Re: ¿Quien es el cuerno pequeño de Daniel 8? Antioco IV Epifanes o Roma
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Oh insensato Lorito, amado, los foristas serios que están leyendo nuestro debate deber sentirse muy apenados por tu condición espiritual y las incoherencias de tus largos estoraques. Ahora me dices que yo inventé esas tres primeras cabezas, como si yo hubiese escrito el libro de Ezequiel. Amado has perdido la seriedad y me da la impresión de que no coordinas. Lo que te dije, es el problema de la patología que produce la disociación judeocabalista. Fíjate amado, pienso que tu misma cúpula dirigente ni siquiera piensa como tú en este punto. Bueno, vuelvo a mostrarte que no soy yo el que inventó a las tres primeras cabezas que fornicaron con la gran ramera Jerusalén carnal:
Eze 16:26 Te prostituíste a los hijos de Egipto, tus vecinos de gordos cuerpos, multiplicando tus fornicaciones para irritarme.
Eze 16:27 Por eso tendí yo a ti mi mano, y te quité parte de la dote, y te entregué al capricho de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que te aborrecen y se avergüenzan de tu desenfreno.
Eze 16:28 No harta todavía, te prostituíste también a los hijos de Asiría, fornicaste con ellos, sin hartarte todavía.
Eze 16:29 Multiplicaste tus prostituciones desde la tierra de Canaán hasta Caldea, y ni con todo esto te saciaste.
Eze 16:30 ¿Cómo sanar tu corazón, dice el Señor, Yahvé, cuando has hecho todo esto, como desvergonzada ramera dueña de sí,
Reflexiona Gabrielito hijito. Fíjate que dices que yo inventé esas tres primeras cabezas, no obstante pasas por alto que Daniel hablando con Nabucodonosor lo puso como la primera de las cuatro cabezas y esto porque en ese momento Nabucodonosor era el conductor de las naciones. En todo caso, habría inventado yo a Egipto y Asiria, y por favor, la otra vez me dijiste que yo rebuznaba y no sé si fuíste tú mismo quien me dijo que yo era un asno montés. Bueno amigo, sobre eso "no coment", pero
por favor lee las Escrituras y busca el consejo oportuno. Gracia que no pax.
Estimado Brígido. Saludos cordiales.
Lo que tu expresas en estos términos, ¿es palabra de Dios o de hombres?
"Daniel añade las otras cabezas:
EGIPTO-ASIRIA-BABILONIA-MEDOPERSA-GRECIA-ROMA-U. EUROPEA-EGIPTO"
Los que hemos estudiado el Libro de Daniel, reconocemos que Babilonia es la cabeza de la serie, pero tú señalas que es Egipto, y dices para justificar tus enredos y desvarios: "
"Daniel añade las otras cabezas:
EGIPTO-ASIRIA-BABILONIA-MEDOPERSA-GRECIA-ROMA-U. EUROPEA-EGIPTO"
Brígido, pienso que debieras haber dicho: Daniel añade a las cabezas mencionadas por mí (Egipto- Asiria - U Europea- Egipto), las de Babilonia- MedoPersa- Grecia- Roma, pero como lo que dices es falso, ya que esto en ninguna parte lo dice el profeta Daniel, estas añadiendo palabras humanas provenientes del padre de la mentira a este Libro, y esto es propio del gran engañador para desviar la verdad para este tiempo del fin.
Por otra parte, si Egipto tuviera la preponderancia que tú le atribuyes y fuera la cabeza, el mensaje de Apocalipsis 18 diría: " Ha caído, ha caído Egipto...", y si fuera Jerusalén la madre de las prostitutas a las que tú también señalas diria algo parecido.
¿Por qué Juan el evángelista, estando atribulado no escribió refiriéndose a Roma como la Ciudad perseguidora?
Porque en esas condiciones propias del sistema romano pagano, quién hablara en contra de ese sistema perverso y maligno, y escribiera eso claramente, el trabajo que tanto costó sería destruido rápidamente como ocurrió con los escritos de los reformadores durante la inquisición.
Pedro escribió refiriéndose la iglesia que estaba en Roma: "La Iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan." 1 Pedro 5: 13.
¿Por qué el profeta se asombra?
"Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y me asombré grandemente al verla" Apocalipsis 17,6.
