Las 70 semanas

Re: Las 70 semanas

Interpretas a tu modo no solo las declaraciones de la Biblia (Interpretación privada) sino también las de Ellen White, que como vimos en lo que se refiere al "Israel dividido" no pegan para nada con tus declaraciones.

Ella al señalar el "Israel dividido" se refiere al conjunto de la nación judia, en otras palabras "al reino dividido".

He aquí entonces ¡el origen de tu confusión histórica! en este punto, o como tu lo llamas "hilo".

Para los lectores que no hayan leído el hilo correspondiente sobre Nínive, he aquí la evidencia objetiva (que el deshonesto troll Gabriel47 intentó esquivar con un montón de excusas), incluso después de que el diccionario bíblico de su denominación desmintiera sus delirantes afirmaciones:

Compárese lo anterior con esto
Por todos es conocido el relato de Jonás. Ese profeta, que vivió en la época de Jeroboam II de Israel (2 Rey. 14:25), recibió el sorprendente encargo divino de predicar en Nínive, una de las grandes ciudades del sanguinario reino asirio, y, aunque al profeta no le gustó que así fuera, su predicación tuvo un enorme éxito.

El libro de Jonás es breve y de fácil lectura, y no hace falta una gran cultura, ni información adicional, para extraer de él todo lo necesario en lo relativo a la misión de ese profeta.

En esta ocasión vamos a analizar el valor de una singular aportación de Ellen White al estudio de ese libro y de los reinos del antiguo Oriente Próximo. Como era su costumbre, a la mujer en cuestión le pareció oportuno compartir con sus lectores su “privilegiado” conocimiento de los pormenores no relatados específicamente en la Biblia. Como evaluación de sus vislumbres, el siguiente párrafo no tiene desperdicio:

“Among the cities of the ancient world, one of the greatest was Nineveh, on the fertile bank of the Tigris, over two hundred miles to the northward of Babylon. Founded about the time of the dispersion from the tower of Babel, it had become ‘an exceeding great city of three days’ journey.’ Jonah 3:3. In the days of divided Israel it was the capital of the Assyrian realm” (Review and Herald, 4 de diciembre de 1913, párrafo 1; el énfasis no está en el original).

No se cita ninguna traducción “oficial” española, pues, que se sepa, ese sabroso párrafo no ha sido traducido por la Iglesia Adventista. Sigue una traducción literal para quienes no sepan inglés:

“Entre las ciudades del mundo antiguo, una de las mayores era Nínive, en la fértil ribera del Tigris, más de doscientas millas al norte de Babilonia. Fundada más o menos en la época de la dispersión desde la torre de Babel, había llegado a ser ‘una ciudad tan grande […] que eran necesarios tres días para recorrerla’ (Jonás 3:3). En los días del Israel dividido era la capital del reino asirio”.

Hay que insistir que el énfasis no está en el original. Por “Israel dividido” Ellen White debe de haber querido decir la época que medió entre el cisma de Jeroboam I, tras la muerte de Salomón, y la caída de Samaria, tras Oseas, el último rey de Israel. Las fechas comúnmente aceptadas para estos acontecimientos son 931/930 a.C. y 722 a.C., respectivamente, un periodo que duró poco más de dos siglos. No cabe duda de que, a lo largo de este periodo, Nínive fue una ciudad importante del reino asirio. Sin embargo, la cuestión que nos ocupa aquí es determinar la exactitud de la evaluación de Ellen White en el sentido de que en este periodo Nínive “era la capital del reino asirio”.

Los reyes asirios que gobernaron en ese marco temporal, y sus capitales, aparecen en la siguiente relación (lo siento, pero no sé crear tablas en este foro):

Tiglat-pileser II (965-933): Asur
Asur-dan II (933-910): Asur
Adad-nirari II (910-889): Asur
Tukulti-Ninurta II (889-884): Asur
Asurnasirpal II (884-859): Cala
Salmanasar III (859-824): Cala
Shamshi-Adad V (824-810): Cala
Adad-nirari III (810-782): Cala
Salmanasar IV (782-772): Cala
Asur-dan III (772-754): Cala
Asur-nirari V (754-746): Cala
Tiglat-pileser III (745-727): Cala
Salmanasar V (727-722): Cala
Sargón II (722-705): Dur-Sharrukin
Senaquerib (705-681): Ninive

Como puede comprobarse con suma facilidad, Nínive se convirtió por vez primera en la capital indiscutida del Imperio asirio durante el reinado de Senaquerib. Israel había dejado de existir unos quince años antes. La capital de Asiria estaba en Cala cuando Jonás fue a Nínive, de modo que la afirmación de Ellen White de que Nínive " that Nineveh "era la capital del reino asirio" en aquellos momentos es un completo disparate.

Naturalmente, los devotos de los escritos de esta autora, convencidos de que sus gratuitas afirmaciones son rayos de luz (menor) procedentes del “trono de la gracia” (entenderé “gracia” como si no fuese sinónimo de “chiste”), dirán que se trata de algo “accesorio”. Sin duda, lo es. Y eso es lo malo. Todo lo que dice es accesorio, porque lo cierto es que la Biblia se entiende muchísimo mejor sin tales “aportaciones”. La revelación de que Nínive fuese la capital de Asiria en los días de Jonás es, sencillamente, falsa, y nadie necesita información falsa para interpretar el libro de Jonás o cualquier otro.

¿Qué pueden hacer los devotos de esta mujer ante estos hechos innegables? Quizá a los más deshonestos se les ocurra argüir que, aunque así lo dijo, ella no quiso decir “la capital” sino “una capital” de Asiria, en el sentido de ciudad importante. Y hasta podrían decir alguna simpleza como que, dado que Nueva York es mucho mayor que Washington, D.C., Nueva York es una capital de primer orden de los Estados Unidos, y que a Ellen White hay que entenderla de la misma manera. Lo siento, pero el uso del artículo definido no permite tales juegos malabares.

Otros pueden intentar sacar a Ellen White del apuro echando mano de Jonás 3:6: “Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su silla, se despojó de su vestido, se cubrió con ropas ásperas y se sentó sobre ceniza”. Puesto que lo que aborda Ellen White en su artículo de 1913 de la Review and Herald titulado “Nínive, la gran ciudad” es fundamentalmente la misión de Jonás, podría querer decir que, puesto que el rey estaba allí, Nínive fue la capital de Asiria de modo fugaz en ese instante de la vida de Jonás? Bien, semejante explicación dista de ser satisfactoria. Algunos dicen que hablar de un “rey de Nínive”, refiriéndose a Asiria, es más o menos igual que hablar de un “rey de Samaria”, queriendo decir Israel. Puede que así sea, aunque yo nunca he oído hablar de la “reina de Londres”, queriendo decir Gran Bretaña, ni del “rey de Madrid”, queriendo decir España.

Además, el problema es que no hay evidencia alguna de que Nínive fuese capital de Asiria en ningún momento de la vida de Jonás, ya fuese allí en los días finales de Salmanasar III o en algún momento de sus débiles sucesores inmediatos. Dicho sea de paso, la hipótesis de que Jonás pudiese ir a Nínive en los años finales de Salmanasar III podría ser la que más fácilmente explique la mayoría de los datos. Mientras Salmanasar III sitiaba Tarso (ciudad cilicia que, según Flavio Josefo era conocida también como Tarsis), Asurdanapli, uno de sus hijos, se rebeló contra él y logró obtener el control de varias ciudades, Nínive entre ellas. Si Josefo tiene razón, entonces la elección de Tarsis como destino de su aventura marítima por parte de Jonás podría conllevar no un deseo de visitar la Costa del Sol, sino asegurarse de que se le impediría obedecer la orden de Dios de que fuese a Nínive. En una Tarso sitiada, y aun capturada por las tropas leales a Salmanasar III, llegar a Nínive habría requerido atravesar dos frentes militares. Esta situación podría explicar la presencia en Nínive de un “rey de Nínive”, que no era el rey asirio, sino únicamente un gobernante local de una ciudad rebelde en aquellos días.
y con esto:
La inmensa deshonestidad congénita de los esbirros del adventismo y trolls que infestan (e infectan) este foro puede detectarse con suma facilidad porque, a pesar de la siguiente cita, que los desmiente en cada una de sus indignas consideraciones anteriores, ninguno de ellos tendrá la hombría de reconocer su bajeza moral (por el bien de ellos, me gustaría equivocarme en esta previsión, basada en observar la catadura moral de esta ralea). He esperado hasta este momento a publicarlo porque sabía de antemano las tretas de estos despreciables tipejos, y que su perfidia quedaría desenmascarada por las propias publicaciones oficiales de la Iglesia Adventista. Simplemente, he esperado a que ellos mismos se desacreditaran para su eterna ignominia. He aquí la cita:

"Nínive (heb. Nînewêh; asir. Ninua y Ninâ; hit. Ninuwa; gr. Nineue, Ninéui; la etimología y el significado son inciertos).
"Ciudad en la orilla oriental del Tigris, junto a la desembocadura de un pequeño tributario ahora conocido como Khosr (frente a la actual ciudad de Mosul; (fig 383), fundada por Nimrod (Gn. 10:11). Mapa XI, B-5.
Las excavaciones han mostrado restos que llegan hasta épocas muy antiguas. Sin embargo, su historia temprana es oscura, porque durante el 1er milenio de Asiria parece haber desempeñado sólo un papel secundario, mientras que otras ciudades, como Assur y Cala, fueron importantes como capitales del país. La patrona de Nínive fue Ishtar, a quien Manishtusu de Acad construyó un templo en el s XXIII a.C. El culto a esta diosa llegó a ser muy popular entre los horeos y los hititas; incluso llegó a Egipto. Salmanasar I (c 1274-c 1244 a.C.) construyó el 1er palacio en Nínive, aunque mantuvo a la ciudad de Asur como sede de su gobierno, a unos 80 km al sur. Reyes posteriores le añadieron edificios públicos y, algunos, como Asurnasirpal II (884-859 a.C.) y Salmanasar III (850-824 a.C.), fijaron en ella su residencia durante partes de su reinado. Probablemente fue en tiempos de Adad-nirari III (810-782 a.C.) que Jonás predicara su mensaje de advertencia en las calles de Nínive, y como resultado del arrepentimiento temporario de sus habitantes se pospusiera la destrucción predicha de la malvada ciudad (Jon. 1-4; cf 2 R. 14:25).
"El período más glorioso de Nínive comenzó con Senaquerib (705-681 a.C.). Desde ese tiempo fue la indiscutida capital del país hasta su destrucción en el 612 a.C. Construyó una gran plataforma dentro de la ciudad y edificó su palacio sobre ella. Levantó un 2º palacio en otra parte de la misma, reconstruyó el sistema de fortificaciones y hermoseó las 15 puertas de acceso, cuyos nombres conocemos por un texto cuneiforme. Su hijo Esar-hadón (681-669 a.C.) añadió un nuevo palacio, y también lo hizo Asurbanipal (669-627? a.C.), el gran amante de los libros, que instaló en su palacio la 1ª gran biblioteca privada de la que tenemos registro (ahora conservada en el Museo Británico), y que nos dio más información acerca del mundo antiguo que cualquier otro descubrimiento individual hecho alguna vez en las tierras bíblicas.
"Los sucesores de Asurbanipal, Asur-etililani y Sin-shar-ishkun (aunque es posible que los 2 nombres pertenecieron a la misma persona), no fueron lo suficientemente fuertes como para mantener intacto el imperio, y pronto pasaron a la defensiva por el ataque de Nabopolasar, que se estableció como rey de Babilonia (626 a.C.) y de los medos. En el 614 a.C., Asur cayó ante estos, como probablemente también Cala, y 2 años más tarde (612 a.C.) las fuerzas combinadas de Babilonia y de los medos sitiaron Nínive, que no había visto ejércitos hostiles por siglos. Después de 3 meses, la ciudad cayó, y Sin-shar-ishkun murió con todo su séquito en las llamas de su propio palacio, al que, de acuerdo con las fuentes griegas, él mismo prendió fuego.
"Así comenzaron a cumplirse las profecías" (Diccionario bíblico adventista del séptimo día, p. 841).

