Porque quien quiera amar a Cristo debe abrir el corazón y amar a su prójimo tanto como a si mismo. Y eso incluye a Maria Santísima, Madre del Señor y quien debemos amar sin condiciones.
Sigue siendo innecesaria para la salvación.
La sierva del Señor no pudo haber muerto en la cruz ni tomado el libro de los juicios.
No necesitamos a maría. Cristo es suficiente.