Re: Del ecumenismo y la salvación
Re: Del ecumenismo y la salvación
Originalmente enviado por: Gabaon
Saludos OSO, me impresionó bastante esto que decías:
He leido alguno de tus posts y me ha llamado mucho la atención el celo que demuestras; quisiera preguntarte algo, sólo una pregunta que me surge de leer lo que decías en ese post y que realmente me inquieta. Una sola. Pero como no me conoces quisiera darte antes un "background" de lo que creo...
-Soy católico y asisto a misa cada día que puedo.
-Trato de asistir lo más que puedo a adorar a Jesús presente en la Hostia.
-He experimentado el perdón de Jesús en mi vida y lo reconozco como mi único Señor y trato de cumplir sus mandatos.
-Leo y estudio las Escrituras diariamente y trato de intimar en mi oración personal con Dios Padre, Quien estoy convencido me ama.
-Me siento salvado y ("y", no "pero") al mismo tiempo siento algunas veces una embestida terrible de la concupiscencia de mi carne hacia algunas cosas que me apartan de Dios, no necesariamente sexuales.
-Algunas veces caigo y luego de arrepentirme y pedir perdón a mi Señor voy y lo confieso a un sacerdote.
-A veces para doblegar mi voluntad cuando me siento muy débil ayuno y mortifico mis deseos. Ya calmado leo sobre la vida de los católicos que me precedieron y que ha canonizado el Magisterio y cómo ellos vencieron esas situaciones, luego los imito.
-Me interesa mucho intimar con Jesús vivo y presente en mi vida y a veces no sé qué más hacer para avanzar, vuelvo y leo la vida de aquellos y encuentro respuestas.
-En mi oración personal le presento a Jesús mis necesidades y le pido que escuche la oración de esos católicos que ahora están en el cielo intercediendo por mí. Algunas veces me dirijo directamente a ellos, especialmente a Teresita de Lisieux.
-Me congrego con mis hermanos los domingos y los jueves.
-Cada día le doy gracias a María por su vida en la tierra y por su intercesión incesante aún hoy. No hago el rosario con tanta frecuencia, pero lo hago.
-Confío enteramente en la obra redentora de Jesús y sé que nadie me apartará de sus manos si esa es mi opción. Sé que cualquier gracia que reciba me alcanza por su justificación, que viene del Padre a través del Espíritu Santo. Por eso adoro con entrega total el misterio de la Trinidad, especialmente en la consagración en la misa.
Mi pregunta:
¿Podré algún día estar en la presencia de Nuestro Señor por la eternidad, si me muero siguiendo el mismo itinerario que he descrito arriba?
Si tu respuesta es negativa por favor dime, qué de lo listado arriba impedirá que así sea.
En el Amor de Jesús
Dios te bendiga Gabaon.
Dios te bendiga Gabaon.
Podemos ver en las escrituras 3 hombres que se encontraban en la misma encrucijada tuya:
Nicodemo.- Aquel genuino y auténtico judío devoto temeroso de Dios, convencido de que le era necesario tener una vida de santidad y se esforzaba por permanecer santo y agradable a Dios.
Tenemos también el caso del joven rico.- Un joven lleno de virtudes y defensor de la intachable conducta moral y recta que marcaba la religión
Tenemos a un Pablo quien siendo judío en la sangre y fariseo de fariseos, de la tribu de Benjamín, letrado y conocedor de las escrituras y en cuanto al celo perseguidor de la iglesia de Cristo
Tenemos también a una Martha afanada en agradar al Señor entregándose fervientemente a los quehaceres de la vida.
En cada uno de estos ejemplos vemos que nada de esto por si mismo les era necesario hacer, tener o poseer para tener la vida eterna.
Pablo por ejemplo termina tomando como basura todo aquello que era la envoltura de un hombre no regenerado genuinamente por Jesús y lo expresa claramente cuando él mismo reconcoe que todo esto de ser celoso, procurar lo mejor dentro de la religión y un largo etcétera, no lo estima como “ganancia” sino como pérdida...es decir, en un momento todo lo que el había procurado exactamente se le venia en contra ante la realidad de que debía dejar y cambiar todo esto por una sola persona: Jesús.
El joven rico, había seguido la santidad, la pulcritud y el mandamiento...lo mas alto considerado hasta entonces. Pero no pudo seguir al único que realmente habría que seguir: A Jesús.
En el caso de Martha vemos una pulcra y virtuosa mujer judía, generosa y hospedadora, amiga de Jesús, le conocía. Pero...solo le era necesario hacer una cosa, esto es, tomar la mejor parte: tomar solo a Jesús.