De nuevo, ¿se equivocó la Biblia sobre Nínive? No, en absoluto. ¿Se equivocó Ellen White? Sí, completamente. ¡Hasta el diccionario bíblico publicado por su denominación reconoce que Nínive NO fue nunca capital de Asiria en la época del Israel dividido.
:cool:
 
Re: Las 70 semanas

Estimado ernesto gil. Saludos cordiales.

Tú dices:

Este señor ha llegado tan bajo... al parecer Gabriel47 sufre de desverguenza aguda pues él ha metido las extremidades en varias ocasiones y simplemente se hace el loco cuando se le hace ver su error... Es por eso que intenta cambiar el tema haciendo mención de cosas que carecen de importancia (equivocarse al escribir un nombre).

Volviendo al tema:

Esdras 6:14 "Y los ancianos de los Judíos edificaban y prosperaban, conforme á la profecía de Haggeo profeta, y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron pues, y acabaron, por el mandamiento del Dios de Israel, y por el mandamiento de Ciro, y de Darío, y de Artajerjes rey de Persia".

Basados en este texto, ¿cuándo, dirías tú, salió la verdadera orden para edificar y restaurar a Jerusalén?

Respondo: Veo que te tratas de autojustificar tus propios errores con tamaña declaración.

Ya hemos visto que Esdras documento en mano, (una forma de decir) tuvo el permiso de Artajerjes para regresar a Jerusalén. ver Esdras 7: 13-20.

Y portaba nada más y nada menos (una forma de decir) un cheque en blanco, para que una vez llegando a Jerusalén, le diera curso. ver Esdras 7: 21-26.

Ahora te pregunto: ¿Cuando lo hizo efectivo?

Para que entiendas esto debes saber que Artajerjes al igual que otros, no le fue facil tomar esta desición ya que había expresado anteriormente: "Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden." Esdras 4:21.

Los propósitos de Dios se cumplirán aunque los príncipes y reyes se hayan opuesto a su voluntad: "Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia" Acá vemos que Miguel mencionado tambien por el profeta Daniel como el "gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo" - (Daniel 12:1), nos ayuda y defiende.

Entonces podemos entender las declaraciones de este rey persa: "Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?" Esdras 7: 23.

De allí que este decreto tenga la siguiente fuerza: "Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión." Esdras 7: 26.

La fecha del decreto de Artajerjes fue el año 457 a. C. Se ha establecido sin lugar a duda que el séptimo año de Artajerjes comenzó en el otoño de 458 aC. y terminó en el otoño de 457. El decreto de Artajerjes citado en Esdras 7 entró en efecto después de la llegada del escriba Esdras a Palestina hacía fines de verano o a principios del otoño de ese mismo año. (Fuentes: [La cronología de Esdras 7 por los eruditos en arqueología Síegftíed H. Horn y Lynn H. -Wood, que fue publicada en 1953 por la Revíew and Herald Publíshíng Assocíation).

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: Las 70 semanas

La fecha del decreto de Artajerjes fue el año 457 a. C. Se ha establecido sin lugar a duda que el séptimo año de Artajerjes comenzó en el otoño de 458 aC. y terminó en el otoño de 457. El decreto de Artajerjes citado en Esdras 7 entró en efecto después de la llegada del escriba Esdras a Palestina hacía fines de verano o a principios del otoño de ese mismo año. (Fuentes: [La cronología de Esdras 7 por los eruditos en arqueología Síegftíed H. Horn y Lynn H. -Wood, que fue publicada en 1953 por la Revíew and Herald Publíshíng Assocíation).

Es una completa villanía del impenitente troll Gabriel47 que el decreto de Esdras 7 entrase en vigor "después de la llegada del escriba Esdras a Palestina". Eso es una mentira grandiosa. Es IMPOSIBLE que el decreto que autorizaba un viaje entrase en vigor después de concluido el mismo. ¡De ninguna manera! El decreto estaba en vigor cuando Esdras partió de Babilonia.

Por otra parte, también es mentira lo que este despreciable y ruin sujeto afirma de que la llegada de Esdras a Israel tuviese lugar "hacía [sic] fines de verano o a principios del otoño". El otoño empezaba en el mes séptimo, pero Esdras llegó en el mes quinto, así que del otoño nada, so embustero. ¡Qué ruindad la de este sujeto! ¡Qué asco! ¡Qué ser más repugnante! Y nada de "finales del verano" tampoco, embustero. Llegó en agosto, y eso no es finales del verano (que es septiembre), sino MEDIADOS del verano, embustero.

¿Dónde está el decreto que autoriza la reedificación de Jerusalén que entró en vigor el otoño de 457 a.C.?
 
Re: Las 70 semanas

LA INTERPRETACIÓN DE LAS SETENTA SEMANAS (SEXTA PARTE)

A lo largo de este ya largo hilo (inevitable peaje que hay que pagar a los furibundos trolls que lo vigilan y que han tenido a bien llenarlo de la bazofia que produce su enfermo y deshonesto intelecto), se ha presentado una exposición de los pasajes relevantes basada en la exégesis de los textos bíblicos correspondientes. Debe destacarse que ninguno de los trolls ha logrado rebatir, en lo más mínimo, ninguna de las afirmaciones hechas, que cuentan con un apoyo abrumador en los comentarios bíblicos disponibles en la actualidad (me refiero, claro está a los que no están publicados por sectas) y en los libros de historia antigua que versan sobre el helenismo.

También se han señalado las continuas falacias del historicismo, que, para mantener la ficción de su grotesca interpretación, precisa no solo ignorar los pasajes que son letales para sus intereses, sino también volver del revés pasajes enteros (como el propio texto de las setenta semanas, en el que inyecta sujetos fantasmagóricos de los que el original carece, y en el que invierte a su antojo los términos para que parezca que el pasaje se amolda a lo que esa mentira propugna, y en el que pisotea de continuo no solo la puntuación masorética, sino la propia cronología interna de lo que se supone que son esas setenta semanas). Por supuesto, los trolls no dan explicación alguna del obvio paralelo entre 9:27 y 11:31, pasaje que atribuye al malvado rey del norte lo que ellos atribuyen pérfidamente a Jesucristo. Se ha podido verificar que ninguno de los trolls ha sido capaz de repeler ni una sola de las denuncias que se han hecho en contra de su fraudulenta interpretación. Por otra parte, también se ha denunciado el fraude histórico en el que incurre permanentemente el historicismo, presentando continuamente fechas falsas para mantener la ilusión del presunto “conocimiento” que sus devotos tienen. Los trolls historicistas han hecho mucho ruido con sus vanas afirmaciones de que “todo cuadra” y tonterías por el estilo, pero lo cierto es que han sido incapaces de defender la realidad de una sola fecha de su “esquema profético” de las setenta semanas. En realidad, a estos sujetos se les ha pedido por activa y por pasiva que presenten la prueba bíblica que respalde su VANA AFIRMACIÓN de que hubo un decreto real persa que entró en vigor el otoño de 457 a.C. que autorizaba la reedificación de Jerusalén. De la existencia de ese supuesto decreto depende la totalidad del historicismo, pero, dado que los representantes de esa farsa interpretativa jamás han presentado ninguna prueba que respalde su VANA AFIRMACIÓN, no queda más remedio que concluir que ese supuesto decreto NO EXISTE y que el historicismo en su conjunto es, en efecto, un puro embuste. Por supuesto, esta elemental observación irrita a los trolls y protestan vehementemente que todo cuadra, que los demás somos muy malos, que hay odio en nosotros, que pedimos cosas ilógicas, que ponemos en duda la Palabra de Dios y estupideces por el estilo. No, señores trolls. Aquí nadie pone en duda la Palabra de Dios. Lo que ponemos en duda es la palabra DE USTEDES, que no tiene NADA que ver con la Palabra de Dios. Y también ponemos en duda la honestidad de ustedes y la hombría de ustedes. El decreto que tan atolondradamente quieren ustedes hacer pasar como si fuese el punto de arranque de las setenta semanas NO ENTRÓ EN VIGOR CUANDO USTEDES DICEN QUE ENTRÓ EN VIGOR, Y NO AUTORIZA LO QUE USTEDES DICEN QUE AUTORIZA.

En fin, la estupidez congénita de estos señores tiene difícil arreglo. Dejaremos, entonces, que los trolls y especies similares sigan retorciéndose en su impotencia e indignidad, y seguiremos con un detalle significativo que queda por esclarecer: ¿Se pueden conocer el principio cronológico de las setenta hebdómadas, y cómo se computa el tiempo de esa profecía?

Como ya se señaló en la intervención con la que se creó este hilo, los datos numéricos de la Biblia no suelen tenerse como un modelo de linealidad, pues son muy frecuentes alusiones a cómputos inclusivos (como los “tres días y tres noches” que Jesús pasó en la tumba), sobre todo en los datos cronológicos de la monarquía hebrea. A modo de ejemplo de la habitual falta de rigor puramente “aritmético” en la Biblia, basten las siguientes tres citas tomadas de una fuente historicista.

La primera tiene que ver con la división en tres grupos de 14 generaciones de ancestros de Jesucristo que hace Mateo 1:17:

“Es evidente que Mateo omite por lo menos cuatro nombres que tendría que haber incluido si hubiera sido su intención proporcionar una genealogía completa (ver com. vers. 8, 11). Es posible que haya otras omisiones en la parte de la lista que abarca el período intertestamentario, porque desde Abrahán hasta Cristo, inclusive, Lucas da 56 nombres, mientras que Mateo sólo da 41 (ver com. Mat. 1: 15). Por lo tanto, al hablar de ‘todas las generaciones’, Mateo claramente se refiere a las que ha enumerado, y no a todos los antepasados de Cristo que habían vivido y que pudieran haberse incluido en una lista completa. Es posible que el número de nombres en la segunda y tercera sección de la genealogía se hubieran ajustado para hacerlo corresponder con el número de la primera sección.
“Quizá Mateo empleó una lista abreviada, numéricamente simétrica, para ayudar a aprenderla de memoria. En el AT hay listas abreviadas, como la de Esdras (ver com. Esd. 7: 1, 5). Pero es evidente que esa genealogía abreviada era considerada como una prueba suficiente de que Esdras era descendiente de Aarón cuando otros no podían ser sacerdotes por no poder demostrar debidamente su linaje (Esd. 2: 62; Neh. 7: 64). El filósofo Filón y el historiador Josefo, ambos casi contemporáneos de Jesús, dan genealogías abreviadas, que evidentemente eran consideradas adecuadas como para probar su ascendencia. Hoy en día, cuando un árabe quiere demostrar su prosapia, menciona unos pocos nombres eminentes. Al hacerlo, su propósito no es el de proporcionar una enumeración completa sino tan sólo establecer su ascendencia.
“La distribución en tres partes que hace Mateo es históricamente correcta, porque cada sección constituye un período separado en la historia judía. En el primero, desde Abrahán hasta David, la nación hebrea fue esencialmente patriarcal. Durante el segundo fue monárquica; y durante el tercero los judíos estuvieron bajo el dominio de diversos poderes extranjeros” (Comentario bíblico adventista, tomo 5, pp. 274-275).

Vemos, pues, que según dicho comentario historicista, es posible mantener que, aunque el procedimiento empleado por Mateo para confeccionar su lista abreviada se encontraba dentro de los procedimientos habituales de su tiempo, la lista en sí tiene un grado no desdeñable de omisiones selectivas y conlleva cierta artificialidad.

