Re: Soy cristiano y soy gay
Marcelo
El Espíritu Santo no puede enseñar cosas diferentes, y el apóstol Pablo, y los autores del AT, inspirados divinamente, afirman que la práctica homosexual es PECADO....
Cuida de tu alma, que será arrastrada por las concupiscencias de tu cuerpo.
El Señor te guíe.
http://estudios.iglesia.net/leer.php?id=817_0_1_0_M
LA CONDUCTA HOMOSEXUAL Y LA BIBLIA
No son muchos los textos que de forma explícita se refieren en las Sagradas Escrituras a las conductas ó actos homosexuales, así que vamos a tratarlos todos.
a) En el Antiguo Testamento.-
La primera mención de la historia, la más conocido, aquella que dio origen al término “sodomía” para identificarlo con los actos y prácticas homosexuales, está recogido en el libro de Génesis, y suficientemente conocido hasta por los más legos. Se trata de la historia de la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra y los aledaños.
Sodoma y Gomorra.- (Génesis cap. 18). Aquellos pueblos habían hecho de todo lo malo la práctica cotidiana de sus existencias. Las perversiones sexuales eran unas de ellas, pero no las únicas. Vivían desahogadamente en lo material para la época, con un alto nivel de bienestar material proporcionado por la generosidad del riego del Jordán. Era un vergel, un jardín delicioso como lo expresa Gen. 13:10. Pero los habitantes de Sodoma eran malos en gran manera (Gen. 13:13). Además su maldad no tenía límites, ni se reprimía, sino que crecía y crecía. Es decir, que transgredían toda norma moral, ética ó social que se considerase como honorable ó buena (Ge. 18:20,21), hasta sobrepasar los límites que Dios podía tolerar. A juzgar por el tamaño de la población, y aún conociendo la maldad de ellos, Abraham pensó que tal vez hubiese aunque fuese solo una minoría decente y respetable que no participase de toda la maldad y depravación de la mayoría. Al fin y al cabo Abraham conocía al rey de Sodoma y varios de sus ciudadanos habían sido rescatados por Abraham en su campaña contra Quedorlaomer para liberar a Lot, y juntos habían compartido la celebración del triunfo con Melquisedec (Gen. 14), así que Abraham intercede por ellos delante de Dios. Tal vez por esa puntual relación Abraham pensase que algunos serían justos, y que estos no podrían padecer la destrucción por causa de los injustos. Pero según el relato del capítulo 18 de Génesis, Dios denuncia que la corrupción es general e irrecuperable en aquellas gentes, y que su destrucción liberaría a los pueblos cercanos de su maldad y constituiría, a la vez, un ejemplo para otros pueblos. Pedro lo dice con estas palabras: “
condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, convirtiéndolas en ceniza, y poniéndolas por ejemplo a los que habían de vivir sin temor ni reverencia de Dios” (2Pe. 2:6). Y Judas 7, dice que: Sodoma y Gomorra, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado (gr. Ek-porneuo), y persiguieron una carne (gr. Sarx. también se emplea como sinónimo de cuerpo) diferente (gr. Heteros. Diferente a la que por condición natural les correspondía), fueron puestas por ejemplo: sufriendo el juicio del fuego eterno.
Esta generalidad se relata en el capítulo 19, describiendo como “
todo el pueblo” desde el más anciano hasta el más joven acudieron a celebrar, imaginamos que dentro del ambiente de una orgía general, amparada sobre la violencia, el acto de la violación de los ángeles, que ellos creían varones, pues estaban personificados como tales, y que estaban en la casa de Lot. Pero no fue aquella la primera vez que hacían algo semejante, sino lo cotidiano, como veremos cuando mencionemos el texto en la epístola de Judas. Dice Pedro que Lot
afligía cada día su alma por causa de las cosas, digamos de las barbaridades y maldades, que ellos cometían (2Pe. 2:8). Pero en esta ocasión le afectaba más directamente, no solo a sus huéspedes, traspasando la venerable ley consuetudinaria de la hospitalidad oriental, sino que aquellos le amenazaron a él mismo con hacerle incluso más barbaridades (Gen. 19:4-9). Y el Señor puso fin a aquella perversa civilización, y al jardín en que habitaban, dejándolo todo destruido y yermo (Deut. 29:23). Isaías dice que los habitantes de Sodoma no ocultaban sus maldades, sino que estaban orgullosos de ellas (Is. 3:9). ¿Recordáis lo del orgullo de una conducta anormal? Jeremías (23:14) añade más conocimiento sobre la depravada conducta: no solo la homosexualidad, ó la bisexualidad que antes comentaba, sino el adulterio, la mentira, y como aquellos pueblos encumbraban a los más malos, para que ninguno se convirtiese de su malicia. Cuanto más malos, más celebrados eran, así los más depravados seres eran los ídolos de la gente.
