Reino milenario en esta tierra
DESPUÉS de la Segunda Venida de Cristo?
Desmenuzamos
2 Pedro 3:10-14,
citado en apoyo de esta
proyección altamente cuestionable.
Los premilenialistas, quienes proyectan un “reino milenario en esta tierra para DESPUÉS de la Segunda Venida de Cristo, gobernado por Cristo mismo desde un trono en la tierra”, afirman que el lenguaje de 2 Pedro 3:10-13 es “simbólico”, que se trata de la “purificación por fuego de esta tierra, y no de la destrucción total del planeta”, que la “tierra nueva con cielos nuevos” es este mismo planeta Tierra purificado que existirá, según su creencia, durante mil años después de la Segunda Venida de Cristo, asegurando que en referida “tierra nueva” Cristo y los mártires resucitados regirán “con vara de hierro” a las naciones, imponiendo “justicia”. Hay muchas razones fuertes para cuestionar su interpretación y aplicación del pasaje.
-“Y los ELEMENTOS ardiendo serán deshechos, y la TIERRA y las OBRAS que en ella hay serán quemadas” (3:10). “Puesto que TODAS ESTAS COSAS han de ser deshechas…” (3:11). “En el cual (en el día de Dios) los CIELOS, encendiéndose, serán deshechos, y los ELEMENTOS, siendo quemados, se fundirán” (3:12).
-Los “elementos ardiendo serán deshechos (3:10)… quemados, se fundirán” (3:12).
-La “tierra” quemada (3:10), englobada con “estas cosas”, también ha de ser deshecha (3:11).
-“Todas estas cosas”, elementos, tierra y obras, “han de ser deshechas” (3:11).
-“Los cielos, encendiéndose, serán deshechos” (3:12).
O sea, desde lo más vasto, a saber, “los cielos”, hasta lo más pequeño, a saber, “los elementos”, con todo lo que hay por el medio, a saber, “la tierra y las obras que en ella hay” –¡todo será quemado y deshecho!
Los vocablos “purificación” y “purificar” no aparecen en el texto. Tampoco aparece “Serán purificados”.
"Los ELEMENTOS"
-¿Qué son “los ELEMENTOS”? ¿Es “simbólico” el término, o literal? ¿Se trata de “seres humanos malos”? De ser así, los textos bien podían expresarse como sigue: “Los seres humanos malos ardiendo serán deshechos” (3:10). “Los seres humanos malos, siendo quemados, se fundirán” (3:12). ¿Es razonable aplicar “deshechos” y “se fundirán” a “los seres humanos”? Ciertamente, la sintaxis del pasaje indica que debemos entender “elementos” como “cuerpos químicamente simples”. “Tabla de los elementos. Catálogo de los elementos ordenados por su número atómico.” Existen al menos ciento tres elementos (“cuerpos químicos simples”), desde el hidrógeno hasta el einstenio y el mendelevio (Diccionario de uso del español, Tomo I, 1065). Estos, ardiendo, se deshacen o se funden. El sentido natural o lógico de lo que el Espíritu de Dios profetiza acerca de “los elementos” es que llegará el día, llamado “el día del Señor” (3:10), o el “día de Dios” (3:12), cuando estos componentes básicos de la materia serán encendidos, ardiendo hasta el extremo de fundirse o deshacerse. Al acontecer semejante evento, ¡el universo material deja de ser! No se trata de la “purificación por fuego de la superficie del planeta Tierra” sino de la disolución total de la materia misma del universo material. Este evento está vinculado, inextricablemente, por el Espíritu Santo, a la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, proyectar la continuación del planeta Tierra para después de la Segunda Venida en nada armoniza con la revelación de Dios sobre el destino del mundo material. Definitivamente, el planeta Tierra no seguirá existiendo después de la Segunda Venida de Cristo. “Los ELEMENTOS ardiendo serán deshechos… siendo quemados, se fundirán” constituye la prueba irrefutable para este servidor, y si usted, estimado lector, tiene una explicación más razonable para esta profecía, me agradaría leerla (Nuestro correo electrónico:
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"Los CIELOS"
-¿Qué son “los CIELOS”? ¿Se trata de “cielos” simbólicos, o de los cielos literales del universo? ¿Acaso simboliza “cielos” a los gobernantes (presidentes, reyes, reinas, príncipes, gobernadores, jueces) malos de la tierra? De ser así, las referencias a “cielos” en el pasaje pueden leerse de la siguiente manera: “En el cual los gobernantes malos pasarán con grande estruendo” (3:10). “En el cual los gobernantes malos, encendiéndose, serán deshechos” (3:12). “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, gobernantes nuevos” (3:13). ¿También son “simbólicas” las expresiones “pasarán con grande estruendo” y “encendiéndose, serán deshechos”? Indistintamente de que sean tomadas “simbólicamente” o “literalmente”, su aplicación a “gobernantes malos”, o a seres humanos de cualquier categoría, no es natural, pues ¿tiene sentido decir “con grande estruendo la gente dejará de ser”, o “la gente, encendiéndose, será deshecha”? Tal lenguaje retórico suena extraño, siendo discordante en sus partes. En notable contraste, “pasarán con grande estruendo” y “encendiéndose, serán deshechos” son expresiones más que apropiadas para describir el fin literal de los cielos literales. ¡Estruendoso rompimiento de los cielos materiales! ¡El universo material, tan contaminado por el pecado, consumido en fuego, deshecho, fundido, pues “los cielos” materiales también se componen de “elementos”! A propósito, ya que “los elementos” son literales, y dado que los cielos literales se componen de “elementos”, al deshacerse o fundirse los elementos, ¡también se deshacen o se funden los cielos del universo material! ¿No es del todo correcta e irrefutable esta deducción? Y esto ocurre al venir Cristo la Segunda Vez. Por lo tanto, después de la Segunda Venida de Cristo, definitivamente, ¡este universo material no se hallará! Tanto el planeta Tierra, como los cielos literales, habrán desaparecido totalmente.
"La TIERRA"
¿Qué es “la TIERRA” en la frase “la TIERRA y las obras que en ella hay serán quemadas” (3:10). Sea lo que sea, será quemada. Figura entre “estas cosas” del versículo once que “han de ser deshechas”. Por consiguiente, “la TIERRA” aludida también será deshecha.
¿Es "la tierra" simbólica de "la gente mala"?
¿Es “simbólico” el vocablo “tierra” en el 3:10? ¿Acaso simboliza “la gente”? De ser así, entonces ¿será quemada y deshecha la gente? ¿Qué “gente”? ¿Solo “la gente mala”? En tal caso, ¿cómo quema y deshace Dios a “la gente mala”? ¿Literalmente, o solo figurativamente? Al hacerlo “solo figurativamente”, entonces ¿permanece “la gente mala” en la tierra literal, pasando a residir en la “tierra nueva”? ¡Quemada y deshecha, pero viva!, sobreviviendo, en sus cuerpos de carne y sangre, la Segunda Venida de Cristo.
Pero, es imposible, en absoluto, que se desarrolle tal escenario por la razón de que “los ELEMENTOS” mismos serán quemados y deshechos, fundiéndose, lo cual significa que el planeta Tierra, con sus cielos materiales, no continúan después de la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, ¡tampoco puede “la gente mala” sobrevivir la Segunda Venida en sus cuerpos mortales, ya que sus cuerpos físicos se componen de “ELEMENTOS” y “los ELEMENTOS” no existen después de la Segunda Venida! Quien encuentra incorrectas estas premisas y conclusiones está en la libertad de informarnos sus razones. Nada de opiniones o censuras subjetivas para nosotros; solo razonamientos lógicos respaldados por palabras exactas de la Biblia.
