Re: REFLEXIONES .....
Hermanos, cuando el arroyo de cualquier área de nuestra vida o entorno se seque. Hay que estar muy atentos para saber que hacer.
Si usted provocó que el arroyo se secara, pida perdón, y si se le acepta, eso ayuda y es probable que el arroyo vuelva a fluir.
Pero no entrar en un círculo vicioso de estar rompe y rompe, reconciliación tras reconciliación, cuando eso así sucede, es que el arroyo ya está muy vació o contaminado, es por ello del círculo vicioso, están haciendo esfuerzos muy grandes, para mirar si todavía pueden sacar unas cuantas gotas, de algo que debiera sacarse y servirse a cubetadas.
Si usted rompió en un momento de confusión, busque a su amado o a su amada y reconozca que se equivocó, y permita que vuelva a fluir el arroyo del amor. Si se equivoco ¿lo hará?
Pero si usted pide perdón y a cambio recibe indiferencia, humillaciones, desprecios, ese arroyo, tal vez no se ha secado, pero ya está contaminado, ya no beba de allí.
Debemos estar atentos del porqué el arroyo se secó.
Primero, Dios puede cerrarnos o secarnos el arroyo.
Dios lo secó a Abraham, el estaba igual que Elías, gozaba de sus tierras, su ganado, sus parientes, gozaba de una vida cómoda, y de pronto Dios le dijo que tenía que dejar su tierra y su parentela.
Y Abraham obedeció Génesis 12:1-2 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Dios le secó su arroyo, pero le dio un océano de bendiciones.
Abraham no se aferró, supo desprenderse de sus tierras y pagar el precio de alguna incomodidad, para alcanzar una mayor bendición.
José, no secó por voluntad propia su arroyo, ni Dios se lo secó, a el se lo secaron, sus hermosos hermanitos, anduvo sediento aproximadamente por diecisiete años, pero Dios le bendijo con más de ochenta años de prosperidad, sus hermanitos, luego le pidieron permiso de ir a nadar en el mar que Dios le había dado, a quien ellos querían matar.
Otros, como Saúl, como Judas, secaron su propio arroyo, no les fue nada bien.
No nos aferremos a los arroyos secos, encontraremos peces muertos, lo fétido, lo echado a perder. Y si nos aferramos a ello, nos van a lastimar y nos van a enfermar.
Usted sabe que, cuando hay un terremoto y se buscan sobrevivientes, las personas andan con sus mascaras o tapabocas, y a la vez son inyectados para evitar una epidemia, la cual puede ser fatal, como en Haití, personas que se han aferrado, en este caso tal vez por extrema necesidad a su arroyo seco, y eso ha costado hasta el momento más de cuatro mil vidas, por el cólera.
Cuando el arroyo de donde bebemos y recibimos ya sea un beso, un abrazo, una palabra de aliento, una palabra de consuelo, en donde recibimos amor, aceptación y nos hacen sentir algo y alguien, y de pronto se seca. Es probable que haya, tristeza, lágrimas, depresión, porque uno no quiere ese rompimiento, uno quiere y anhela seguir teniendo esa ilusión, ese gran amor.
Cuando de pronto nos despiden del trabajo, podemos sentir lo más horrible que se pueda uno imaginar y más como está la situación.
O tiene uno que cambiar de lugar de residencia, de iglesia, de escuela, tampoco es fácil.
O nos avisan que nuestra salud, ya no es buena, es terrible.
Sea cual sea la situación o la circunstancia de que se nos haya secado el arroyo, hermanos, ¡Tenemos esperanza! Hay alguien en estos momentos que está o están sufriendo igual que nosotros, hay alguien que está llorando porque su amada terminó con él. O su amado terminó con ella. O por que se perdió el empleo, el lugar en la escuela, o porque tiene que cambiar de lugar de residencia, o porque perdió la salud.
Hermanos, no olvidemos que a los cristianos todo nos ayuda para bien, si el río nos lo secaron, Dios es poderoso para volverlo a llenar, si nosotros lo vaciamos, Dios es poderoso de darnos otra oportunidad, si El nos lo secó, menos hay que preocuparnos, porque nos dará tarde o temprano algo mejor.