Pasemos ahora a las observaciones del mismo comentario con respecto a las cifras de Ezequiel 4:5-6 y su contexto, famoso pasaje para los que quieren promocionar la existencia de un supuesto “principio” día-año en la Biblia. Sobre los 390 años, se dice lo siguiente:

“Se han formulado muchas interpretaciones de este período. Hay quienes prefieren aceptar los números que aparecen en la LXX, según la cual eran 150 los días que Ezequiel debía llevar las iniquidades de Israel, y 40 los días que debía llevar las de Judá; en total, 190 días. Sin embargo, estos números no solucionan nada, pues los 150 días no representan los años de cautiverio de las diez tribus, que fueron llevadas cautivas en el año 723/722 a. C.
Si se usan las cifras que aparecen en el hebreo, deberá considerarse que los 390 años representan el período de la apostasía de Israel. Este período comienza con la separación de Jeroboam y las diez tribus cuando se apartaron de Judá. Esta separación señaló el comienzo del pecado de Israel. Después de haberse separado de la monarquía designada por Dios, el reino septentrional sufrió bajo una larga sucesión de reyes impíos. Ni uno de sus reyes fue piadoso.
Pero también aquí aparecen dificultades. Según la ‘cronología corta’, sistema de cómputo empleado en este comentario (ver t. II, pp. 143-146), el cisma de las diez tribus ocurrió por el año 931 a. C. (ver t. II, p. 78). Desde ese momento hasta la visión de Ezequiel en 593/592, sólo habían transcurrido unos 339 años. Hasta la caída de Jerusalén sólo hubo 345 años, y hasta el retorno del cautiverio pueden computarse 395. Empleando la ahora desacreditada ‘cronología larga’ (ver t. II, p. 145), los 390 años desde el cisma hasta Ezequiel arrancan de aproximadamente el año 980 a. C. De todo esto puede deducirse que los sincronismos no se prestan para confirmar ni un sistema cronológico ni el otro” (ibíd., tomo 4, p. 619).

Las dos últimas frases de esta cita significan que los números de Ezequiel no sirven para apoyar ni la “cronología corta” de Thiele ni la “larga” (similar a la de Usher), pues están en contradicción con ambas y, sencillamente, los autores de ese comentario no conocían la manera de explicar la cifra “390” del texto hebreo. Aunque no lo sugirieron, salta a la vista la posibilidad de que la cifra “390” sea el resultado de sumar lapsos de reinado imbricados, de modo que ciertos años se cuenten más de una vez (corregencias), asignándoselos una vez a un rey, y otra a su sucesor.

Por último, en lo relativo a los cuarenta años de Ezequiel, el mismo comentario afirma:
“Siguiendo la analogía ya tratada al comentar el vers. 5, los 40 años representarían los años del pecado de Judá. A diferencia de Israel, Judá permaneció fiel a sus gobernantes designados, miembros de la casa de David. Pero los habitantes de Judá también se habían volcado en forma creciente a la idolatría, y si bien hubo varios reyes piadosos en el reino de Judá que procuraron refrenar la creciente marca de impiedad, la nación fue degradándose progresivamente. Una de las últimas oportunidades importantes para lograr la reforma ocurrió durante el reinado de Josías, quien, en el 8.º año de su reinado (2 Crón. 34: 3), ‘comenzó a buscar al Dios de David, su padre’. Fue un noble intento, pero en lo que respecta al pueblo fue una reforma superficial. Más tarde se les dijo que habían ido demasiado lejos como para que se evitaran los castigos que los amenazaban (2 Crón. 34: 23-25). Si se considera que el año 8.º de Josías, 633/632 a. C., señala el comienzo del período especial de culpabilidad de Judá, desde esa fecha hasta el primer mensaje de Ezequiel en el año 593/592 (ver com. Eze. 4: 5), se computan exactamente 40 años.
Entre otros intentos de entender estos períodos de tiempo está el que suma 390 más 40, lo que da 430 días, cifra que se compara con Exo. 12: 40 donde se dan 430 años de peregrinaje para los hijos de Israel. Pero esta analogía no parece tener ningún sentido. Una variación totalmente caprichosa relaciona los 390 días con los 40 azotes de Deut. 25: 3, los cuales fueron reducidos por los maestros judíos a "cuarenta azotes menos uno" (2 Cor. 11: 24). De este modo, se pretende que les correspondían 39 a cada una de las tribus y 40 a Judá” (ibíd., pp. 619, 620).

La “explicación” que encuentra el comentario a lo iniciar los cuarenta años con la reforma de Josías es sumamente precaria, pues es inconcebible que se quiera iniciar a contar el pecado de Judá desde una reforma en pro de la santidad. Sin duda, la situación sería peor ANTES de la reforma que DESPUÉS de ella, pues es obvio que la reforma de Josías, por deficiente que fuera el pueblo, fue para mejor, no para peor.

En resumidas cuentas, con las fechas establecidas que tenemos, no se conoce ninguna manera lineal de explicar las cifras de Ezequiel, a no ser que haya imbricaciones.

Naturalmente, el citado comentario historicista no encuentra dificultad alguna para “explicar” las setenta hebdómadas. Las cosas resultan siempre más fáciles cuando se emplean fechas falsas que no se prueban. Así los números “salen” siempre, igual que le “salían” a Miller y gente como él.

Con las anteriores consideraciones, podríamos, sin más, descartar dar cualquier explicación acerca de la cronología específica de las setenta hebdómadas. Sin embargo, antes de emitir una hipótesis alternativa, se expondrá la justificación de una cronología que no es “mía” en absoluto. Es antigua, y ya el CBA la dio por refutada en su día (ibíd., pp. 879, 880).

Tal como señalé en la quinta intervención de este hilo, con el mensaje de las setenta hebdómadas, Daniel
EL MARCO DE LAS SETENTA SEMANAS
aprende de inmediato que el fin de los setenta años de Jeremías no supone el fin de las desdichas para su pueblo, pues, siguiendo la amenaza levítica de un castigo septuplicado (Lev. 26:28), al vidente se le habla de setenta hebdómadas que habían de acabar en tiempos remotos para él. Aparte del castigo septuplicado, la cultura hebrea conocía el concepto de hebdómada asociado al ciclo agrícola del año sabático y, de hecho, el propio Levítico preveía la desolación del país si no se respetaban los años sabáticos: “Al abandonar ellos la tierra, ésta disfrutará de sus sábados mientras permanezca deshabitada. Pero tendrán que reconocer sus pecados, por cuanto rechazaron mis preceptos y aborrecieron mis estatutos” (Lev. 26:43, NVI). Es curioso, pero 70 años sabáticos descuidados implican un lapso de desatención de las leyes divinas de 490 años, y esos años estaban en el pasado con respecto a Jeremías.

Sin embargo, ahora Gabriel informa a Daniel que aún habrá que aguardar a que concluyan, mucho más allá del fin de los setenta años de Jeremías, otras muchas hebdómadas para poner fin al estado pecaminoso de su pueblo y para que en su medio vuelva a haber visiones y profetas (el original no pone “sellar la visión y la profecía”, sino “la visión y el profeta” y consagrar el lugar santísimo del templo (o “santo de los santos”).

Entonces, la solución de los límites temporales de las setenta hebdómadas (haciendo previsión de que haya cierto redondeo mínimo en las cifras) es mucho menos compleja de lo que parece. Si las setenta hebdómadas representan el lento periodo de restauración final para el culpable pueblo hebreo, su comienzo, forzosamente, es el mismo de los setenta años de Jeremías. La orden para la reedificación de Jerusalén no es la de ningún rey persa, sino una orden divina que, a la vez, permite la destrucción de su santa ciudad, y prevé su reconstrucción pasado el tiempo anunciado.

Naturalmente, a los historicistas lo anterior no les gustará ni un pelo, pues ellos entienden que eso de “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” exige una diligente búsqueda de “decretos” hasta encontrar aquel que “cuadre” con su idea mesiánica preconcebida, y, una vez encontrado, esconderlo bien, no vaya a ser que alguien haga preguntas indeseables, como si la cosa seleccionada tan arbitrariamente autorizase realmente la reedificación de Jerusalén, o si de verdad dicho decreto se hubiese promulgado cuando el “ingenioso” “intérprete” dice que se promulgó (el cuentecito del otoño de 457 a.C.).

Si realmente las setenta hebdómadas empiezan a la vez que los setenta años de Jeremías, entonces, como ellos, también tendrán dos “comienzos” diferentes (605-537, setenta años aproximados desde la primera captura de Jerusalén hasta el decreto de Ciro; 586-516, setenta años desde la destrucción del templo de Salomón hasta la finalización del templo de Zorobabel). Si lo anterior no tuviera sentido, sería muy difícil que los lapsos de 7, 62 y 1 hebdómadas nos pudieran llevar a la época de Antíoco IV y de los Macabeos. ¿Lo hacen? Linealmente, no, desde luego, pero la linealidad no deja de ser un pretexto del propio historicismo, que, como ha quedado acreditado, no puede aplicarse a otros pasajes bíblicos (por ejemplo, a los 430 años aludidos por Ezequiel). Ahora bien, si se permite una única imbricación al estilo de muchos otros pasajes de la Biblia, sí es posible alcanzar una notable correspondencia, y esta es, precisamente, la explicación casi unánime de todos los comentarios bíblicos modernos.

Obsérvese que:
586 – 49 = 537 a.C.
605 – 434 = 171 a.C.
171 – 7 = 164 a.C.

Como saben muchos adventistas tras dialogar con testigos de Jehová, el lapso real que Jerusalén estuvo completamente desolada no fue de setenta años, sino, más bien, de 49. Y, efectivamente, 49 años después de la destrucción de la ciudad, regresaron a ella, para empezar la labor de restauración dos personajes ungidos: el gobernador Zorobabel/Sesbasar, de familia real, y el sumo sacerdote Josué. Zacarías 4:1-14 parece aludir a ambos personajes cuando habla de los “dos olivos”, “los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”. Aquí “ungido” no es la palabra hebrea “mashiaj”, sino una expresión que significa “hijos del aceite”. A quien sí se llama “mashiaj” explícitamente y que vivió en ese tiempo es al rey Ciro (Isa. 45:1), que permitió el regreso de Zorobabel/Sesbasar y su grupo.

Retrotrayendo las 62 hedómadas al otro comienzo del cómputo de los setenta años de Jeremías, su final llega al año 171 a.C. Esa fecha resulta perfectamente conocida para los estudiosos del periodo intertestamentario en Israel, pues corresponde al asesinato del último sumo sacerdote sadoquita que tuvo Israel. Se llamó Onías III, y no tuvo descendientes en su puesto. A partir de entonces, hubo gente indigna en el cargo y, aun después de la purificación del santuario siete años después, los sumos sacerdotes que ocuparon esa dignidad provocaron la fragmentación de la sociedad judía. Gran parte de la literatura de Qumrán denuncia la indignidad de los sumos sacerdotes hasmoneos que hubo, y, más tarde, los designados por la presión romana fueron aún peores.

Finalmente, la última hebdómada siguió a las 62 anteriores, y lleva al año de la muerte de Antíoco y de la purificación del santuario. La media hebdómada anterior fue la más encarnizada en la lucha de Antíoco IV contra el judaísmo, aquella en la que la religión hebrea quedó proscrita (con la prohibición de la observancia del sábado, de la circuncisión, de todos los demás ritos, y de la adoración a Dios) y en la que se llevó a cabo el exterminio sistemático de toda lealtad a los viejos principios.

A diferencia del fraudulento esquema historicista, todas las fechas de este esquema no mesiánico sí son verificables históricamente (no hay que andar escamoteando nada). Se trata de fechas universalmente aceptadas (salvo por los testigos de Jehová). El esquema no requiere invertir término alguno en el texto hebreo de las setenta semanas, ni inyectar una alternancia de sujetos desconocida en el texto original. Y, desde luego, tampoco requiere la creación o la modificación de ninguna doctrina.

