Re: !Reto a los "Ateos" a demostrar que Dios no existe!
"Lo vuestro" se describe con una palabra: ILUMINADOS.
Ester, eres una iluminada. Ahora resulta que solo saben los iluminados... Eres el prototipo fundamentalista.
Salud.
No te mates ophpe... :-D...
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El ateísmo esencial (que no necesita mayores especificaciones, porque éstas las reservamos para los casos del ateísmo esencial parcial, que sólo son ateísmos esenciales por relación a los teólogos que reconocen a esos atributos negados como integrantes del constitutivo formal de Dios) es la negación de la idea misma de Dios. El ateísmo esencial, en el sentido dicho del ateísmo esencial total, no niega propiamente a Dios, niega la idea misma de Dios, y con ello, por supuesto,
niega el mismo argumento ontológico.
Descartes o
Leibniz, como es bien sabido, ya lo supusieron, al obligarse a anteponer a su argumento la
"demostración" de que existía la idea de Dios, es decir, en la teoría de Leibniz, la demostración de que la idea de Dios era posible. Pero
el ateísmo esencial impugna las pretendidas demostraciones de Descartes, Leibniz y otros muchos en la actualidad, de esta idea, y concluye que
no tenemos idea de Dios clara y distinta, sino tan confusa que habría que considerarla como un
mosaico de ideas incompatibles (si, por ejemplo, se considera incompatible la omnipotencia y la omnisciencia de Dios: si Dios es omnisciente, ¿cómo pudo tolerar, si fuera omnipotente, el Holocausto?), así como un mosaico de estas ideas con imágenes antropomórficas o zoomórficas ("inteligente", "bondadoso", "arbitrario", "anciano"). La llamada "Idea de Dios", en su sentido ontológico, sería en realidad una
pseudoidea, o una
"PARAIDEA" ( a la manera como el llamado concepto de "decaedro regular" es en realidad un pseudoconcepto o un paraconcepto, es decir, para decirlo gramaticalmente, un
término contrasentido).
Desde la perspectiva del ateísmo esencial, en la que por supuesto nosotros nos situamos, las preguntas habituales
"¿existe Dios o no existe?", o bien
"¿cómo puede ud demostrar que Dios no existe?", quedan dinamitadas en su mismo planteamiento, y con ello su condición capciosa. En efecto, cuando la pregunta se formula atendiendo a la existencia "¿existe Dios?"
se está muchas veces presuponiendo su esencia - o si se quiere, el sujeto gramatical, y no el predicado - (si la existencia se toma como predicado gramatical en la proposición "Dios es existente"). Y, esto supuesto, es obvio que no es posible la inexistencia de Dios, sobre todo teniendo en cuenta que su existencia es su misma esencia; y dicho esto sin detenernos en sus consecuencias, principalmente en ésta: que quien niega la esencia de Dios está negando también la existencia, precisamente en virtud del mismo argumento ontológico que los teístas utilizan.
Cuando nos referimos a
sujetos gramaticales (distintos de Dios), por ejemplo, a un planeta desconocido o a una bolsa de petróleo que suponemos enterrada en un determinado valle, o al monstruo del lago Ness,
la pregunta por la existencia presupone obviamente la esencia, es decir, el concepto de planeta, de bolsa de petróleo o de monstruo lacustre. En estos casos, y cuando la prueba de la inexistencia no pueda llevarse a cabo de modo contundente,
siempre quedará la duda de su existencia posible,
siempre que esa esencia no sea contradictoria, como contradictorio es, por ejemplo, el "concepto de decaedro regular". Yo puedo afirmar con toda seguridad que el decaedro regular no ha existido nunca, ni existe, ni puede existir (porque es contradictorio, al no cumplir la fórmula de Euler). Precisamente porque
no es una esencia, porque no existe el concepto de decaedro regular, sino
sólo el nombre de un mosaico de conceptos e imágenes geométricas agrupadas en una totalidad imposible.
El ateísmo esencial sostiene que la idea de Dios es una pseudoidea, o una paraidea, una idea compleja inconsistente, del estilo del concepto de decaedro regular. Y por ello se resiste a aceptar las preguntas antedichas. Porque lo que el ateo esencial está negando no es la existencia de Dios, sino la idea de Dios de la Teología Natural (que por supuesto no puede confundirse con la esencia o existencia de una
divinidad óntica finita, como pueda serlo Zeus, Odín, Apolo, o acaso el monstruo del lago Ness).
La llamada
idea de Dios, propia de la
teología natural metafísica y preambular es una
idea límite (o una confluencia de ideas límite) que conduce a una
paraidea de tipo general