Re: SOLO PARA EVANGÉLICOS: ¿existe unidad de la fe? (petrino tiene dudas sobre eso)..
No fuimos llamados a pensar igual sino a estar en un mismo sentir.
Un momentito.
Veo que toda la basura antievangélica de parte de algunos foristas católico.romanos se basa en un prejuicio:
Si no piensan igual, luego entonces no están unidos.
Pero, la pregunta es ¿cómo conciliar
la libertad, el crecimiento de
cada cual, el respeto a la decisión de
cada persona, el talento de
cada cual, con la unidad en la
heterogeneidad que es el Pueblo de Dios?
Pablo, apóstol de Jesucristo, lo explica mejor que yo “
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe..a la estatura de un varón perfecto…”
Y aquí es en donde unos, que se creen más creciditos, no esperan al de atrás.
Pero la palabra es clara; un día llegaremos todos a la unidad de la fe; y será en la medida en que el amor de Cristo ilumine nuestros corazones.
El argumento de "unidad" católico.romano es exactamente el mismo que el de los mormones, y el mismo de los rousselllistas; es exactamente el mismo, de hecho son sumamente parecidos sus argumentos en este sentido, es el mismo discurso, exactamente el mismo; todas esta secciones de la cristiandad formatean y hacen uniforme; lo que en realidad Cristo ya unió en el Espíritu a los cristianos.
Sé que mis hermanos cristianos, sin más; lo son y esto con independencia de sus opiniones, de sus egos, sus ideas, o sus pretensiones. Simplemente lo son
Pero también sé que los celos religiosos que invaden a algunos, la falta de dominio propio y su proclive tendencia a exaltar a alguien distinto al Rey de reyes y Señor de Señores, es parte de su propia debilidad.
El Señor nos manda a estar en un mismo sentir; en ese sentir que hubo también en Cristo Jesús; pero no que dejemos nuestra libertad en manos de la religiosa uniformidad; esa es la antítesis de la libertad ganada a precio de sangre para nosotros; es volver al viejo modelo, es aferrarse al ritual y la liturgia en vez de permitir ser movidos por el Espíritu de Dios y la multiforme Gracia de Aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz y de la esclavitud del pecado a la libertad gloriosa de los hijos de luz.
Esa la vieja guerra fraticida, la vieja rivalidad de los celosos religiosos, movidos por el espíritu religioso, un espíritu ciego, celoso y fanático que se opuso con tal vehemencia al ministerio terreno de nuestro Señor Jesucristo. Es la vieja lucha de Caín, el primer religioso, matando a su justo hermano Abel movido pro fe y amor.
Es Caín satanizando a su hermano, es el mismo principio homicida donde el aborrecimiento, el rechazo, la antipatía, la burla y el desprecio aflora en la piel del viejo Caín que muchos llevan dentro.
Nada ha cambiado
Bendiciones.