Buenas de nuevo.
Intervengo otra vez simplemente para retractarme en público. Estaba equivocado en muchas cosas que afirmé al principio de este hilo. A saber:
1) Me considero cristiano sin adscribirme a ninguna confesión en concreto. Considero que las más próximas a una interpretación legítima de las Escrituras son el catolicismo y la ortodoxia, pero pienso que el hombre “ha metido la mano” demasiado en algunos aspectos concretos. No creo que el Señor esté completamente de acuerdo con unos y enteramente en desacuerdo con otros (incluyo en esto a protestantes, evangélicos y demás). Quizá piense que todos deberíamos hacer autocrítica, pues, al fin y al cabo, compartimos los sólidos cimientos de una misma fe.
2) He de desdecirme rotundamente de mi posición anterior y afirmar que la Santísima Trinidad es una verdad innegable, aunque sutil, que se desprende de un escrutinio minucioso de las Escrituras. Son múltiples los versículos tanto del Antiguo y como del Nuevo Testamento que conducen inevitablemente a esta conclusión. No es por entrar en ninguna diatriba con nadie de los aquí presentes (que cada cual piense lo que quiera) pero, como hermano vuestro en la fe que me considero, invito a todos los que no tenéis asumida esta posición a que reflexionéis pausadamente sobre los textos sagrados. Es verdad que hay versículos que poseen cierta ambigüedad (Mc 10:17-18, por ejemplo), pero los primeros hermanos nos dejaron un legado maravilloso lleno de ingenio que muchas veces, a primera vista, no logramos abarcar por completo. Hacen falta vueltas y más vueltas para captar detalles de incalculable valor que en principio pasaron inadvertidos. Nuestra Biblia es, simplemente, un verdadero prodigio proveniente de Dios mismo. Jesús = YHWH.
3) No pretendo convencer a nadie —ni mucho menos— y, por mi parte, no alimentaré más la polémica. Hago esto porque creo que se lo debo a Dios, a quien amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con toda mi fuerza. No me importa reconocer errores. Me importa infinitamente más mi fe, que puede salvarme, que mi orgullo (que puede destruirme). Por otro lado, hermanos, me gustaría recordaros que esto no es ninguna competición para ver quién contesta más correctamente al Señor acerca de Su Naturaleza cuando llegue la hora. No me lo imagino así, la verdad. No creo que se nos evalúe por trinitarios, binitarios o unitarios (de hecho, si lo pensáis detenidamente, ése sí que es un planteamiento ridículo).
Nada más. Un saludo a todos. Os leo.
Intervengo otra vez simplemente para retractarme en público. Estaba equivocado en muchas cosas que afirmé al principio de este hilo. A saber:
1) Me considero cristiano sin adscribirme a ninguna confesión en concreto. Considero que las más próximas a una interpretación legítima de las Escrituras son el catolicismo y la ortodoxia, pero pienso que el hombre “ha metido la mano” demasiado en algunos aspectos concretos. No creo que el Señor esté completamente de acuerdo con unos y enteramente en desacuerdo con otros (incluyo en esto a protestantes, evangélicos y demás). Quizá piense que todos deberíamos hacer autocrítica, pues, al fin y al cabo, compartimos los sólidos cimientos de una misma fe.
2) He de desdecirme rotundamente de mi posición anterior y afirmar que la Santísima Trinidad es una verdad innegable, aunque sutil, que se desprende de un escrutinio minucioso de las Escrituras. Son múltiples los versículos tanto del Antiguo y como del Nuevo Testamento que conducen inevitablemente a esta conclusión. No es por entrar en ninguna diatriba con nadie de los aquí presentes (que cada cual piense lo que quiera) pero, como hermano vuestro en la fe que me considero, invito a todos los que no tenéis asumida esta posición a que reflexionéis pausadamente sobre los textos sagrados. Es verdad que hay versículos que poseen cierta ambigüedad (Mc 10:17-18, por ejemplo), pero los primeros hermanos nos dejaron un legado maravilloso lleno de ingenio que muchas veces, a primera vista, no logramos abarcar por completo. Hacen falta vueltas y más vueltas para captar detalles de incalculable valor que en principio pasaron inadvertidos. Nuestra Biblia es, simplemente, un verdadero prodigio proveniente de Dios mismo. Jesús = YHWH.
3) No pretendo convencer a nadie —ni mucho menos— y, por mi parte, no alimentaré más la polémica. Hago esto porque creo que se lo debo a Dios, a quien amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con toda mi fuerza. No me importa reconocer errores. Me importa infinitamente más mi fe, que puede salvarme, que mi orgullo (que puede destruirme). Por otro lado, hermanos, me gustaría recordaros que esto no es ninguna competición para ver quién contesta más correctamente al Señor acerca de Su Naturaleza cuando llegue la hora. No me lo imagino así, la verdad. No creo que se nos evalúe por trinitarios, binitarios o unitarios (de hecho, si lo pensáis detenidamente, ése sí que es un planteamiento ridículo).
Nada más. Un saludo a todos. Os leo.