Re: El Papa Benedicto condenó la idolatría
¿Se cree las mentiras que vd. mismo dice?; ademàs de seguir repitiendo lo que ya ha quedado respondido y de seguir poniendo a Dios por mentiroso, pues, por ej., a travès del apòstol Pedro, dijo las siguientes palabras, en 2ªPedro 1:20,21:
"Ante todo ninguna profecìa de las (Santas) Escrituras se declara por interpretaciòn privada. Pues no tienen su origen las profecìas en la voluntad de los hombres, sino que hombres santos de Dios hablaron, siendo inspirados por el Espìritu Santo".
Asì que, deje que Dios mismo se explique e interprete a travès de su Palabra, desde Gènesis hasta Apocalipsis, pues en asuntos importantes, es contundente, coherente y sin contradiciones; por tanto, negar, por ej., lo que dice el apòstol Pablo en Hechos 20:29,30 y en 2ªTimoteo 2:16-18, cuando dice que habrìan falsos maestros (apòstatas) que saldrìan entre los mismos obispos despuès de la muerte de los apòstoles, que se extenderìan como la gangrena, es poner, ademàs del apòstol Pablo, a Dios por mentiroso. Por tanto, la Palabra de Dios es el mayor testimonio que tenemos de que la apostasìa entrò despuès de la muerte de los apòstoles, aunque los libros de Historia no reconozcan dicha apostasìa en los primeros siglos cuando se sembrò la "cizaña", entre otras cosas, porque no se desarrollò plenamente hasta años despuès, sobre todo a partir del siglo IV, cuando se unieron Iglesia y Estado. Y ahì sì que tienen mucho que decir, ademàs de la Biblia, buenos libros de Historia, como a partir de los siglos IV/V, la corrupciòn espiritual y moral fuè a màs, que fuè cuando se formò el clero catòlico romano o la Iglesia Catòlica romana.
Y es a partir de esos siglos (IV/V), cuando ya estaban unidos Iglesia y Estado, cuando la Iglesia se habìa convertido en apòstata, que recurrieron a la violencia, a las armas, para silenciar a aquèllos que èllos decìan que eran apòstatas o herejes, cuando, a la vista de Dios, los apòstatas y herejes eran èllos, el clero catòlico romano, recien salidos del cascaròn, al desviarse de las principales leyes y enseñanzas de la Biblia.
Y esa apostasìa que desembocò en la formaciòn del clero catòlico romano en los siglos IV/V, ya estaba en tiempos de los apòstoles, como dice el apòstol Pablo en 1ªTimoteo 4:1-3 y 2ªTimoteo 2:16-18, pero los mismos apòstoles servìan de freno a los apòstatas (2ªTesalonicenses 2:3-12), que despuès de la muerte de los apòstoles, se extendieron como la cizaña y la gangrena, como estaba predicho. Asì que, en tiempos del apòstol Juan, el ùltimo apòstol en morir, la "cizaña", la apostasìa, estaba ya metida en las iglesias o congregaciones, algo que se puede comprobar por lo que èl dice en su primera carta, en 1ªJuan 2:18,19, cuando dice que ya en su tiempo habìan muchos anticristos (apòstatas) que habìan salido de la misma Iglesia, y que se harìan todavìa màs visibles y se extenderìan como gangrena, como estaba predicho, a la muerte de los apòstoles, en ese caso, del ùltimo apòstol vivo entonces, el apòstol Juan (Hechos 20:29,30; 2ªTimoteo 2:16-18; 4:3,4). Y asì fuè.
Sobre todo, a raìz del famoso Concilio de Nicea (en el siglo IV), que, como vd. mismo dice, la Iglesia entonces se paganizò, el imperio romano absorbiò, gradualmente, a los llamados cristianos entonces, siendo pues el Concilio de Nicea una trampa del Diablo, ya que, en realidad, los obispos presentes en aquel concilio, pactaron con el Diablo, a cambio de dinero y poder, es decir, hicieron lo mismo que hizo Judas Iscariote, traicionar a Jesucristo, por dinero y poder. Algo que se puede ver por las consecuencias que despuès tuvo ese pacto, esa uniòn, entre Iglesia y Estado; porque, ademàs, aunque vd. diga lo contrario, la Enciclopedia Britànica tambièn dice textualmente, con referencia al Concilio de Nicea (324/325): "Constantino mismo (el emperador romano) presidiò y dirigiò activamente las discusiones, y propuso personalmente... la fòrmula decisiva que expresaba la relaciòn de Cristo con Dios en el credo que el concilio emitiò,.....Impresionados por el emperador, los obispos -con sòlo dos excepciones- firmaron el credo, aunque muchos de èllos no estaban muy inclinados a hacerlo".
Asì que un pagano, que no tenìa ni idea de lo que decìan las Santas Escrituras, tuvo la ùltima palabra sobre un asunto religioso importante. Ademàs hay que destacar, que muchos de los obispos no estuvieron presentes en ese concilio, siendo uno de èllos, el obispo de Roma, Silvestre, el cual no contò con la confianza del emperador romano Constantino, como asì afirma el Diccionario de Oxford sobre los "papas"; sino que el emperador romano se apoyò en otros obispos, los cuales asistieron evidentemente al Concilio de Nicea, y quienes recibieron despuès una alta distinciòn honorìfica, ocupando incluso puestos de responsabilidad dentro del Estado romano, sustituyendo incluso a gobernadores provinciales, cogiendo tambièn las Leyes del imperio romano, como derecho canònico, y el latìn como idioma oficial; la mayor corrupciòn y apostasìa religiosa de la Historia habìa comenzado.
