Re: REFLEXIONES .....
Cuando el arroyo se seca 20 febrero 2011
1er. Libro de Reyes 17:1-7 Juan Carlos Hoy
San Mateo
1er. Libro de Reyes 17:1-7 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 2 Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3 Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. 5 Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová: pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 6 Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. 7 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
En el contexto de este pasaje miramos que Israel, estaba pasando situaciones tremendas, pero como en cada situación de estas, Dios siempre tiene a alguien que de parte suya, llame la atención de las personas para volverse a El.
Yo no sé en este día como está su situación personal, emocional, física, laboral, sentimental, matrimonial.
A lo mejor se dio el caso que un día antes o el mero día del llamado “día del amor y la amistad” alguien muy amado por usted decidió darle el adiós, decidió romper con usted, y eso lastimó su corazón, o tal vez de pronto su situación laboral, se vio quebrantada, no digamos su salud.
Yo no sé de manera personal, que está ocurriendo en este día en su corazón, pero Dios si sabe, y el tiene alguna palabra que de seguro nos ayudará a salir adelante.
Cosas que nos suceden y no comprendemos, el porqué, Dios, si lo sabe y no tanto porque el nos haga la vida de cuadritos, sino cuando la vida nos es de cuadritos, el nos ayudará a arreglarla.
Vámonos de lleno a este pasaje. La maldad de Israel era grande, de tal manera que Dios, decide traer algún juicio sobre el pueblo, el juicio era que pronto habría una sequía, no me detendré en la situación general que vivió el pueblo, sino que me detendré de manera particular en Elías.
Elías, como se dice, sin deberla, ni temerla, se ve de pronto envuelto en una situación tremenda, misma que usted y yo si no hemos atravesado, es probable que tarde o temprano la atravesemos.
Elías como todo el pueblo, goza de una situación estable, tal vez con ciertas comodidades, comía a sus horas, dormía igual, andaba libremente, pero de pronto, todo su presente, su rutina diaria, su modo de vida, se ve sacudida, por eventos del mismo presente y de algo que se avecinaba.
Elías estaba con lo moradores de Galaad, cumpliendo su trabajo, sirviendo a Dios, y de pronto, Dios lo saca de su “vida normal”.
Le digo con el mayor respeto, qué aunque hablo de Elías, tome la palabra para usted, de manera muy personal, así que en lugar de Elías, ponga su nombre. Así que Dios sacó a Juan Carlos, a José Luis, a Martín, a Pedro, a Armando, a Delia, a Ernesto, a Mary, a Silvia, A Jovanna, a Cirilo, a Katy, a Ricardo, a Maricela, de su vida “normal”.
Dios le dice a Elías, apártate de aquí, en otras palabras, sal de los de Galaad, deja de hacer, lo que estás haciendo, y ve a otro lado, vete al oriente y escóndete en el arrollo de Querit, que está frente al Jordán.
Dios algún día a usted le va a decir, que deje lo que está haciendo, y que se vaya a otro lado, usted podrá estar muy cómodo, muy contento, muy satisfecho, llevando una vida en lo que cabe sin sobresaltos, Dios lo va mandar a otro lado, tal vez a otra ciudad, tal vez a otro trabajo, y cuando eso suceda, hay que sabernos mover, no aferrarnos.
Dios le dijo eso a Elías, porque estaba por venirse una tremenda sequía, y lo manda otro lado 1er. Libro de Reyes 17 2-4 Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3 Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer.
Y Elías lo hizo, 5 Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová: pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán.
Hermanos la aflicción era dura en Israel, Dios le pidió a Elías que se fuera, y el obedeció.
Y podemos decir que Elías, estaba en cierta manera gozando, como nadie más de todo el pueblo, recuerde que había sequía, según el capitulo 18, no llovió por tres años, y Santiago 5:17 nos dice que no llovió por tres años y medio.
Pero Elías tenía agua del arroyó, ahora bien un arroyo es sinónimo de vida, de esperanza, los arroyos, los manantiales, los ríos producen vida, hay colonias o hábitats de diferentes especies dentro de ellos, los cuales al correr, van produciendo vida en las zonas que le rodean. De manera que aunque había sequía, Elías, tenía su propio arroyo del cuál podía echar mano cada vez que el quisiera.
Déjeme sustituir, para la aplicación a nuestra propia vida, el arroyo, por lo que usted quiera.
Llámele a ese arroyo, el amor de su vida, esa chica que le robó su corazón, esa chica que le volvió a dar vida y esperanza, cuando usted estaba en ruinas, esa chica que le volvió a hacer palpitar su corazón a 5000 latidos por segundo, esa persona que le hizo sentir en el mismo paraíso, esa chica en la cual piensa a cada instante, esa mujer con la cual sueña no da más en la noche sino durante todo el día, o ese chico, como usted quiera. Pero de él o de ella usted bebe, y con ello, usted recibe fuerzas para seguir adelante, es su esperanza, es quien le hace sentir único, es su razón de ser. Es el amor de su vida.
Llámele a ese arroyo, esposa o esposo, del cuál usted ha bebido durante pocos o muchos años, el conyugue que es su apoyo emocional, económico, es con quien ha forjado una vida, con quien vive, con quien comparte alegrías, tristezas, triunfos, derrotas, abundancia y escases, es con quien ha compartido lo mejor de su juventud, lo mejor de su vida. Una persona de la cual usted bebe hasta saciarse.
