Vd. no ha demostrado nada. Sigue poniendo doctrinas y palabras de los hombres por encima de la Palabra de Dios, sigue haciendo lo mismo que los fariseos del tiempo de Jesucristo, igual que hacen los fariseos modernos, sobre todo el clero catòlico romano, quienes invalidan la misma Palabra de Dios con sus doctrinas de hombres antibìblicas (Mateo 15:8,9,14,18,19).
Una de esas doctrinas antibìblicas es poner al apòstol Pedro como primer "papa", una enorme apostasìa o herejìa, formada despuès de morir los apòstoles, como estaba predicho en la Biblia. Ya que, "nadie puede poner otro fundamento que el que està puesto que es Jesucristo" (1ªCorintios 3:11); siendo el mismo Hijo de Dios la Piedra Angular sobre quien se fundamenta toda la Iglesia o Congregaciòn cristiana verdadera y Cabeza de esa Iglesia o Congregaciòn, que es su Cuerpo, asì que, el apòstol Pedro es una de las piedras principales o miembros que componen ese Cuerpo (la Iglesia/Congregaciòn), quien predicò mas bien a los judìos, no a los gentiles (los no judìos), a quienes el apòstol Pablo se concentrò en predicar, como a los romanos (Mateo 21:42; Hechos 23:11; Romanos 9:33; Gàlatas 2:8,9; Efesios 2:19-22; Colosenses 1:18; 1ªPedro 2:4-8). Y Jesucristo està vivo para siempre, por tanto, no le hace falta sucesor de ningùn tipo.(Hebreos 7:24,25).
Asì que, todo lo que provenga de esa apostasìa que vd. tanto defiende, de poner al apòstol Pedro como el primer "papa", palabra que empezò a usarse en el siglo III para el obispo de Roma, son apostasìas o herejìas, siendo una de esas herejìas, que se fraguò paulatinamente despuès del ùltimo apòstol en morir, el apòstol Juan (1ªJuan 2:18,19), la de la "trinidad", palabra que ni siquiera aparece en la Biblia ni tiene apoyo bìblico; y que vino, principalmente, a raìz de sustituir el Nombre de Dios, YHWH (Jehovah/Yahveh), por los tìtulos "Dios" o "Señor", confundiendo, en algunos textos bìblicos, el Padre (Jehovah/Yahveh) con el Hijo, Jesucristo.
Asì que, por mucho que vd. repita las mismas mentiras, seguiràn siendo mentiras, y por mucho que quiera vd. hacer creer que el clero catòlico romano tiene algo que ver con Jesucristo y los apòstoles, es màs que evidente que estàn haciendo lo contrario de lo que Dios dice en su Palabra, la Biblia.
Pues, como dije, ni con el mayor detergente limpia vd., u otros, el pasado y el presente que tiene el clero catòlico romano, cuyo origen se remonta a los siglos IV/V cuando se unieron Iglesia y Estado, cuando, segùn la misma Enciclopedia Britànica, Constantino, emperador romano presidiò y dirigiò, en el siglo IV, el Concilio de Nicea, clausurando èl mismo dicho Concilio, un pagano quien ni siquiera estaba bautizado, y a quien lo ùnico que le importaba era unir el imperio romano a toda costa; asì que, los obispos allì presentes fueron tìteres en manos del emperador romano, que fuè el que en realidad convocò dicho Concilio, llevàndolo a su terreno, haciendo que todos los obispos presentes, excepto dos, firmasen algo que no tenìa apoyo bìblico, lo cual a èl no le importaba, ya que todo lo hizo por intereses polìtico-militares, para la unificaciòn del imperio romano entonces; por lo que, los obispos que asistieron al Concilio de Nicea se hicieron amigos del emperador romano, Constantino, pero enemigos de Dios (Santiago 4:4); traicionaron a Jesucristo por dinero y poder; formàndose a partir de ahì, de los siglos IV/V, la mayor corrupciòn religiosa de la Historia, la Catòlica romana, fomentando guerras sangrientas, matando a todo aquel que se les oponìa, quebrantando todos los mandamientos de la Ley de Dios y haciendo todo lo contrario de lo que enseñò Jesucristo (Marcos 12:29-31); como ya estaba predicho, que despuès de la muerte de los apòstoles, surgirìan falsos maestros entre los mismos obispos, a quienes previamente se les habìa impuesto las manos, y arrastrarìan a muchos tras de sì, extendièndose como la gangrena, movidos sobre todo por la avaricia, la raìz de todo mal (Hechos 20:29,30; Colosenses 2:8; 1ªTimoteo 4:1-3; 6:10; 2ªTimoteo 2:16-18; 4:3,4; etc...).
