Re: El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él, y tiene vida eter
¡Por fin he conseguido copiar y pegar esto en condiciones! ¡Perdonas las molestias foreros! Aquí lo tenéis:
¡Saludos hermano Alfonso! Gracias por tu comprensión y por tu atención. ¡Cómo me gusta que me llames hermanito, dice mucho de ti! ¡Que todas las bendiciones sean contigo y los tuyos!
Jo, Alfonso, buena parte de los argumentos que das en este post ya los has usado anteriormente, y los he ido respondiendo uno a uno. Pero no te preocupes, que seguramente no habré sabido expresarme con claridad. Intentaré hacerlo ahora otra vez con la máxima limpieza posible.
Vamos allá: nadie dice que en la Pascua judía existiera la Presencia Real; cualquier forero puede entrar libremente y mostrar en qué post digo yo eso. Hecha esta aclaración, pasemos al meollo:
En hebreo, la palabra que se usa para hablar del carácter memorial de la Pascua judía (que todos sabemos en qué consistía -Éx 14, 1-14-) es Zikkarón, y los teólogos nos dicen que esta palabra, traducida correctamente como memorial, no significa para ellos sólo el recordatoria de la acción salvadora de Dios en su Historia, sino que conlleva una actualización. Eso no quiere decir que hubiera ningún tipo de presencia real, sino que la Pascua es un acto que se actualiza todos los años, con su celebración. Esto no me lo invento yo, amigo Alfonso; invito a todos los foreros, católicos como yo, evangélicos, adventistas, calvinistas, testigos de Jehová, ortodoxos, anglicanos, judíos o musulmanes, que busquen el testimonio de los historiadores y teólogos, a ver si estoy o no en lo cierto. No tengo nada que ocultar; no digo que no haya ningún investigador que lo niegue, pero a ver cuál es la teoría más aceptada...; pocas cosas de las que yo expreso en los posts son de mi cosecha, casi todo lo obtengo del trabajo de grandes teólogos, si queréis, puedo dar los nombres, pero ya es tan lardo de por sí el mensaje…
Volviendo a lo que estábamos, este carácter actualizador de la Pascua judía, nos hace comprender de forma sencilla cómo es posible la Pascua cristiana, continuadora de la hebrea, y en la que conmemoramos el Sacrificio Santo de Cristo realizado de una vez para siempre, se actualiza éste. No me invento nada, y creo que todos los foreros ven la correlación, hermano Alfonso. Es en este contexto en el que hay que comprender la petición de Cristo que nos transmite Pablo en el relato de la Institución de la Eucaristía (cuando celebraba la Pascua con sus discípulos), aproximadamente del 55 (el más antiguo de los 4 relatos redactados; no hablo de las fuentes orales en que estuvieran basados, ya que tal vez en ese sentido el más antiguo sería el de Marcos), en 1Co, 23-25 -cuando establece la Nueva Alianza, cuyo símbolo es la Eucaristía, con su sacrificio, al igual que la Antigua Alianza tenía una celebración esencial en la Pascua judía-:
Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: "Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío". Asimismo también la copa después de cenar diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío".
Evidentemente, las epístolas de Pablo no están escritas en Hebreo ni Arameo, pero el significado de esta petición de Cristo de que se hiciera el rito en memoria suya, está claro que hay que encontrarlo en la palabra hebrea Zakkarón, que significa memorial (te invito a buscar documentación, hermano Alfonso), pero memorial que actualiza la acción de Dios en su vida. Tú me has hablado varias veces del sistema de sacrificios
del Templo, de los tipos que prefiguraban los antitipos, es decir, de la culminación que significa Cristo y su sacrificio respecto a todos los ritos y esperanzas del Antiguo Testamento (¡y es que eso lo ha dicho la Iglesia Católica siempre, desde su más tierna infancia, hermano, y no ha encontrado en ello ningún obstáculo para defender la Presencia Real de Cristo y su Sacrificio Actualizado en la Eucaristía!; por ejemplo, lee al gran San Agustín, Alfonso), pero sigues sin colocar acertadamente esos pensamientos en el contexto general de 1Co (y de toda la Biblia), que en su capítulo 10, de los versículos del 14 al 21, no deja lugar a dudas de que para el Apóstol de los Gentiles la Eucaristía es sacrificio. Hermano Alfonso y todos los demás foreros, vamos a ir viéndolo de nuevo paso a paso:
Por esto, queridos míos, eviten la idolatría.
