UNA DISTINCIÓN IMPORTANTE
El forista Miniyo escribe:
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La verdad es que aunque Jesús fue Santo desde su nacimiento... nació en un cuerpo mortal... como el de cualquier otro ser humano...
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RESPUESTA BÍBLICA
Permítaseme una distinción:
No como el de cualquier otro ser humano en el sentido espiritual.
El Espíritu Santo no tiene concupiscencia, como la tienen los ángeles y los humanos, por lo tanto, su obra en el vientre de María es Santísima, sin pecado, apartado de los pecadores, ES DECIR, pecado aparte.
El Espíritu Santo es Dios, no hay concupiscencia en él, esa inclinación al mal es propia de la descendencia del primer Adán, inoculada por la serpiente antigua en el jardín del Edén.
Jesús es la cabeza federal de una nueva civilización (Fil.3:20-21).
Cuando está escrito que individualmente somos "Templo del Espíritu Santo" esta declaración está asociada a Cristo, leemos:
Rom 8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
Rom 8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Rom 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Pero tenemos que admitir, que la vieja naturaleza del viejo hombre es carne y la nueva naturaleza es Cristo, es vida nueva.
Estas dos naturalezas coexisten en nosotros:
Carne y Espíritu
Adán y Cristo
En un claro contraste, Cristo, en su carne, no conoció pecado.
¿CÓMO ENTONCES FUE TENTADO POR EL DIABLO?
En el relato de la tentación en Lucas 4:3-12, Jesús no sucumbió a las tentaciones.
La ausencia de concupiscencia en su naturaleza humana es una evidencia importante por la cual no fue seducido por el mal
Su padecimiento al ser tentado (Heb.2:18) debía ser en todo semejante al que experimenta un creyente al momento previo de cometer un pecado, pues no tiene excusa de que el Espíritu Santo no le advirtió:
-"Mira, no lo hagas, tú eres de Cristo"-
Porque si su conciencia no le redarguye es porque la tiene cauterizada y se le da lo mismo llevar una doble vida.
Así como Jesús participó de un bautismo para pecadores arrepentidos, a orillas del Jordán, solo por identificarse con nosotros, de la misma manera no escatimo el ser igual a Dios en su condición Humana, para experimentar el sufrimiento del verdadero creyente al momento de ser tentado.
Y de este modo, como enseña la epístola a los Hebreos, venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, por cuanto se puso en la misma situación nuestra frente a la inminencia del pecado.
¿Acaso no vino Él a buscar y a salvar lo que se había perdido?
¿Cómo, pues, iba a ignorar el poder del pecado, la ley? (1Cor.15:56?
¡Qué extraño Salvador sería!
Él no podía tolerar el pecado, pero para los pecadores Su amor y compasión eran infinitos y por tal motivo se colocó en las sandalias de ellos y en los zapatos nuestros, sea bendito el Señor por los siglos de los siglos.
Y Sus detractores confundieron la compasión hacia los pecadores con la tolerancia hacia el pecado, cuando lo veían comer con los publicanos (Lc.15:2).
Por otro lado, su victoria como verdadero Hombre en resistir las tentaciones, también se atribuye a su perfecta obediencia a la voluntad de Dios, su conocimiento de las Escrituras y su dependencia del Espíritu Santo.
De ahí la necesidad imperiosa del creyente, en sostener una comunión diaria, con Cristo, como si fuese nuestra propia respiración vital (Gál.2:20).