Ningún personaje histórico, por muy famoso que hubiese sido, habría hecho declaraciones tales como las descritas en los relatos y crónicas de los discípulos (mateo, marcos, lucas y juan).
El Señor Jesucristo, como nazareno, fue tratado como un ser humano, quizá como profeta. Como Mesías, fue respetado por algunos religiosos. Como hijo de Dios, fue acusado de blasfemo.
El Jesús histórico prueba que todo lo dicho de Él, fue verdadero. Hubo muchos testigos que lo vieron resucitado. Y el legado escrito de Su testimonio persiste después de más de dos mil años, tiempo en que florecieron culturas y se extinguieron. En dos mil años, hubo personas que ridiculizaron, menospreciaron, e inclusive trataron de desaparecer las Escrituras y el testimonio de Cristo. Y ninguno pudo lograrlo.
Invito al forista @LuzAzuL que nos aporte más información en este tema.
Gracias por el aporte, compañero.
Todo esto es cierto y lo sabes tú. Pero no lo sabe el ateo.
El ateo tiene acceso a su conciencia, a la razón, y al estudio de la naturaleza. Todo esto le habla de Dios.... pero no le habla de Jesús de Nazareth.
Permíteme un ejemplo: Un ateo en India, después de una larga jornada espiritual personal, podría llegar a creer en Dios con base en su consciencia, la razón y la naturaleza. Pero quizá simplemente se quede creyendo en Dios sin adherirse a ninguna religión por el resto de su vida.
O quizá, una vez creyendo en Dios, se convierta en musulmán, sij, baha'i o cristiano. Y aun si se convierte en cristiano, quizá se convierta en un tipo de cristiano con creencias sobre Jesús distintas a las tuyas. Por ejemplo, un testigo de Jehová.
Por eso quiero explorar qué relevancia tiene para @Ricardo y para ti darnos cuenta que un ateo llega finalmente a aceptar que Dios existe y que le pide cuentas de su conducta a partir de la naturaleza, la razón y su consciencia.
Para @Robespengler , por ejemplo, tal cosa carecería de relevancia alguna: el ateo que llega a creer en un Dios que aborrece la violencia contra los niños, y por lo tanto los defiende y salva, tendrá exactamente el mismo destino que el ateo que abusa de ellos. A Dios, según esa visión torcida, no le importa ni la vida virtuosa de uno ni la impiedad del otro. Ambos serán rostizados para siempre en el lago de fuego y azufre, si no abrazaron el conjunto de siete, setenta o setecientas doctrinas que definen al "cristianismo ortodoxo y bíblico".