Jesús se refiere a Sodoma y Gomorra ratificando la realidad histórica del relato, refiriéndose a su destrucción (Mt. 10:11-15 y Mr. 6:7:11; Lc. 10:1-12), no en relación a la perversión sexual, asunto que no estaba en el contexto de la conversación en aquel momento, sino al referente que constituye ya el propio desprecio de la hospitalidad. Y en Mateo 11:20-24, con referencia a su falta de arrepentimiento ante las protestas y llamadas a la cordura por parte de Lot . Y en Lucas 17:24-30, se refiere a lo repentino de su destrucción como ejemplo de la manifestación del día en que se manifestará el Hijo del Hombre.
Los colaboradores de los activistas homosexuales mencionan aquí que lo que se condena de la actitud de los habitantes de Sodoma no son las relaciones homosexuales, sino la violación, el acto de violencia en si mismo. Pero este argumento carece de validez, puesto que sería la misma violencia si se ejercitase sobre los visitantes de Lot, que sobre sus hijas. Y volveremos a mencionar la cuestión de Sodoma cuando en el Nuevo Testamento nos refiramos al texto de la epístola de Judas.
Las leyes para el pueblo de Israel.- En el capítulo 18 de Levítico, Dios dice a Moisés que le diga al pueblo que no quiere que anden en la perversión moral de los pueblos cananeos, sino que deben andar en los estatutos y leyes que Él les manda. Desde el vers. 6 al 18, les enseña que es maldad aproximarse a los familiares de primer grado con propósitos sexuales, que son llamados “mostrar la desnudez”, que significa desnudar con propósitos sexuales. La prohibición afecta a padres, madres, hermanos, hijos, tíos, yernos, nueras, cuñados, cuñadas, etc. por supuesto, ya no como compañero sexual, sino tampoco en una relación matrimonial (v. 18).
Prohibía las relaciones sexuales durante el período menstrual (v-19). También con una mujer casada, aunque el varón fuese soltero y ella consintiese (v-20). Estas prácticas promiscuas e incestuosas eran habituales entre las naciones cananeas. También lo era la idolatría y en ocasiones practicaban sacrificios humanos, ofreciendo a los hijos en sacrificio como ofrenda familiar. (Los israelitas pese a la ley llegaron a hacerlo sacrificando niños al ídolo Moloc). El versículo 22 prohíbe específicamente las relaciones homosexuales, a las que califica como una
abominación, es decir calificar algo de maldito y aborrecible. El texto dice:
No te echarás con varón como con mujer: es abominación, y es suficientemente claro. En el 23, prohíbe la zoofilia, es decir practicar el sexo con animales. Desde el 24 hasta el 30, la prohibición se torna en advertencia de juicio, en aviso de castigo divino, causa de la contaminación de la tierra cuyos moradores practicaban tales desviaciones.
En la misma línea tenemos el capítulo 20 de Levítico, que tras tratar la cuestión de la idolatría y la superstición agorera del culto a Moloc y sus sacrificios humanos, hace un llamamiento a la santidad del pueblo, y prosigue con nuevas normas que deben ser observadas. La maldición a los padres, el adulterio, el incesto, la homosexualidad, compartir matrimonio con madre e hija, la zoofilia, y la copulación durante el período menstrual, se consideran aberraciones desagradables a Dios, que el pueblo debía juzgar y condenar. En el caso que nos ocupa de la homosexualidad, el versículo es igualmente claro: Lev 20:13
Y cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre. Ellos son los responsables de su culpa y pena, no Dios.
Deuteronomio 22:5 condena de igual manera el travestismo, calificándolo también como una abominación:
No se pondrá la mujer ropa de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es á Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.
En el capítulo 23 de Deuteronomio, la ley se refiere a los castrados (eunucos) como personas que no deben ser admitidas entre la ciudadanía de Israel. De igual manera los hijos bastardos, fruto de relaciones ilegítimas, ya sea de padre conocido ó no. Lo cual era un elemento de disuasión para este tipo de relaciones clandestinas. De la misma manera, los versículos 27 y 28 entran en el tema de este estudio, pues se refieren a la prostitución tanto femenina como masculina. Dice así:
No habrá ramera de las hijas de Israel, ni habrá sodomítico de los hijos de Israel. Tampoco traerás precio de ramera, ni precio de perro á la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es á Jehová tu Dios así lo uno como lo otro.
