Apreciado Wadezu
Apreciado Wadezu
Respuesta a Mensaje # 735:
Tienes razón.
Así como lo has escrito y tal como lo dice el párrafo que citas, el cuestionamiento que te hago causa la impresión que soy yo el ignorante de la perspectiva calvinista.
Procuraré explicarme y ojalá me entiendas, pues esto no es fácil.
De hecho no existe una Iglesia Calvinista, así como Lutero se hubiera horrorizado que la iglesia alemana hubiera adoptado su nombre y no el de Cristo, único digno de llevarlo según su convicción. Wesley también hubiera entrado en pánico de enterarse que discípulos suyos formarían una Iglesia Metodista Wesleyana.
El caso es que en teología y entre teólogos se ha dado en llamar como “calvinista” y “arminiana” dos posiciones opuestas en la soteriología (doctrina de la salvación).
En verdad, ni Calvino ni Arminio fueron tan calvinistas ni arminianos como lo fueron luego algunos de sus seguidores hasta el día de hoy.
Cuando nosotros hablamos de los puntos de vista calvinistas aludimos a las doctrinas de la gracia, significando con ello que la gracia soberana de Dios es primordial en todo cuanto tenga que ver con nuestra eterna salvación.
Como todas las cosas humanas, todo da para llevarlo hacia el extremo de particular preferencia, surgiendo así los desvíos y fanatismos.
Yo prefiero no citar a Calvino ni a ningún otro reformador o predicador, pues fuera del contexto de un capítulo o sermón puede adquirir la cita un sentido que lleve a confusión. Cuando no hay tal riesgo pues la cita es clara en sí misma, no tengo objeción.
Lo que tú pegas, copiado de un artículo aportado por Armando, también provoca mi rechazo, pues mientras que tengo muy claro el fundamento bíblico de una predestinación para los escogidos en Cristo por gracia de Dios, no lo veo así expuesto en las Escrituras en orden a los réprobos, salvo excepciones como la famosa de Judas Iscariote (Hch 1:25).
Ahora bien, si tú vienes leyendo la Institución Cristiana de Calvino (en total 1.200 páginas en castellano), la impresión que te causa no es la misma, pues Calvino ha venido discurriendo acerca de Dios, su carácter, atributos y todo lo relacionado con el conocimiento de Dios. Al llegar a su definición sobre la predestinación, anteceden más de 700 páginas en las que nos hemos venido compenetrando de la palabra de Dios de tal forma, que ya ni nos asusta ni repele abordar un asunto que requiere la sumisión de nuestra mente al superior magisterio de la Sagrada Escritura, creyendo en la promesa del Señor que lo que ahora no entendemos lo comprenderemos después.
El arrepentirse y el creer son cosas que están de nuestro lado y que debemos hacer. Así se debe predicar, y esto no ofrece dificultad.
Que Dios nos mueva a ello y nos otorgue la fe como un don de su gracia, están del lado divino y pertenecen a su eterno e insondable propósito.
Calvino optó por no quitarle el cuerpo a esta difícil cuestión donde ya Pablo, Agustín y Lutero también habían ahondado.
Cuando un cristiano tiene sus sentidos ejercitados en el discernimiento de las Escrituras, puede hallar cosas maravillosas al penetrar en lo profundo de Dios, pues al paso que Él es sublimado el hombre es humillado; pero en adoración y gratitud por haber sido alcanzado con Su misericordia.
Si un cristiano menos experimentado se enfrenta a esta definición de Calvino sobre la predestinación de los perdidos, le parecerá tan fea y detestable como a mí también me parece fuera de su contexto mayor de la obra completa.
Hubo fanáticos predicadores puritanos que hablaban más del infierno que del cielo, y más de la condenación que de la salvación. Predicaban las “malas nuevas de la perdición” al revés de lo que el Señor mandó. Pero felizmente hasta sus nombres han sido olvidados.
Pero otros como Bunyan, Whitefield y Spurgeon sobre el fondo oscuro del justo juicio de Dios supieron destacar la persona y obra del Salvador en la cruz. Todo depende de dónde ponemos el énfasis.
Finalmente, te ofrezco mis más sinceras disculpas, pues te asistía razón en este punto.
Apreciado Wadezu
Ricardo,
No se por qué te sabe mal que concluya que la salvación y el infierno para el hombre se ha definido en la predestinación. La salvación y vida eterna es por predestinación, y el infierno también.
Si dices que no conozco el calvinismo debo creerte porque yo no lo soy, pero con lo poco que ustedes aportan creo que es suficiente para formarme una imagen de dicha corriente teológica.