En todo caso, tal como ya he dicho, la anterior explicación es la habitual en los comentarios bíblicos al uso. Si se me permite, yo tengo una pura hipótesis (a diferencia del historicismo, y como dije desde el principio, no hay necesidad alguna en ser tajante sobre lo que no es una doctrina) ligeramente distinta. El final de las setenta semanas es como en la mayoría de los comentarios bíblicos, es decir, llegan primero a la muerte de Onías (171 a.C.) y a la purificación del santuario y a la muerte de Antíoco después (164 a.C.). Pero no hace falta ninguna imbricación para explicar la cifra de 70. Se da la curiosa circunstancia de que, si las primeras 7 hebdómadas se anteponen directamente a las 63 últimas, se llega al año 605 + 49 = 654 a.C. Da la casualidad que dicho año corresponde al reinado de Manasés, monarca del que se sabe, por la tradición judía (fundamentalmente, en el Talmud y en la obra Martirio y Ascensión de Isaías), que martirizó a Isaías serrándolo en dos cuando estaba metido dentro de un árbol. Lamentablemente, no conocemos la fecha de la ejecución de Isaías de tan brutal manera, pero es seguro que tiene que anteceder al arrepentimiento de Manasés, ocurrido mientras estaba prisionero en Babilonia (2 Cró 33:11-13), y se sabe que este apresamiento no fue anterior al año 648 a.C., pues esta es la fecha en que Babilonia cayó en manos asirias en los días de ese rey. Así, es seguro que la muerte de Isaías es anterior a esa fecha. Pero, por otro lado, Isaías consignó la siguiente decisión divina:

“Yo soy el que despierta la palabra de su siervo y lleva a cabo el plan de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: ‘Serás habitada’, y a las ciudades de Judá: ‘Serán reconstruidas y reedificaré sus ruinas. Yo soy el que dice a las profundidades: ‘¡Secaos! ¡Yo haré secar tus ríos!’ Yo soy el que dice de Ciro: ‘Es mi pastor y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: “Serás edificada”, y al Templo: “Serán puestos tus cimientos”’. Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir puertas delante de él, puertas que no se cerrarán” (Isa. 44:26 – 45:1).

Buscaban los señores historicistas un decreto para la reconstrucción de Jerusalén. ¿Por qué no les parece bien la palabra del mismísimo Dios? Dios afirma que él mismo dijo de Jerusalén que sería habitada, y de las ciudades de Judá en su conjunto que serían reconstruidas y reedificadas. ¿Cómo puede ser que ello no satisfaga PLENAMENTE las especificaciones de Dan. 9:25. Es más, el mismísimo Dios afirma que el monarca que implementaría su decisión de la reedificación de Jerusalén sería Ciro, no Artajerjes.

Entonces, caballeretes historicistas, las cuentas probablemente sean las siguientes:

654-605 a.C. - Primeras siete hebdómadas, que parten desde el decreto divino revelado a Isaías y llegan a la aparición de un personaje ungido. Ese personaje ungido, según el propio Dios, fue Ciro, que nació precisamente en la época en que Daniel marchaba al exilio y se iniciaba uno de los cómputos usados para las setenta semanas.
605-171 a.C. - Sesenta y dos hebdómadas, cuyo comienzo coincide con uno de los cómputos de los setenta años de Jeremías (y con el usado por Daniel). En su transcurso, y tras la ruina de Jerusalén, la ciudad se reconstruye, hasta que le sobrevienen nuevas ruinas futuras (parte de las setenta hebdómadas, cosa que no ocurre en la versión historicista).
171-164 a.C. - Última hebdómada, dominada por las atrocidades cometidas por AntíocoEpífanes. Durante la última media hebdómada se suprimió el culto divino y se instituyó la abominación desoladora.

El anterior esquema no es dogma de fe. No hay ninguna doctrina cristiana que se establezca sobre él. A diferencia del esquema historicista, caracterizado por el uso de hitos cronológicos fraudulentos en su totalidad (otoño de 457 a.C., 408 a.C., 27 d.C., 31 d.C., 34 d.C.), el anterior utiliza fechas incontestables con una única excepción: la fecha 654 a.C. no es más que una hipótesis, pues Isaías no data con precisión el momento en que se escribió la orden divina de Isa. 44:26 – 45:1. Sin embargo, la fecha en cuestión es acorde con lo que sabemos de la muerte de Isaías, y satisface completamente lo especificado en Dan. 9:25. Permite una exposición coherente de las setenta hebdómadas acorde con la exégesis y con la historia.

Hace ya muchos días, el deshonesto troll “humillado”, ese sujeto que jamás ha respondido a nada, retó a varios foristas a presentar una explicación de las setenta hebdómadas que fuera mejor que la infame tergiversación historicista. Se le llenó la boca con que no había tal explicación. Bien, se ha presentado una, y ninguna de las explicaciones dadas por mí hasta ahora ha podido ser rebatida en lo más mínimo, y tampoco lo va a ser realmente, salvo con la histeria de estos seres, que chapotean impotentes en el mar de sus propias mentiras.

Quedan únicamente dos temas por considerar:
  1. La naturaleza del reino hasmoneo y su papel profético.
  2. Las objeciones historicistas a la identificación de Antíoco IV con el “cuerno pequeño”.
(CONTINUARÁ).
 
Re: Las 70 semanas

El deshonesto troll Gabriel47 es curiosamente impreciso a la hora de redactar esta necia afirmación:

Para que entiendas esto debes saber que Artajerjes al igual que otros, no le fue facil tomar esta desición ya que había expresado anteriormente: "Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden." Esdras 4:21.

Quizá quiera tener la cortesía ese sujeto si de verdad afirma que lo de Esdras 4:21 se refiere al Artajerjes de Esdras 7 o no. Si es que no, ¿por qué lo saca a colación? Si es que sí, ¿le importaría al referido troll hacer un pequeño comentario de las siguientes palabras de Ellen White?

"La obra del templo progresó lentamente durante el reinado de Cambises. Y durante el reinado del falso Esmerdis (llamado Artajerjes en Esdras 4:7), los samaritanos indujeron al impostor sin escrúpulos a que promulgara un decreto para prohibir a los judíos que reconstruyeran su templo y su ciudad" (Profetas y reyes, p. 419).

¿Quién es más mentiroso, señor troll? ¿Usted cuando dice que ese rey es el Artajerjes de Esdras, o Ellen White, que dice que ese rey vivió mucho tiempo antes de que reinase el Artajerjes de Esdras? ¿O son los dos igual de mentirosos? Porque lo manifiesto es que no pueden tener razón a la vez. Usted dice una cosa, pero "la pluma inspirada" dice lo contrario de lo que usted dice. ¿Nos quiere explicar su comportamiento?
 
Re: Las 70 semanas

Estimado Eduardo Martínez R. EMR) Saludos cordiales.

Tú dices:

Es una completa villanía del impenitente troll Gabriel47 que el decreto de Esdras 7 entrase en vigor "después de la llegada del escriba Esdras a Palestina". Eso es una mentira grandiosa. Es IMPOSIBLE que el decreto que autorizaba un viaje entrase en vigor después de concluido el mismo. ¡De ninguna manera! El decreto estaba en vigor cuando Esdras partió de Babilonia.

Por otra parte, también es mentira lo que este despreciable y ruin sujeto afirma de que la llegada de Esdras a Israel tuviese lugar "hacía [sic] fines de verano o a principios del otoño". El otoño empezaba en el mes séptimo, pero Esdras llegó en el mes quinto, así que del otoño nada, so embustero. ¡Qué ruindad la de este sujeto! ¡Qué asco! ¡Qué ser más repugnante! Y nada de "finales del verano" tampoco, embustero. Llegó en agosto, y eso no es finales del verano (que es septiembre), sino MEDIADOS del verano, embustero.

¿Dónde está el decreto que autoriza la reedificación de Jerusalén que entró en vigor el otoño de 457 a.C.?

Respondo: Veo que te sales de tus casillas fácilmente, y prorrumpes en tus consabidas descalificaciones. Ya vistes que Esdras llevaba (una manera de decir) un cheque en blanco y que iba a ser cobrado cuando el portador lo estimara conveniente; en otras palabras el decreto que autorizaba la restauración y edificación de Jerusalen lo hace efectivo durante una de las fiestas solemnes del Señor en Tishri ya que la misión de Esdras contemplaba la restauración del servicio religioso de Israel, "Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes.
Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey." Cuando llegaron en el quinto mes, crees que se dedicaron inmediatamente a realizar las ceremonias religiosas relacionadas con el Templo, acaso no tenían que comprar con el dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y luego ofrecerlo sobre el altar de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén? Así que cálmate Eduardo y entiende la profecía de Daniel que no pega con tus relatos preteristas, pienso que de este modo se cumple la profecía de Daniel: "Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos" (Daniel 9: 25)

La restauración del Templo y del culto de parte de los judíos implica admirablemente la orden de restaurar y edificar Jerusalén.

Resumen: En 457 a. C., el emperador persa Artajerjes Longímano permitió a Esdras por decreto que subiese a Jerusalén con tantos representantes de su pueblo como quisieran ir. El permiso le otorgaba una cantidad ilimitada de tesoros, para embellecer la casa de Dios, para proporcionar ofrendas para su servicio, y hacer cuanto le pareciese bueno. Le facultaba para ordenar leyes, establecer magistrados y jueces, ejecutar castigos hasta de muerte; en otras palabras, restaurar el estado judío en lo civil y eclesíastico, de acuerdo con la ley de Dios y las antiguas costumbres de aquel pueblo. La inspiración consideró apropiado conservarnos este decreto; y hayamos una copia completa y exacta de él en Esdras 7.
No está escrita en hebreo como el resto del libro de Esdras, sino en el caldeo oficial, o arameo oriental. Así podemos consultar el documento original que autorizó a Esdras para restaurar y edificar a Jerusalén.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: Las 70 semanas

Ya vistes que Esdras llevaba (una manera de decir) un cheque en blanco y que iba a ser cobrado cuando el portador lo estimara conveniente; en otras palabras el decreto que autorizaba la restauración y edificación de Jerusalen lo hace efectivo durante una de las fiestas solemnes del Señor en Tishri ya que la misión de Esdras contemplaba la restauración del servicio religioso de Israel, "Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes.
No, mentiro troll aquí nadie ha visto nada de eso que usted dice. Hemos visto que usted tiene el cinismo de mentir vez tras vez. Pero, de cheque en blanco, nada de nada. De "cobrarlo" cuando le dé la gana, nada de nada. Sencillamente, es un argumento demente por su parte decir que el decreto entre en vigor dos meses después de la llegada de Esdras a Jerusalén, siendo que el decreto autoriza la partida de Esdras de Babilonia. Si pudo partir es porque el decreto ya estaba en vigor en su partida, so memo. Así que no le asiste a usted ninguna razón para decir que entró en vigor dos meses después de la llegada de Esdras. Nadie en su sano juicio puede sostener tal ficción.

Por otra parte, también es falsa la afirmación que hace este repugnante troll de que el decreto de Artajerjes "contemplaba la restauración del servicio religioso de Israel". El decreto contemplaba unos donativos para realizar sacrificios en nombre de la corona persa, pero los sacrificos se habían restaurado en los días de Zorobabel, casi un siglo antes de Artajerjes, pedazo de embustero y cínico tipejo.


La restauración del Templo y del culto de parte de los judíos implica admirablemente la orden de restaurar y edificar Jerusalén.
No, troll insensato. El decreto de Esdras 7 no contempla ninguna "restauración del Templo", ni ninguna "restauración del culto". El culto se restauró en los tiempos de Ciro. Y el templo se restauró en los días de Darío. Y ni una cosa ni otra supone en sí misma la reedificación de Jerusalén.


Resumen: En 457 a. C., el emperador persa Artajerjes Longímano permitió a Esdras por decreto que subiese a Jerusalén con tantos representantes de su pueblo como quisieran ir. El permiso le otorgaba una cantidad ilimitada de tesoros, para embellecer la casa de Dios, para proporcionar ofrendas para su servicio, y hacer cuanto le pareciese bueno. Le facultaba para ordenar leyes, establecer magistrados y jueces, ejecutar castigos hasta de muerte; en otras palabras, restaurar el estado judío en lo civil y eclesíastico, de acuerdo con la ley de Dios y las antiguas costumbres de aquel pueblo. La inspiración consideró apropiado conservarnos este decreto; y hayamos una copia completa y exacta de él en Esdras 7.
No está escrita en hebreo como el resto del libro de Esdras, sino en el caldeo oficial, o arameo oriental. Así podemos consultar el documento original que autorizó a Esdras para restaurar y edificar a Jerusalén.
No, caballerete. Su resumen es falso, igual que toda su argumentación, y no puede usted sustentar sus dementes conclusiones con nada bíblico.

