Nadie puede vivir para siempre si no come del árbol de la vida; y los impios no comerán de él.
Por eso Dios expulsó A Adan y a Eva del Eden, para que siendo pecadores no vivieran para siempre.
La existencia traspasa los límites de la vida y la muerte.
El castigo y tormento eternos, de ninguna manera fueron para los seres humanos. Ello está reservado para el maligno. Sin embargo, y dado que hay personas que se oponen a Dios con pleno uso de razón y conciencia, este castigo será para los impíos bajo maldición de Cristo.
El castigo eterno, por lo tanto, sí aplica a impíos eternos, comenzando por el ángel asesino, y siguiendo por la uvas agrias que nadie come. Como está escrito: Por eso, la furia de EL SEÑOR arde contra su pueblo y ha levantado el puño para aplastarlo. Las montañas tiemban y los cadáveres del pueblo están tirados por las calles como basura. Pues aún así, la furia de EL SEÑOR no se ha calmado; ¡su puño todavía está listo para asestar el golpe!