¿Qué tiene que ver?
Jesús le perdonó el adulterio por el cual la iban a lapidar.
Igual siguió siendo una pecadora que iba a morir.
Por lo demás es lógico que Jesús le mande a que no peques más.
Jua 8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?
¿Ninguno te condenó?
Jua 8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo:
Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
"VETE, Y NO PEQUES MÁS"
Debía abandonar Jerusalén de inmediato, so pena de ser ejecutada sin estar Cristo presente, como represalia por haber sido absuelta por Cristo.
Esto es lo que se llama "LA GRACIA DE CRISTO" (2Tim.1:9), otro caso similar lo contemplamos con el ladrón que fue salvo en la misma Cruz con la expresión: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso".
LA SOBERANÍA DE LA GRACIA DE CRISTO (2Tim.1:9)
Esto explica por qué algunos fueron salvos y trasladados a la casa del Padre, antes de Cristo ir a la Cruz, como por ejemplo Enoc y Elías.
La expresión que con frecuencia escuchamos en el Ministerio del Señor:
"Tus pecados te son perdonados"
Posee el respaldo Eterno de su Gracia dada antes del comienzo de los siglos.
Pero no fue sino hasta el Sacrificio de Cristo, que la ley cumplió su objetivo como justicia a todo aquel pecador que cree en el Señor.
Porque todos sus pecados fueron juzgados y pagados con la muerte del Señor, lo que significa que el poder del pecado, la ley, a pasado a ser la "justicia de Dios" en Cristo.
De manera que quien ignore la justicia de Dios (2Cor.5:21) para pretender implementar el viejo código mosaico en su vida, sencillamente no es salvo, porque la ley le muestra el problema de su condición pecadora, pero no ofrece la solución, por cuanto por más que se esfuerce en guardar la ley, sus pecados permanecen intactos.
Bajo la ley no hay perdón ni misericordia para nadie.
Y cuando aparecen este tipo de argumentaciones:
Pero una vez declarado justo, eso no es motivo para que sigas desobedeciendo la ley. Si siendo declarado justo sigues pecando, es decir, sigues desobedeciendo la ley, entonces ya fuiste ya, ya fuiste. Ya no hay nada que hacer pot ti.
Sencillamente está escupiendo sobre la sangre de Cristo que nos limpia de todo pecado.
La gracia de Dios no da licencia para seguir pecando, pero el que ama al Señor y busca agradarle con sus pensamientos, palabras y obras, en su comunión diaria con Jesús, es fortalecido, es guiado por el Espíritu Santo para discernir entre los deseos de la carne que batallan contra el alma y el andar en comunión con Cristo que es vida y paz.
La concupiscencia no nos ha sido quitada, por tal motivo la oración y comunión constante con el Señor, nos preserva para su reino celestial.
Debemos evitar apelar al esfuerzo propio bajo la ley:
Luc 18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Luc 18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Porque todas estas pretensiones son un síntoma de ignorancia y de degradación moral y espiritual.
Todos los hombres somos
pecadores; y, siendo pecadores, nos hallamos totalmente dependientes de la gracia de Cristo.