Re: A DONDE VA EL ESPIRITU HUMANO AL MORIR? SE SEPARA EL ESPIRITU DEL ALMA?
Saludos catara,
con relación a los asuntos que traes , por ejemplo...SI, y VIENE a MORAR EN quién EN ÉL CONFÍA y CUMPLE SUS MANDATOS.....Falso, si te refieres a una presencia literal de la Persona de Dios en la persona es falso, pues el Ser trascndentísimo no cabe en nosotros minúsculas criaturas mortales. Existen tres razones por las cuales Dios corporalmente no puede morar en ningún ser humano...
SERIE:* Denunciando los Verdaderos Detractores de la Sociedad
Vía Religiosidad* Parte X
(Pentecostalismo Parte V)
*
*
Dijo el Señor Jesús al referirse a la gestión que el Espíritu Santo habría de realizar en la iglesia naciente:* “El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Jn. 16:14).* Sin lugar a dudas, el Señor está aludiendo a la obra orientadora que el Espíritu comenzó a viabilizar en Pentecostés.* Allí el Espíritu comenzó, inmediatamente, a predicar el Evangelio, y para ello utilizó el don de lenguas a los fines de que los judíos de la dispersión lo pudiesen comprender.
*
Es claro a la luz de la Escritura que el Evangelio Eterno constituye el propósito primario que al Espíritu Santo corresponde predicar (entiéndase, por medio de sus hombres escogidos).* Cuando nos disponemos a estudiar las Santas Escrituras de una manera sosegada y objetiva, quitando de en medio nuestros preconceptos tradicionales, nos daremos cuenta de forma clara y precisa que es el Evangelio Eterno aquello que Dios desea dar a conocer universalmente.* Nótese en las siguientes aseveraciones bíblicas la gran verdad de este señalamiento.* Cristo comisionó a la iglesia con las siguientes palabras:
*
(15) “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Mr. 16:15)
*
*
(44) “Y les dijo: *Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros:* que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.**
(45) Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;**
(46) y les dijo:* Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;**
(47) y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”* (Lc. 24:44-47)
*
El Evangelio Eterno no consiste en las realizaciones que un hombre de fe efectúa.* El Evangelio Eterno es la exclusiva realización del Hijo de Dios.* Es el vivir y el morir de Cristo en favor del hombre (véase 1 de Corintios 15:1-4).* Es algo forjado en la historia por un hombre —Jesús de Nazaret— en representación de todos.* Por tal razón dice el apóstol:* “...que si uno murió por todos, luego todos murieron” (2 Co. 5:14).* Y también: *“Con Cristo estoy juntamente crucificado...” (Gá. 2:20).* Lo cual implica clara e inequívocamente que Cristo cumplió por nosotros aquello que Dios nos requería para darnos vida eterna, esto es, obediencia y muerte ante la ley.* Cristo satisfizo esas demandas de un modo representativo, por lo que en Él estamos cumplidos.
*
Hablar de Evangelio es hablar de Cristo, de Su amor, de Su perdón.* Es hablar de aceptación:* “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Ef. 2:8).* Es hablar de victoria, pues Cristo constituye “la fe que vence al mundo”.* Por el contrario, cuando hablamos de nosotros mismos estamos hablando de derrota, perdición, incapacidad y muerte.* Por consiguiente, el Espíritu obra para dirigir nuestra atención hacia lo que Dios nos ha dado en Cristo, y que de ese modo dependamos de Él para salvación.* Hemos de entender que el camino de la autocontemplación, es camino que termina en infatuación y muerte.
*
Cristo dijo:* “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6).Esa grandiosa aseveración hemos de interpretarla en su justa perspectiva a los fines de no desviar el camino por Dios establecido.* Entienden los pentecostales que Cristo es o constituye nuestro camino cuando se coloca en nuestros corazones y que desde ahí rige nuestras vidas, llevándonos a una continua victoria sobre el pecado en nuestro diario comportamiento.* ¡Falsedad de falsedades y catolicismo del más puro!* Ningún creyente puede vivir una vida de continuos triunfos.* Contrario a eso, nuestra vida cristiana está llena de fracasos; a tal punto que Pablo proclama su quehacer cristiano como “basura” (véase Filipenses 3:8).