En definitiva, los llamados cristianos entonces, arrastrados por esos obispos, amigos del emperador romano Constantino, apostataron de la Verdad, traicionaron a Jesucristo, por dinero y poder, se hicieron amigos de este mundo pero enemigos de Dios (Juan 18:36; Santiago 4:4). Y fuè a partir de ahì, del siglo IV/V, cuando tambièn los "papas" se apoderaron del titulo "màximo pontìfice" que hasta entonces habìan llevado los emperadores romanos, cuando la corrupciòn espiritual y moral fuè a màs. Fuè cuando se formò el clero catòlico romano, o lo que es lo mismo, la Iglesia catòlica romana. Fuè tambièn a partir de ahì, de unirse Iglesia y Estado, en el siglo IV, cuando los llamados cristianos cogieron las armas para matar a todo aquel que se le opusiera, llevando la contraria a Jesucristo cuando dijo que todo aquel que mata a espada a espada morirà (Mateo 26:52), pues el Hijo de Dios enseñò que los cristianos debemos regirnos por el amor, primero a Dios y despuès al pròjimo (Mateo 22:37-40), algo que olvidaron pronto los llamados cristianos entonces, del siglo IV, al dejarse llevar por la avaricia, la raìz de todo mal (1ªTimoteo 6:10).
Y con referencia al tìtulo pagano "màximo pontìfice", el mismo escritor que vd. dice, Michael Walsh, ex-jesuita, dice: "el "papa" Leòn I se apoderò del tìtulo pagano "maximo pontìfice", todavìa usado por los "papas" hoy dìa, y que llevaron hasta finales del siglo IV los emperadores romanos". Y segùn este mismo escritor, Michael Walsh, Leòn I basò sus acciones en las palabras de Jesucristo en Mateo 16:15-19, que èllos atribuyeron al apòstol Pedro, cuando todo el contexto, que habla sobre la identidad de Jesucristo, y otros textos bìblicos, indican que se refiere al Hijo de Dios (Mateo 21:42; Efesios 2:19-22; 1ªPedro 2:4-8); pues el mismo apòstol Pedro dijo que èl era una de las "piedras" que se fundamenta en la Piedra Angular, que es Jesucristo (1ªPedro 2:4-8), pues "nadie puede poner otro fundamento que el que està puesto, que es Jesucristo" (1ªCorintios 3:11).
Por otra parte, la Biblia no dice que el apòstol Pedro estuviese en Roma. Aunque era uno de los pilares o columnas de la Iglesia o Congregaciòn cristiana entonces, se dedicò a predicar màs bien a los judìos, los "circuncisos", mientras que el apòstol Pablo predicò mas bien a los no judìos, los gentiles (Gàlatas 2:8,9), quien sì estuvo en Roma, pues la misma Biblia dice que Dios escogiò al apòstol Pablo para predicar a los gentiles (paganos), y fuè el mismo Espìritu de Dios quien guiò al apòstol Pablo a Roma (Hechos 23:11), ciudad que NO era el centro del cristianismo en tiempos de los apòstoles, sino Jerusalèn, como asì lo demuestra la reuniòn que tuvieron los apòstoles y presbìteros (ancianos) en esa ciudad, Jerusalèn, para discutir algunos asuntos religiosos, la cual no fuè dirigida por el apòstol Pedro, aunque estuvo presente y tuvo participaciòn en la misma, sino que fuè Santiago, medio hermano de Jesùs, quien actuò como portavoz y tomò, junto con el Espiritu Santo, la decisiòn pertinente en nombre de los demàs (Hechos 15:2,6,14-18).
Pero, parece ser que, despuès de ser destruida Jerusalèn en el 70 e.c., el centro de reuniòn de los cristianos dirigentes se trasladò a la capital del imperio, a Roma, donde, como bien describe el apòstol Pablo en su carta a los romanos, habìa mucha corrupciòn espiritual y moral, sòlo hay que leer, por ej., Romanos 1:18-32; por lo que, no es de extrañar, y como estaba predicho, que esa corrupciòn espiritual y moral, con el transcurso de los años, y sobre todo despuès de la muerte de los apòstoles, acabaran por absorber y paganizar al cristianismo. Por tanto, esos apòstatas, por mucho que dijeran que èllos eran cristianos, ya no tenìan el favor de Dios ni su Espìritu Santo (Lucas 11:13), el cual Dios sòlo da a las personas sinceras que se adhieren a su Palabra y hacen su voluntad, como dijo el mismo Jesucristo, que no todo el que le dice señor, señor, entrarà en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de su Padre Celestial (Mateo 7:21-23).
Por tanto, es vd. el que repite lo mismo como disco rayado, a pesar del contundente testimonio de la Palabra de Dios y de los buenos libros de Historia. Y seguirà repitiendo lo mismo porque vd. es uno de los apòstatas predichos en la Biblia, que junto con el clero catòlico romano, se han puesto por encima de la Palabra y Ley de Dios, hacièndose èllos mismos dioses, como el clero religioso judìo del tiempo de Jesucristo, a quienes Jesucristo denunciò, quitàndoles la fachada de buenos y de santos, como por ej., en Mateo 15:8,9,14,18,19; captlo. 23 de Mateo; Lucas 11:52; etc...; dejando ver claramente que no hay nadie màs anticlerical que el mismo Jesucristo, y no hay nada màs anticristiano que el clero. Asì que, deje vd. de repetir las mismas burradas que hace vd. el ridìculo.