Para empezar, el decreto de Artajerjes NO "otorgaba una cantidad ilimitada de tesoros". El propio Artajerjes especifica "Yo mismo, el rey Artajerjes, doy esta orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda puntualmente, [Uhasta[/U] cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite, y sal sin medida" (Esd. 7:21,22). ¿Se disculpará el troll por este engaño que intentaba colar a los incautos? Algo me dice que no.

En segundo lugar, pedazo de sofista, tampoco es correcto su resumen dentro del resumen de que el decreto permitía "restaurar el estado judío en lo civil y eclesíastico". No había ningún Estado judío en esa época, pues no era independiente. Judea era una región secundaria sometida a la satrapía persa de Trans-Éufrates, y tenía sobre sí a un gobernador. El primer gobernador autóctono fue Sesbasar/Zorobabel, y lo nombró Ciro, no Artajerjes. Así que de "restaurar el estado judío en lo civil", nada de nada, caballerete. Si esa restauración estuviese indicada por la presencia de un gobernador, se produjo casi un siglo antes de lo que usted afirma, so mentiroso. De restauración eclesiástica, tampoco nada. El culto se restauró en los días de Zorobabel. Lo que sí se hizo en los días de Esdras fue el nombramiento de jueces judíos.

Por último, no hay justificación ninguna para que el deshonesto troll afirme "Así podemos consultar el documento original que autorizó a Esdras para restaurar y edificar a Jerusalén". No, caballerete, yo he consultado ese "documento original" del que usted habla y, no, no autoriza la restauración de Jerusalén ni su edificación. ¿Le importa a usted, embustero troll Gabriel47, presentar el versículo de ese decreto que hable de la restauración y reedificación de Jerusalén? Preséntelo, so patán. Por otra parte, como usted ha dicho que el decreto autorizaba la partida de Esdras y de muchos judíos para ir a Babilonia, explíquenos eso de que el decreto entró en vigor en el otoño de 457 a.C., aunque la partida que autorizaba tuvo lugar al comienzo de la primavera de ese año. ¿Quiere decir que en ese año el otoño precedió a la primavera? ¿Qué versículo dice que el decreto entró en vigor en el otoño?

¡Ah, no nos olvidamos que tiene usted pendiente una explicación en cuanto a su discrepancia con Ellen White en cuanto a Esdras 4! Explíquenos, señor troll si, como acostumbra, también ha mentido usted en ese caso, o si, por el contrario, lo ha hecho "la pluma inspirada". En realidad, yo me apunto a la tercera posibilidad: han mentido los dos. Pero, en fin, aclárenoslo usted.
 
Re: Las 70 semanas

Ya vistes que Esdras llevaba (una manera de decir) un cheque en blanco y que iba a ser cobrado cuando el portador lo estimara conveniente; en otras palabras el decreto que autorizaba la restauración y edificación de Jerusalen lo hace efectivo durante una de las fiestas solemnes del Señor en Tishri ya que la misión de Esdras contemplaba la restauración del servicio religioso de Israel, "Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes.
No, mentiroso troll aquí nadie ha visto nada de eso que usted dice. Hemos visto que usted tiene el cinismo de mentir vez tras vez. Pero, de cheque en blanco, nada de nada. De "cobrarlo" cuando le dé la gana, nada de nada. Sencillamente, es un argumento demente por su parte decir que el decreto entre en vigor dos meses después de la llegada de Esdras a Jerusalén, siendo que el decreto autoriza la partida de Esdras de Babilonia. Si pudo partir es porque el decreto ya estaba en vigor en su partida, so memo. Así que no le asiste a usted ninguna razón para decir que entró en vigor dos meses después de la llegada de Esdras. Nadie en su sano juicio puede sostener tal ficción.

Por otra parte, también es falsa la afirmación que hace este repugnante troll de que el decreto de Artajerjes "contemplaba la restauración del servicio religioso de Israel". El decreto contemplaba unos donativos para realizar sacrificios en nombre de la corona persa, pero los sacrificos se habían restaurado en los días de Zorobabel, casi un siglo antes de Artajerjes, pedazo de embustero y cínico tipejo.


La restauración del Templo y del culto de parte de los judíos implica admirablemente la orden de restaurar y edificar Jerusalén.
No, troll insensato. El decreto de Esdras 7 no contempla ninguna "restauración del Templo", ni ninguna "restauración del culto". El culto se restauró en los tiempos de Ciro. Y el templo se restauró en los días de Darío. Y ni una cosa ni otra supone en sí misma la reedificación de Jerusalén.


Resumen: En 457 a. C., el emperador persa Artajerjes Longímano permitió a Esdras por decreto que subiese a Jerusalén con tantos representantes de su pueblo como quisieran ir. El permiso le otorgaba una cantidad ilimitada de tesoros, para embellecer la casa de Dios, para proporcionar ofrendas para su servicio, y hacer cuanto le pareciese bueno. Le facultaba para ordenar leyes, establecer magistrados y jueces, ejecutar castigos hasta de muerte; en otras palabras, restaurar el estado judío en lo civil y eclesíastico, de acuerdo con la ley de Dios y las antiguas costumbres de aquel pueblo. La inspiración consideró apropiado conservarnos este decreto; y hayamos una copia completa y exacta de él en Esdras 7.
No está escrita en hebreo como el resto del libro de Esdras, sino en el caldeo oficial, o arameo oriental. Así podemos consultar el documento original que autorizó a Esdras para restaurar y edificar a Jerusalén.
No, caballerete. Su resumen es falso, igual que toda su argumentación, y no puede usted sustentar sus dementes conclusiones con nada bíblico.

Para empezar, el decreto de Artajerjes NO "otorgaba una cantidad ilimitada de tesoros". El propio Artajerjes especifica "Yo mismo, el rey Artajerjes, doy esta orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda puntualmente, [Uhasta[/U] cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite, y sal sin medida" (Esd. 7:21,22). ¿Se disculpará el troll por este engaño que intentaba colar a los incautos? Algo me dice que no.

En segundo lugar, pedazo de sofista, tampoco es correcto su resumen dentro del resumen de que el decreto permitía "restaurar el estado judío en lo civil y eclesíastico". No había ningún Estado judío en esa época, pues no era independiente. Judea era una región secundaria sometida a la satrapía persa de Trans-Éufrates, y tenía sobre sí a un gobernador. El primer gobernador autóctono fue Sesbasar/Zorobabel, y lo nombró Ciro, no Artajerjes. Así que de "restaurar el estado judío en lo civil", nada de nada, caballerete. Si esa restauración estuviese indicada por la presencia de un gobernador, se produjo casi un siglo antes de lo que usted afirma, so mentiroso. De restauración eclesiástica, tampoco nada. El culto se restauró en los días de Zorobabel. Lo que sí se hizo en los días de Esdras fue el nombramiento de jueces judíos.

Por último, no hay justificación ninguna para que el deshonesto troll afirme "Así podemos consultar el documento original que autorizó a Esdras para restaurar y edificar a Jerusalén". No, caballerete, yo he consultado ese "documento original" del que usted habla y, no, no autoriza la restauración de Jerusalén ni su edificación. ¿Le importa a usted, embustero troll Gabriel47, presentar el versículo de ese decreto que hable de la restauración y reedificación de Jerusalén? Preséntelo, so patán. Por otra parte, como usted ha dicho que el decreto autorizaba la partida de Esdras y de muchos judíos para ir a Babilonia, explíquenos eso de que el decreto entró en vigor en el otoño de 457 a.C., aunque la partida que autorizaba tuvo lugar al comienzo de la primavera de ese año. ¿Quiere decir que en ese año el otoño precedió a la primavera? ¿Qué versículo dice que el decreto entró en vigor en el otoño?

¡Ah, no nos olvidamos que tiene usted pendiente una explicación en cuanto a su discrepancia con Ellen White en cuanto a Esdras 4! Explíquenos, señor troll si, como acostumbra, también ha mentido usted en ese caso, o si, por el contrario, lo ha hecho "la pluma inspirada". En realidad, yo me apunto a la tercera posibilidad: han mentido los dos. Pero, en fin, ¡aclárenoslo usted!
 
Re: Las 70 semanas

LA INTERPRETACIÓN DE LAS SETENTA SEMANAS (SEXTA PARTE)

A lo largo de este ya largo hilo (inevitable peaje que hay que pagar a los furibundos trolls que lo vigilan y que han tenido a bien llenarlo de la bazofia que produce su enfermo y deshonesto intelecto), se ha presentado una exposición de los pasajes relevantes basada en la exégesis de los textos bíblicos correspondientes. Debe destacarse que ninguno de los trolls ha logrado rebatir, en lo más mínimo, ninguna de las afirmaciones hechas, que cuentan con un apoyo abrumador en los comentarios bíblicos disponibles en la actualidad (me refiero, claro está a los que no están publicados por sectas) y en los libros de historia antigua que versan sobre el helenismo.

También se han señalado las continuas falacias del historicismo, que, para mantener la ficción de su grotesca interpretación, precisa no solo ignorar los pasajes que son letales para sus intereses, sino también volver del revés pasajes enteros (como el propio texto de las setenta semanas, en el que inyecta sujetos fantasmagóricos de los que el original carece, y en el que invierte a su antojo los términos para que parezca que el pasaje se amolda a lo que esa mentira propugna, y en el que pisotea de continuo no solo la puntuación masorética, sino la propia cronología interna de lo que se supone que son esas setenta semanas). Por supuesto, los trolls no dan explicación alguna del obvio paralelo entre 9:27 y 11:31, pasaje que atribuye al malvado rey del norte lo que ellos atribuyen pérfidamente a Jesucristo. Se ha podido verificar que ninguno de los trolls ha sido capaz de repeler ni una sola de las denuncias que se han hecho en contra de su fraudulenta interpretación. Por otra parte, también se ha denunciado el fraude histórico en el que incurre permanentemente el historicismo, presentando continuamente fechas falsas para mantener la ilusión del presunto “conocimiento” que sus devotos tienen. Los trolls historicistas han hecho mucho ruido con sus vanas afirmaciones de que “todo cuadra” y tonterías por el estilo, pero lo cierto es que han sido incapaces de defender la realidad de una sola fecha de su “esquema profético” de las setenta semanas. En realidad, a estos sujetos se les ha pedido por activa y por pasiva que presenten la prueba bíblica que respalde su VANA AFIRMACIÓN de que hubo un decreto real persa que entró en vigor el otoño de 457 a.C. que autorizaba la reedificación de Jerusalén. De la existencia de ese supuesto decreto depende la totalidad del historicismo, pero, dado que los representantes de esa farsa interpretativa jamás han presentado ninguna prueba que respalde su VANA AFIRMACIÓN, no queda más remedio que concluir que ese supuesto decreto NO EXISTE y que el historicismo en su conjunto es, en efecto, un puro embuste. Por supuesto, esta elemental observación irrita a los trolls y protestan vehementemente que todo cuadra, que los demás somos muy malos, que hay odio en nosotros, que pedimos cosas ilógicas, que ponemos en duda la Palabra de Dios y estupideces por el estilo. No, señores trolls. Aquí nadie pone en duda la Palabra de Dios. Lo que ponemos en duda es la palabra DE USTEDES, que no tiene NADA que ver con la Palabra de Dios. Y también ponemos en duda la honestidad de ustedes y la hombría de ustedes. El decreto que tan atolondradamente quieren ustedes hacer pasar como si fuese el punto de arranque de las setenta semanas NO ENTRÓ EN VIGOR CUANDO USTEDES DICEN QUE ENTRÓ EN VIGOR, Y NO AUTORIZA LO QUE USTEDES DICEN QUE AUTORIZA.

En fin, la estupidez congénita de estos señores tiene difícil arreglo. Dejaremos, entonces, que los trolls y especies similares sigan retorciéndose en su impotencia e indignidad, y seguiremos con un detalle significativo que queda por esclarecer: ¿Se pueden conocer el principio cronológico de las setenta hebdómadas, y cómo se computa el tiempo de esa profecía?

