-Maravillarme ante lo creado no solamente me explica la sabiduría, omnipotencia, sentido artístico y fino humor del diseñador de todo ello, sino que ardo en deseos de conocerle cada día mejor que lo que hasta ahora se me ha mostrado. Las evidencias existentes son provisorias; en cualquier momento serán puestas en ridículo por otras nuevas que las substituirán con no menos garantías que cuando aquellas fueron presentadas. Los creyentes nos curamos en salud.
-Si "los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento denuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1), entonces, lo que la naturaleza muestra la Biblia revela.
-Aunque no soy apicultor, al menos sé que una sola abeja no subsiste por sí misma sino integrando una colmena. Esta constituye la unidad, no la abeja. Las abejas no producen miel sin el néctar de las flores, y a la vez aquellas son útiles para la polinización de estas. La interrelación entre plantas y abejas es en ocasiones muy específica; sólo una especie determinada de abejorro, que visita las flores de la retama hace que los estambres se desplieguen y cubran de polvo de polen la parte inferior del cuerpo del insecto. Únicamente Dios pudo haber hecho esto con dos especies de vida tan distintas.
Saludos cordiales