Llámele a ese arroyo, trabajo, su fuente laboral, en el que ha crecido, en dónde usted recibe un ingreso que le ha ayudado a sustentarse y sustentar a sus seres queridos, un trabajo en el cual se ha desarrollado de manera profesional, un trabajo en dónde usted ha dado lo mejor y le ha dado ese trabajo de igual manera lo mejor. Un trabajo en donde todavía tiene esperanzas de hacer algo más. Un trabajo del cual usted bebe.
Llámele a ese arroyo, residencia o lugar en donde vive, un lugar lleno de amistades, tranquilidad, una casa que adquirió y construyó con mucho sufrimiento, un lugar de residencia en el cual usted a crecido lo mismo que su familia, un lugar en dónde usted tiene bien arraigadas sus raíces, un lugar en donde hay comodidades, medios de transporte, servicios, comunicación, un lugar bien ubicado, un lugar en donde hay muchos recuerdos, tal vez de los abuelos, de los padres de los hijos, un lugar que usted lo conoce como la palma de sus manos, un lugar en dónde usted se siente a gusto, en donde usted se desplaza como pez en el agua. Un lugar de residencia en donde usted ha bebido, ese es su arroyo.
Llámele a ese arroyo, iglesia, una iglesia en donde usted conoció la palabra, una iglesia, en la cual se siente a gusto, en la que ha hecho muchas amistades, incluso ahí sirve, una iglesia la cual usted ama, de la cual usted bebe.
Llámele a ese arroyo, escuela, lo mismo; ahí tiene amistades, conoce maestros, compañeros, ha cursado varios años, de allí usted bebe.
Llámele a ese arroyo salud, ¡Que bendición tan enorme el estar totalmente sano! Sin achaques, sin dolencias, sin sufrimiento, un cuerpo saludable que le permite hacer deporte, ejercicio, varias labores, ir de aquí hacía allá. Una salud de la cual usted bebe.
Era lo que estaba viviendo el profeta Elías, ¡Tenía un arroyo para el solito! Mientras muchos sufrían de sequía, era probable que el hasta anduviese nadando, disfrutando del hermoso azul del agua, una agua sin fábricas alrededor y por ende, sin contaminación, agua fresca, cristalina, agua que podía beber hasta saciarse, podía en ella contemplar la gran variedad de peces, la vida marina que le regalaba ese arroyo, ¡Feliz el profeta!
No tenía de que preocuparse, ni por agua ni por comida, ya que Dios había ordenado a los cuervos que lo alimentaran, el no tenía las necesidades que un pueblo puede tener después de tres años y medio de sequía, ¡Imagine la sed y el hambre! ¡Imagine la angustia de las personas!
Déjeme darle una descripción bíblica de lo que en aquellos tiempos era el hambre: 2do. Libro de Reyes 6:25-29 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata. 26 Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío. 27 Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar? 28 Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío. 29 Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Más ella ha escondido a su hijo.
Nadie sabe a ciencia cierta lo que es en verdad el tener hambre más quien la ha padecido.
Mientras el pueblo de Israel estaba padeciendo de hambre. Elías hasta meseros y chefs tenía, los cuervos.
¡Feliz y dichoso profeta! ¡Todo le marchaba de maravilla! Podía beber cada que tuviera sed, es como el enamorado que puede abrazar y besar al amor de su vida a cada momento, como el esposo a la esposa. Ninguno de ellos tiene necesidad de pedir, de rogar o suplicar, porque están a su alcance, los brazos amorosos de quien aman y de quien les ama.
O como la esposa que puede echar mano a los recursos de casa, de la alacena, del refrigerador, del dinero para solventar los diversos gastos, o como el trabajador, que puede echar mano a los recursos que su trabajo o su empleo le otorgan, un sueldo ya sea semanal, quincenal, mensual, caja de ahorros, fondo de retiro, aguinaldo, vacaciones.
Felices quienes pueden gozar de todo esto.
O como el alumno que puede hachar mano de la escuela, o como algunas personas que pueden echar mano de su perfecto estado de salud, así estaba Elías, mientras otros sufrían el se la pasaba tranquilo. 1er. Libro de Reyes 17:6 Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.
Esa era su rutina, era su modo vivir, comiendo y bebiendo, nada le faltaba.
Sin embargo, de pronto le sucedió, lo que a algunos de nosotros probablemente nos haya sucedido. 1er. Libro de Reyes 17:7 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
¡Hermanos, se secó el arroyo! ¡Se secó el lugar que le sustentaba! ¿De qué sirve tener comida si nos hay agua?
La Biblia no nos describe en cuantos días el arroyo se secó. Probablemente Elías veía como iba secándose ese arroyo que sustentaba su vida, o es probable que un día quisiera beber y el agua había desaparecido.
Por lo general un arroyo no se seca de la noche a la mañana.
Y vayamos a esa relación de enamorados, el galán va corriendo a mirar a su amada, a aquella que le hace palpitar el corazón, a aquella que le dio razón o esperanza de seguir luchando, va ese día hasta sintiéndose Amado Nervo, declarándole una poesía o un poema de amor para rendirle tributo a su amada, se inspira en ella al reconocer y alabar lo hermoso de sus ojos, la exquisitez de sus rojos labios, la indescriptible belleza de su rostro.