“Han agraviado el sentimiento religioso de la inmensa mayoría de los argentinos y su vocación de vivir en una sociedad pluralista”, afirma en un comunicado la CAJC
Argentina: cristianos y judíos protestan por el vandalismo en una manifestación homosexual
BUENOS AIRES, 24-11-2003 (Alc/ACPress.net).
Los actos vandálicos contra la Catedral Metropolitana de Buenos Aires al culminar una marcha de homosexuales, originaron enérgicas protestas del Consejo Argentina para la Libertad Religiosa (CALIR) y de la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana (CAJC).
El pasado sábado uno de noviembre se realizó una Marcha del Orgullo Gay que partió de la Plaza del Congreso, y al llegar a la Plaza de Mayo los manifestantes se dirigieron a la Catedral Metropolitana.
Allí pintaron el frente del templo católico y la escalinata con leyendas como "Iglesia asesina", "curas violadores", "Iglesia = dictadura", "Iglesia vendepatria", "Iglesia genocida", "curas nazis abusadores", "iglesia basura" y otras de tono más subido. Además se desnudaron y pretendieron ingresar a la iglesia en esas condiciones. La policía no intervino.
Según algunos portavoces de la policía los responsables de estos actos no fueron miembros de la comunidad homosexual sino izquierdistas infiltrados. Pero éste es un argumento usual en la Argentina para explicar lo que pasa cuando las marchas terminan en escándalos o escaramuzas.
El CALIR, que es una organización ecuménica de conocida solvencia, emitió una declaración en la que "repudia firmemente" esos actos. "A través de expresiones obscenas y daños a un monumento de tanta significación espiritual e histórica, se ha agraviado el sentimiento religioso de la inmensa mayoría de los argentinos y su vocación de vivir en una sociedad pluralista en la que es fundamental el respeto a los derechos de los demás, y muy especialmente a las creencias y sentimientos religiosos", afirma.
Además, demanda a las autoridades adoptar "una reforma legislativa que, al tiempo que proteja amplia y debidamente la libertad religiosa de todos los argentinos, castigue de modo ejemplar las ofensas al sentimiento religioso y el daño a los templos y a los objetos sagrados o destinados al culto por cualquier confesión reconocida; y a actuar con firmeza frente a manifestaciones de intolerancia y agresión".
Argentina: cristianos y judíos protestan por el vandalismo en una manifestación homosexual
BUENOS AIRES, 24-11-2003 (Alc/ACPress.net).
Los actos vandálicos contra la Catedral Metropolitana de Buenos Aires al culminar una marcha de homosexuales, originaron enérgicas protestas del Consejo Argentina para la Libertad Religiosa (CALIR) y de la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana (CAJC).
El pasado sábado uno de noviembre se realizó una Marcha del Orgullo Gay que partió de la Plaza del Congreso, y al llegar a la Plaza de Mayo los manifestantes se dirigieron a la Catedral Metropolitana.
Allí pintaron el frente del templo católico y la escalinata con leyendas como "Iglesia asesina", "curas violadores", "Iglesia = dictadura", "Iglesia vendepatria", "Iglesia genocida", "curas nazis abusadores", "iglesia basura" y otras de tono más subido. Además se desnudaron y pretendieron ingresar a la iglesia en esas condiciones. La policía no intervino.
Según algunos portavoces de la policía los responsables de estos actos no fueron miembros de la comunidad homosexual sino izquierdistas infiltrados. Pero éste es un argumento usual en la Argentina para explicar lo que pasa cuando las marchas terminan en escándalos o escaramuzas.
El CALIR, que es una organización ecuménica de conocida solvencia, emitió una declaración en la que "repudia firmemente" esos actos. "A través de expresiones obscenas y daños a un monumento de tanta significación espiritual e histórica, se ha agraviado el sentimiento religioso de la inmensa mayoría de los argentinos y su vocación de vivir en una sociedad pluralista en la que es fundamental el respeto a los derechos de los demás, y muy especialmente a las creencias y sentimientos religiosos", afirma.
Además, demanda a las autoridades adoptar "una reforma legislativa que, al tiempo que proteja amplia y debidamente la libertad religiosa de todos los argentinos, castigue de modo ejemplar las ofensas al sentimiento religioso y el daño a los templos y a los objetos sagrados o destinados al culto por cualquier confesión reconocida; y a actuar con firmeza frente a manifestaciones de intolerancia y agresión".