Por tanto, es obvio que la imposiciòn de manos por parte de los obispos apòstatas que surgieron despuès de morir los apòstoles, como estaba predicho, no tenìa ninguna aprobaciòn de Dios, no servìa para nada ya que se habìan desviado de las principales enseñanzas de la Biblia. Asì que, llegò un momento en que la apostasìa estaba tan sumamente extendida, como la cizaña o la gangrena, sobre todo despuès del siglo IV/V, cuando se unieron Iglesia/Estado, que la imposiciòn de manos perdiò su efectividad, pues Dios no puede dar su Espìritu Santo a personas que no estàn enseñando la Verdad pura y simple de la Biblia (Juan 17:3,17; 1ªTimoteo 2:3-6), ni estàn cumpliendo con las Leyes de Dios (Mateo 7:21-23; 15:8,9), pues como dice tambièn el apòstol Pablo, es imposible que aquèllos que fueron alguna vez partìcipes del Espìritu Santo, pero que han caìdo en la apostasìa, puedan alcanzar el arrepentimiento, ya que siguen en su mismo mal proceder (Hebreos 6:4-6; 10:26-31).
Por otra parte, recuerde que para recibir el Espìritu Santo no es necesario que haya imposiciòn de manos; de hecho, Jesucristo dijo que pidièramos al Padre (Dios) por Espìritu Santo, el cual Dios da a toda persona sincera que desea hacer su Voluntad (Lucas 11:13). Ademàs, no olvide que la imposiciòn de manos se hacìa a los cristianos, hombres, aptos para dirigir una iglesia o congregaciòn, pero no solìa imponerse las manos a cristianas, a las mujeres, y sin embargo, èllas tambièn predicaban y profetizaban, es decir, tenìan tambièn el Espìritu Santo, como Priscila, por ej., mujer de Aquilas (Hechos 2:17-21; 18:26-28; 21:9).
De todas formas, y debido a la reciente formaciòn de la Iglesia o Congregaciòn cristiana en el primer siglo, Dios derramò su Espìritu Santo sobre aquellos primeros cristianos para llevar a cabo la ingente labor de predicar las Buenas Nuevas (Evangelio) del Reino de Dios por todo el mundo conocido entonces, capacitando a aquellos primeros cristianos a realizar milagros y obras poderosas, pero una vez que habìa cumplido su objetivo, todas esos dones milagrosos fueron desapareciendo, como asì dice el apòstol Pablo (1ªCorintios 12:27-31; 13:8-13). Y fuè despuès de la muerte de los apòstoles, cuando entrò la apostasìa predicha, que esos dones milagrosos desaparecieron por completo.
Asì que, hoy dìa, teniendo la Palabra inspirada de Dios, tenemos todo lo que necesitamos, la cual nos capacita, a hombres y mujeres, para ser ministros o predicadores de la Palabra de Dios (2ªCorintios 3:5; Filipenses 2:13; 1ªPedro 4:11); por lo que, es Dios mismo quien nos capacita, no hombres imperfectos que contradicen a la propia Palabra de Dios.
En Mateo 7:21-23 dice Jesucristo:
"No todo el que me dice señor señor entrarà en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que està en los Cielos".
Y tambièn en Lucas 11:52:
"Ay de vds. doctores (maestros) de la Ley, pues quitan la llave del conocimiento, y ni vds. entran (en el Reino de los Cielos), y los que quieren entrar, se lo impiden".
Y el apòstol Pablo, en Gàlatas 1:8,9:
"Aunque un àngel del Cielo (o quien sea), os predique un evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema (maldito)".
Por tanto, como dije, ya que tenemos la Palabra de Dios completa, gracias a Dios, no necesitamos nada màs, pues como sigue diciendo el apòstol Pablo, en 2ªTimoteo 3:15-17, todas las Santas Escrituras, desde Gènesis hasta Apocalipsis, es inspirada por Dios, provechosa para enseñar, para convencer, para corregir, para dirigir en justicia, para que el hombre de Dios estè completo y estè equipado para toda buena obra; y obtener ese conocimiento exacto de la Verdad, de la Palabra de Dios, es vital para que alcancemos la salvaciòn (Juan 17:3,17; 1ªTimoteo 2:3-6). Y ese conocimiento de las Santas Escrituras se està dando a conocer al final de la siega, cuando se separa la "cizaña" del "trigo", al final de los tiempos, como estaba predicho (Daniel 12:4,9,10,13).
Asì que, es vd. el que no puede rebatir la Verdad, que es irrebatible, y sigue repitiendo las mismas mentiras, una y otra vez.
Todos contra la idolatrìa (Exodo 20:3-6; Mateo 4:10).