Como ya se señaló en la intervención con la que se creó este hilo, los datos numéricos de la Biblia no suelen tenerse como un modelo de linealidad, pues son muy frecuentes alusiones a cómputos inclusivos (como los “tres días y tres noches” que Jesús pasó en la tumba), sobre todo en los datos cronológicos de la monarquía hebrea. A modo de ejemplo de la habitual falta de rigor puramente “aritmético” en la Biblia, basten las siguientes tres citas tomadas de una fuente historicista.

La primera tiene que ver con la división en tres grupos de 14 generaciones de ancestros de Jesucristo que hace Mateo 1:17:

“Es evidente que Mateo omite por lo menos cuatro nombres que tendría que haber incluido si hubiera sido su intención proporcionar una genealogía completa (ver com. vers. 8, 11). Es posible que haya otras omisiones en la parte de la lista que abarca el período intertestamentario, porque desde Abrahán hasta Cristo, inclusive, Lucas da 56 nombres, mientras que Mateo sólo da 41 (ver com. Mat. 1: 15). Por lo tanto, al hablar de ‘todas las generaciones’, Mateo claramente se refiere a las que ha enumerado, y no a todos los antepasados de Cristo que habían vivido y que pudieran haberse incluido en una lista completa. Es posible que el número de nombres en la segunda y tercera sección de la genealogía se hubieran ajustado para hacerlo corresponder con el número de la primera sección.
“Quizá Mateo empleó una lista abreviada, numéricamente simétrica, para ayudar a aprenderla de memoria. En el AT hay listas abreviadas, como la de Esdras (ver com. Esd. 7: 1, 5). Pero es evidente que esa genealogía abreviada era considerada como una prueba suficiente de que Esdras era descendiente de Aarón cuando otros no podían ser sacerdotes por no poder demostrar debidamente su linaje (Esd. 2: 62; Neh. 7: 64). El filósofo Filón y el historiador Josefo, ambos casi contemporáneos de Jesús, dan genealogías abreviadas, que evidentemente eran consideradas adecuadas como para probar su ascendencia. Hoy en día, cuando un árabe quiere demostrar su prosapia, menciona unos pocos nombres eminentes. Al hacerlo, su propósito no es el de proporcionar una enumeración completa sino tan sólo establecer su ascendencia.
“La distribución en tres partes que hace Mateo es históricamente correcta, porque cada sección constituye un período separado en la historia judía. En el primero, desde Abrahán hasta David, la nación hebrea fue esencialmente patriarcal. Durante el segundo fue monárquica; y durante el tercero los judíos estuvieron bajo el dominio de diversos poderes extranjeros” (Comentario bíblico adventista, tomo 5, pp. 274-275).

Vemos, pues, que según dicho comentario historicista, es posible mantener que, aunque el procedimiento empleado por Mateo para confeccionar su lista abreviada se encontraba dentro de los procedimientos habituales de su tiempo, la lista en sí tiene un grado no desdeñable de omisiones selectivas y conlleva cierta artificialidad.

Pasemos ahora a las observaciones del mismo comentario con respecto a las cifras de Ezequiel 4:5-6 y su contexto, famoso pasaje para los que quieren promocionar la existencia de un supuesto “principio” día-año en la Biblia. Sobre los 390 años, se dice lo siguiente:

“Se han formulado muchas interpretaciones de este período. Hay quienes prefieren aceptar los números que aparecen en la LXX, según la cual eran 150 los días que Ezequiel debía llevar las iniquidades de Israel, y 40 los días que debía llevar las de Judá; en total, 190 días. Sin embargo, estos números no solucionan nada, pues los 150 días no representan los años de cautiverio de las diez tribus, que fueron llevadas cautivas en el año 723/722 a. C.
Si se usan las cifras que aparecen en el hebreo, deberá considerarse que los 390 años representan el período de la apostasía de Israel. Este período comienza con la separación de Jeroboam y las diez tribus cuando se apartaron de Judá. Esta separación señaló el comienzo del pecado de Israel. Después de haberse separado de la monarquía designada por Dios, el reino septentrional sufrió bajo una larga sucesión de reyes impíos. Ni uno de sus reyes fue piadoso.
Pero también aquí aparecen dificultades. Según la ‘cronología corta’, sistema de cómputo empleado en este comentario (ver t. II, pp. 143-146), el cisma de las diez tribus ocurrió por el año 931 a. C. (ver t. II, p. 78). Desde ese momento hasta la visión de Ezequiel en 593/592, sólo habían transcurrido unos 339 años. Hasta la caída de Jerusalén sólo hubo 345 años, y hasta el retorno del cautiverio pueden computarse 395. Empleando la ahora desacreditada ‘cronología larga’ (ver t. II, p. 145), los 390 años desde el cisma hasta Ezequiel arrancan de aproximadamente el año 980 a. C. De todo esto puede deducirse que los sincronismos no se prestan para confirmar ni un sistema cronológico ni el otro” (ibíd., tomo 4, p. 619).

Las dos últimas frases de esta cita significan que los números de Ezequiel no sirven para apoyar ni la “cronología corta” de Thiele ni la “larga” (similar a la de Usher), pues están en contradicción con ambas y, sencillamente, los autores de ese comentario no conocían la manera de explicar la cifra “390” del texto hebreo. Aunque no lo sugirieron, salta a la vista la posibilidad de que la cifra “390” sea el resultado de sumar lapsos de reinado imbricados, de modo que ciertos años se cuenten más de una vez (corregencias), asignándoselos una vez a un rey, y otra a su sucesor.

Por último, en lo relativo a los cuarenta años de Ezequiel, el mismo comentario afirma:
“Siguiendo la analogía ya tratada al comentar el vers. 5, los 40 años representarían los años del pecado de Judá. A diferencia de Israel, Judá permaneció fiel a sus gobernantes designados, miembros de la casa de David. Pero los habitantes de Judá también se habían volcado en forma creciente a la idolatría, y si bien hubo varios reyes piadosos en el reino de Judá que procuraron refrenar la creciente marca de impiedad, la nación fue degradándose progresivamente. Una de las últimas oportunidades importantes para lograr la reforma ocurrió durante el reinado de Josías, quien, en el 8.º año de su reinado (2 Crón. 34: 3), ‘comenzó a buscar al Dios de David, su padre’. Fue un noble intento, pero en lo que respecta al pueblo fue una reforma superficial. Más tarde se les dijo que habían ido demasiado lejos como para que se evitaran los castigos que los amenazaban (2 Crón. 34: 23-25). Si se considera que el año 8.º de Josías, 633/632 a. C., señala el comienzo del período especial de culpabilidad de Judá, desde esa fecha hasta el primer mensaje de Ezequiel en el año 593/592 (ver com. Eze. 4: 5), se computan exactamente 40 años.
Entre otros intentos de entender estos períodos de tiempo está el que suma 390 más 40, lo que da 430 días, cifra que se compara con Exo. 12: 40 donde se dan 430 años de peregrinaje para los hijos de Israel. Pero esta analogía no parece tener ningún sentido. Una variación totalmente caprichosa relaciona los 390 días con los 40 azotes de Deut. 25: 3, los cuales fueron reducidos por los maestros judíos a "cuarenta azotes menos uno" (2 Cor. 11: 24). De este modo, se pretende que les correspondían 39 a cada una de las tribus y 40 a Judá” (ibíd., pp. 619, 620).

La “explicación” que encuentra el comentario a lo iniciar los cuarenta años con la reforma de Josías es sumamente precaria, pues es inconcebible que se quiera iniciar a contar el pecado de Judá desde una reforma en pro de la santidad. Sin duda, la situación sería peor ANTES de la reforma que DESPUÉS de ella, pues es obvio que la reforma de Josías, por deficiente que fuera el pueblo, fue para mejor, no para peor.

En resumidas cuentas, con las fechas establecidas que tenemos, no se conoce ninguna manera lineal de explicar las cifras de Ezequiel, a no ser que haya imbricaciones.

Naturalmente, el citado comentario historicista no encuentra dificultad alguna para “explicar” las setenta hebdómadas. Las cosas resultan siempre más fáciles cuando se emplean fechas falsas que no se prueban. Así los números “salen” siempre, igual que le “salían” a Miller y gente como él.

Con las anteriores consideraciones, podríamos, sin más, descartar dar cualquier explicación acerca de la cronología específica de las setenta hebdómadas. Sin embargo, antes de emitir una hipótesis alternativa, se expondrá la justificación de una cronología que no es “mía” en absoluto. Es antigua, y ya el CBA la dio por refutada en su día (ibíd., pp. 879, 880).

Tal como señalé en la quinta intervención de este hilo, con el mensaje de las setenta hebdómadas, Daniel


Entonces, la solución de los límites temporales de las setenta hebdómadas (haciendo previsión de que haya cierto redondeo mínimo en las cifras) es mucho menos compleja de lo que parece. Si las setenta hebdómadas representan el lento periodo de restauración final para el culpable pueblo hebreo, su comienzo, forzosamente, es el mismo de los setenta años de Jeremías. La orden para la reedificación de Jerusalén no es la de ningún rey persa, sino una orden divina que, a la vez, permite la destrucción de su santa ciudad, y prevé su reconstrucción pasado el tiempo anunciado.

Naturalmente, a los historicistas lo anterior no les gustará ni un pelo, pues ellos entienden que eso de “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” exige una diligente búsqueda de “decretos” hasta encontrar aquel que “cuadre” con su idea mesiánica preconcebida, y, una vez encontrado, esconderlo bien, no vaya a ser que alguien haga preguntas indeseables, como si la cosa seleccionada tan arbitrariamente autorizase realmente la reedificación de Jerusalén, o si de verdad dicho decreto se hubiese promulgado cuando el “ingenioso” “intérprete” dice que se promulgó (el cuentecito del otoño de 457 a.C.).

Si realmente las setenta hebdómadas empiezan a la vez que los setenta años de Jeremías, entonces, como ellos, también tendrán dos “comienzos” diferentes (605-537, setenta años aproximados desde la primera captura de Jerusalén hasta el decreto de Ciro; 586-516, setenta años desde la destrucción del templo de Salomón hasta la finalización del templo de Zorobabel). Si lo anterior no tuviera sentido, sería muy difícil que los lapsos de 7, 62 y 1 hebdómadas nos pudieran llevar a la época de Antíoco IV y de los Macabeos. ¿Lo hacen? Linealmente, no, desde luego, pero la linealidad no deja de ser un pretexto del propio historicismo, que, como ha quedado acreditado, no puede aplicarse a otros pasajes bíblicos (por ejemplo, a los 430 años aludidos por Ezequiel). Ahora bien, si se permite una única imbricación al estilo de muchos otros pasajes de la Biblia, sí es posible alcanzar una notable correspondencia, y esta es, precisamente, la explicación casi unánime de todos los comentarios bíblicos modernos.

Obsérvese que:
586 – 49 = 537 a.C.
605 – 434 = 171 a.C.
171 – 7 = 164 a.C.

Como saben muchos adventistas tras dialogar con testigos de Jehová, el lapso real que Jerusalén estuvo completamente desolada no fue de setenta años, sino, más bien, de 49. Y, efectivamente, 49 años después de la destrucción de la ciudad, regresaron a ella, para empezar la labor de restauración dos personajes ungidos: el gobernador Zorobabel/Sesbasar, de familia real, y el sumo sacerdote Josué. Zacarías 4:1-14 parece aludir a ambos personajes cuando habla de los “dos olivos”, “los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”. Aquí “ungido” no es la palabra hebrea “mashiaj”, sino una expresión que significa “hijos del aceite”. A quien sí se llama “mashiaj” explícitamente y que vivió en ese tiempo es al rey Ciro (Isa. 45:1), que permitió el regreso de Zorobabel/Sesbasar y su grupo.