Roma persiguió a los primeros cristianos y derramó su sangre en el circo romano, y eso no era para asombrarse ya que era la costumbre romana, como lo señala la historia. El asombro de Juan radica en observar que una iglesia, autodenominada "la esposa de Cristo", la que dice que no es viuda, sea tan asesina de miles y miles de los verdaderos hijos de Dios, pueblos enteros que fueron masacrados en forma tan infame y perversa, la sangre de estos martires de Jesús causan el asombro de anciano profeta.
Veamos ahora la Gran Ciudad
"Y sus cadáveres, en la plaza de la Gran Ciudad, que simbólicamente se llama Sodoma o Egipto, allí donde también su Señor fue crucificado. -Apocalipsis 11,8
La ciudad donde "también su Señor fue crucificado" la Sodoma literal fue destruida hace miles de años antes de esta declaración.
La "gran ciudad" en cuyas calles son asesinados los testigos y donde yacen sus cuerpos muertos, "se llama simbólicamente Egipto." De todas las naciones mencionadas en la historia de la Biblia, fue Egipto la que con más osadía negó la existencia del Dios vivo y se opuso a sus mandamientos. Ningún monarca resistió con tanto descaro a la autoridad del cielo, como el rey de Egipto. Cuando se presentó Moisés ante él para comunicarle el mensaje del Señor, el faraón contestó con arrogancia: "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel." (Éxodo 5: 2.) Esto es ateísmo; y la nación representada por Egipto iba a oponerse de un modo parecido a la voluntad del Dios vivo, y a dar pruebas del mismo espíritu de incredulidad y desconfianza. La "gran ciudad" es también comparada "simbólicamente" con Sodoma. La corrupción de Sodoma al quebrantar la ley de Dios fue puesta de manifiesto especialmente en la vida disoluta. Y este pecado iba a ser también rasgo característico de la nación que cumpliría lo que estaba predicho en este pasaje.
En conformidad con lo que dice el profeta, se iba a ver en aquel tiempo, poco antes del año 1798, que un poder de origen y carácter satánicos se levantaría para hacer guerra a la Biblia. Y en la tierra en que de aquella manera iban a verse obligados a callar los dos testigos de Dios, se manifestarían el ateísmo del faraón y la disolución de Sodoma.
Esta profecía se cumplió de un modo muy preciso y sorprendente en la historia de Francia. Durante la Revolución, en 1793, "el mundo oyó por primera vez a toda una asamblea de hombres nacidos y educados en la civilización, que se habían arrogado el derecho de gobernar a una de las más admirables naciones europeas, levantar unánime voz para negar la verdad más solemne para las almas y renunciar de común acuerdo a la fe y a la adoración que se deben tributar a la Deidad." -Sir Walter Scott, Life of Napoleon Bonaparte, tomo 1, cap. 17. "Francia ha sido la única nación del mundo acerca de la cual consta en forma auténtica que fue una nación erguida en rebelión contra el Autor del universo. Muchos blasfemos, muchos infieles hay y seguirá habiéndolos en Inglaterra, Alemania, España y en otras partes; pero Francia es la única nación en la historia del mundo, que por decreto de su asamblea legislativa, declaró que no hay Dios, cosa que regocijó a todos los habitantes de la capital, y entre una gran mayoría de otros pueblos, cantaron y bailaron hombres y mujeres al aceptar el manifiesto." -Blackwood's Magazine, noviembre, 1870.
Francia presentó también la característica que más distinguió a Sodoma. Durante la Revolución manifestóse una condición moral tan degradada y corrompida que puede compararse con la que acarreó la destrucción de las ciudades de la llanura. Y el historiador presenta juntos el ateísmo y la prostitución de Francia, tal como nos los da la profecía: "Íntimamente relacionada con estas leyes que afectan la religión, se encontraba aquella que reducía la unión matrimonial -el contrato más sagrado que puedan hacer seres humanos, y cuya permanencia y estabilidad contribuye eficacísimamente a la consolidación de la sociedad- a un mero convenio civil de carácter transitorio, que dos personas cualesquiera podían celebrar o deshacer a su antojo.... Si los demonios se hubieran propuesto inventar la manera más eficaz de destruir todo lo que existe de venerable, de bueno o de permanente en la vida doméstica, con la seguridad a la vez de que el daño que intentaban hacer se perpetuaría de generación en generación, no habrían podido echar mano de un plan más adecuado que el de la degradación del matrimonio.... Sofía Arnoult, notable actriz que se distinguía por la agudeza de sus dichos, definió el casamiento republicano como 'el sacramento del adulterio.'" -Scott, tomo 1, cap. 17.