Como nuestra traducción emplea aquí el término sodomita, vamos a dedicarle algún espacio a este pasaje. Dicen los pro-homosexuales que aquí lo que se condena no es la homosexualidad, sino la llamada prostitución sagrada ligada a los cultos idolátricos paganos. Todas las veces que en el Antiguo Testamento se traduce la palabra “sodomía” ó “sodomita”, que ha pasado a todos los idiomas occidentales como sinónimo de homosexual, se está traduciendo la palabra hebrea “
qadhêš”, sin embargo cuando se trata del término femenino análogo “
qedhešâh”, se traduce por prostituta ó ramera. Los partidarios de los colectivos homosexuales afirman que aquí, en este texto, el término sodomita debiera ser cambiado por el de prostituto religioso, destacando este último componente como el objeto de la condena, porque la palabra tiene un origen que denota una relación religiosa, tanto en su connotación masculina como femenina. Afirman que lo que se condena aquí es que en Israel haya prostitución sagrada tanto masculina como femenina, y que fue en la Edad Media cuando se le ligó al termino sodomita (Esto no es cierto porque en la versión de los LXX, realizada en el siglo II a.C. los traductores judíos de la época ya tradujeron en este pasaje al griego empleando las palabras “πόρνη” –porne- en lo relativo a las mujeres, y “πορνεύων” –porneuon- para los varones. Es decir, de pornos: fornicarios, sin ninguna connotación religiosa). Sin embargo vamos a ver que ciertamente no hay connotación religiosa necesaria por varias razones. En primer lugar, en el aspecto etimológico encontramos que la palabra qadeshah, aparece como sinónimo de otra palabra hebrea como es zânâh, y que se usan indistintamente (En Génesis 38:21 y 22 se usa la primera, y en los versículos 15 y 24 la segunda para referirse a la misma persona). En este mismo texto de Levítico, en el versículo 17 se usa la primera y en el 18, la segunda. Estoy de acuerdo con que el término masculino más exacto sería igualmente el de prostituto, pero lo que sucede es que este tipo de prostitución no dedicaba sus servicios al sexo opuesto, sino a otros varones. De ahí que los traductores explicitaran el texto empleando el término sodomita, aunque es cierto que su actividad estaba asociada a una retribución económica ó en especie. La repugnancia que la actividad despertaba, hace que en el versículo 18, que se refiere a las personas del 17, al varón se le llama “keleb”, es decir, “perro”, en el sentido despectivo de alguien que tiene un comporta-miento animal, que no corresponde con lo racional (A estas alturas temporales, este termino aun no se aplicaba a los gentiles, a los que se les denomina ó por la nación de su procedencia o genérica-mente como “extranjeros”, tôshâb). En cuanto a las palabras para designar a las rameras, los hebreos empezaron empleando para referirse a las mujeres prostitutas las dos que mencionamos antes. Mas tarde, se las llamaba “'ishshâh nâshı̂ym” que se alternaba con zânâh, aunque este acabó imponién-dose, de modo que el termino qadeshah acabó quedando en desuso. Pero para los varones se mantuvo el mismo qadesh que se utilizaba primariamente, durante el tiempo en que se escribió el Antiguo Testamento. Con todo la palabra también designaba como otra acepción a los sacerdotes idólatras. Este es el caso de 2 Rey. 23:7, en que la actividad de aquellos qadesh no era la prostitución, ni la homosexualidad, sino que tenían unas casas en las cuales había mujeres que fabricaban templetes de tela para usar en el culto a ciertos ídolos que celebraban en los bosques próximos a Jerusalén.
La Biblia de Jerusalén, muy modernistas sus lingüistas, han traducido aquí ambos términos como hieródulo ó hieródula, con lo que en primer lugar este termino que no conoce casi nadie se puede pasar por alto y, en segundo lugar, el que se toma el trabajo de buscarlo en el diccionario se encuentra con que lo que no debe haber en Israel son: esclavos dedicados al servicio de una divinidad. Pero este término que procede del griego lo que sucede es que tal termino ni oficio existía cuando el levítico fue escrito, sino que este papel pertenece a la Grecia Antigua, de casi una docena de siglos más tarde.
En Job 36:14, el termino qadesh tampoco tiene ninguna connotación religiosa, ni idólatra ó pagana. Se refiere a que los impíos, inicuos, rebeldes e hipócritas vivirán poco tiempo y su vida transcurrirá entre qadesh, es decir entre impuros, degenerados ó disolutos.
En segundo lugar, que el texto no viene dado para prohibir la prostitución sagrada es que en el pueblo de Israel, todos los oficios del culto estaban absolutamente determinados. También lo estaba el sostenimiento del culto así como el propio recinto, en este caso el tabernáculo. Absolutamente todo cuanto en el había, cuanto en el se hacía y quien lo hacía estaba marcado en la ley hasta sus más mínimos detalles. No había pues cabida alguna en el culto, ni en las ceremonias, ni en el sostenimiento para tales actividades. Lo que viene a impedir además el versículo 28 es que el pago de cualquier voto (dadivas a cambio de peticiones recibidas ó bendiciones alcanzadas) pudiera hacerse con productos directos ó indirectos derivados de la prostitución y el comercio sexual.
