Re: REFLEXIONES .....
Una mujer grita saltandose el protocolo.
Clama a gran voz pidiendo compasión, su hija es gravemente atormentada por un demonio.
¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Jesús pasa de largo, hace oídos sordos al lamento de aquella mujer.
Ella insiste, se mantiene en su ruego. Los discípulos murmuran, les incomodan los gritos de esa mujer.
Ella se postra a los pies del maestro, pide que la socorra, que sane a su hija, que la haga libre.
Jesús conoce su condición: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos .
La mujer no discute, sabe a quién está rogando, tiene una gran necesidad y con acierto exclama: Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos .
Gran fe la suya. Gran valentía.
En aquel día su hija fue sanada, gracias a que ella se saltó el protocolo. No se intimidó ante la comitiva, no pensó en que era cananea, no se cuestionó si Jesús la iba a juzgar . Con corazón humilde expuso su dolor y espero a que el maestro tuviera a bien escucharla.
Existen situaciones en las que es necesario hacer caso omiso al ritual y allegarnos al padre con confianza, sabiendo que Él oye nuestro clamor. Saltarnos el protocolo, quitando el hermetismo y el rigor que viene en ocasiones impuesto por el hombre.
Acercarnos al padre con libertad, sabiendo cual es nuestra condición pero sin olvidar que Él es Dios, un Dios misericordioso.
Una mujer grita saltandose el protocolo.
Clama a gran voz pidiendo compasión, su hija es gravemente atormentada por un demonio.
¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Jesús pasa de largo, hace oídos sordos al lamento de aquella mujer.
Ella insiste, se mantiene en su ruego. Los discípulos murmuran, les incomodan los gritos de esa mujer.
Ella se postra a los pies del maestro, pide que la socorra, que sane a su hija, que la haga libre.
Jesús conoce su condición: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos .
La mujer no discute, sabe a quién está rogando, tiene una gran necesidad y con acierto exclama: Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos .
Gran fe la suya. Gran valentía.
En aquel día su hija fue sanada, gracias a que ella se saltó el protocolo. No se intimidó ante la comitiva, no pensó en que era cananea, no se cuestionó si Jesús la iba a juzgar . Con corazón humilde expuso su dolor y espero a que el maestro tuviera a bien escucharla.
Existen situaciones en las que es necesario hacer caso omiso al ritual y allegarnos al padre con confianza, sabiendo que Él oye nuestro clamor. Saltarnos el protocolo, quitando el hermetismo y el rigor que viene en ocasiones impuesto por el hombre.
Acercarnos al padre con libertad, sabiendo cual es nuestra condición pero sin olvidar que Él es Dios, un Dios misericordioso.