¿Dejé de ser ateo para convertirme en una persona que considera justo que los judíos en masa ardan en una cámara de gases azufrosos por la eternidad? Si el sacrificio de Cristo no nos sirve para renacer en personas mejores que las que éramos, entonces ¿de qué sirve?
"Examinadlo todo y retened lo bueno" dice el Señor a través de su apóstol.
En la búsqueda de la verdad, no es igual un Timoteo, rodeado desde su niñez de la Palabra del Señor por medio de su abuela y madre, a un aborigen de Nueva Guinea de cualquier siglo, en el día del justo juicio de Dios.
1. Quien nos juzga es Cristo, leemos:
Jua_5:22 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,
De manera que descansar en este pensamiento del forista Alissa:
"Así que mi alma descansaba confiando en la misericordia y justicia de Dios".
Una persona que ha oído hablar de Cristo, pero que no ha entendido la justicia de Dios:
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
El alma de Alissa no puede descansar, hasta que entienda que el Sacrificio del Hijo de Dios en el altar de la Cruz, no puede ser obviado, o reemplazado, por nuestra propia justicia, en la cual apelamos a la misericordia de Dios, pero lo queremos hacer sin mirar a la Cruz.
No hicieron esto, los mordidos por la serpiente en el desierto, sabían que mirando a lo alto, a la serpiente de bronce, sobrevivirían, leemos:
Núm 21:8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido
y mirare a ella, vivirá.
Núm 21:9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno,
miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Hasta un hombre adinerado, “un hombre de los fariseos”, “un principal entre los judíos”, “maestro de Israel” y guía espiritual de su nación, tuvo que mirar a la Cruz.
Y me atrevo a decir, que no fue salvo hasta que el Señor fue izado entre el cielo y la tierra, pues a pesar de todos sus privilegios religiosos, sentía una incesante inquietud ante algo que ni su fariseísmo ni todo su sistema de judaísmo podían resolver, era el perdón de sus pecados, para ser justificado delante de Dios.
Como conocedor de las Escrituras antiguas, la pregunta de Job, siempre ha tenido una singular vigencia hasta el día de hoy, leemos:
Job 9:2 Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
Job 25:4
¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios?
¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?
Job 25:5 He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente,
Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos;
Job 25:6
¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano,
Y el hijo de hombre, también gusano?
Es increíble, como el versículo 6 tiene una relación directa con la humillación de Cristo.
¿Y el Hijo del Hombre, también gusano?
El salmo 22 es un salmo mesiánico y allí contemplamos varias referencias a Cristo en la Cruz, entre ellas esta:
Sal 22:6
Más yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
¿CÓMO PRETENDE LA CRIATURA JUSTIFICARSE DELANTE DE DIOS, SI HACE A UN LADO LA HUMILLACIÓN DE CRISTO EN EL ALTAR DE LA CRUZ?
Jua 3:14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
Jua 3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
Con el aborigen de Nueva Guinea, no hay problema, ni tampoco con aquellos que jamás oyeron hablar de Cristo, nacieron y murieron bajo la concepción de otros sistemas religiosos.
Ellos serán juzgados por su conciencia, como leemos aquí:
Rom 2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
Rom 2:15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,
dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Pero en las Escrituras no hay reserva ni misterio con respecto a cuál será la porción de aquellos que «obedecen el Evangelio» y de aquellos que lo rechazan.
De esta elección depende el destino eterno de cada uno.
De ahí la virulencia con que es atacada la Biblia; porque si Cristo está más allá de nuestro alcance, nuestra responsabilidad se acaba, como en el caso del aborigen de Nueva Guinea.
Nicodemo tuvo que haber entendido, luego de contemplar a Aquel, con quien conversó a escondidas de sus colegas, aquella noche, y verlo izado entre el cielo y la tierra, como una mirada de Fe, al que ha muerto en la Cruz, no solamente le otorgaba el perdón de sus pecados, como aquel Cordero de Dios que anunció Juan el Bautista, sino también como el profeta había señalado, leemos:
EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO
Isa 53:5 Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isa 53:6
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino;
más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isa 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Isa 53:8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
CONCLUSIÓN
Cuando una criatura oye el evangelio, queda responsable de su propio destino eterno.
Aquí no hay pataleos de ninguna índole.
O se es de Cristo o no se es.
Jua_12:48 El que me rechaza,
y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Así, las consecuencias de aceptar o de rechazar a Cristo son eternas.
No hay ninguna otra cuestión que quede abierta, ya Dios habló en el Altar de la Cruz.