En los casos que se conocen de prostitución sagrada ligada a las religiones babilónicas de aquellos tiempos exportadas a Palestina consistían en tener vinculadas al servicio de una deidad idolátrica particular a un grupo de mujeres que vendían favores sexuales a los seguidores, y lo recaudado se ponía se entregaba a los responsables religiosos del santuario en cuyas dependencias se daba acogida a estas mujeres. Y nada de esto encaja con la estructura religiosa de Israel, por lo que no se podía hacer una prohibición de algo que no tenía ningún encaje.
De todas formas las referencias más antiguas que tenemos de la existencia de esa figura de la prostitución sagrada idólatra son las que relata Herodoto en el siglo V antes de Cristo refiriéndose al culto babilónico a la diosa Ishtar que implicaban una prostitución femenina, no masculina. Tres siglos más tarde escribió Luciano de otro culto semejante, ahora en un templo dedicado a Astarté, en Biblos (Líbano), y también hay referencias a la prostitución religiosa en el templo de Anahita, en Cagavar (Persia), pero el templo es del siglo V a.C. En todos los casos la prostitución contrastada era femenina.
Pero el pueblo de Israel acabó cayendo en las practicas idolatritas de aquellos pueblos y en sus aberraciones, como menciona el profeta Amos (2:6-8) y Miqueas (1:5-7).
Pero ante esto, los defensores de la homosexualidad y sus simpatizantes para descalificar lo que está claramente condenado hacen afirmaciones tales como que la ley está abolida y por lo tanto los cristianos no tienen que seguirla. Que si quieren seguirla que apliquen igualmente la lapidación en los casos que prescribe. Es cierto que la ley está abolida para el cristiano, porque ha sido sustituida por el Nuevo Pacto. Pero eso no quiere decir que la ley del antiguo pacto careciese de valor, ni que Dios haya cambiado sus criterios sobre los actos abominables. La ley, en cuanto a las ordenanzas y estatutos, establecía un modelo para que el hombre al compararse con ella viese cuan desviado estaba moralmente, el castigo que merecía y le condujese a Cristo implorando perdón. Por eso la ley fue dada para que el pecado fuese claramente manifestado (Rom. 5:20), la produce condenas (Rom. 4:15), y que el pecador convicto y condenado llegue a Cristo, nuestra gracia de parte de Dios, y por esa gracia, mediante la fe, sea salvo de la ira (Rom. 5:9). Pero eso no quiere decir que Dios haya cambiado su criterio en cuanto a las abominaciones de los hombres. Ni ahora es buena la idolatría, ni el adulterio, ni la homosexualidad, ni la mentira, ni nada de aquellas cosas que eran aborrecibles. Lo que la gracia trae es el perdón de parte de Dios, y el poder del Espíritu Santo para vencer al mal con Su ayuda y satisfacer nuestro deseo de agradar y complacer a Dios en todo. Por eso el Nuevo Testamento trae exhortación que recuerda lo que disgusta a Dios, lo que le ofende, lo que son los caminos del mal, para que sigamos el bien, para que renovemos nuestro entendimiento, para que dejemos el viejo hombre con sus instintos. Nos recuerda el camino del bien, y nos enseña que ya no somos nuestros, sino de Aquel que murió y resucitó por nosotros.
En el Nuevo Testamento.- Pablo se ha convertido en el blanco de la ira de muchos homosexuales y simpatizantes, como en sus tiempos estaba en el punto de mira de los legalistas. Descalificación que va desde los insultos hasta afirmar que parte de sus epístolas no son realmente suyas, sino pseudoepigráficas tardías. Pero las palabras de condena, algunas de las cuales trataremos específicamente, son claras y las epístolas tanto ó más contrastadas como ningún otro documento de la época, por lo tanto, al final suelen apelar a que Jesús no hizo ninguna condena expresa de la homosexualidad y, por lo tanto, vienen a concluir en que Jesús es mayor que Pablo.
El primer texto que vamos a considerar es el de
1Cor. 6:9-11, que en la versión RV 1909, dice así:
¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios (gr. πόρνος), ni los idólatras (gr. εἰδωλολάτρης), ni los adúlteros (gr. μοιχός), ni los afeminados (gr. μαλακός), ni los que se echan con varones (gr. ἀρσενοκοίτης), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
El centro de la batalla de este texto tan contrario en su traducción se ha centrado en el significado de los términos “malakós” y “arsenokoités”, que se traducen respectivamente por “
afeminados” y por “
los que se echan con varones”. Acusan de que la primera no significa afeminado y que la segunda es una palabra inventada por Pablo que no tiene referencias en la literatura clásica y que por lo tanto no se sabe bien lo que puede significar.