"En donde también el Señor de ellos fue crucificado." En Francia se cumplió también este rasgo de la profecía. En ningún otro país se había desarrollado tanto el espíritu de enemistad contra Cristo. En ninguno había hallado la verdad tan acerba y cruel oposición. En la persecución con que Francia afligió a los que profesaban el Evangelio, crucificó también a Cristo en la persona de sus discípulos.
Siglo tras siglo la sangre de los santos había sido derramada. Mientras los valdenses sucumbían en las montañas del Piamonte "a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús," sus hermanos, los albigenses de Francia, testificaban de la misma manera por la verdad. En los días de la Reforma los discípulos de ésta habían sucumbido en medio de horribles tormentos. Reyes y nobles, mujeres de elevada alcurnia, delicadas doncellas, la flor y nata de la nación, se habían recreado viendo las agonías de los mártires de Jesús. Los valientes hugonotes, en su lucha por los derechos más sagrados al corazón humano, habían derramado su sangre en muchos y rudos combates. Los protestantes eran considerados como fuera de la ley; sus cabezas eran puestas a precio y se les cazaba como a fieras.
La "iglesia del desierto," es decir, los pocos descendientes de los antiguos cristianos que aún quedaban en Francia en el siglo XVIII, escondidos en las montañas del sur, seguían apegados a la fe de sus padres. Cuando se arriesgaban a congregarse en las faldas de los montes o en los páramos solitarios, eran cazados por los soldados y arrastrados a las galeras donde llevaban una vida de esclavos hasta su muerte. A los habitantes más morales, más refinados e inteligentes de Francia se les encadenaba y torturaba horriblemente entre ladrones y asesinos. (Wylie, lib. 22, cap. 6.) Otros, tratados con más misericordia, eran muertos a sangre fría y a balazos, mientras que indefensos oraban de rodillas. Centenares de ancianos, de mujeres indefensas y de niños inocentes, eran dejados muertos en el mismo lugar donde se habían reunido para celebrar su culto. Al recorrer la falda del monte o el bosque para acudir al punto en donde solían reunirse, no era raro hallar "a cada trecho, cadáveres que maculaban la hierba o que colgaban de los árboles." Su país, asolado por la espada, el hacha y la hoguera, "se había convertido en vasto y sombrío yermo." "Estas atrocidades no se cometieron en la Edad Media, sino en el siglo brillante de Luis XIV, en que se cultivaba la ciencia y florecían las letras; cuando los teólogos de la corte y de la capital eran hombres instruídos y elocuentes y que afectaban poseer las gracias de la mansedumbre y del amor." -Id., cap. 7.
Pero lo más inicuo que se registra en el lóbrego catálogo de los crímenes, el más horrible de los actos diabólicos de aquella sucesión de siglos espantosos, fue la "matanza de San Bartolomé." Todavía se estremece horrorizado el mundo al recordar las escenas de aquella carnicería, la más vil y alevosa que se registra. El rey de Francia instado por los sacerdotes y prelados de Roma sancionó tan espantoso crimen. El tañido de una campana, resonando a medianoche, dio la señal del degüello. Millares de protestantes que dormían tranquilamente en sus casas, confiando en la palabra que les había dado el rey, asegurándoles protección, fueron arrastrados a la calle sin previo aviso y asesinados a sangre fría.
Así como Cristo era el jefe invisible de su pueblo cuando salió de la esclavitud de Egipto, así lo fue Satanás de sus súbditos cuando acometieron la horrenda tarea de multiplicar el número de los mártires. La matanza continuó en París por siete días, con una furia indescriptible durante los tres primeros. Y no se limitó a la ciudad, sino que por decreto especial del rey se hizo extensiva a todas las provincias y pueblos donde había protestantes. No se respetaba edad ni sexo. No escapaba el inocente niño ni el anciano de canas. Nobles y campesinos, viejos y jóvenes, madres y niños, sucumbían juntos. La matanza siguió en Francia por espacio de dos meses. Perecieron en ella setenta mil personas de la flor y nata de la nación.
