Re: ¿Cómo será Dios con los pecadores, justo o misericordioso?
Muy completa tu explicación, pero muy enrevesada.
Empezad por suprimir la palabra justicia debido a las connotaciones judiciales que tiene, y sustituidla por la que convenga en cada caso y a lo mejor así conseguimos llegar a entender algo.
El término hebreo que solemos traducir por "justicia" está cargado de dos significados fundamentales, de los que se derivan luego connotaciones diferentes según los contextos en que se le emplea. Por un lado designa una relación no principalmente con la norma ética o jurídica, sino con la comunidad: indica una actitud fiel, leal y constructiva respecto a la comunidad, y no tanto obediencia a unas normas. Por otro lado, la justicia bíblica indica también una condición óptima de la comunidad, un estado de salud comunitario, por el que el individuo se encuentra viviendo dentro de una red de relaciones públicas armoniosas y saludables. Por consiguiente, creemos que el término $edaqah puede traducirse —como ya han propuesto varios exegetas— por "fidelidad / lealtad a la comunidad" o por "solidaridad con la comunidad". Se trata, pues, de un término/concepto vinculado siempre a la idea de relaciones sociales armoniosas que dan origen a un bienestar, a un "orden" comunitario. En relación con la definición de Ulpiano y de Tomás podríamos decir que no interesa tanto el lado subjetivo de la "voluntas" cuanto más bien el lado objetivo del "unicuique", puesto que indica la comunidad. El ser justo no se mide por una norma abstracta y absoluta, sino por las exigencias concretas de relaciones de comunión con Dios y con los hombres. Algunos autores preferirían distinguir, en hebreo, entre sedagah para indicar un "acto" justo, y sedeq, que designaría más bien una cualidad, un orden justo. Pero esta distinción no parece estar justificada.
Abrahán creyó en su Dios. El verbo "creer" significa literalmente en hebreo "apoyarse fijamente en alguna cosa". Abrahán renuncia a buscar en sí mismo un apoyo, una seguridad, y se fía completamente de Yhwh, por muy paradójica e increíble que le parezca su promesa. Así pues, Abrahán creyó en Dios, "que le consideró como un hombre justo" (Gén 15,6).
¿Quién es "justo" en un proceso? ¿Cómo establecer el criterio de la justicia? ¿Qué es la justicia? Para responder, me permito recoger una larga cita de G. von Rad: "También la convivencia de los hombres se juzgaba por completo desde el punto de vista de la fidelidad comunitaria.
Naturalmente, era también a menudo función de los tribunales locales examinar el comportamiento de un hombre sobre la base de su fidelidad comunitaria y declarar su inocencia o su punibilidad. Sin embargo, no se puede decir ni mucho menos que este concepto veterotestamentario de justicia sea un concepto específicamente forense; abarcaba toda la vida de los israelitas, siempre que se encontrasen en una relación comunitaria. Y sobre todo un comportamiento de fidelidad comunitaria incluye mucho más que una simple corrección o legalidad, más que una justicia en nuestro sentido del término. Aquella relación de interdependencia exigía pruebas de bondad, de fidelidad y —según las circunstancias— de compasión caritativa con el pobre y con el que sufre (Prov 12,10; 21,26; 29,27)".
La justicia significa también "paz" (salóm), es decir, integridad y plenitud saludable de la existencia. Tanto la justicia como la paz son don de Dios, inseparables la una de la otra: "La justicia y la paz se abrazarán" (Sal 85,11). Dios es capaz de hacer brotar la paz y la justicia, es decir, de instituir una sociedad nueva: "La tierra producirá lealtad y la justicia mirará desde los cielos" (Sal 85,13).La "tórah". El concepto de justicia aparece varias veces en el contexto de los códigos legales. Es justo el que es fiel a la tórah y la observa; culpable el que no la sigue (cf Ex 23,7: "No hagas morir al inocente y al justo, porque yo no absolveré al malvado"). Se ha querido ver una derivación cultual del concepto de justicia, en el sentido de que se referiría siempre a la declaración de los sacerdotes, que reconocían en los que participaban en el culto la observancia de los preceptos de la ley (cf Sal 24).
