Dios te bendiga OMAR MORENO.
Tu mensaje estaba dirigido a catolicopalermo, pero como soy católico quisiera comentar algo.
Pablo nos dijo que es de hombres carnales dividirse y afirmarse seguidor de alguno y no de Cristo. Gran verdad. Si yo hubiese estado vivo en aquél entonces hubiera sido de los de Cefas. Lo que significa que todavía hoy siento simpatía hacía Pedro y a Pablo lo amo empáticamente. Pero esta vez lo de nosotros va más allá. Nosotros creemos que quien inspira el Magisterio es el Espíritu Santo y naturalmente ese no depende ni de su relación con el Señor ni de nada más (los carismas no imparten gracia salvífica), son siervos. El orden sacerdotal ha seguido una tradición que tiene su comienzo, trazando una línea ininterrumpida, en los apóstoles y las promesas hechas a ellos son para nosotros los cristianos, todas y cada una de ellas, sin excepción. Esa verdad (promesas) ha sido guardada perfectamente por la institución (si lo prefieres así) Católica porque está asistida por el Espíritu Santo; señal de ello es la promesa de que las puertas del infierno no triunfarán sobre Ella; si proclamáramos un sólo error en materia de fe, ya ha vencido el Infierno sobre ella y eso no pasará Jamás!. Hay sacramentos por los que se imparte gracia salvífica y la Iglesia Católica los administra. Ahora, ¿cómo no sentirnos orgullosos de estar aquí? Somos carnales! En el momento que encontramos a Jesús nuestra única confianza se convierte en El. Nuestra Roca es El. Nuestro todo y herencia es El.
Pero hay un detalle que se te escapa... El se desposó con su Iglesia y El no puede jamás cometer adulterio ni abandonarle por ninguna razón porque así lo prometió por los siglos. Osea que no hay pecado ni falta en esta historia que nos separe de El. ¿Cómo no sentirnos orgullosos de sabernos destinatarios de una verdad completa y perfecta? ¿Cómo no alegrarnos y gozarnos por sabernos desposados con el más hermoso de los hijos de los hombres?
Tu inquietud... sí, tienes razón, nadie por el simple hecho de pertenecer a esta Iglesia es receptor de todas esas promesas. Hay que vivir de acuerdo a su voluntad y aceptarle a El y sólo entonces le son concedidas.
En el Amor de Jesús.
Gabaon.
Tu mensaje estaba dirigido a catolicopalermo, pero como soy católico quisiera comentar algo.
Pablo nos dijo que es de hombres carnales dividirse y afirmarse seguidor de alguno y no de Cristo. Gran verdad. Si yo hubiese estado vivo en aquél entonces hubiera sido de los de Cefas. Lo que significa que todavía hoy siento simpatía hacía Pedro y a Pablo lo amo empáticamente. Pero esta vez lo de nosotros va más allá. Nosotros creemos que quien inspira el Magisterio es el Espíritu Santo y naturalmente ese no depende ni de su relación con el Señor ni de nada más (los carismas no imparten gracia salvífica), son siervos. El orden sacerdotal ha seguido una tradición que tiene su comienzo, trazando una línea ininterrumpida, en los apóstoles y las promesas hechas a ellos son para nosotros los cristianos, todas y cada una de ellas, sin excepción. Esa verdad (promesas) ha sido guardada perfectamente por la institución (si lo prefieres así) Católica porque está asistida por el Espíritu Santo; señal de ello es la promesa de que las puertas del infierno no triunfarán sobre Ella; si proclamáramos un sólo error en materia de fe, ya ha vencido el Infierno sobre ella y eso no pasará Jamás!. Hay sacramentos por los que se imparte gracia salvífica y la Iglesia Católica los administra. Ahora, ¿cómo no sentirnos orgullosos de estar aquí? Somos carnales! En el momento que encontramos a Jesús nuestra única confianza se convierte en El. Nuestra Roca es El. Nuestro todo y herencia es El.
Pero hay un detalle que se te escapa... El se desposó con su Iglesia y El no puede jamás cometer adulterio ni abandonarle por ninguna razón porque así lo prometió por los siglos. Osea que no hay pecado ni falta en esta historia que nos separe de El. ¿Cómo no sentirnos orgullosos de sabernos destinatarios de una verdad completa y perfecta? ¿Cómo no alegrarnos y gozarnos por sabernos desposados con el más hermoso de los hijos de los hombres?
Tu inquietud... sí, tienes razón, nadie por el simple hecho de pertenecer a esta Iglesia es receptor de todas esas promesas. Hay que vivir de acuerdo a su voluntad y aceptarle a El y sólo entonces le son concedidas.
En el Amor de Jesús.
Gabaon.