*
La Escritura tiene la virtud de autointerpretarse; dice la Inspiración: *“por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne” (He. 10:20).* Es obvio que se nos está definiendo el camino con estas palabras aquí expresadas.* El verdadero camino es el Cristo del Calvario, el histórico, y no el del corazón o inmanente.* Por eso el Espíritu Santo te lleva a depender del Cristo que se entregó por ti en la historia —y no del supuesto Cristo que dentro de ti habita.* Es esta una importantísima verdad que debes distinguir.
El Espíritu y el Evangelio Eterno II
*
Unos términos similares:
*
Es necesario comprender que bíblicamente hablando los vocablos “palabra y evangelio” son equivalentes.* Dicho de otro modo, constituyen sinónimos bíblicos o teológicos. Veámoslo:* “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado [...] por el cual asimismo si retenéis la palabra que os he predicado...” (1 Co. 15:1-2).
*
Cuando Pablo dice en Efesios 6:17 que la Palabra es la espada del Espíritu, está diciendo que el Evangelio es arma divina que da sentido a la obra que este (el Espíritu Santo) realiza.* No hay lugar a dudas que el mismo Espíritu, autor de la Escritura, es quien también la revela al creyente.* Es así como recibimos el don de la justificación, que es a la vez el don del Espíritu o la regalía que este nos hace para nuestra satisfacción y seguridad.* Crea en el creyente una total y absoluta dependencia en Cristo el Señor y Su justicia.* Por consiguiente, estaremos siempre dependiendo de aquel que constituye la fuente de toda bendición (véase Efesios 1:3).* Por esa dependencia que el Espíritu crea en nosotros es que a la vez le contemplamos continuamente, por consiguiente, nos santificamos y desarrollamos un carácter cristiano.
*
A los fines de crear dependencia en Cristo, el Espíritu nos redarguye de pecado.* Es decir, que el Espíritu Santo no viene a decirnos cuán buenos y competentes somos, sino a todo lo contrario, para que comprendamos cuánta necesidad tenemos de Cristo y Su obra representativa.* Nos declara como inaceptables e injustos, como seres que estamos destituidos de la gloria de Dios; cuya única y exclusiva oportunidad consiste en depender de Aquel que la Inspiración proclama como “La Justicia de Dios.” *(Véase Romanos 3:9, 21-22.)
*
Por medio de esta corta exposición hemos querido llegar a una sana y sencilla conclusión que traerá paz y seguridad a nuestras almas.* Pretendemos, además, enseñarte la gestión que el Espíritu realiza en favor del creyente por el Evangelio, para que de ese modo puedas distinguir el verdadero Espíritu de Dios de ese falso espíritu que es salido en el mundo y que está penetrando todo círculo religioso.* Su finalidad consiste en apartarte de una feliz y necesaria dependencia en Cristo.
*
Recuerda, mi querido hermano lector, que somos, por naturaleza, dados a enaltecernos, y Lucifer lo sabe, por lo cual se le facilita dirigirnos hasta lograr en nosotros una actitud autocontemplativa.* Es así como han surgido en la historia condiciones, tales como el judaísmo, catolicismo y laodiceísmo; desviaciones estas que denotan un subjetivismo contrario al objetivismo preclaro que la Biblia nos propone (de una total y absoluta dependencia en Cristo).
*
La relación del Espíritu Santo con el Evangelio es una estrecha y de inseparabilidad.* Nota: *“...donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (Evangelio) —proclama la Palabra en 2 Corintios 3:17.* Es, pues, también cierto que donde no está el Evangelio, tampoco está el Espíritu del Señor y, consecuentemente, hay esclavitud.* Es obvio, pues, que es por el Evangelio que distinguimos el espíritu legítimo del falso.* Dice el apóstol Pablo a ese respecto:* “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gá. 1:8).
*
Estamos viviendo grandes momentos de confusión religiosa; sin embargo, el Señor no nos abandona.* Históricamente, Dios ha utilizado el Evangelio Eterno como Su arma (entiéndase espada) favorita para liberar al pueblo de la cautividad y la confusión.* Hoy no es una excepción a ese divino modus operandi; por lo cual te exhortamos para que salgas de la esclavitud a la cual te quieren someter por medio de “otro evangelio”.* Distingue el Espíritu por el Evangelio Eterno y habrás salido de Babilonia.* Recuerda:* “y conoceréis la verdad [el Evangelio], y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32).