Dios ha dado a su pueblo "leyes y mandamientos justos" (Dt 4,8). Toda la obra histórica del Deuteronomio exhorta con calor e insistencia a la obediencia a la "ley" dada por Dios. ¿Pero qué es la tórah? Se suele traducir este término hebreo por "ley" o "instrucción"; pero, mirándolo bien, no se trata simplemente de una "orden" o mandamiento, ni de una pura instrucción, en el sentido de una enseñanza doctrinal abstracta. La tórah es una instrucción teórico-práctica, dada con vistas a la edificación de la comunidad de Yhwh. Por tanto, podríamos traducirla por "ordenamiento comunitario". Efectivamente, atañe a todos los comportamientos justos, es decir, constructivos, de la comunidad. Por tanto, es justo aquel que observa la tórah, no tanto y no sólo porque obedece a una ley, sino porque realiza su fidelidad a la comunidad, obedeciendo y practicando la tórah. Por otra parte, hay que recordar que Israel no es capaz de observar la tórah si Dios no le circuncida el corazón: "El Señor, tu Dios, circuncidará tu corazón y el de tus descendientes para que le ames con todo tu corazón y toda tu alma, y así vivas" (Dt 30,6).
Por eso la justicia es gracia de Dios y no un mérito de Israel, es un don y no una conquista
El justo es aquel que posee la sabiduría, es decir, el conocimiento de Dios (2,13). Por el contrario, el culto a los ídolos sin nombre es principio, causa y fin de todo mal (14,27). Una comunidad o sociedad que no reconoce a Dios no puede tener otra ley que "la fuerza" (2,11), es decir, la violencia injusta. El justo está iluminado por la luz de la justicia (5,6); se reviste de la coraza de la justicia (5,18).
La injusticia se va acumulando de generación en generación, dando lugar a una estructura injusta en el mundo (12,10-11), a una especie de fuerza insuperable. Pero Dios interviene dando lugar a la conversión, otorgando la sabiduría, que es fuente de justicia.
La injusticia es la fuerza al servicio del egoísmo; la justicia es el amor al servicio de la vida: "Tienes misericordia de todos porque todo lo puedes, y pasas por alto los pecados de los hombres para llevarlos al arrepentimiento. Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que hiciste, pues si algo aborrecieras no lo habrías creado. ¿Y cómo podría conservarse si no hubiese sido llamado por ti? Pero tú perdonas a todos, porque todo es tuyo, Señor, que amas cuanto existe" (Sab 11,23-26).
Si en Dios la justicia es su amor poderoso que hace vivir y que perdona, la justicia humana no será más que amor y perdón recíproco.
Dios declara que la fe de Abrahán es "justicia", esto es, una actitud de disponibilidad para la comunión con él. En efecto, creer quiere decir estar pronto y dispuesto lealmente para la comunión con Yhwh; y esto es ser justo. Solamente el justo es realmente creyente. La "justicia", en este trozo, designa, por consiguiente, una conducta que se desarrolla en el interior de una relación de comunión entre dos partes, Dios y Abrahán. La justicia establece, garantiza y mantiene la comunión; Abrahán es justo porque se abre a la comunión con Dios; pero su justicia es reconocida y acogida por el Dios justo. Entre Dios y Abrahán reina la justicia porque han desaparecido todos los obstáculos para la comunión entre los dos.
El ámbito de la justicia creada por Dios no es solamente el individuo y su vida interior, sino su existencia en la comunidad y sus relaciones con los demás hombres. Dios actúa con su justicia, que es la voluntad eficaz de crear la comunidad de su pueblo, y le da la capacidad de ser fiel a la comunidad. El ámbito de la justicia es más amplio que el que circunscriben las leyes. Así pues, el salmista presupone que el hombre no es capaz por sí solo de construir la comunidad y de tener una vida justa sin la intervención de la justicia divina. La justicia divina equivale, por tanto, a la salvación que Dios realiza para el hombre tanto en el ámbito individual como comunitario. Cuando Dios es llamado "justo juez" (Sal 9,9; 96,13; 98,9), se desea expresar no tanto una justicia distributiva cuanto más bien la función regia que Dios ejerce liberando a los débiles,
a los oprimidos, a los pobres. Dios es justo porque ayuda, porque es benévolo y misericordioso, porque libera y da la victoria, porque salva y hace a los hombres capaces de ser justos.
Muy completa tu explicación, pero muy enrevesada.
Empezad por suprimir la palabra justicia debido a las connotaciones judiciales que tiene, y sustituidla por la que convenga en cada caso y a lo mejor así conseguimos llegar a entender algo.