"Cuando la noticia de la matanza llegó a Roma, el regocijo del clero no tuvo límites. El cardenal de Lorena premió al mensajero con mil duros; el cañón de San Angelo tronó en alegres salvas; se oyeron las campanas de todas las torres; innumerables fogatas convirtieron la noche en día; y Gregorio XIII acompañado de los cardenales y otros dignatarios eclesiásticos, se encaminó en larga procesión hacia la iglesia de San Luis, donde el cardenal de Lorena cantó el Te Deum.... Se acuñó una medalla para conmemorar la matanza, y aun pueden verse en el Vaticano tres frescos de Vasari, representando la agresión contra el almirante, al rey en el concilio maquinando la matanza, y la matanza misma. Gregorio envió a Carlos la Rosa de Oro; y a los cuatro meses de la matanza, . . . escuchó complacido el sermón de un sacerdote francés, . . . que habló de 'ese día tan lleno de dicha y alegría, cuando el santísimo padre recibió la noticia y se encaminó hacia San Luis en solemne comitiva para dar gracias a Dios.' " -H. White, The Massacre of St. Bartholomew, cap. 14.
El mismo espíritu maestro que impulsó la matanza de San Bartolomé fue también el que dirigió las escenas de la Revolución. Jesucristo fue declarado impostor, y el grito de unión de los incrédulos franceses era: "Aplastad al infame," lo cual decían refiriéndose a Cristo. Las blasfemias contra el cielo y las iniquidades más abominables se daban la mano, y eran exaltados a los mejores puestos los hombres más degradados y los más entregados al vicio y a la crueldad. En todo esto no se hacía más que tributar homenaje supremo a Satanás, mientras que se crucificaba a Cristo en sus rasgos característicos de verdad, pureza y amor abnegado.
"La bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos y los matará." El poder ateo que gobernó a Francia durante la Revolución y el reinado del terror, hizo a Dios y a la Biblia una guerra como nunca la presenciara el mundo. El culto de la Deidad fue abolido por la asamblea nacional. Se recogían Biblias para quemarlas en las calles haciendo cuanta burla de ellas se podía. La ley de Dios fue pisoteada; las instituciones de la Biblia abolidas; el día del descanso semanal fue abandonado y en su lugar se consagraba un día de cada diez a la orgía y a la blasfemia. El bautismo y la comunión quedaron prohibidos. Y en los sitios más a la vista en los cementerios se fijaron avisos en que se declaraba que la muerte era un sueño eterno."
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
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Oh insensato Lorito, amado, los foristas serios que están leyendo nuestro debate deber sentirse muy apenados por tu condición espiritual y las incoherencias de tus largos estoraques. Ahora me dices que yo inventé esas tres primeras cabezas, como si yo hubiese escrito el libro de Ezequiel. Amado has perdido la seriedad y me da la impresión de que no coordinas. Lo que te dije, es el problema de la patología que produce la disociación judeocabalista. Fíjate amado, pienso que tu misma cúpula dirigente ni siquiera piensa como tú en este punto. Bueno, vuelvo a mostrarte que no soy yo el que inventó a las tres primeras cabezas que fornicaron con la gran ramera Jerusalén carnal:
Eze 16:26 Te prostituíste a los hijos de Egipto, tus vecinos de gordos cuerpos, multiplicando tus fornicaciones para irritarme.
Eze 16:27 Por eso tendí yo a ti mi mano, y te quité parte de la dote, y te entregué al capricho de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que te aborrecen y se avergüenzan de tu desenfreno.
Eze 16:28 No harta todavía, te prostituíste también a los hijos de Asiría, fornicaste con ellos, sin hartarte todavía.
Eze 16:29 Multiplicaste tus prostituciones desde la tierra de Canaán hasta Caldea, y ni con todo esto te saciaste.
Eze 16:30 ¿Cómo sanar tu corazón, dice el Señor, Yahvé, cuando has hecho todo esto, como desvergonzada ramera dueña de sí,
Reflexiona Gabrielito hijito. Fíjate que dices que yo inventé esas tres primeras cabezas, no obstante pasas por alto que Daniel hablando con Nabucodonosor lo puso como la primera de las cuatro cabezas y esto porque en ese momento Nabucodonosor era el conductor de las naciones. En todo caso, habría inventado yo a Egipto y Asiria, y por favor, la otra vez me dijiste que yo rebuznaba y no sé si fuíste tú mismo quien me dijo que yo era un asno montés. Bueno amigo, sobre eso "no coment", pero