Retrotrayendo las 62 hedómadas al otro comienzo del cómputo de los setenta años de Jeremías, su final llega al año 171 a.C. Esa fecha resulta perfectamente conocida para los estudiosos del periodo intertestamentario en Israel, pues corresponde al asesinato del último sumo sacerdote sadoquita que tuvo Israel. Se llamó Onías III, y no tuvo descendientes en su puesto. A partir de entonces, hubo gente indigna en el cargo y, aun después de la purificación del santuario siete años después, los sumos sacerdotes que ocuparon esa dignidad provocaron la fragmentación de la sociedad judía. Gran parte de la literatura de Qumrán denuncia la indignidad de los sumos sacerdotes hasmoneos que hubo, y, más tarde, los designados por la presión romana fueron aún peores.

Finalmente, la última hebdómada siguió a las 62 anteriores, y lleva al año de la muerte de Antíoco y de la purificación del santuario. La media hebdómada anterior fue la más encarnizada en la lucha de Antíoco IV contra el judaísmo, aquella en la que la religión hebrea quedó proscrita (con la prohibición de la observancia del sábado, de la circuncisión, de todos los demás ritos, y de la adoración a Dios) y en la que se llevó a cabo el exterminio sistemático de toda lealtad a los viejos principios.

A diferencia del fraudulento esquema historicista, todas las fechas de este esquema no mesiánico sí son verificables históricamente (no hay que andar escamoteando nada). Se trata de fechas universalmente aceptadas (salvo por los testigos de Jehová). El esquema no requiere invertir término alguno en el texto hebreo de las setenta semanas, ni inyectar una alternancia de sujetos desconocida en el texto original. Y, desde luego, tampoco requiere la creación o la modificación de ninguna doctrina.

En todo caso, tal como ya he dicho, la anterior explicación es la habitual en los comentarios bíblicos al uso. Si se me permite, yo tengo una pura hipótesis (a diferencia del historicismo, y como dije desde el principio, no hay necesidad alguna en ser tajante sobre lo que no es una doctrina) ligeramente distinta. El final de las setenta semanas es como en la mayoría de los comentarios bíblicos, es decir, llegan primero a la muerte de Onías (171 a.C.) y a la purificación del santuario y a la muerte de Antíoco después (164 a.C.). Pero no hace falta ninguna imbricación para explicar la cifra de 70. Se da la curiosa circunstancia de que, si las primeras 7 hebdómadas se anteponen directamente a las 63 últimas, se llega al año 605 + 49 = 654 a.C. Da la casualidad que dicho año corresponde al reinado de Manasés, monarca del que se sabe, por la tradición judía (fundamentalmente, en el Talmud y en la obra Martirio y Ascensión de Isaías), que martirizó a Isaías serrándolo en dos cuando estaba metido dentro de un árbol. Lamentablemente, no conocemos la fecha de la ejecución de Isaías de tan brutal manera, pero es seguro que tiene que anteceder al arrepentimiento de Manasés, ocurrido mientras estaba prisionero en Babilonia (2 Cró 33:11-13), y se sabe que este apresamiento no fue anterior al año 648 a.C., pues esta es la fecha en que Babilonia cayó en manos asirias en los días de ese rey. Así, es seguro que la muerte de Isaías es anterior a esa fecha. Pero, por otro lado, Isaías consignó la siguiente decisión divina:

“Yo soy el que despierta la palabra de su siervo y lleva a cabo el plan de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: ‘Serás habitada’, y a las ciudades de Judá: ‘Serán reconstruidas y reedificaré sus ruinas. Yo soy el que dice a las profundidades: ‘¡Secaos! ¡Yo haré secar tus ríos!’ Yo soy el que dice de Ciro: ‘Es mi pastor y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: “Serás edificada”, y al Templo: “Serán puestos tus cimientos”’. Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir puertas delante de él, puertas que no se cerrarán” (Isa. 44:26 – 45:1).

Buscaban los señores historicistas un decreto para la reconstrucción de Jerusalén. ¿Por qué no les parece bien la palabra del mismísimo Dios? Dios afirma que él mismo dijo de Jerusalén que sería habitada, y de las ciudades de Judá en su conjunto que serían reconstruidas y reedificadas. ¿Cómo puede ser que ello no satisfaga PLENAMENTE las especificaciones de Dan. 9:25. Es más, el mismísimo Dios afirma que el monarca que implementaría su decisión de la reedificación de Jerusalén sería Ciro, no Artajerjes.

Entonces, caballeretes historicistas, las cuentas probablemente sean las siguientes:

654-605 a.C. - Primeras siete hebdómadas, que parten desde el decreto divino revelado a Isaías y llegan a la aparición de un personaje ungido. Ese personaje ungido, según el propio Dios, fue Ciro, que nació precisamente en la época en que Daniel marchaba al exilio y se iniciaba uno de los cómputos usados para las setenta semanas.
605-171 a.C. - Sesenta y dos hebdómadas, cuyo comienzo coincide con uno de los cómputos de los setenta años de Jeremías (y con el usado por Daniel). En su transcurso, y tras la ruina de Jerusalén, la ciudad se reconstruye, hasta que le sobrevienen nuevas ruinas futuras (parte de las setenta hebdómadas, cosa que no ocurre en la versión historicista).
171-164 a.C. - Última hebdómada, dominada por las atrocidades cometidas por AntíocoEpífanes. Durante la última media hebdómada se suprimió el culto divino y se instituyó la abominación desoladora.

El anterior esquema no es dogma de fe. No hay ninguna doctrina cristiana que se establezca sobre él. A diferencia del esquema historicista, caracterizado por el uso de hitos cronológicos fraudulentos en su totalidad (otoño de 457 a.C., 408 a.C., 27 d.C., 31 d.C., 34 d.C.), el anterior utiliza fechas incontestables con una única excepción: la fecha 654 a.C. no es más que una hipótesis, pues Isaías no data con precisión el momento en que se escribió la orden divina de Isa. 44:26 – 45:1. Sin embargo, la fecha en cuestión es acorde con lo que sabemos de la muerte de Isaías, y satisface completamente lo especificado en Dan. 9:25. Permite una exposición coherente de las setenta hebdómadas acorde con la exégesis y con la historia.

Hace ya muchos días, el deshonesto troll “humillado”, ese sujeto que jamás ha respondido a nada, retó a varios foristas a presentar una explicación de las setenta hebdómadas que fuera mejor que la infame tergiversación historicista. Se le llenó la boca con que no había tal explicación. Bien, se ha presentado una, y ninguna de las explicaciones dadas por mí hasta ahora ha podido ser rebatida en lo más mínimo, y tampoco lo va a ser realmente, salvo con la histeria de estos seres, que chapotean impotentes en el mar de sus propias mentiras.

Quedan únicamente dos temas por considerar:
  1. La naturaleza del reino hasmoneo y su papel profético.
  2. Las objeciones historicistas a la identificación de Antíoco IV con el “cuerno pequeño”.
(CONTINUARÁ).


Buenos días.

Al ver los escritos con malas intenciones de este señor que lo que dá es lastima en vez de ánimo, vemos los grandes disparates que esta dispuesto a escribir.

Mientras escibe mas cosas que no tienen que ver con el tema que lo que si, se van desprendiendo preguntas interesantes como por ejemplo, usted escribe:

Entonces, caballeretes historicistas, las cuentas probablemente sean las siguientes:

Pregunto:

¿Probablemente? Te atreves a decir... ¿Probablemente?

654-605 a.C. - Primeras siete hebdómadas, que parten desde el decreto divino revelado a Isaías y llegan a la aparición de un personaje ungido. Ese personaje ungido, según el propio Dios, fue Ciro, que nació precisamente en la época en que Daniel marchaba al exilio y se iniciaba uno de los cómputos usados para las setenta semanas.

Veamos el decreto divino: Isaías 44:26
"Confirmo la palabra de mi siervo, y cumplo el consejo de mis mensajeros. Digo a Jerusalén: 'Serás habitada', y a las ciudades de Judá: 'Serán reconstruidas', y sus ruinas reedificaré.

Veamos que dice Gabriel:
Dan 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden...

O sea, esta hablando a Daniel que estuviera pendiente para cuando fuere dada esa orden aún en el futuro, no hay que ser un estudioso para saber eso.

605-171 a.C. - Sesenta y dos hebdómadas, cuyo comienzo coincide con uno de los cómputos de los setenta años de Jeremías (y con el usado por Daniel). En su transcurso, y tras la ruina de Jerusalén, la ciudad se reconstruye, hasta que le sobrevienen nuevas ruinas futuras (parte de las setenta hebdómadas, cosa que no ocurre en la versión historicista).

La biblia dice: Dan 9:25 "Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas..."

O sea, en las primeras 7 semanas, se recontruirá y reedificará Jerusalem y luego pasarán 62 semanas hasta el Mesías.

171-164 a.C. - Última hebdómada, dominada por las atrocidades cometidas por AntíocoEpífanes. Durante la última media hebdómada se suprimió el culto divino y se instituyó la abominación desoladora.

Ultima semana, las atrocidades hechas por los Romanos a Jesus, "se quitará la vida al Mesías, mas no por sí;".

Jesus pone a la "abominación asoladora" en el futuro aún para El.


Muchas veces no rebatimos sus escritos, porque no valen la pena. Son tan grandes los disparates que escribe que cualquier persona se daría cuenta.
 
Re: Las 70 semanas

Pregunto:

¿Probablemente? Te atreves a decir... ¿Probablemente?

Obviamente te ofende ver a un erudito utilizar tal lenguaje ya que, tú, siendo un ignorante supremo en cuanto a este y muchos otros temas, te atreves a decir que es un HECHO que la salida de la orden para edificar y restaurar a Jerusalén ocurrió en el OTOÑO del 457a.C.

En numerosas ocasiones les he pedido que provean el libro, capítulo y versículo(s) que claramente demuestren que dicha salida ocurrió en el OTOÑO pero ustedes se han hecho los locos y simplemente montan un espectáculo bochornoso.
 
Re: Las 70 semanas

Obviamente te ofende ver a un erudito utilizar tal lenguaje ya que, tú, siendo un ignorante supremo en cuanto a este y muchos otros temas, te atreves a decir que es un HECHO que la salida de la orden para edificar y restaurar a Jerusalén ocurrió en el OTOÑO del 457a.C.

En numerosas ocasiones les he pedido que provean el libro, capítulo y versículo(s) que claramente demuestren que dicha salida ocurrió en el OTOÑO pero ustedes se han hecho los locos y simplemente montan un espectáculo bochornoso.

Se te ha mostrado, pero siempre buscas las 2300 patas al gato y este termina aruñandote.

Muchos ataques contra nuestra interpretación, pero cuando pregunto cuando sale ese decreto ni tu ni EMR estan seguros, increible, que hipócrita les queda.
 
Re: Las 70 semanas

Basta ver las descalificaciones que utilizas (trolls) para que todos tus argumentos pierdan valor en el mismo instante.

Yo desde luego no pienso leer una frase más de tus escritos, me basta con el insulto para ver que lo que viene detrás no puede ser de mucha edificación.

Verdaderamente es tan difícil debatir sin caer en descalificaciones y humillaciones???
 
Re: Las 70 semanas

Se te ha mostrado, pero siempre buscas las 2300 patas al gato y este termina aruñandote.

Muchos ataques contra nuestra interpretación, pero cuando pregunto cuando sale ese decreto ni tu ni EMR estan seguros, increible, que hipócrita les queda.

¿2300 patas? No me hagas reir... Ese "gato" ASD no tiene ni una pata de donde colgarse; Es un "gato" largo y delgado, tiene escamas, se arrastra por el suelo y es altamente ponzoñoso.

En numerosas ocasiones les he pedido que provean el libro, capítulo y versículo(s) que claramente demuestren que dicha salida ocurrió en el OTOÑO pero ustedes se han hecho los locos y simplemente montan un espectáculo bochornoso.
 
Re: Las 70 semanas

¿2300 patas? No me hagas reir... Ese "gato" ASD no tiene ni una pata de donde colgarse; Es un "gato" largo y delgado, tiene escamas, se arrastra por el suelo y es altamente ponzoñoso.

En numerosas ocasiones les he pedido que provean el libro, capítulo y versículo(s) que claramente demuestren que dicha salida ocurrió en el OTOÑO pero ustedes se han hecho los locos y simplemente montan un espectáculo bochornoso.


