Gracias por la pregunta... ¿Qué son las buenas nuevas?
Me he limitado en este foro a responder a personas que han tenido opiniones acerca de los Testigos de Jehová. Muchas de estos participantes en este epígrafe que han venido con espíritu de disputa y acusaciones hacia los Testigos, no han tenido la oportunidad de investigar bien o han visto una sola cara de la moneda. Sin embargo, me alegra que algunos de estos han razonado, por lo menos en parte, cuando se les ha mostrado investigaciones y datos de los cuales no disponían.
Algunos se ponen bravos porque cito textualmente de otros. Pero es que la idea aquí no es ver quién es más original. Éste no es un "American Theological Idol" o algo así. La idea es exponer material que refleje con exactitud las creencias de los T.J., o de material de fuentes autoritativas que permitan hacer un investigación justa y "profesional" si se quiere.
De paso, prefiero copiar y pegar una repuesta concisa a una pregunta que ponerme a tratar de explicarme con tantas palabras que pudieran oscurecer el verdadero argumento. Además, es no es mi propósito llamar atención a mi persona ni plagiar a otros.
Ahora bien, pasando a un plano más positivo, quisiera exponeles nuestro punto de vista acerca del "evangelio", o como se traduce más correctamente, las "buenas nuevas".
*** w92 15/12 págs. 3-4
¿Qué es en realidad el Evangelio?
DURANTE la época navideña, gentes de muchos países oyen hablar, o incluso hablan ellas mismas, del Evangelio. Aunque el término es muy corriente, ¿tiene más sentido de lo que muchos creen? ¿Puede el Evangelio significar algo magnífico para usted y sus seres queridos?
“Evangelio” quiere decir “buenas nuevas” o “buenas noticias”, algo bien recibido no solo en Navidad, sino siempre. Ahora bien, el Evangelio no es una buena noticia más. Se refiere a determinadas noticias provistas por un informador específico y sobre un tema concreto. En realidad es un mensaje que Dios ha mandado anunciar a toda la humanidad.
Eugênio Salles, arzobispo de Río de Janeiro (Brasil), hablaba de las buenas nuevas cuando instó: “Debemos actuar de acuerdo con el Evangelio y no a la luz de las ideologías”. El arzobispo tenía razón. Sin embargo, para actuar en conformidad con el Evangelio hay que conocer qué es. ¿Cómo podemos saberlo? Además, ¿qué beneficios obtenemos de actuar en conformidad con él?
¿Qué es el Evangelio?
Se suele malentender el carácter del Evangelio. En 1918 el Consejo Federal de las Iglesias de Cristo en América aclamó a la hoy extinta Liga de Naciones como la expresión política del Reino de Dios en la Tierra y declaró que “[tenía] sus raíces en el Evangelio”. Aquella corporación fracasó rotundamente en su objetivo de mantener la paz. Quedó claro que el Consejo había errado. La Liga de Naciones no guardaba relación alguna con el Evangelio.
En los últimos años los defensores de la teología de la liberación han sacado a relucir el Evangelio con frecuencia al presentar sus planteamientos de reforma sociopolítica. Al actuar así han perdido de vista el auténtico Evangelio. La revista brasileña Veja dijo: “La Iglesia Católica pasó a optar por el reino social, desatendiendo las necesidades espirituales de sus fieles. Quien buscaba en un sermón la palabra Dios solo encontraba muchas veces argumentos retóricos contra las injusticias sociales”.
La mejora de las condiciones de vida o el cambio de los sistemas políticos pudieran parecer buenas nuevas. Pero estas no son las buenas nuevas, el Evangelio. En reconocimiento de que su iglesia no había predicado el auténtico Evangelio, cierto obispo dijo: “Desatendimos la orientación espiritual de nuestros fieles desde la década de los sesenta debido a una interferencia materialista en nuestra doctrina”.