La palabra “malakós” significa literalmente “suave” ó “delicado”, y como tal se emplea en otras partes del Nuevo Testamento como en Mt. 11:8 y en Lc. 7:25, refiriéndose a prendas de vestir. Pero ahora nos encontramos en un contexto que no se refiere a tejidos, sino dentro de un catálogo de personas de vida injusta que les descalifica para heredar el reino de Dios, y que en el versículo 11 determina como el estado de los que no fueron lavados, santificados ni justificados en el nombre de Jesús y por el Espíritu de Dios. Pablo escribe su epístola a una iglesia compuesta por personas poco instruidas (1Cor. 1:26-28), así pues su lenguaje, es el lenguaje popular, no el académico que muchos críticos esperan encontrar buscando entre los intelectuales clásicos. En nuestro idioma español, por poner un ejemplo, en el lenguaje vulgar se dice por ejemplo “hacer una tortilla” cuando quiere mencionar una relación homosexual femenina. Ahora bien, que no vaya el intelectual a buscar el término en el diccionario ó se encontrará con la equivocación de pensar que se trata de un plato de comida. De semejante manera se usa la palabra “amanerado” para referirse a una persona de ademanes afeminados, pero tampoco encontrará esta acepción en el diccionario. De la misma manera podríamos detallar un buen número de palabras de uso vulgar con las que se refieren a los homosexuales en distintas regiones y zonas de España, mientras que son desconocidas en otras, y que solo después de muchos años han llegado algunas al diccionario gracias al trabajo de investigación de las academias de la lengua, que no existían en otros tiempos, y aún así algunas de ellas no llegarán nunca. Podemos citar como ejemplo: lindo, maripili, sarasa, mariposo, etc. etc. Justamente esto es lo que sucede con la palabra “malakós”, a los afeminados se les llamaba popularmente como “delicados”, y por eso se encuadra en el texto entre las conductas reprobables de carácter sexual.
Mas complicada es la cuestión de la palabra “arsenokóitai”. Se trata de un adjetivo que se encuentra tanto en este texto como en 1Tim. 1:10. Una palabra compuesta de dos términos: “arsen” que equivale a hombre, macho ó masculino. Koite, que significa cama. Es cierto que la palabra es muy oscura en su significado, porque debía ser de uso local. Es igualmente cierto que la suma de dos palabras no define necesariamente el significado del conjunto. Por ejemplo en castellano “cantamañanas” no tiene nada que ver ni con cantar, ni con mañanas, sino que el diccionario de la RAE dice que califica a un individuo “irresponsable”. Pero si decimos “egocéntrico”, sabemos que se refiere al ego, y a centro, por las palabras que la forman y obtenemos el significado. La verdad es que los traductores emplearon para traducir las palabras “sodomitas”, “homosexuales” ó “los varones que se echan con varones”, basándose sobre todo en el significado separado de los términos que lo componen. Ahora bien, un texto sin contexto es un pretexto. Tampoco creo que Pablo este añadiendo listas de pecados nuevas, porque como hemos visto en la cita de Levítico 20:13 en la ley, que Pablo llama Sagradas Escrituras, y que cita continuamente en todas sus epístolas, y que expresamente define como guía y agente instructor de la vida cristiana (2Tim. 3:15-17), la homosexualidad estaba prohibida y calificada como abominación. Pablo escribe esta palabra refiriéndose a personas concretas de la comunidad cristiana de Corinto que cuyas vidas pasadas él conocía, y posiblemente también toda la iglesia, por los nombres que tales conductas eran designadas en aquella comunidad (probablemente no las únicas palabras, porque es normal el uso de sinónimos en todos los lenguajes, pero o las más corrientes ó las más repulsivas si lo que pretendía era poner un énfasis en la maldad de tales conductas). Pero no cita en este lugar, por ejemplo, a homicidas, porque es de suponer que no habría ninguno de aquellos corintios de la congregación que lo hubiera sido antes.