Apocalipsis 19:15-21 apoya fuertemente nuestra conclusión. Al venir el jinete (Cristo) que monta el caballo blanco, con sus “ejércitos celestiales”, pelean contra “la bestia… los reyes de la tierra y… sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército”. A consecuencia de la batalla, mueren “reyes… capitanes… fuertes… caballos… todos, libres y esclavos, pequeños y grandes”. La bestia y el falso profeta son lanzados al lago de fuero, “y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca” del jinete. O sea, ¡no hay sobrevivientes! ¡Ningún ser humano queda vivo sobre la faz de la tierra!
Decididamente, “la TIERRA” del 3:10 no es “la gente mala”.
Aún más, tal interpretación simbólica de “tierra” en el 3:10 exigiría que “tierra NUEVA” en el 3:13 también se interprete simbólicamente. “Pero nosotros esperamos… tierra nueva”, o sea, “nosotros esperamos… ¡gente nueva!” ¡Bendito! Como que las “preciosas y grandísimas promesas” de Dios (2 Pedro 1:4; 3:13) ofrecen muchísimo más que “gente nueva”.
¿Simboliza "la tierra" el "ambiente social, moral y espiritual"?
¿Simboliza “la TIERRA” el “AMBIENTE social, moral y espiritual” creado por los seres humanos? “El ambiente social, moral y espiritual y las obras que en él hay serán quemadas… deshechas. Esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y ambiente nuevo, en el cual mora la justicia.” Conforme a esta hipótesis, Cristo, en su Segunda Venida, solo quema y deshace el ambiente y las obras de los hombres, dejando intacto el planeta, y con vida a los seres humanos no preparados para el susodicho “rapto”. ¿Cómo es posible que Cristo intervenga, directa y personalmente, en los asuntos humanos terrenales, destruyendo el “ambiente social, moral y espiritual de los seres humanos desobedientes, malos o incrédulos” vivos en la tierra en el día de su Segunda Venida, además, todas sus obras, sin incurrirse en el acto de hacer “acepción de personas”? A diferencia de las generaciones pasadas que murieron sin arrepentirse, “la generación del tiempo del rapto y la Segunda Venida” experimenta, en carne viva, la intervención sobrenatural de la Deidad, a nivel mundial, y sobreviviendo “la limpieza milagrosa por fuego del ambiente social, moral y espiritual”, como también “la conflagración divina que consume sus obras” delante de sus ojos, ¡aún quedan con vida, concediéndoles Dios más tiempo, y, por ende, oportunidades adicionales para arrepentirse y obedecer al evangelio! ¡Injusto! Pero, Dios no es injusto. ¡”Acepción de personas”! Pero, Dios no hace “acepción de personas”. Por lo tanto, el escenario postulado no armoniza que con el carácter o el proceder de Dios. De cierto, él no lo concibió, ni lo auspiciará.
Surgen todavía más problemáticas. ¿Cómo puede Dios mismo “limpiar” o “purificar” el ambiente social, moral y espiritual de la tierra, al extremo de imponer “perfecta paz, justicia y santidad”, sin alterar, fundamentalmente, la condición del ser humano? ¿Limpiará el ámbito humano de toda influencia mala, de toda tentación, de toda prueba? Durante mil años después de la Segunda Venida, ¿reinará Cristo sobre un mundo totalmente distinto al nuestro? De ser así, los seres humanos del Milenio recibirían “trato preferencial” de parte de la Deidad, dando lugar, de nuevo, a exclamaciones justificadas de “¡Injusto! ¡Acepción de personas!”
Al postularse una “limpieza” o “purificación por fuego”, referente a “las obras que… serán quemadas… deshechas”, ¿destruye Cristo, literalmente, todas las obras humanas, o solo las malas? ¿Enciende él mismo, o su ejército, casinos, prostíbulos, cines, etcétera, sin tocar negocios o empresas sanas?
A estas dificultades se añade la que rinde, absolutamente, insostenible la teoría de “tierra” como “simbólico de ambiente”: al quemarse, deshacerse y fundirse “los ELEMENTOS”, ¡todo “ambiente terrenal” se esfumará en el instante! Destrucción total es lo que ocurre, y no una mera “limpieza” o “purificación”.
¿"La tierra" se refiere solo a la superficie del planeta?
