Re: Los testigos cristianos de Jehovà y las transfusiones de sangre.
¡Ya lo decía mi estimado Ricardo con su siempre educada y oportuna intervención para dar la "cara", al menos con "llamada de atención", para indicarle al forista Dagoberto su deber de responder y de razonar lo expuesto en esa "larga perorata" a la que me desafió en balde Dagoberto, para terminar de remachar la falta de consideración y de, al menos, una sincera forma de demostrar nuestro error, digo, en caso de que seamos nosotros quienes adolecemos de la incomprensión espiritual.
Asimismo, cuando en una fiesta o reunión el diálogo se desarrolla entre un buen número de intervinientes y el discutidor no consigue captar la atención general del grupo, cambia las reglas del juego. Hace un aparte con alguno de los contertulios más próximos, a fin de poder seguir practicando su discusión particular. Impide con ello que sus víctimas puedan atender el diálogo grupal.
El "discutidor" ajusta su conducta a un decálogo de cuyos principios difícilmente se aparta. La estrategia en la que está basada gran parte de la “equitación pro-testante” es aquella que hace de una comunicación ininteligible sea a menudo irrebatible, especialmente si el receptor desconoce el ardid.
Es su propia inseguridad y la imperiosa necesidad de demostrar lo importante e inteligente que el discutidor es, lo que le impulsa a elaborar argumentos a salto de caballo (¡de ajedrez, claro!) y, con frecuencia, crípticos. Desde los más pueriles hasta los más incomprensibles. Su principal miedo es que usted diga algo que le haga sentir inferior. No en balde el discutidor actúa siempre a la defensiva. Su obsesión es descubrir en usted cualquier debilidad, defecto, error o contradicción en su discurso, para interrumpirlo e iniciar su demoledor ataque y controlar así la situación con adjetivos desestabilizadores, irónicos, burlistas, propios de quienes no tienen siquiera la esencia de la mínima verdad que transmitir a quienes les exigen razón de su fe.
Saludos.
Estimado melviton
Me dí a la tarea de leer su "perorática y maratónica" respuesta, para aquietar la desazón de alguno y para encontrar por fin respuesta a mi interrogante. Aunque para serle justo mi estimado melvitón, solo leí saltado, en realidad es cansador leer, cuando ya sabemos el tenor de lo que se escribe...
Y ¡justo!!, ... tal cual imaginé... ¡nada respondió de lo que le pedí!... Yo no le he pedido una respuesta, le pedí
UNA respuesta específica con las citas bíblicas y con su correspondiente explicación de ellas. ¡Pero nada nuevo dice usted mi estimado testigo!
Todo lo que usted contesta (hasta donde leí), son solo
argumentos deductivos; y creo que algo de tanta importancia, aún como para prohibir Dios las transfusiones que están destinadas a salvar vidas, debería Dios haberles dedicado a lo menos UN VERSÍCULO. Pero insisto, usted no me dijo nada nuevo, el mismo argumento-razonamiento del único versículo de lucha que más les
acomoda a vuestros argumentos, que es Levítico 17:11... y "explicado" de acuerdo a lo que ustedes entienden que dice, y que hemos venido leyendo de todos ustedes desde el principio de éste tema.
Su larga perorata
es solo razonamientos, acomodados, muy bien acomodados, como es obvio, de acuerdo a vuestra postura;... lo que confirma sin lugar a dudas, que no existe, en toda la Escritura UN SOLO VERSÍCULO QUE DIGA AUNQUE SEA MERIDIANAMENTE que Dios, cuando prohíbe la sangre de animales está prohibiendo también el consumo de sangre o carne humana.
La capacidad por arte compuesta para razonar lo que queremos oír o entender, es propio de muchos religiosos, de ahí que tenemos miles de enseñanzas que aunque están lejos de la verdad, encuentran asiento en las Escrituras, dependiendo de la secta de turno; pero no es eso lo que le pedí.... pues hasta ahora, es lo único que han hecho, razonar, y razonar acomodados...
Si tiene algo que decirme en relación a mi pregunta, entonces es simple mi amado melviton, solo cíteme
el versículo bíblico, y declárelo de tal manera que no quede ninguna duda que en realidad dice lo que dice... y ahorrese las largas peroratas para decir compendiadamente lo mismo que ha venido diciendo desde el principio.
Esto es lo que le pedí:
Originalmente enviado por Dagoberto Juan
Ahora espero respuesta a mi pregunta:
¿Donde, cuando y como es que bíblicamente Dios prohíbe comer o beber sangre de seres humanos?
Jehová le bendiga
Saludos