Cápsula Bíblica: La Falsedad de la Transferencia
*
Existe una conocida enseñanza que tiene sus raíces en el catolicismo, y que ha sido adoptada por todas las denominaciones en el presente.* Dicha enseñanza consiste en transferir la justicia de Cristo al creyente.* De ese modo se puede continuar disfrazando el catolicismo como una dependencia en Cristo, pues se reclama que: *“Esa no es mi justicia, sino la de Cristo”.* El sofisma consiste en decir:* “Yo solo no puedo, pero Cristo en mí sí puede obedecer perfectamente toda la voluntad de Dios”.
*******
Es necesario que entendamos la sutileza de este engaño que presenta como dependencia en Cristo aquello que realmente es en esencia puro laodiceísmo o catolicismo, y que tanto se ha popularizado en nuestros días.* La justicia individual de los creyentes y de Cristo mismo es como la huella digital; no hay dos iguales (tanto cuantitativamente como cualitativamente).* Entre “la justicia del ladrón” (la más baja en términos relativos) y la de Enoc (la más alta a nivel humano).* Hay un orden de niveles de justicia extraordinario, y los más altos tal y como declara la Inspiración son como “trapo de inmundicia” (Is. 64:6).
*******
En la Escritura, el término “gloria” es sinónimo teológico de “justicia”.* Cuando Pablo señala en Romanos 3:23: *“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”; es ese el equivalente de decir que no alcanzamos satisfacer la justicia que Dios requiere para dar vida.* Por consiguiente, nos exhorta para que dependamos de la justicia que reside en Cristo.* Hablar de transferir la justicia de Cristo al creyente, es pretender vaciar el agua del mar en un pequeño baldecito; esto es imposible.* Los actos por Cristo realizados labraron una justicia exclusiva que la Palabra llama “justicia de Dios” (Ro. 3:21;* 10:3).* Lo que sí es cierto en torno a este asunto y podemos aceptar es que los principios que integran la justicia de Cristo, son los mismos que integran mi personal y relativa justicia.* Es decir, que en términos de su contenido legal son similares, aunque nunca iguales en términos de calidad y cantidad.* Concluimos, pues, que mi justicia (relativa) y la de Cristo (absoluta) difieren a la vez que se asemejan.* Por consiguiente, hemos de entender la diferencia entre mi justicia personal, fraccionada y sumamente pobre (Pablo la llamó:* “basura”), y la justicia de Cristo absoluta, plena y gloriosa (Pablo la llama:* “Justicia de Dios”).* (Véase Filipenses 3:8 al respecto.)* De ese modo no caeremos en la falsedad satánica de la transferencia, y nos ubicaremos en la segura y evangélica relación de la dependencia para salvación.
*******
Recordemos que como cuestión de principio el Evangelio nos dirige a la justicia de Cristo, pero jamás a una autocontemplación.* Por consiguiente, la obra del Espíritu es exaltar el Evangelio Eterno por la justicia que reside en el Cristo de la historia, y no en el Cristo del corazón.
Respecto al Espíritu y su obra, sostenemos que su oficio principal es testificar del Evangelio. Nos convence de nuestra aceptación en Cristo. Los dones por Él otorgados (Efesios 4:7-16) no son para suplantar el Evangelio, sino para edificar un cuerpo (Iglesia) que confíe y dependa de la sangre del Calvario. Juntamente con esta obra de fe, el Espíritu, de una forma especial, lucha en el creyente contra la carne para evitar el reino y señorío de nuestra naturaleza pecadora. Esta lucha la realiza el Espíritu por medio de la Palabra (Efesios 6:17), y no por una morada personal en el creyente.
Por ende el Espíritu no mora literalmente como persona en el cuerpo de ningún humano, ni por razones de naturaleza (Dios purísimo, nosotros impuros), ni por razones jurídicas pues en el Juicio seremos evaluados como personas que tomamos nuesyras propias decisiones, ni por razones evangelicas pues la mayor evidencia de que Dios no mora en ningún hombre es la Encarnación de Jesús, quien es Emanuel (Dios con nosotros). Dios sr hixzo un cuerpo especial para sí por no hayar ningún cuerpo apto para El.