Les hablo como a gente sensata; juzguen ustedes mismos lo que voy a decirles.
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
Veamos: en el tercer versículo de estos San Pablo nos dice que al beber el vino y comer el pan en la Sagrada Eucaristía (permitidme esta denominación, hermanos) entramos en comunión con la Sangre y el Cuerpo de Nuestro Señor; hasta ahí todo bien, ¿no es así? Pues bien, continuemos:
Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.
Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar?
¿Quiero decir con esto que la carne sacrificada a los ídolos tiene algún valor, o que el ídolo es algo?
No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios.
Ahora: ¿no comenta el de Tarso en el segundo de estos cuatro versículos que cuando los judíos comían de las víctima que presentaban en sacrificio, estaban en comunión con el altar?; ¿y no dice luego que los que ofrecen sacrificios a los dioses paganos –a los demonios, porque éstos no existen, nos relata Pablo- entran en comunión con esos dioses (demonios)?; ¿todo en orden amigos? Bien, finalicemos entonces:
Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios
¿Y no afirma aquí, en este versículo 21, que no puede participarse a la vez en los sacrificios a los ídolos y en la Eucaristía?
Sacrificio a los ídolos: comunión con los ídolos/demonios.
Eucaristía: comunión con la Sangre y la Carne de Cristo.
¿Entonces la Eucaristía es…? ¡Línea y Bingo, hermanos, jaja! ¡Es eso que todos estáis pensando!
Como ves, hermano Alfonso, era difícil que San Pablo nos lo dejara más claro…
Respecto a lo que me comentas de la Carta a los Hebreos, ya te lo he contestado en los otros post, pero no me importa repetirlo, lo hago encantado amigo Alfonso, te lo mereces: el autor de dicha epístola (que posiblemente no sea San Pablo, aunque eso da igual, ya que es Palabra de Dios) nos dice lo que la Iglesia Católica ha pensado siempre: que Cristo se inmoló de una vez para siempre (Hb 10, 10). Pero es que la Iglesia Católica nunca ha visto en esto un obstáculo para afirmar la Presencia Real en el Pan y en el Vino, Alfonso: el sacrifico actualizado sacramentalmente en la Ofrenda del Pan y del Vino. Anda, por favor hermano, ¿por qué no me analizas también Hb 7, 17?: De hecho, está atestiguado: Tú eres sacerdote para siempre , a semejanza de Melquisedec. O este otro: “Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre” (Hb 7, 21) Recordemos para qué necesitaban todas las civilizaciones antiguas a los sacerdotes, incluida la hebrea, foreros, más aún teniendo en cuenta el contexto de otros fragmentos de esta epístola (y del resto de las Sagradas Escrituras): el sacrificio de los antiguos sacerdotes judíos ya no vale para el perdón de los pecados; esos sacrificios se tenían que realizar una y otra vez todos los años (Hb 10, 1-4), no como el de Cristo, realizado de una vez para siempre, y que verdaderamente borra nuestros pecados; ¿pero eso es rechazar la presencia sacramental? Es más, amigo, cuando analizamos la Epístola a los Hebreos, hay que entender en toda su profundidad también (la verdad no recuerdo si lo mencionas, pero desde luego no en su sentido verdadero) Hb 7, 20-25:
Además, todo esto ha sido confirmado con un juramento. Porque, mientras los descendientes de Leví fueron instituidos sacerdotes sin la garantía de un juramento,
Jesús lo fue con un juramento, el de aquel que le dijo: "Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre".
Por lo tanto, Jesús ha llegado a ser el garante de una Alianza superior.
Los otros sacerdotes tuvieron que ser muchos, porque la muerte les impedía permanecer;
pero Jesús, como permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable.
De ahí que él puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos.