No esperemos que al secarse el arroyo, inmediatamente encontremos un mar de agua dulce.
Abraham tuvo que caminar mucho, desprenderse de algunas cosas, Moisés cuando le secaron su arroyo anduvo nada más cuarenta años en el desierto, José como ya vimos 17 años, a David Saúl le secó su arroyo y antes ser rey, el mismo David anduvo por muchos años a salto de mata, antes de sentarse en el trono para reinar.
Y regresamos a nuestro personaje principal; Elías, cuando Dios le secó su arroyo, entonces lo mandó no a un lago, no aun manantial, no a las playas de Cancún, no a Hawái, no a un lugar físicamente próspero, ni mucho menos basto, ni pomposo, ni lujoso.
Sino que lo mandó a un lugar en que había mucha necesidad.
Esto es que tal vez usted pierda un gran empleo y tenga que comenzar de cero. A lo mejor es usted una persona muy preparada, pero Dios quiere que inicie desde abajo.
A lo mejor no ganará el sueldazo que tenía, pero, lo que perciba allí satisfará sus necesidades.
A Lo mejor no encuentra físicamente a una persona tan hermosa como su amado o su amada, pero encontrará a alguna persona que le sepa amar y apreciar, que le sepa abrazar y besar, sin tener que estarle rogando.
A lo mejor no encontró la escuela que usted había querido, pero encontró otra en la que Dios le dio oportunidad.
A lo mejor no tiene la salud que usted desea, pero tiene ese bálsamo que Dios sabe dar a quienes en El confían. A lo mejor perdió a toda su familia porque abrazó el cristianismo, pero Dios le dio la familia en la fe.
A lo mejor perdió una súper iglesia, llena de comodidades, rica físicamente, pero Dios le dio una muy sencilla, que apenas inicia, en donde no hay todo lo anterior, pero tiene la Palabra y amor.
Vea a donde fue Elías cuando su arroyo se secó: 1er. Libro de Reyes 17:7-16 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
De manera que el arroyo, de Dios aunque parezca paupérrimo, aunque parezca pequeño, siempre nos satisfará, si el arroyo de está vida se nos seca, Dios nos llevara a su arroyo eterno, puede ser muy difícil cualquier tipo de transición o cambio que llegue a nuestras vidas, pero Dios, siempre estará al pendiente de que cuando nuestro arroyo se sequé, nos llevará a otro.
¿Quiere usted ir al arroyo que Dios ha dispuesto para nosotros? Veamos lo que nos dice Juan 7:37-38 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Así que, por nuestro interior correrán ríos, plural, de agua viva.
¿Ha cuántos de aquí se nos ha secado el arroyo? ¿Cuántos han sufrido por la pérdida de ese arroyo llamado amor?
¿Ha sufrido la pérdida de un arroyo totalmente lleno el día anterior y al día siguiente lo ha encontrado totalmente vacío?
Si usted vació el arroyo por equivocación, por amor de Dios vuélvalo a llenar. ¿Lo hará? Puede que haya dejado a alguien muy sediento, ¿tendrá amor y compasión por ese alguien? ¿Dejará que siga bebiendo?
Concluyó: traiga a su mente a alguien que usted ame con todo su corazón, que sea una persona súper importante en su vida, esa persona que le hace sentir única o único, esa persona que le ama, que le abraza, que le ama, que le ayuda, que le apapacha, que le dedica tiempo, esa persona de la cuál en el buen sentido de la palabra, usted depende ya sea emocional o materialmente, de esa persona de la cuál usted está bebiendo.
Ahora imagine que de pronto ya no tiene nada, que lo ha perdido todo.
¿Qué sentiría?
Si esa persona de la cual ha estado usted bebiendo la tiene a un lado abrácela, puede ser papá, mamá, el esposo, la esposa, la persona que le ha bendecido, y si no está en este lugar, cuando la vea dele muchas pero muchas gracias, de que todavía está para que usted siga bebiendo.
Recordemos la vida no la tenemos comprada y sobre todo recordemos que de manera inesperada pudiera secarse el arroyo del cual bebemos, si aun vive el arroyo del cual bebe ¡cuídelo!
Si usted es un arroyo lleno, deje que beban las personas que de usted tienen necesidad.