Para concluir sobre esta cuestión de las dos palabras discutidas, quiero pasar la carga de la prueba al lado contrario demandando que vengan estos expertos defensores de la homosexualidad con pruebas documentadas, para demostrar donde y como operaban aquellos varones que, según ellos, eran prostitutos sagrados en los templos paganos de Corinto, porque Pablo escribe que formaba parte de la realidad de los cristianos de Corinto, y no de algo alejado y practicado en otras regiones ó comunidades, por eso dice: y esto erais algunos de vosotros. Así en lugar de buscar buscando asociación de palabras por textos clásicos ajenos al tiempo y al lugar, lo que tienen que hacer es probar que en Corinto tenía lugar una prostitución sagrada masculina, ya fuese practicada por esclavos (en este caso ¿de quién?) ó por libres, que es lo que vienen a afirmar. Y si se trataba de esclavos ¿cómo habían conseguido su liberación personal? Ya que los esclavos no se dedicaban a trabajos y oficios elegidos por propia voluntad sino por imposición de sus amos. Luego lo que les habría cambiado la vida, sería el cambio social de ser ahora libertos, no por ser lavados y transformados por el evangelio.
Otras interpretaciones, en las que no vamos a profundizar porque no hay tampoco base firme para ello, pretenden que lo que Pablo condenaba aquí no era la homosexualidad, sino la paidofilia, mientras que otros sostienen que por “malakós” venía a indicarse los homosexuales que ocupaban un papel pasivo y los “arsenokoites” el activo de la relación homosexual. Pero todo esto es pura y simple especulación. Lo que es incuestionable es que el texto de Romanos que trataremos a continuación es tan claro que no haría falta ningún otro.
Romanos 1:24-32:
Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos: (25) Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén. (26) Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: (27) y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino á su extravío. (28) Y como á ellos no les pareció tener á Dios en su noticia, Dios los entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene, (29) Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades; (30) Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres, (31) Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia: (32) Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten á los que las hacen.
Ya hemos hablado de que el egoísmo y la rebeldía son también una forma de idolatría, porque significan sustituir la soberanía de Dios y su dominio sobre lo que El creó, poniendo en su lugar a las criaturas, que podían ser en tiempos determinados el sol, la luna, animales irracionales, ídolos y figuras fabricadas por los hombres, o los propios hombres ocupando el lugar que corresponde a Dios. Como reacción a esta rebelión Dios permite que puedan llevar a cabo todas las aberraciones que salen de sus corazones, destacando como se traduce en LBLA: la impureza de la lujuria de sus corazones. El primer efecto de esta corrupción de la mente tiene un efecto directo, según este texto de Pablo, sobre la esfera del cuerpo de los seres humanos: Contaminar ó deshonrar los propios cuerpos de los seres humanos. Los versículos 26 y 27 detallan lo que se califica como “actos vergonzosos” y en otras traducciones “pasiones degradantes” (LBLA), “pasiones infames” (BJ), y más adelante como “actos nefandos”, “infamia” “hechos vergonzosos”, que son: que
las mujeres cambiaron su uso natural (gr. Physikos) por uno que es contrario a su naturaleza (gr. Physis).
Los críticos aquí aducen que “physis” no solo significa naturaleza, sino “lo normal”, “lo corriente”. Esto podría ser verdad si la connotación fuese reducida en un período de tiempo ó a un ámbito geográfico concreto, en lo que pudiera denominarse como una cultura específica en un momento determinado. Pero este texto es claramente universal en su connotación. Está tratando de la idolatría y de la rebelión contra Dios por parte del ser humano en general, no de los romanos ó los griegos en particular. Así pues, el termino correcto es igualmente el universal, el de naturaleza como bien está traducido en el texto. Aquí Pablo menciona, y es de resaltar que de forma específica y a la vez única en toda la Biblia, la conducta lésbica, de modo que queda perfectamente cubierta sin que quepa la ambigüedad que pudiera derivarse del hecho de que en el Antiguo Testamento únicamente se mencionaba la homosexualidad masculina. A esta se refiere también Pablo de forma precisa en el versículo 27, en el que dice que los varones
dejaron el uso natural de las mujeres y se abrasaron en deseos unos por los otros (traducción BJ).
Además de ello, Pablo dice que esta rebeldía contra Dios, que se manifiesta en estos comportamientos contra la naturaleza, son a su vez fuentes de todo tipo de perversiones. Cuando el temor de Dios se quita de la mente de los hombres. Cuando se rompen las reglas que instituyó para sus criaturas, esto en lugar de constituir el fin del camino, se convierte en el origen y fuente para continuar en la pérdida de todos demás los valores que Dios estableció. El problema no es la homosexualidad como trauma, del que hemos hablado, que necesita como muchos otros traumas la necesaria terapia, ayuda y corrección, para la que la Iglesia de Dios tiene un mensaje de ayuda, dones y el auxilio del Espíritu Santo. El problema consiste en la decidida actuación en contra de la voluntad de Dios, de querer rebelarse y seguir la idolatría que en nuestros días tiene como centro de culto la personalidad del individuo, y un coro de adoradores que le dicen: No hay Dios. Tú eres tu propio dios. Nadie tiene derecho sobre ti para decirte como debes vivir. Rompe las ligaduras. Enorgullécete de ser como quieres ser. Este tipo de pensamiento fue el que llevó a Nabucodonosor a vivir como los animales, y solo pudo recuperar la razón y la dignidad cuando volvió los ojos a Dios. El tema está claro en las Sagradas Escrituras, solo los que no quieren conformarse a la justicia de Dios y pretenden establecer la suya propia se convierten en adversarios de la voluntad de Dios.