Según un informe del semanario estadounidense Time, los protestantes también han perdido de vista el Evangelio. La revista señala: “No solo no consiguen las confesiones tradicionales comunicar su mensaje, sino que cada vez están menos seguras de en qué consiste”. ¿Cuál debería ser su mensaje? ¿Qué es el Evangelio?
Identificación del Evangelio
Entre los sentidos dados a la palabra “Evangelio” están los siguientes: “Mensaje referente a Cristo, el reino de Dios y la salvación”; “interpretación del mensaje cristiano (el evangelio social)”; “mensaje o enseñanzas de un maestro religioso”. ¿Son válidas todas estas definiciones? No si hablamos de el Evangelio. El auténtico Evangelio se basa en la Biblia; así pues, solo es exacta la primera definición de las tres. Las dos últimas solo reflejan los sentidos que ha adquirido la palabra “evangelio”.
De acuerdo con esta idea, el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento de W. E. Vine dice que en las Escrituras Griegas Cristianas (el “Nuevo Testamento”), el Evangelio “denota las buenas nuevas del Reino de Dios y de la salvación a través de Cristo, que debe ser recibida por la fe, sobre la base de Su muerte expiatoria”. Importa entender este hecho, pues la comprensión correcta de las verdaderas buenas nuevas se relaciona directamente con nuestro bienestar actual y nuestra felicidad futura.
Mensaje definido
Como muestra la anterior obra de consulta, el Evangelio guarda estrecha relación con Jesucristo, tan estrecha que las cuatro biografías de su vida terrestre se llaman Evangelios. Desde el comienzo de su vida humana, las noticias o nuevas relativas a Jesús eran buenas nuevas. Al anunciar su nacimiento, un ángel dijo: “¡Miren!, les declaro buenas nuevas [o evangelio] de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor”. (Lucas 2:10, 11.)
El recién nacido Jesús sería el Cristo, el Mesías prometido. Revelaría el propósito de Dios para la salvación, entregaría su vida humana perfecta a favor del hombre, resucitaría y posteriormente se convertiría en el Rey elegido por Dios para Su Reino. Sin duda, buenas nuevas. Por esta razón el mensaje que habla de él se llama el Evangelio.
Durante su breve ministerio terrestre, Jesús predicó con mucho celo las buenas nuevas. En el Evangelio de Mateo leemos: “Jesús emprendió un recorrido de todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino”. (Mateo 9:35.) Su predicación no tenía por único fin hacer que la gente se sintiera mejor. Marcos recoge estas palabras de Jesús: “El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”. (Marcos 1:15.) Sí, los que respondieron a las buenas nuevas y las obedecieron vieron cómo estas cambiaron su vida.
Tras la muerte de Jesús, sus seguidores continuaron predicando el Evangelio. No solo hablaron del Reino, sino que añadieron la feliz noticia de que Jesús había resucitado a la diestra de Dios en los cielos y había ofrecido el valor de su vida humana perfecta a favor del hombre. En calidad de elegido por Dios para dominar sobre la Tierra como Rey de Su Reino, sería el Agente que destruiría a los enemigos de Dios y restauraría la Tierra a un estado paradisíaco. (Hechos 2:32-36; 2 Tesalonicenses 1:6-10; Hebreos 9:24-28; Revelación 22:1-5.)
En la actualidad las buenas nuevas comprenden un elemento más. Según la prueba aportada por el cumplimiento de la profecía, Jesús ya ha sido entronizado, y vivimos en los últimos días de este sistema de cosas. (2 Timoteo 3:1-5; Revelación 12:7-12.) Se acerca rápidamente el tiempo en que el Reino tomará medidas contra los enemigos de Dios. ¿Qué mejores nuevas pudiera haber?
En el siguiente artículo veremos cuánto poder tiene el Evangelio. Ayudó a cierta señora a liberarse de la magia negra. Ayudó, asimismo, a que un ladrón encarcelado fuera feliz. A usted también puede beneficiarle mucho, con tal de que escuche las buenas nuevas y las obedezca.