Se puede desvincular lavida de la existencia, y esto es posible a causa del mal que todos tenemos. Vincular la muerte con la existencia equivale a un castigo bien merecido que todos merecemos.
La voluntad del Señor, en el entendido de la compasión y el amor eterno que Él nos tiene, no es nuestra perdición o desvinculación de la vida con la existencia; él nos quiere felices y en Su paz en Su gozo eterno. Por esto apareció el Cristo, para deshacer las obras del diablo. El enemigo, en cambio, no solo nos quiere muertos, y bien muertos, nos quiere confundidos, desesperados, empobrecidos, engañados, atados a espíritus impuros, y finalmente en el infierno donde él habita.
¡Fíjense cómo es que la existencia puede tener dos cauces! Cuando el Señor establezca el juicio, los muertos oirán Su voz y se levantarán para las dos resurrecciones. ¿Cómo podrá oír un muerto una voz, teorizando que la muerte es el fin de la existencia?
¡Piensen muy bien en esto y arrepiéntanse, señores aniquilacionistas!
La voluntad del Señor, en el entendido de la compasión y el amor eterno que Él nos tiene, no es nuestra perdición o desvinculación de la vida con la existencia; él nos quiere felices y en Su paz en Su gozo eterno. Por esto apareció el Cristo, para deshacer las obras del diablo. El enemigo, en cambio, no solo nos quiere muertos, y bien muertos, nos quiere confundidos, desesperados, empobrecidos, engañados, atados a espíritus impuros, y finalmente en el infierno donde él habita.
¡Fíjense cómo es que la existencia puede tener dos cauces! Cuando el Señor establezca el juicio, los muertos oirán Su voz y se levantarán para las dos resurrecciones. ¿Cómo podrá oír un muerto una voz, teorizando que la muerte es el fin de la existencia?
¡Piensen muy bien en esto y arrepiéntanse, señores aniquilacionistas!