Oremos.
Hermanos, cuando el arroyo de cualquier área de nuestra vida o entorno se seque. Hay que estar muy atentos para saber que hacer.
Si usted provocó que el arroyo se secara, pida perdón, y si se le acepta, eso ayuda y es probable que el arroyo vuelva a fluir.
Pero no entrar en un círculo vicioso de estar rompe y rompe, reconciliación tras reconciliación, cuando eso así sucede, es que el arroyo ya está muy vació o contaminado, es por ello del círculo vicioso, están haciendo esfuerzos muy grandes, para mirar si todavía pueden sacar unas cuantas gotas, de algo que debiera sacarse y servirse a cubetadas.
Si usted rompió en un momento de confusión, busque a su amado o a su amada y reconozca que se equivocó, y permita que vuelva a fluir el arroyo del amor. Si se equivoco ¿lo hará?
Pero si usted pide perdón y a cambio recibe indiferencia, humillaciones, desprecios, ese arroyo, tal vez no se ha secado, pero ya está contaminado, ya no beba de allí.
Debemos estar atentos del porqué el arroyo se secó.
Primero, Dios puede cerrarnos o secarnos el arroyo.
Dios lo secó a Abraham, el estaba igual que Elías, gozaba de sus tierras, su ganado, sus parientes, gozaba de una vida cómoda, y de pronto Dios le dijo que tenía que dejar su tierra y su parentela.
Y Abraham obedeció Génesis 12:1-2 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Dios le secó su arroyo, pero le dio un océano de bendiciones.
Abraham no se aferró, supo desprenderse de sus tierras y pagar el precio de alguna incomodidad, para alcanzar una mayor bendición.
José, no secó por voluntad propia su arroyo, ni Dios se lo secó, a el se lo secaron, sus hermosos hermanitos, anduvo sediento aproximadamente por diecisiete años, pero Dios le bendijo con más de ochenta años de prosperidad, sus hermanitos, luego le pidieron permiso de ir a nadar en el mar que Dios le había dado, a quien ellos querían matar.
Otros, como Saúl, como Judas, secaron su propio arroyo, no les fue nada bien.
No nos aferremos a los arroyos secos, encontraremos peces muertos, lo fétido, lo echado a perder. Y si nos aferramos a ello, nos van a lastimar y nos van a enfermar.
Usted sabe que, cuando hay un terremoto y se buscan sobrevivientes, las personas andan con sus mascaras o tapabocas, y a la vez son inyectados para evitar una epidemia, la cual puede ser fatal, como en Haití, personas que se han aferrado, en este caso tal vez por extrema necesidad a su arroyo seco, y eso ha costado hasta el momento más de cuatro mil vidas, por el cólera.
Cuando el arroyo de donde bebemos y recibimos ya sea un beso, un abrazo, una palabra de aliento, una palabra de consuelo, en donde recibimos amor, aceptación y nos hacen sentir algo y alguien, y de pronto se seca. Es probable que haya, tristeza, lágrimas, depresión, porque uno no quiere ese rompimiento, uno quiere y anhela seguir teniendo esa ilusión, ese gran amor.
Cuando de pronto nos despiden del trabajo, podemos sentir lo más horrible que se pueda uno imaginar y más como está la situación.
O tiene uno que cambiar de lugar de residencia, de iglesia, de escuela, tampoco es fácil.
O nos avisan que nuestra salud, ya no es buena, es terrible.
Sea cual sea la situación o la circunstancia de que se nos haya secado el arroyo, hermanos, ¡Tenemos esperanza! Hay alguien en estos momentos que está o están sufriendo igual que nosotros, hay alguien que está llorando porque su amada terminó con él. O su amado terminó con ella. O por que se perdió el empleo, el lugar en la escuela, o porque tiene que cambiar de lugar de residencia, o porque perdió la salud.
Hermanos, no olvidemos que a los cristianos todo nos ayuda para bien, si el río nos lo secaron, Dios es poderoso para volverlo a llenar, si nosotros lo vaciamos, Dios es poderoso de darnos otra oportunidad, si El nos lo secó, menos hay que preocuparnos, porque nos dará tarde o temprano algo mejor.
