No se porqué, tuve el presentimiento que te iba a encontrar aquí, y de los primeros....
Hasta aquí, se ha visto muchas veces, que el susodicho papa, es un artista para soltar frases o conceptos que confunden, pues nunca habla con la claridad que debe caracterizar a un verdadero hijo de Dios, y siempre está al limite de la verdad y de la mentira. Esta práctica, es propia del diablo; quien desde la palabra de Dios, excreta conceptos destinados a confundir, diciendo lo que la palabra de Dios nunca ha dicho, tergiversando y manipulando a su antojo...
En el contexto del tema; sin entrar a discutir la intención del citado; que difícilmente puede ser buena y verdadera;... la verdad es que el hombre adquirió la mala capacidad de concebir el bien y el mal, justo después de su desobediencia; y esta capacidad, es la que nunca quiso Dios para el hombre. Dios siempre quiso bendecir y mantener en un lugar de privilegio al hombre; entregándole su propia verdad y concepción del bien y del mal (la voluntad genuina de Dios)
¿Cuál fue la razón de que Dios le prohibiera al hombre comer del árbol de ciencia del bien y del mal? (Gen. 2:17) Prohibir comer de aquel árbol, no fue un acto arbitrario o caprichoso de Dios; había razones contundentes del porqué.
Dios no solo espera obediencia del hombre, pues por primera vez pone a prueba la obediencia del hombre a sus mandatos; sino también porque tras aquel mandato existía una realidad del peligro de que el hombre tuviera acceso a conocer el bien y el mal; como luego quedó demostrado, pues por aquella desobediencia, vino la decadencia general del hombre porque concibió a su modo el bien y el mal.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza: “
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Gén. 1:26) Pero el hombre no es
la imagen de Dios, sino
a imagen de Dios; y es “semejante” a Dios, pero no es “igual” a Dios. La abismal diferencia es que el hombre es humano, terreno, carne; no es divino, y eso no le permite tener la capacidad de ver como Dios ve, ni discernir ni concebir como Dios concibe.
Comer del árbol de ciencia del bien y del mal, le abría al hombre la oportunidad de tener acceso a que por sí mismo pudiera evaluar y calificar el bien y el mal. Pero solo Dios tiene la capacidad de establecer los parámetros de los valores morales, es decir, conocer y establecer cuál es el bien y cuál es el mal.
El hombre hasta el día de hoy, a causa de aquella primera desobediencia; establece parámetros equivocados de moralidad; no tiene la capacidad de distinguir claramente entre el bien y el mal, su naturaleza humana no se lo permite; por eso su Palabra dice. “
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia” (Isaías 64:6) De modo que lo que para el hombre es una justicia, para Dios es como trapo de inmundicia.
Ese era entonces el peligro de que el hombre tuviera acceso al bien y al mal. El bien y el mal, es una ciencia, y solo Dios tiene la capacidad de entender la ciencia del bien y del mal, para aplicarla y establecerla como corresponde.
El hombre no es Dios; por tanto solo tendrá una perspectiva equivocada de lo que es el bien y el mal; porque a su mente finita, le está escondida la ciencia del bien y del mal, de lo bueno y lo malo, de lo correcto e incorrecto, de lo puro y profano; y por eso que, lo que el hombre tiene por justicia, para Dios es inmundicia.