Debido a que el primer tema abierto ya no existe, lo renuevo.
Queda abierto el debate.
Hola.
Bueno, no sé si un debate conmigo es apropiado... no creo en Dios. Soy (digamos, grosso modo) racionalista y no creo en las almas. No le veo sentido al concepto tampoco, porque todo lo que considero que me conforma a mí (memoria, personalidad, emociones, sentimientos, lenguaje, capacidad de razonamiento, sentido moral, autoconsciencia...) son cosas que creo que se ha demostrado que están en el cerebro, que son funciones del cerebro vivo. Por eso no veo qué podría contener el tal "alma" y por tanto no veo de qué podría servir su permanencia tras la muerte de todo eso que yo sí considero que es mi "yo": mi mente. Para mí, yo soy mi mente. Exactamente eso.
Asi que los parámetros son muy diferentes y no sé si tiene mucho sentido una discusión o debate conmigo sobre esto en un foro cristiano.
Pero quería mencionar que incluso desde un punto de vista humanista (racionalista ateo) hay algunas consideraciones que hacer cara al futuro.
La primera es el tema de la continuidad. Si la ciencia algún día consigue hacer una copia de mí mismo tan exacta que ni la misma copia puede comprender la diferencia... y en ese momento el "yo" original ya no existe... ¿esa copia soy yo? ¿he vuelto de la inexistencia, de la muerte?
Hay dos escenarios donde se plantea esto: la teleportación por alguna clase de medio, y la "resurección" por seres con una tecnología inimaginablemente más avanzada que la nuestra.
Desde mi punto de vista, se necesita continuidad. Es decir, tal copia no soy yo. Y nunca me montaría en esa máquina teleportadora si no estoy dispuesto a morir. Por mucho que luego salga de ella (al otro lado) alguien que afirme ser yo y que se sienta yo.
Pero habrá otros que tengan otra opinión. Sólo quería mostrarles que el tema tiene su "tela" también entre nosotros
.
Aparte los diferentes "caminos a la inmortalidad desde la ciencia", que es ya otro tema, supongo.
Un saludo.