El Nombre de D-os fue dado por la voluntad de D-os.¿Era la voluntad de EL SEÑOR que se diese a conocer el más sagrado de los nombres? Porque si en épocas antiguas, el pecado de las personas los hizo sucumbir ante Su ira, ¿es nuestro destino futuro quedarnos fuera de este conocimiento que conduce a la vida eterna?
El nombre lo olvidamos los que lo recibimos. El olvido fue gradual.
D-os nos prohibió pronunciar su Nombre sin una razón válida. La pronunciación se limitó a esas razones válidas. Hubo razones válidas en bocas indignas. La pronunciación se limitó al Templo.
Los Templos fueron destruidos. Los legítimos rabinos fueron perseguidos y asesinados. Se reducía la cantidad de portadores de la Torá oral. Se comenzó a escribir lo que debía ser oral.
Se desarrolla el sistema de puntos y rayitas para preservar la vocalización y entonación de las palabras de la Torá.
Antes de ese sistema llamado nequdot, ya se evitaba pronunciar el Nombre. Las nequdot del Nombre Sagrado no fueron para darle pronunciación. Sería contradictorio. Se colocaron las nequdot para referenciar a otras palabras como “Elohim” y “Adon-ai”.
La versión oficial judía es que no sabemos cuál es la pronunciación del Nombre desde hace 2000 años.
Las versiones no judías se basan en vídeos de YouTube y blogs de hace 10 años de evangélicos disfrazados de judíos ashkenazim.
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