Re: "HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO"
Yo lo que sé es que tu imaginación vuela. Estás opinando, pero no es la verdad. El que tú creas lo quieras creer no lo hace verdadero. Lo que está escrito es la verdad y la verdad es que el pecho de Abraham no es lo suficientemente grande para recibir a tanta gente. Además que Abraham descansa en el polvo hasta hoy y no lo sabe. ESCRITO ESTA en un libro que se llama Eclesiastés y Pedro también dijo : se os puede decir libremente de David que murió y fue sepultado y que su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero David vio a su hijo según la carne: a Jesús cuando resucitó.
La Biblia muestra que cuando la persona muere, duerme y su alma también duerme bajo el altar. Así que Abraham no podía hablar, puesto que como David, su alma duerme bajo el altar del incienso con las almas que son salvas.
Sabemos que el Señor Jesús nunca hubiera puesto en boca de Abraham palabras que este no hubiera pronunciado, por lo que esto es histórico: realmente ocurrió.
Si quisiéramos todavía concederles el que es una parábola como pretenden, todavía nos sobra un incuestionable argumento: ninguna parábola de Jesús es fantasiosa: todas ellas son verosímiles, es decir, todas y cada una de ellas pudo efectivamente ocurrir. Siendo así, entonces cada detalle de Lucas 16:19-31 es pasible de haber ocurrido, caso que se tratase de una alegoría factible pero que no hubiese acontecido. En suma: en cualquier caso que fuese los elementos narrados son verídicos.
Saludos cordiales
Yo lo que sé es que tu imaginación vuela. Estás opinando, pero no es la verdad. El que tú creas lo quieras creer no lo hace verdadero. Lo que está escrito es la verdad y la verdad es que el pecho de Abraham no es lo suficientemente grande para recibir a tanta gente. Además que Abraham descansa en el polvo hasta hoy y no lo sabe. ESCRITO ESTA en un libro que se llama Eclesiastés y Pedro también dijo : se os puede decir libremente de David que murió y fue sepultado y que su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero David vio a su hijo según la carne: a Jesús cuando resucitó.
La Biblia muestra que cuando la persona muere, duerme y su alma también duerme bajo el altar. Así que Abraham no podía hablar, puesto que como David, su alma duerme bajo el altar del incienso con las almas que son salvas.