Re: REFLEXIONES .....
REORIENTAR LA VIDA
No siempre es fácil poner nombre a ese malestar extraño que a veces sentimos en algún momento de la vida. Así lo confiesan personas que, por otra parte, buscaban "algo diferente", una luz nueva, tal vez una experiencia, capaz de dar sentido nuevo a su vivir diario.
Lo podemos llamar "vacío interior". A veces sería mejor llamarlo "aburrimiento", cansancio de vivir siempre lo mismo, sensación de no acertar con el secreto de la vida: nos estamos equivocando en algo esencial, y no sabemos exactamente en qué.
A veces la crisis adquiere un tono religioso. No sabemos en qué creer, nada logra iluminarnos por dentro, hemos abandonado la religión ingenua de otros tiempos, pero no la hemos sustituido por nada mejor. Entonces puede crecer en nosotros una sensación extraña de culpabilidad: nos hemos quedado sin clave alguna para orientar nuestra vida. ¿Qué podemos hacer?
Lo primero es no ceder a la tristeza: todo nos está llamando a vivir. Dentro de ese malestar hay algo de importancia suma: nuestro deseo de vivir algo con más verdad. Lo que necesitamos es reorientar nuestra vida. No se trata de corregir un aspecto u otro. Eso vendrá después. Ahoa lo importante es ir a lo esencial, encontrar una fuente de vida y de salvación.
Es una suerte entonces encontrarnos con la persona de Jesús. Él nos puede ayudar a conocernos con más verdad, despertando lo mejor que hay en nosotros. Él nos puede conducir a lo esencial, pues nos invita a hacernos las preguntas que nos acercan a lo importante.
En Él escuchamos una lllamada a vivir la existencia desde su última raíz, que es un Dios "amigo de la vida". Él nos invita a reorientarlo todo hacia una vida más digna, más generosa, más humana. Por eso es tan importante en cualquier momento de la vida responder sinceramente a esa pregunta de Jesús: "Quién decís vosotros que soy yo?".
REORIENTAR LA VIDA
No siempre es fácil poner nombre a ese malestar extraño que a veces sentimos en algún momento de la vida. Así lo confiesan personas que, por otra parte, buscaban "algo diferente", una luz nueva, tal vez una experiencia, capaz de dar sentido nuevo a su vivir diario.
Lo podemos llamar "vacío interior". A veces sería mejor llamarlo "aburrimiento", cansancio de vivir siempre lo mismo, sensación de no acertar con el secreto de la vida: nos estamos equivocando en algo esencial, y no sabemos exactamente en qué.
A veces la crisis adquiere un tono religioso. No sabemos en qué creer, nada logra iluminarnos por dentro, hemos abandonado la religión ingenua de otros tiempos, pero no la hemos sustituido por nada mejor. Entonces puede crecer en nosotros una sensación extraña de culpabilidad: nos hemos quedado sin clave alguna para orientar nuestra vida. ¿Qué podemos hacer?
Lo primero es no ceder a la tristeza: todo nos está llamando a vivir. Dentro de ese malestar hay algo de importancia suma: nuestro deseo de vivir algo con más verdad. Lo que necesitamos es reorientar nuestra vida. No se trata de corregir un aspecto u otro. Eso vendrá después. Ahoa lo importante es ir a lo esencial, encontrar una fuente de vida y de salvación.
Es una suerte entonces encontrarnos con la persona de Jesús. Él nos puede ayudar a conocernos con más verdad, despertando lo mejor que hay en nosotros. Él nos puede conducir a lo esencial, pues nos invita a hacernos las preguntas que nos acercan a lo importante.
En Él escuchamos una lllamada a vivir la existencia desde su última raíz, que es un Dios "amigo de la vida". Él nos invita a reorientarlo todo hacia una vida más digna, más generosa, más humana. Por eso es tan importante en cualquier momento de la vida responder sinceramente a esa pregunta de Jesús: "Quién decís vosotros que soy yo?".