ELG, acaso no haz notado que te estoy pidiendo ¿Cual es la salida de la orden que tu sustentas y ni siquiera mencionas nada...?

Cual es la salida de la orden que tu sustentas...?
 
Re: Las 70 semanas

ELG, acaso no haz notado que te estoy pidiendo ¿Cual es la salida de la orden que tu sustentas y ni siquiera mencionas nada...?

Cual es la salida de la orden que tu sustentas...?

Tu descaro es impresionante pues llevo mucho tiempo pidiendo que provean evidencia Bíblica (libro, capítulo y versículo(s)) que sustente el supuesto hecho que la "salida de la orden para edificar y restaurar a Jerusalén ocurrió en OTOÑO". ¿Contestaste? CLARO QUE NO. Cuando lo hagas entonces contestaré.
 
Re: Las 70 semanas

Tu descaro es impresionante pues llevo mucho tiempo pidiendo que provean evidencia Bíblica (libro, capítulo y versículo(s)) que sustente el supuesto hecho que la "salida de la orden para edificar y restaurar a Jerusalén ocurrió en OTOÑO". ¿Contestaste? CLARO QUE NO. Cuando lo hagas entonces contestaré.

Al contrario, yo si estoy seguro que tu no contestarás. ¿Como te sientes? algo así ...? :pissed:
 
Re: Las 70 semanas

Al contrario, yo si estoy seguro que tu no contestarás.

Como te dije, contestaré cuando te dejes de hacer el loco y respondas lo que te he preguntado por bastante tiempo. Entonces, supuesto "humillado", si estás seguro que no voy a contestar es porque estás seguro que te vas a seguir haciendo el loco y no vas a contestar.
 
Re: Las 70 semanas

¿Probablemente? Te atreves a decir... ¿Probablemente?
Señor troll, cálmese usted. Es posible ser contundente en las cosas relativas a la doctrina cristiana (por ejemplo, en la divinidad de Cristo, cosa en la que no creían muchos de sus “pioneros”, como James White o Uriah Smith) y cosas similares. Para mí, el asunto de las setenta hebdómadas, como ya dije, no tiene nada que ver con ninguna doctrina cristiana, y, por lo tanto, en cosas que presento como una hipótesis probable, es perfectamente legítimo usar el adverbio “probablemente”. A diferencia de las gentes que, irresponsablemente, montan una doctrina sobre una lectura falsa del texto hebreo y sobre fechas que son falsas en su totalidad, las personas honestas usamos fechas comprobables como 605, 171 y 164 a.C. La única fecha que es hipotética en el esquema que de defendido es el año 654 a.C. Confieso abiertamente que no puedo probarla, pero es una fecha acorde con lo que sabemos acerca de Manasés y acerca de Isaías. A diferencia de lo que hacen ustedes (MENTIR diciendo que el decreto que permitía la partida de Esdras de Babilonia entró en vigor medio año después de la partida que autorizaba), yo me contento con apuntar que 654 a.C. es aproximadamente antes del nacimiento de Ciro, que, a su vez, ocurre 434 años antes del asesinato del último sumo sacerdote sadoquita, que ocurre siete años antes de la purificación del santuario. Si tienen ustedes alguna queja en cuanto a esos años, protesten ustedes al consejo editorial de las principales enciclopedias en todos los idiomas, porque están universalmente aceptadas.

Además, como fieles seguidores de William Miller y especies similares, deberían estar ustedes familiarizados con cálculos para atrás. Mucho antes de que Miller se fijase en Esdras 7, él ya “sabía” el cuentecito de 457 a.C. Lo calculó así: 33 – 490 = – 457. Como suponía que las setenta hebdómadas acababan con la muerte de Cristo, “encontró” su comienzo restando 490 y saltándose a la torera la falta del año cero. Las biblias de su época asignaba dicha fecha a la labor de Nehemías. Luego, más enterado, la asignó a Esdras y tutti contenti. Después inventó el cuentecito de “a la mitad de la semana” y el engendro se “redondeó” del todo, aplicándole a Cristo la labor del cuerno pequeño de suprimir el culto divino. Fantástico. Y eso sin un “probablemente”. ¡No! Todo con la “solidez” del estiércol.

Lo dicho, si tienen ustedes quejas de las fechas anteriores, cuéntenselo a su espejo. Salvo lo relativo a 654, que es, hasta donde yo sepa, una hipótesis mía, las demás son las aceptadas en la mayoría de las obras modernas sobre el asunto. Por ejemplo, son las mantenidas, entre muchísimos más, por J. Alberto Soggin. Su impresionante currículum es el siguiente. Profesor emérito de Antiguo Testamento en la Facultad Valdense de Teología, Profesor emérito de Hebreo en la Universidad La Sapienza, de Roma. Fue profesor de Antiguo Testamento, de hebreo y de griego en la Universidad de Buenos Aires, y en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue miembro del consejo rector del Seminario Teológico de Princeton y del St. John’s College de Cambridge, así como de la Universidad Hebrea. Fue también miembro de la dirección editorial de las revistas teológicas especializadas Henoch, Vetus Testamentum y Zeitschrift für die alttestamentische Wissenschaft [Revista de erudición veterotestamentaria). No está mal, ¿verdad? Claro que, comparado con la “sapiencia” de los trolls “humillado” y Gabriel47, ¿adónde va el infeliz de Soggin? Si es que, verdaderamente, no hay color.

¿Probablemente? Te atreves a decir... ¿Probablemente?
Veamos el decreto divino: Isaías 44:26
"Confirmo la palabra de mi siervo, y cumplo el consejo de mis mensajeros. Digo a Jerusalén: 'Serás habitada', y a las ciudades de Judá: 'Serán reconstruidas', y sus ruinas reedificaré.
Por algún motivo, al troll “humillado” no le interesa presentar el párrafo completo, y quiere cortarlo en el versículo 26. Sin embargo, los siguientes abundan en el tema, y son completamente pertinentes, de modo que no permitiré que el deshonesto troll “humillado” escamotee esos versículos

La cita completa es esta: “Yo soy el que despierta la palabra de su siervo y lleva a cabo el plan de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: ‘Serás habitada’, y a las ciudades de Judá: ‘Serán reconstruidas y reedificaré sus ruinas’. Yo soy el que dice a las profundidades: ‘¡Secaos! ¡Yo haré secar tus ríos!’. Yo soy el que dice de Ciro: ‘Es mi pastor y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: “Serás edificada”, y al Templo: “Serán puestos tus cimientos”’. Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir puertas delante de él, puertas que no se cerrarán” (Isa 44:26 – 45:1).

O sea, en este decreto divino, revelado a Isaías (antes de que Manasés lo matase, obviamente), el propio Dios revela que él mismo ha determinado que Jerusalén sería reedificada (y eso lo dice el decreto, cosa que el de Artajerjes NO dice), y, además, Dios mismo afirma que el monarca que pondrá en marcha esa decisión divina es CIRO, no Artajerjes.

Bien, veamos cómo sigue el troll “humillado”:

Veamos que dice Gabriel:
Dan 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden...

O sea, esta hablando a Daniel que estuviera pendiente para cuando fuere dada esa orden aún en el futuro, no hay que ser un estudioso para saber eso.
No, señor troll. En su deshonestidad, está usted inyectando en las palabras del ángel Gabriel un concepto completamente falso. Afirma usted que el ángel le dice a Daniel que estuviera pendiente de algo que se iría a producir en el futuro. ¡Lo dirá usted de broma! En primer lugar, el ángel no dice en ningún momento que ese decreto sea futuro, eso lo dice USTED (sin pruebas, como todo lo que dice). Además, ¿cómo podía Daniel estar pendiente de algo que, según ustedes, se iba a producir casi un siglo después de su muerte? Para entonces ya estaba criando malvas. Y, ciertamente, Daniel no dejó ninguna instrucción para que nadie se dedicase a buscar decretos futuros. Tal cosa no habría sido informativa para Daniel, sino desinformativa. Daniel sabía muy bien que Dios ya había decretado la reconstrucción de Jerusalén. ¡Lo dice él mismo en el versículo 2!

Sigamos con la maniobra de despiste del troll “humillado”:

La biblia dice: Dan 9:25 "Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas..."

O sea, en las primeras 7 semanas, se recontruirá y reedificará Jerusalem y luego pasarán 62 semanas hasta el Mesías.
No, señor troll. Es exactamente al revés de como usted dice. Según la Biblia, aparece un ungido, el ungido de Jehová, tras las primeras siete hebdómadas, y ese ungido fue Ciro (Isa. 45:1). Tras las siguientes 62 hebdómadas (NO tras 62 hebdómadas y media), se quita la vida al siguiente ungido presentado en la profecía, y ese ungido fue el sumo sacerdote Onías III. Lo de la plaza el foso, que el troll ha tenido a bien sustituir por puntos suspensivos, ocurre con anterioridad a la muerte de Onías. Eso de “siete y sesenta y dos”, como si fuese una forma rocambolesca de decir “sesenta y nueve” se lo cuenta usted a quien esté dispuesto a comulgar con ruedas de molino. Aquí, bobadas de esas, ninguna.

Seguimos con el sucedáneo de “análisis” del troll “humillado”:
Ultima semana, las atrocidades hechas por los Romanos a Jesus, "se quitará la vida al Mesías, mas no por sí;".

Jesus pone a la "abominación asoladora" en el futuro aún para El.
No, señor troll, el segundo ungido no murió dentro de la última semana, sino al final de las 62 anteriores. De su práctica inveterada de mentir, al descerebrado troll se le han cruzado los cables del todo y ha tenido a bien escribir esta bonita blasfemia: “Jesus pone a la "abominación asoladora" en el futuro aún para El”. ¡Si es que no pueden llegar ustedes más que a despropósitos! No, señor troll, Jesús no puso nunca ninguna abominación en ningún lado. Las abominaciones las cometen las malas personas, como Antíoco o como ustedes, Jesús no. Pero, claro, ¡cómo no se van a equivocar ustedes si le asignan a Jesús eso de hacer “cesar el sacrificio y la ofrenda”! Lo cierto es que, según el texto sagrado, quien hace “cesar el sacrificio y la ofrenda” es el mismo que pone la abominación desoladora (cf. Dan. 11:31), pero ese no fue Jesús, sino Antíoco IV.

En todo caso, es grotesco que el troll “humillado” pretenda que lo de la abominación está “en el futuro” de las setenta hebdómadas. Según Dan. 9:25-27, esa abominación está dentro de la última semana, pero, claro, como el troll necesita que nos traguemos el cuentecito de que eso de la abominación se cumplió en el año 70 d.C., dice que es “en el futuro”, pues las fraudulentas setenta semanas historicistas acaban en 34 d.C. Sí, pero el cuentecito no cuela. La abominación forma parte de la última semana, esa que dicen ustedes que va del año 27 al año 34. No hay respuesta, ¿verdad? No se preocupen. Si ya sabemos que eso pasó, en realidad, entre 171 y 164 a.C.

Y acaba el desorientado troll de la siguiente manera:
Muchas veces no rebatimos sus escritos, porque no valen la pena. Son tan grandes los disparates que escribe que cualquier persona se daría cuenta.
“¿Muchas veces?” ¡Qué gracioso! ¿Cuándo han rebatido ustedes algo de lo que yo haya dicho? Por aquí nadie ha visto nunca semejante cosa. Por supuesto, un cínico como usted o Gabriel47 puede decir, con la risa floja, que permanecen inconmovibles en “la verdad presente”, pero ustedes, caballeretes, no han respondido a nada, ni han refutado nada. Ni un solo argumento. Y no han podido defender ni una solo de los argumentos que se han presentado contra el historicismo. ¡Ni uno! Han sido rebatidos hasta con escritos de Ellen White y con publicaciones oficiales de su iglesia. Parece posible acumular tanta necedad en un cerebro, pero es el resultado inevitable del necio y totalmente injustificado triunfalismo que les anima.
 
Re: Las 70 semanas

Saludos eduardo

Estoy esperando que expongas todas las "partes explicativas de las 70 semanas". Una vez las expongas entonces las analizare y respondere. No se cuantas son (van por 6).