Re: ¿Qué hubiera respondido la bienaventurara MARÍA?
Volvamos al tema central, pues para mi no es una cuestión menor: La Biblia explícitamente afirma algo contrario a un dogma católico (infalible) pero el catolicismo no posee fundamento bíblico explícito para explicar que la Biblia no le contradice..
Es sabido (está así definido en su Catecismo) que la Iglesia Católica Romana no basa su fe exclusivamente en lo que dice la Escritura, sino que sus pilares son 3: La Tradición, el Magisterio y la Escritura (aunque esta última, supeditada a la interpretación de la propia Iglesia de Roma). Por eso, cualquier Católico podría perfectamente aceptar como válido el dogma de la Inmaculada Concepción e Impecabilidad Perpetua de la bienaventurada María madre de Jesús simplemente porque "la Iglesia así lo diga".
Pero aquí esa respuesta no alcanza. Porque si la Escritura, en palabras del apóstol Juan, dice explícitamente que si alguien afirma que es "impecable perpetuo" (o sea, ni tiene pecado ni ha pecado) está haciendo a Dios mentiroso y la verdad no está en él.. y al decirlo se dirige a quienes "dicen tener comunión con Dios" (1 Jn 1:5), ¿cómo excluir a la bienaventurada y amada María si las (inspiradas) palabras del apóstol le aplican de lleno?
Esta situación es peor que no poder justificar un dogma con la Escritura (como por ejemplo el de la Asunción, decretado infaliblemente en 1950), pues en realidad lo que sucede es que la Escritura contradice un dogma infalible de la Iglesia Católica Romana.
Por eso, dada la importancia que esto tiene, vuelvo a enunciar el planteo..
Agradecido por vuestros comentarios.
Bendiciones en Cristo
Volvamos al tema central, pues para mi no es una cuestión menor: La Biblia explícitamente afirma algo contrario a un dogma católico (infalible) pero el catolicismo no posee fundamento bíblico explícito para explicar que la Biblia no le contradice..
Es sabido (está así definido en su Catecismo) que la Iglesia Católica Romana no basa su fe exclusivamente en lo que dice la Escritura, sino que sus pilares son 3: La Tradición, el Magisterio y la Escritura (aunque esta última, supeditada a la interpretación de la propia Iglesia de Roma). Por eso, cualquier Católico podría perfectamente aceptar como válido el dogma de la Inmaculada Concepción e Impecabilidad Perpetua de la bienaventurada María madre de Jesús simplemente porque "la Iglesia así lo diga".
Pero aquí esa respuesta no alcanza. Porque si la Escritura, en palabras del apóstol Juan, dice explícitamente que si alguien afirma que es "impecable perpetuo" (o sea, ni tiene pecado ni ha pecado) está haciendo a Dios mentiroso y la verdad no está en él.. y al decirlo se dirige a quienes "dicen tener comunión con Dios" (1 Jn 1:5), ¿cómo excluir a la bienaventurada y amada María si las (inspiradas) palabras del apóstol le aplican de lleno?
Esta situación es peor que no poder justificar un dogma con la Escritura (como por ejemplo el de la Asunción, decretado infaliblemente en 1950), pues en realidad lo que sucede es que la Escritura contradice un dogma infalible de la Iglesia Católica Romana.
Por eso, dada la importancia que esto tiene, vuelvo a enunciar el planteo..
Busco una explicación con fundamento bíblico que permita sustentar la idea de que el apóstol Juan estaba excluyendo a la bienaventurada María de sus afirmaciones en 1 Juan 1:5-10. Porque de no excluirla, el dogma católico de la Inmaculada Concepción y condición perpetua tendría en ese texto un insalvable obstáculo.
"Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros..." (1 Juan 1:5-10)
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Bendiciones en Cristo