-¿Es “la TIERRA” solo lo que hay en su superficie? Negativo, pues lo que hay en la superficie de la tierra se identifica por medio de la frase “y las obras que en ella hay”. “Lo que hay en la superficie de la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” Inteligente lector, ¿acepta usted esta redundancia pueril como la explicación lógica de la frase “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”?
¡"La TIERRA" es todo el globo terráqueo!
Entonces, ¿qué es “la TIERRA”? La única explicación que concuerda con el contexto es que se refiere al planeta Tierra material mismo, a todo el globo terráqueo, desde la superficie hasta el centro. El planeta Tierra será quemado y deshecho. Todo el planeta se compone de “ELEMENTOS”, y “los ELEMENTOS” mismos, ardiendo, serán quemados y deshechos, fundiéndose. Pues, no se está profetizando una “limpieza por fuego” de la superficie sino de la destrucción total del planeta.
"La JUSTICIA"
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, CIELOS NUEVOS y TIERRA NUEVA, en los cuales MORA la JUSTICIA” (3:13).
-No esperamos esta misma tierra, el planeta Tierra, purificada de ambientes y obras malas, pero donde aún pulsa con vida la simiente del pecado, que, finalizados mil años más, brotará de nuevo en fieras persecuciones y batallas contra Dios.
-No esperamos esta misma tierra, con todas las enfermedades que atacan el cuerpo y la mente del ser humano. ¿O debemos suponer que Dios elimine toda enfermedad durante el Milenio?
-No esperamos, para después de la Segunda Venida, mil años más de peligros climatológicos como los que amenazan muy a menudo nuestra presente existencia (inundaciones, huracanes, tornados, relámpagos, frío, calor excesivo). ¿O debemos creer que Dios cambiará el clima de la tierra durante el Milenio?
-No esperamos, para después de la Segunda Venida, vivir en una tierra donde haya que imponer la justicia con una “vara de hierro”, donde las naciones “serán quebradas como vaso de alfarero” (Apocalipsis 3:26-27) y donde el Señor las pise “en el lagar del furor y de la ira de Dios” (Apocalipsis 19:15).
-Muy al contrario, para después de la Segunda Venida, cuando toda obra, ambiente y elemento material haya sido quemado y deshecho, esperamos una verdadera “tierra nueva con cielos nuevos”, perfectos en todo aspecto, una nueva creación más bella que esta, elaborada en todos sus detalles para nuestro absoluto disfrute y deleite por toda la eternidad. En esta nueva creación “MORA la JUSTICIA”. ¿Se da cuenta? ¡”MORA”! No hace falta una “vara de hierro” para imponerla! “MORA la JUSTICIA” en la “tierra nueva” proyectada en 2 Pedro 3:13, como un atributo inherente por naturaleza en las obras perfectas de Dios. “Equidad, integridad, rectitud, santidad y verdad” MORAN en la “tierra nueva” que el Espíritu anuncia por medio del apóstol Pedro, como atributos inherentes de aquel nuevo mundo perfecto en absoluto.
El magnífico concepto de “JUSTICIA” que se realza en el 3:13 se opone, diametralmente, a la febril idea de una “justicia impuesta en las naciones con la vara de hierro” que sostienen quienes alimentan al público con la vana y enfermiza esperanza de un “reino milenario terrenal después de la Segunda Venida de Cristo”. Aplicar 2 Pedro 3:10-13 a referido “reino milenario” es un error mayúsculo de exégesis. Citar el 3:10 como supuesta “prueba definitiva de que Cristo mismo, bajando a la tierra, impondrá justicia en las naciones por mil años” es fallar, inexcusablemente, en el intento de sostener una interpretación teórica. La gloriosa y perfecta “JUSTICIA” del 3:10 no es promesa para el Milenio. No hay tal promesa para el Milenio en las Sagradas Escrituras.
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:11-12, 14).
En esperanza de la Nueva Tierra prometida, para servirle en el amor de Cristo,
CRISTI-ANA
Iglesia de Cristo,
Congregacion de Bayamon, Puerto Rico