Finalmente tenemos un texto en la epístola de Judas, aunque al hilo de lo que estamos tratando sería necesario que el lector la leyese completa varias veces, porque estamos viviendo en un ambiente también dentro de las iglesias cristianas que tiene un reflejo meridiano en todo el texto. Se trata de defender ardientemente la fe que una vez ha sido dada a los santos, por causa de algunos hombres impíos que han entrado encubiertamente entre los santos para pervertir desde adentro las verdades de Dios, promoviendo la disolución y libertinaje bajo el pretexto de la gracia, pero en el fondo lo que pretenden minar y socavar es la Soberanía de Dios y el Señorío de Cristo (Jud. 3-5). Centrándonos específicamente en la cuestión que venimos tratando, y que ya mencionamos en el apartado de Sodoma y Gomorra, encontramos aquí una nueva referencia al asunto, que conviene mencionar. Es el versículo 7, que dice:
Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado, y habían seguido la carne extraña, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el juicio del fuego eterno.
El asunto ya lo hemos tratado extensamente en su momento, pero el debate aquí se centra en la cuestión de la “carne extraña”. Los defensores de la homosexualidad dicen aquí que por el término carne extraña debe entenderse que se refiere a querer tener un contacto sexual no con varones, sino con los seres celestiales, los ángeles. Bueno, hace falta mucha perversión mental, y digo esto porque los que traen estos argumentos se presentan como cristianos, para ver ó querer ver ó pretender hacer entender a otros esta patraña. Lo primero que dice este párrafo es que aquellos ciudadanos “habían fornicado” y “habían seguido carne extraña”, no dice que lo intentaron en una ocasión pero no lo consumaron y por esa causa fueron condenados. Ya incidimos en esto cuando hablábamos de que a Lot cada día la inicua conducta de aquellas gentes ofendía su alma. No era la primera vez. Fueron condenados por su conducta inmoral, no solo homosexual, pero también por esta, que es la que de forma específica se menciona aquí, en el Nuevo Testamento. Además, abundando en ello, los habitantes de Sodoma no sabían que aquellos “varones” fuesen seres celestiales. Si volvemos al texto del Génesis, ellos lo que reclamaron fue que les entregase a los hombres (heb. ı̂ysh), que habían llegado a la casa de Lot “de noche”. Nunca supieron ni tampoco pensaron que fuesen otra cosa más que hombres.
Jesús es muy claro:
El que los hizo al principio, varón y hembra los hizo. (Mr. 10:6 y Mt. 19:4). No hay tercer sexo. En segundo lugar la unión también está clara: Por eso dejará el varón a su padre y a su madre y se unirá a su mujer. No necesitaríamos mayor exposición, ni condena que estas palabras para dejar claro el diseño de Dios para el ser humano, en dos sexos, no tres ni cuatro, y su proyecto para el desarrollo social y la procreación. Los que andan buscando tres pies al gato lingüístico realmente no creen en un Dios soberano, porque no respetan su diseño. No creen en Jesucristo y por ello no les vinculan sus palabras. Solo afirman Jesús no denunció expresamente la homosexualidad. Pero podemos añadir que tampoco hizo ninguna condena concreta contra la pederastia, la violación, la esclavitud, el tráfico de drogas, la borrachera, el abuso sexual, la trata de blancas, la prostitución, la homofilia, la guerra, etc.
