede de ese "gusano que no muere", resulta que si que murió, desapareció...se desintegró y todo se olvidó.
Esto deja un futuro incierto, con al menos dos posibilidades igualmente inciertas, lo que constituye una paradoja: Se acabe todo y punto como dice el predicador. No hay más vida, cerramos y nos vamos, "comamos y bebamos que mañana miriremos", al fin que todo fue en vano, incluida la obra salvífica del Señor. La otra posibilidad ante tal desolador panorama, sería que se hiciera otra creación con otros personajes, pero desde luego no con los creyentes que sin esperanza alguna descendieron al seol, se apagó su luz, su vela se apagó, su gusano murió, se extinguieron, no queda más de ellos nada y entonces se reinvente todo y a ver de donde los recuerdos del otrora creyente.
Ese panorama después de la muerte quizás le espera a quien se perfila hacia la muerte segunda, perooo, que si en realidad hubiesen sido aniquilados como Ud proponen, ni siquiera sabrían porque razón están ahí en ese luego de tormento que es el lago de fuego, ni sabrían porqué tendrían que crujir sus dientes. es decir, serían espíritus de reciente creación hechos solo para atormentarlos.
Los aniquilacionistas de un plumazo quieren desaparecer todo el plan de Dios, quieren desentenderse del propósito eterno de Dios que es establecer su Tabernáculo copn el hombre (cuepro, alma, mente, espíritu, sentimientos, recuerdos...) simplemente niegan todo basados en dichos fuera de contexto del diablo, y del predicador.
De la misma manera, los aniquilacionistas quieren desaparecer la obra salvífica del Salvador, quien conforme a las escrituras se afirma que nos dio vida nueva, vida eterna, vida en abundancia.
Señores aniquilacionistas, no están tratando de destruir el alma y espíritu del creyente, sino la obra misma del eterno Hijo de Dios y el propósito eterno de Dios. Por esto les resulta inadmisible que Jesús le dijera a su compañero de martirio que estarían ese mismo día en el Paraíso. No lo pueden entender, ni creer, ni les es permitido que lo crean.