El texto que cito a continuación es un fragmento de un escrito de apología calvinista colocada en este epígrafe y dice lo mismo que afirmé y que te pareció mal:
"Llamamos predestinación al eterno decreto de Dios por el cual ha convenido consigo mismo lo que cada hombre debía llegar a ser. Pues no todos son creados en iguales condiciones; mientras que para algunos ha sido preordenada la vida eterna, para otros ha sido preordenada la condenación eterna".
Respuesta a Mensaje # 735:
Tienes razón.
Así como lo has escrito y tal como lo dice el párrafo que citas, el cuestionamiento que te hago causa la impresión que soy yo el ignorante de la perspectiva calvinista.
Procuraré explicarme y ojalá me entiendas, pues esto no es fácil.
De hecho no existe una Iglesia Calvinista, así como Lutero se hubiera horrorizado que la iglesia alemana hubiera adoptado su nombre y no el de Cristo, único digno de llevarlo según su convicción. Wesley también hubiera entrado en pánico de enterarse que discípulos suyos formarían una Iglesia Metodista Wesleyana.
El caso es que en teología y entre teólogos se ha dado en llamar como “calvinista” y “arminiana” dos posiciones opuestas en la soteriología (doctrina de la salvación).
En verdad, ni Calvino ni Arminio fueron tan calvinistas ni arminianos como lo fueron luego algunos de sus seguidores hasta el día de hoy.
Cuando nosotros hablamos de los puntos de vista calvinistas aludimos a las doctrinas de la gracia, significando con ello que la gracia soberana de Dios es primordial en todo cuanto tenga que ver con nuestra eterna salvación.
Como todas las cosas humanas, todo da para llevarlo hacia el extremo de particular preferencia, surgiendo así los desvíos y fanatismos.
Yo prefiero no citar a Calvino ni a ningún otro reformador o predicador, pues fuera del contexto de un capítulo o sermón puede adquirir la cita un sentido que lleve a confusión. Cuando no hay tal riesgo pues la cita es clara en sí misma, no tengo objeción.
Lo que tú pegas, copiado de un artículo aportado por Armando, también provoca mi rechazo, pues mientras que tengo muy claro el fundamento bíblico de una predestinación para los escogidos en Cristo por gracia de Dios, no lo veo así expuesto en las Escrituras en orden a los réprobos, salvo excepciones como la famosa de Judas Iscariote (Hch 1:25).
Ahora bien, si tú vienes leyendo la Institución Cristiana de Calvino (en total 1.200 páginas en castellano), la impresión que te causa no es la misma, pues Calvino ha venido discurriendo acerca de Dios, su carácter, atributos y todo lo relacionado con el conocimiento de Dios. Al llegar a su definición sobre la predestinación, anteceden más de 700 páginas en las que nos hemos venido compenetrando de la palabra de Dios de tal forma, que ya ni nos asusta ni repele abordar un asunto que requiere la sumisión de nuestra mente al superior magisterio de la Sagrada Escritura, creyendo en la promesa del Señor que lo que ahora no entendemos lo comprenderemos después.
El arrepentirse y el creer son cosas que están de nuestro lado y que debemos hacer. Así se debe predicar, y esto no ofrece dificultad.
Que Dios nos mueva a ello y nos otorgue la fe como un don de su gracia, están del lado divino y pertenecen a su eterno e insondable propósito.
Calvino optó por no quitarle el cuerpo a esta difícil cuestión donde ya Pablo, Agustín y Lutero también habían ahondado.
Cuando un cristiano tiene sus sentidos ejercitados en el discernimiento de las Escrituras, puede hallar cosas maravillosas al penetrar en lo profundo de Dios, pues al paso que Él es sublimado el hombre es humillado; pero en adoración y gratitud por haber sido alcanzado con Su misericordia.
Si un cristiano menos experimentado se enfrenta a esta definición de Calvino sobre la predestinación de los perdidos, le parecerá tan fea y detestable como a mí también me parece fuera de su contexto mayor de la obra completa.
Hubo fanáticos predicadores puritanos que hablaban más del infierno que del cielo, y más de la condenación que de la salvación. Predicaban las “malas nuevas de la perdición” al revés de lo que el Señor mandó. Pero felizmente hasta sus nombres han sido olvidados.
Pero otros como Bunyan, Whitefield y Spurgeon sobre el fondo oscuro del justo juicio de Dios supieron destacar la persona y obra del Salvador en la cruz. Todo depende de dónde ponemos el énfasis.
Finalmente, te ofrezco mis más sinceras disculpas, pues te asistía razón en este punto.