La respuesta es la pasiva. Digan los defensores donde se encuentra la homosexualidad como una conducta natural en la Biblia, ó al ser homosexual como un género objeto de la Creación de Dios, ó la unión de homosexuales como base familiar ó unión equiparable al matrimonio. Y cuando lo encuentren vuelvan y nos sentamos a tratar esa cuestión. Pero si Dios no creo a los homosexuales, ni creo un tercer género, luego procede del pecado y de la caída del hombre. Si Dios no bendijo una unión que no fuese heterosexual y la propuso para el plan de la procreación (resultado primario de la sexualidad humana y de la operación genital complementaria masculina y femenina), luego está fuera del plan de Dios. Y a esto añadimos las condenas de toda la sexualidad fuera del matrimonio, como está explicito en la ley del antiguo pacto, denominándose como abominación a Jehová (Lev. 18:22; 20:13-23; Deut. 22:5) Cuando no encuentran el soporte en la Biblia, luego apelan al amor, indicando que el amor está por encima de la Biblia. Lo cual va con esa imagen de un dios bonachón, que realmente no es Dios, sino Papa Noel, que solo está ahí para traernos regalos. Y se ignora la ira de Dios y que Dios se rebela desde el cielo contra toda forma de impiedad y pecado. Y que condenará al que desprecia su obra de salvación y de santificación, a la condenación eterna. Aunque nos vengan con argumentos bíblicos, profundice el lector en la conversación y verá como estos no creen tampoco en que Dios condene al pecador, luego hacen mentiroso a Dios, a Jesucristo, a la Biblia, a los apóstoles y al Espíritu Santo. Los que son religiosos, la mayoría no es nada, se han inventado un dios, que no es el Dios de la Biblia. Se han inventado un cristo, que no es el Redentor, el Hijo de Dios, y se preparan una biblia a la medida.
Otro argumento favorito de los activistas homosexuales es buscar en la Biblia comportamientos, que en su enferma mente, puedan asemejar a la homosexualidad. Los más conocidos son las calificaciones de que Ruth y Noemí cuya relación, dicen, seguramente era lésbica. David y Jonathan, sobre todo por el texto de 2Sam. 1:26, la endecha de David ante la muerte de su amigo, que no se cansan de repetir por todas partes, que dice:
Estoy afligido por ti, Jonatán, hermano mío. En extremo querido. Mas delicioso fue tu amor para mí que el amor de las mujeres (la misma palabra significa y se traduce por esposas según el contexto). De aquí deducen que tenía que haber una relación homosexual entre ellos, olvidando que ambos eran casados y tenían hijos. Y que una relación de ese tipo sería de por si adúltera, al margen del carácter homosexual, y que un reconocimiento publico tal sería castigado y perseguido por la ley mosaica. Luego llegan a decir lo mismo de Jesús y Lázaro, basados en Jn. 11:36:
Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Antes el relato, en el verso 5, decía:
Amaba Jesús a Marta, y a su hermana y a Lázaro. Pero estas cosas lo único que hacen es ratificar la enfermedad psíquica y el grado al que han llegado muchos de ellos, imposibles de ver el amor fraterno, filial, paternal y la amistad como valores profundos y sanos, sin connotaciones eróticas ni sexuales. Este tipo de cosas, lejos de servir a sus intereses, ratifican los problemas de conducta derivados de sus traumas, ya sean involuntarios ó cultivados. ¿Cómo se puede ni siquiera pensar que puedan llegar a adoptar niños, sin preocuparse de que, por este tipo de razonamientos, antes ó después desarrollen una carga sexual morbosa hacia ellos? Cualquier mente sana concibe y vive sin problemas amores amistosos como los que describe Salomón en Proverbios 7:17: “
En todo tiempo ama el amigo”, ó en 18:24, “
hay amigos más próximos que hermanos”,ó 27:9 “
El ungüento y el incienso alegran el corazón; así la dulzura del amigo con el consejo del alma”.
El paisaje que me ha quedado después de leer cientos y cientos de páginas de los activistas defensores de la homosexualidad, y de los presuntos cristianos que sirven a sus intereses como tontos útiles ó para justificar sus propias conductas, es que su estrategia es la de repetir cientos, miles de veces las mismas inconsistencias para tratar de que por tanta repetición acaben formando opinión y sean aceptadas por las iglesias cristianas, como en el resto de la sociedad. Es tan curiosa su estrategia que encontrarás páginas Web en Internet que pretenden ser católicos, bautistas, mormones, adventistas, testigos de Jehová, mahometanos y cualquier religión, fe ó confesión con un apéndice que dice “gay” ó “gay-lesbiana”. Detrás están los mismos intereses, los mismos argumentos y políticas de los que hemos hablado.
En el caso cristiano, cuando de vez en cuando encuentran un despistado que se convence de sus argumentos, ya tienen en ocasiones un activista que actúa en medio de un colectivo a favor de los intereses, repitiendo como un papagayo que la Biblia no condena la homosexualidad. Si se enfrentan con personas que conocen las Escrituras y no pueden convencerse de esa manera, la estrategia cambia al argumento del amor de Cristo. De que todos somos hijos de Dios. El viejo cuento que ya está gastado por todas las herejías y abusos de la historia. Si todo esto no da resultado, entonces aparece la verdadera cara que ha estado oculta hasta el último momento. Viene el insulto para Dios, al que llaman mito, para la Biblia, que llaman tratado arcaico con enseñanzas criminales y para Pablo, que es un homófono, los cristianos que llaman retrógrados, homófobos, fundamentalistas ó bichos de extrema derecha.