Nicodemo, rabie, maestro de Israel, seguidor de las mas altas normas de conducta santa que puede haber alcanzado un varón antes de al venida de nuestro Señor Jesucristo, viene a El de noche. Le reconoce que sus palabras y hechos le indican claramente cual es la verdad de las cosas, no solo cual es sino mas bien quien es la Verdad y quien le puede indicar el camino hacia la vida eterna y Jesús sin mas preámbulo en la forma mas directa y franca le dice que una cosa le es necesaria: nacer de nuevo
¿Nacer de nuevo? Si, Nicodemo Reprográmate parece decirle Jesús, deja tu pasado y ven en pos de Mí. No hay otra posibilidad. No será por tus sacrificios, tus consideraciones, tus virtudes ni tus esfuerzos personales, no será por medio de la religión que tan celosamente sigues, ni por la ley moral ni ceremonial que intachablemente pretendes llevar, ni será por el hecho de pertenecer al pueblo de Israel. Será porque te es necesario nacer del agua y del Espíritu; hacerte como un niño que recién nace, sin pasado, sin prejuicios, sin pecados, sin temores, sin orgullo religioso, sin tantas y tantas cosas que ahogan el maravilloso don de la fe que te ha sido otorgado amplia y generosamente de la manera que esa pequeña semilla que late en medio de ti y que es la fe y que te es necesario depositar en las mejores manos: las manos de Jesús.
Así de simple, así de cierto y así de complejo. Es Jesús la respuesta a cada una de nuestras interrogantes. Pues El asegurò ser el Camino y la Verdad y la Vida y nadie viene al Padre sino a través de Jesús.
Jesús dijo que El no rechaza a nadie. Sus enemigos declaraban despectivamente que “este a los pecadores recibe” y las escrituras declaran que quien tiene al Hijo tiene la vida y quien tiene la vida no vera muerte.
¿podemos creerlo? Porque en suma, esa es nuestra fe. Y en la perfecta fe que es en el Eterno Hijo de Dios, en Su perfecto amor, no hay dudas, no hay sosiego, no hay temor; sino paz, gozo, benignidad, paciencia, templanza y tantos frutos que vienen de un corazón regenerado por haber nacido de nuevo del agua y del Espíritu, por haber alcanzado salvación pro medio de la fe en el Eterno Hijo de Dios.
Pero tu me has hecho una pregunta
"Mi pregunta:
¿Podré algún día estar en la presencia de Nuestro Señor por la eternidad, si me muero siguiendo el mismo itinerario que he descrito arriba?"
A lo que yo te pregunto, en base a la vida del joven rico y de Pablo y de Nicodemo y de Martha...de todo lo que es tu vida religiosa ¿qué es lo que realmente te puede dar la seguridad y confianza de que eres salvo?
Una sola cosa. Que tu te tomes la mejor parte: Jesús
Tu te has arrepentido de tu vida pasada, tu has dejado todo (esto incluye a veces tus propias perspectivas religiosas) por seguir a Jesús; tu le has confesado delante de los hombres como tu Señor y Salvador personal, tu le has abierto la puerta de tu corazón y le has pedido que entre en él, con una sencilla pero sincera plegaria desde dentro de tu alma, tu has clamado al autor de la vida: el Señor Jesús. Has invocado su santo Nombre que es sobre todo nombre, has creído conforme a la Palabra que El murió por causa de tus pecados, delitos y transgresiones y crees que el poder de Dios le levantó de los muertos; pues bien, sea hecho pues conforme a tu fe y toma tu cruz cada día y síguelo y apártate de iniquidad si es que invocas Su santo Nombre. Porque el que creyere este evangelio de y para salvación y fuere bautizado será salvo.
Y no dudes, porque en donde hay dudas hay temor y en el perfecto amor de Dios que es en Cristo Jesús no hay temor sino la seguridad de tu salvación. Es pues la fe la certeza de lo que se espera y sin esta fe es imposible agradar a Dios. Debemos recordar que no es por nuestra fidelidad que somos salvos, sino por al fidelidad de Jesús, la fidelidad a sus promesas expresadas claramente en su bendita Palabra que debemos regocijarnos y cada día ver hacia delante en esa esperanza que nos impulsa a nuestro eterno llamamiento: Jesús.
Quiero que recuerdes que la ley del pecado es eso: una ley, que la carne o tu “yo” siempre se opondrá a la voluntad de Dios pues es “la ley de la carne”, pero quiero que recuerde siempre que hay una ley mas fuerte que estas leyes que combaten dentro de ti: la ley del amor de Cristo la cual es una ley mucho mas fuerte porque tal como declara la escritura “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
No combatas, meramente contra la concupiscencia, simplemente déjala donde debe estar: crucificada en tu viejo hombre, las cosas viajas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas. Esto es volver a nacer. Deja cada aspecto de tu vida, en las mejores manos: las preciosas manos de Jesús y déjate renovar de día en día.
El celo por las cosas de Dios y su Palabra te consuma desde dentro de tu corazón a fin de que otros y otros se conviertan de sus malos caminos y vuelvan a nacer del agua y del Espíritu por medio de la locura de la predicación Cristo céntrica del evangelio de salvación.
Un saludo y la paz de Diso que sobrepasa nuestro propio entendimiento sobreabunde en tu vida hoy y siempre