No esperemos que al secarse el arroyo, inmediatamente encontremos un mar de agua dulce.
Abraham tuvo que caminar mucho, desprenderse de algunas cosas, Moisés cuando le secaron su arroyo anduvo nada más cuarenta años en el desierto, José como ya vimos 17 años, a David Saúl le secó su arroyo y antes ser rey, el mismo David anduvo por muchos años a salto de mata, antes de sentarse en el trono para reinar.
Y regresamos a nuestro personaje principal; Elías, cuando Dios le secó su arroyo, entonces lo mandó no a un lago, no aun manantial, no a las playas de Cancún, no a Hawái, no a un lugar físicamente próspero, ni mucho menos basto, ni pomposo, ni lujoso.
Sino que lo mandó a un lugar en que había mucha necesidad.
Esto es que tal vez usted pierda un gran empleo y tenga que comenzar de cero. A lo mejor es usted una persona muy preparada, pero Dios quiere que inicie desde abajo.
A lo mejor no ganará el sueldazo que tenía, pero, lo que perciba allí satisfará sus necesidades.
A Lo mejor no encuentra físicamente a una persona tan hermosa como su amado o su amada, pero encontrará a alguna persona que le sepa amar y apreciar, que le sepa abrazar y besar, sin tener que estarle rogando.
A lo mejor no encontró la escuela que usted había querido, pero encontró otra en la que Dios le dio oportunidad.
A lo mejor no tiene la salud que usted desea, pero tiene ese bálsamo que Dios sabe dar a quienes en El confían. A lo mejor perdió a toda su familia porque abrazó el cristianismo, pero Dios le dio la familia en la fe.
A lo mejor perdió una súper iglesia, llena de comodidades, rica físicamente, pero Dios le dio una muy sencilla, que apenas inicia, en donde no hay todo lo anterior, pero tiene la Palabra y amor.
Vea a donde fue Elías cuando su arroyo se secó: 1er. Libro de Reyes 17:7-16 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
De manera que el arroyo, de Dios aunque parezca paupérrimo, aunque parezca pequeño, siempre nos satisfará, si el arroyo de está vida se nos seca, Dios nos llevara a su arroyo eterno, puede ser muy difícil cualquier tipo de transición o cambio que llegue a nuestras vidas, pero Dios, siempre estará al pendiente de que cuando nuestro arroyo se sequé, nos llevará a otro.
¿Quiere usted ir al arroyo que Dios ha dispuesto para nosotros? Veamos lo que nos dice Juan 7:37-38 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Así que, por nuestro interior correrán ríos, plural, de agua viva.
¿Ha cuántos de aquí se nos ha secado el arroyo? ¿Cuántos han sufrido por la pérdida de ese arroyo llamado amor?
¿Ha sufrido la pérdida de un arroyo totalmente lleno el día anterior y al día siguiente lo ha encontrado totalmente vacío?
Si usted vació el arroyo por equivocación, por amor de Dios vuélvalo a llenar. ¿Lo hará? Puede que haya dejado a alguien muy sediento, ¿tendrá amor y compasión por ese alguien? ¿Dejará que siga bebiendo?
Concluyó: traiga a su mente a alguien que usted ame con todo su corazón, que sea una persona súper importante en su vida, esa persona que le hace sentir única o único, esa persona que le ama, que le abraza, que le ama, que le ayuda, que le apapacha, que le dedica tiempo, esa persona de la cuál en el buen sentido de la palabra, usted depende ya sea emocional o materialmente, de esa persona de la cuál usted está bebiendo.
Ahora imagine que de pronto ya no tiene nada, que lo ha perdido todo.
¿Qué sentiría?
Si esa persona de la cual ha estado usted bebiendo la tiene a un lado abrácela, puede ser papá, mamá, el esposo, la esposa, la persona que le ha bendecido, y si no está en este lugar, cuando la vea dele muchas pero muchas gracias, de que todavía está para que usted siga bebiendo.
Recordemos la vida no la tenemos comprada y sobre todo recordemos que de manera inesperada pudiera secarse el arroyo del cual bebemos, si aun vive el arroyo del cual bebe ¡cuídelo!
Si usted es un arroyo lleno, deje que beban las personas que de usted tienen necesidad.
Oremos.