Cristo intercede de muchas maneras, desde luego, ¿pero no es su Santo Sacrificio una de ellas? Ya que vive eternamente para interceder por ellos. Amigo Alfonso, comprendo que este argumento no es definitivo (incluso entendería que dijeras que la carta no menciona el sacramento de forma evidente…), pero con todos mis respetos (porque sabes lo que te aprecio de corazón), no se sostiene por ningún lado que la Carta a los Hebreos contradiga la Presencia Real, bien atestiguada por otro lado todo el Nuevo Testamento, y por el significado de la Pascua Judía (Zikkarón, ¿recuerdas amigo?); que juzguen nuestros hermanos foreros, amigos.
Por otro lado, hermano, aunque ya te lo dijo en otros posts, debo señalarlo otra vez, porque no deja de ser sumamente significativo: ¿por qué la Iglesia Católica, que desde siempre ha defendido la Presencia Real, desde sus comienzos más remotos, también nos habla de la Carta a los Hebreos? Si veía en ella una amenaza contra esta Presencia Real, ¿por qué esto, Alfonso? ¿No sería porque siempre interpretaron los Evangelios y el resto del Nuevo Testamento en este sentido? Y es que no te hablo ni del siglo V, ni del IV, ni del III… ¡Te hablo de San Ignacio de Antioquía, discípulo de San Juan Evangelista, el apóstol que tanto amaba el Señor! Y no olvidemos que ningún otro autor neotestamentario como San Juan (al menos el autor en último instancia del Evangelio que lleva su nombre) habló del santo misterio de la Encarnación de Dios (ver Prólogo de Jn: Y la Palabra (Logos) se hizo carne, y puso su morada entre nosotros –Jn 1, 14-), del que la Eucaristía es una prolongación, ya que Cristo sigue presente entre nosotros mediante el Santo Sacramento. Y fue él el que nos dejó estas palabras de Cristo, en su discurso en la sinagoga de Cafarnaún (Jn 6, 22-66): Yo soy el pan de la vida (Jn 6, 35), y El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida (Jn 6, 54-55). Todos sabéis que con este discurso, muchos de los que le escuchaban se escandalizaron, e incluso bastantes de sus discípulos le abandonaron porque los judíos no tenían permitido ni siquiera beber la sangre de los animales, ya que en ella estaba la misma vida. Ahora pensad una cosa, foreros: ¿por qué tras este discurso, Cristo no “matiza” sus palabras como solía hacer en sus parábolas, sino que se reafirma, y le dice a los Doce ¿También vosotros queréis marcharos? (Jn 6, 67). ¿No habría explicado sus palabras como en otras ocasiones, evitando una mala interpretación de su discurso por parte de sus seguidores? Pensadlo con calma…
Por todo esto que te he dicho hasta ahora, y aunque me cueste decírtelo, porque te has portado muy bien conmigo, el rechazo del sentido literal de las palabras de Cristo (“éste es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre de la Alianza”, o “esta copa es la nueva alianza en mi Sangre”, según cojamos la tradición jerosimilitana [Marcos y Mateo] o la antioquena [1Co y Lucas]–curiosa la coincidencia casi literal, ¿no?-, no se sujeta de ninguna manera, es prácticamente imposible, amigo mío.
Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza Pero hacedlo con dulzura y respeto (1P 3, 15-16). Este ha sido mi intención desde el principio, hermano Alfonso: posiblemente no lo haya conseguido, porque mi mente no es capaz de revelar toda la Verdad que da este sosiego tan grande a mi alma, aunque pruebas suficientes hay de la Presencia Real, como he explicado a lo largo de este post, y en los anteriores. Creo que los foreros ya tienen material suficiente para discernir la Verdad, y decidir por ellos mismos, hermano Alfonso; tú has expuesto tus ideas de forma extensa, al igual que yo. Por eso creo que ya es más conveniente que si queremos comentar algo más, nos lo enviemos de forma privada, ¿no piensas como yo, Alfonso? Me parece que los foreros tendrán también la misma opinión… Aunque por supuesto, eres libre de hacer lo que quieras, ¡faltaría más!
Así que un fuerte abrazo hermano Alfonso. ¡Que sepas que te amo! Cuenta con mis oraciones. Me vas a permitir, aunque sé que tú no le ves sentido, que le pida por ti a Nuestra Madre la Santísima Virgen María; tú no lo crees así, pero te aseguro que ella te mira con ojos de Madre protectora, y siempre te cubrirá con su manto. ¡Que Dios os bendiga a ti y a los tuyos!