@Natanael1:
De nuevo, tu mala costumbre de asegurar en lugar de preguntar, pensando que tu visión del mundo es la única o la más atinada. No, no me volví atea por “abrirle el oído” a personas ateas. Como tampoco fue durante la universidad, terminé la licenciatura siendo católica.
Dices que en el contexto religioso el ateísmo menosprecia su fe en Dios y su palabra. No estar de acuerdo con ustedes no es menospreciarlo. Tú quieres hacer la guerra con todo el mundo. Eres de esos cristianos que ven enemigos en cada esquina.
Dices que la psicología es atea y que lo hace de manera solapada, sin que el paciente se dé cuenta. Me gustaría que le preguntaras mis creencias a todos mis pacientes. Ninguno tiene la menor idea. ¿Por qué? Porque mis creencias no importan en mi profesión clínica, importan las palabras de los pacientes y sus necesidades. Ignoras profundamente mi práctica clínica, pero bien que la señalas y la juzgas a través del desconocimiento.
Luego hablas de tu familiar y que creía en el plato de comida porque lo estaba viendo. Dices que así es la fe de nosotros. Eso no es fe. Tu familiar no necesitaba fe en su plato de comida porque lo estaba viendo. Eso no es fe, es certeza. Dices que los ateos estamos adiestrados para aceptar los hechos comprobables. ¡Desde luego que sí! ¿Por qué habría de aceptar las posturas no comprobables de los demás? ¿Tú crees las posturas no comprobables de los musulmanes? No, ¿verdad? No crees que Mahoma haya recibido el Corán dictado por el Arcangel Gabriel, ¿verdad? ¡Ah! Pues así como tú no aceptas los “hechos” no comprobables de los musulmanes, yo no acepto los tuyos. Misma cosa.
K.
De nuevo, tu mala costumbre de asegurar en lugar de preguntar, pensando que tu visión del mundo es la única o la más atinada. No, no me volví atea por “abrirle el oído” a personas ateas. Como tampoco fue durante la universidad, terminé la licenciatura siendo católica.
Dices que en el contexto religioso el ateísmo menosprecia su fe en Dios y su palabra. No estar de acuerdo con ustedes no es menospreciarlo. Tú quieres hacer la guerra con todo el mundo. Eres de esos cristianos que ven enemigos en cada esquina.
Dices que la psicología es atea y que lo hace de manera solapada, sin que el paciente se dé cuenta. Me gustaría que le preguntaras mis creencias a todos mis pacientes. Ninguno tiene la menor idea. ¿Por qué? Porque mis creencias no importan en mi profesión clínica, importan las palabras de los pacientes y sus necesidades. Ignoras profundamente mi práctica clínica, pero bien que la señalas y la juzgas a través del desconocimiento.
Luego hablas de tu familiar y que creía en el plato de comida porque lo estaba viendo. Dices que así es la fe de nosotros. Eso no es fe. Tu familiar no necesitaba fe en su plato de comida porque lo estaba viendo. Eso no es fe, es certeza. Dices que los ateos estamos adiestrados para aceptar los hechos comprobables. ¡Desde luego que sí! ¿Por qué habría de aceptar las posturas no comprobables de los demás? ¿Tú crees las posturas no comprobables de los musulmanes? No, ¿verdad? No crees que Mahoma haya recibido el Corán dictado por el Arcangel Gabriel, ¿verdad? ¡Ah! Pues así como tú no aceptas los “hechos” no comprobables de los musulmanes, yo no acepto los tuyos. Misma cosa.
K.